jueves, 29 de enero de 2009

Percepciones

Apenas el martes pasado comentamos aquí la inútil --por irreal y engañosa-- campaña mediática emprendida por el gobierno y los empresarios de la comunicación para convencer a la gente que con las medidas anticrisis ya estamos salvados del problema.

Ahora hemos venido a saber cuál es la lógica (es un decir) que el señor Felipe Calderón emplea en sus decisiones. El saberlo no tranquiliza. Porque revela una personalidad que acaso carece de las herramientas cognitivas que le permiten al hombre interactuar e interpretar los estímulos externos llamados realidad.

Eso lo conduce a un curioso voluntarismo. Es decir, a "tomar decisiones basándose en lo que resulta agradable o desagradable imaginar, en lugar de basarse en las evidencias o en la racionalidad" (Wikipedia). Estaríamos así, ante un hombre dominado por los argumentos ad consequentiam.

Consiste éste en afirmar que un argumento de alguien es erróneo sólo porque las consecuencias indirectas, reales o intuidas del mismo se consideran negativas o inaceptables.

Juzgue el lector lo anterior a la luz de lo ocurrido en el Foro Económico Mundial que se celebra en Davos, Suiza, adonde el señor Calderón acudió a "reducir o eliminar las distorciones informativas" que difunden la imagen de México como la de un Estado fallido.

Allí nuestro personaje volvió a negar, ya lo había hecho a principios del año, las previsiