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viernes, 14 de diciembre de 2012

Mario Draghi, Hombre del año

El Financial Times designó a Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE) como el hombre del año por su éxito al preservar el euro luego de tres años de crisis. En un reportaje sobre el tema, Lionel Barber y Michael Steen señalan que el papel central del italiano en la crisis del euro --la historia más grande de 2012-- le ganó el voto del rotativo inglés.

Y aunque señala que otros notables personajes como la canciller alemana Angela Merkel y Mario Monti, el extrovertido reformista y primer ministro de Italia, han tenido también un papel central, Draghi ha sido un líder protagonista que insistentemente ha animado a gobiernos y bancos a apoyar las medidas necesarias para preservar al euro.

Los columnistas recuerdan la víspera de la inauguración de los juegos olímpicos de Londres, cuando Draghi se encontraba entre los panelistas de un evento planeado para promover la inversión extranjera en el Reino Unido. Eran momentos en que la moneda europea se desintegraba en medio de costosos y sofocantes préstamos a Grecia, España y a su natal Italia.

Estaban al día las especulaciones sobre el rompimiento de la Unión Europea y sus incalculables consecuencias financieras y políticas. Era el momento de trazar una línea en la crisis y el presidente del BCE lo hizo con dos frases:

"Dentro de nuestro mandato, el BCE está listo para hacer cualquier cosa para preservar el euro"...y después de una pausa efectista añadió: "Y créanme, será suficiente".

En retrospectiva, dicen los escritores, la declaración de julio --la cual en efecto emplazó a los mercados financieros a desafiar el ilimitado poder del Banco Central Europeo-- pudo bien ser vista como un punto de retorno en los tres años de crisis. El impacto de las dos breves frases de Draghi en aquel discurso fue inmediato y durable.

Lo describen como un hombre que deriva sus habilidades de una carrera variada: economista, banquero central, banquero comercial (Goldman Sachs) y servidor público. Pero por encima de todo, dicen, es un estratega que reflexiona profundamente sobre los problemas y una vez que su mente se impone del asunto es un duro perseguidor de sus metas. De algún modo ha sido más atrevido que su predecesor Jean-Claude Trichet.

Bajo el mando de éste último, el BCE respondió más rápido que el Banco de Inglaterra y que la Reserva Federal de EUA en la primera fase de la crisis financiera global, en el verano de 2007, cuando los mercados de crédito se enfriaron. Pero más tarde el francés se encontró acorralado por el Bundesbank, el banco central alemán, que era implacablemente hostil hacia pecados como deuda e inflación.

Draghi relevó a Trichet apenas hace un año. En esa ocasión dijo a sus amigos que estaba lejos de garantizar que triunfaría, no obstante la formidable política que apoyaría la moneda única. Estaba muy preocupado acerca del Bundesbank y la opinión pública alemana, pero él estaba decidido a darles su mejor golpe.

Su primer movimiento fue introducir una operación de refinanciamiento a largo plazo para los bancos. Como él mismo dijo, esa operación (la cual se desarrolló en dos faces en diciembre 2011 y febrero de 2012) removió la posibilidad de una crisis bancaria causada por una carencia de fondos. Al proveer de liquidez de corto plazo por los siguientes tres años, el EBC ayudó a evitar que el problema se extendiera a la soberanía y a los mercados de derivados de crédito.

Aunque la iniciativa calmó a los mercados preocupados por los bancos, no enfrentó el otro mayor problema de la eurozona: el amplio diferencial en el costo de los préstamos entre países deudores (Grecia, España, Italia, Chipre) y los países prestadores encabezados por Alemania.

Para la primavera de 2012 esto se había propagado hasta convertirse en una amenaza exacerbada por el riesgo de que la eurozona podría desmoronarse, con Grecia como el primer país en salir de la Unión. Enfrentado con este catastrófico escenario, Draghi y el estaf del BCE vinieron con una nueva propuesta: Transacciones monetarias inmediatas.

Aunque ninguno de los países deudores ha ido lejos en su aplicación, el resultado ha sido una dramática caída en el costo de los préstamos para los países periféricos y una renovada confianza en que el euro puede sobrevivir y lo hará.

viernes, 20 de marzo de 2009

Banamex: otra claudicación

Un principio jurídico establece: la ley puede crear privilegios, pero no otorgarlos.

Un texto legal puede, sin proponérselo, por vía de una redacción equívoca o inexacta, crear una situación ventajosa para un individuo o un grupo social, pero jamás deberá hacerlo expresa e intencionadamente.

Pero eso es justo lo que hizo ayer el gobierno mexicano, respecto de su homólogo estadounidense al señalar que el apoyo de Estados Unidos a Citigroup, no viola la ley aplicable aquí que prohibe expresamente a personas morales extranjeras participar en el capital social de bancos, en este caso de Banamex, filial en México de Citigroup.

Con el agravante adicional que el gobierno de este país creará un privilegio retroactivo, es decir, intencional, pues anunció que propondrá reformas a la ley para legalizar esta violación y así ya nadie diga nada.

El 27 de febrero el gobierno de Barak Obama incrementó su participación de ocho a 36 por ciento en Citigroup. Se convirtió así en el dueño más grande del grupo y sus filiales (Banamex). De paso, se colocó en una situación ilegal respecto de México, cuya Ley de Instituciones de Crédito, artículo 13 establece:

"No podrán participar en forma alguna en el capital social de las instituciones de banca múltiple, personas morales extranjeras que ejerzan funciones de autoridad".

Tras más de 15 días de deliberaciones para encontrar una salida que la sacara del brete en que la colocó esa situación, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHyCP) emitió ayer el comunicado de prensa 012/2009 en el que tras una especiosa argumentación concluye que no se incumple la ley.

Ello porque para que la norma sea aplicable "se requiere que la compra sea directa, es decir, que haya una adquisición de acciones de los grupos financieros en México", y en este caso la adquisición de participaciones sociales de la institución se realizó en el extranjero.

Sabedora de la fragilidad de esa explicación --puesto que la propia SHyCP reconoce en el comunicado que "es innegable que los beneficios de los apoyos otorgados en el extranjero se extienden a sus filiales en México"-- expone hacia el final del boletín su explicación estrella: que al amparo de los tratados de libre comercio se aprobaron reformas a la legislación financiera que establecieron un régimen particular para la inversión extranjera aplicable a las filiales.

Este régimen específico de tenencia accionaria no incluye "la prohibición a la inversión de personas extranjeras que ejerzan actos de autoridad que aplica al régimen accionario general".

Sin embargo, en clara contradicción con este argumento, en otra parte de ese boletín se reconoce sin ambages que la nueva situación no está prevista en ninguna ley y lo justifica de manera pedestre al decir que la prohibición a que se refiere el artículo 13 citado "data de hace más de 20 años en un contexto en que la inversión extranjera sólo se permitía de manera minoritaria (no como ahora que puede ser hasta de 100 por ciento) y no consideraba los escenarios generados por una profunda crisis económica mundial.

"En consecuencia --reconoce Hacienda-- los preceptos vigentes, dada su antiguedad no alcanzan a regular la situación actual del sistema financiero mexicano...ni los escenarios de emergencia que enfrenta el sistema financiero internacional". Así, en un mismo comunicado, la Secretaría reconoce que el asunto no está previsto en la ley y, a la vez, que sí lo está (claro, en los tratados comerciales, que así estarían por encima de las leyes generales del país, lo cual, dicho sea de paso, es inconstitucional).

En un nuevo reconocimiento de que la situación es anómala, el gobierno se apresta a modificar la ley para legalizar la hoy ilegal intervención extranjera en bancos. Es decir, en lugar de aplicar la normatividad, la va a adecuar a la circunstancia: hará un traje a la medida, sobre pedido, lo cual resulta jurídicamente aberrante.

Afirma el gobierno que la simulación, perdón, la prohibición se mantendrá, pero para "reafirmar la rectoría del Estado sobre el sistema financiero nacional" (¿habrá algo parecido a eso cuando 90 por ciento de la banca que opera en el país pertenece al capital financiero trasnacional?) se establecerán las excepciones necesarias (que permitan violar la disposición del artículo 13 mencionado).

Adicionalmente, el gobierno justifica la violación de la ley mexicana al establecer que la medida adoptada por el gobierno de Obama es temporal, pero la ley no establece salvedades para casos temporales o para cuando la voracidad del capital provoque crisis como la actual. Eso ya es, como decían los antiguos: buscarle tres pies al gato.

A este paso de interpretaciones legaloides, uno de estos días nos avisarán que es perfectamente legal el traslado de Florence Cassez a Francia para que allá le reduzcan o permuten la pena a la que fue condenada aquí.

El morbo del caso ya sólo radica en ver qué argucias se blandirán para justificar una nueva genuflexión del señor Calderón ante intereses extranjeros.

Prepárense!

viernes, 6 de marzo de 2009

Síndrome

Si no fuera porque resulta trágico, movería a risa ver cómo los funcionarios gubernamentales defienden los intereses de la banca extranjera por encima de los del pueblo al que están obligados a representar.

Este miércoles esos funcionarios ofrecieron en el senado de la república un espectáculo deplorable. Citados para discutir las reformas al sistema financiero --entre las que se incluye que el Congreso fije topes máximos a las elevadísimas tasas de interés que cobran los bancos al usuario-- se opusieron terminantemente a esa posibilidad.

Y lo hicieron, de nuevo, recurriéndo al argumento que calificamos aquí el martes como un síndrome, aun no bautizado. Verán ustedes: participaron en la reunión con senadores el presidente de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Servicios Financieros (Conducef), Luis Pazos; el titular de Banca y Ahorro de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Guillermo Zamarripa; así como el presidente de la Asociación de Bancos de México, Enrique Castillo Sánchez Mejorada.

De éste último es lógico esperar que se oponga a una medida semejante, pero que lo haga el titular de la Conducef, un organismo creado por el gobierno para supuestamente proteger a los ahorradores y usuarios de los servicios financieros, resulta alarmante. Es lo más parecido a vivir en el mundo al revés.

Así de enrevesado es también el argumento que utilizaron para exigir a los senadores que ni se les ocurra legislar sobre topes máximos, porque tal medida (obsérvese la desfachatez del argumento), podría inhibir el crédito y perjudicar "sobre todo a los más pobres" (!!!!).

O sea, de acuerdo con esa lógica, bajarle el precio a las elevadas tasas de interés anual que usted y yo pagamos por una tarjeta de crédito, por ejemplo, es una medida que nos perjudica!!!!!

Lo anterior demuestra sin ambages, de qué lado están las autoridades de este país. En lugar de procurar las mejores condiciones que permitan a la población ser más productiva para alcanzar un mejor nivel de vida y que ello se traduzca en una nación más próspera, se alinean con quienes esquilman a esa sociedad y, lo que es peor, mediante decretos, leyes, medidas administrativas y hasta omisiones, se encargan de legalizar y tolerar ese robo a la nación.

Véanlo si no. Resulta increíble constatar cómo las autoridades hacendarias y las instancias encargadas de cuidar los intereses de los usuarios de la banca permiten que las instituciones de crédito cobren en México lo que no cobran en otros países.

Algunos ejemplos: El interés de la tarjeta de crédito Banamex-Citigroup es ocho veces superior aquí respecto de Estados Unidos; Scotiabank cobra un interés de 60 por ciento anual en México, pero menos de 16 por ciento en Canadá; en Inglaterra, HSBC cobra alrededor de 18 por ciento de interés anual y en México el cliente paga 71 por ciento.

Con un cinismo apenas disimulado, las autoridades hacendarias justifican esa desproporción diciendo que en nuestro país el cobro es más elevado debido a que los bancos tienen un mayor riesgo financiero. Aunque no lo dicen, ese argumento significa que como aquí la gente es más pobre, los bancos tienen mayor riesgo de que los usuarios de tarjetas no puedan pagar sus deudas.

Lo que ya no responden es a la pregunta de por qué en México la gente es más pobre. Y no lo hacen porque eso los conduciría a cuestionar la eficacia de las políticas gubernamentales que han conducido a esa situación.

Al final de la referida reunión, los representantes gubernamentales todavía se dieron tiempo de advertir a los senadores "que no se les pase la mano" al fijar un tope a las comisiones de los bancos porque a éstos se les puede crear un problema financiero "y eso no es bueno".

Les tiene sin cuidado, en cambio, el "problema financiero" que se le crea a la gente que paga esas altas comisiones. ¿Así o más claro?

Lo malo de todo es que el próximo mes de julio la gente seguirá votando para que esas mismas autoridades sigan en el poder.

¡Qué país!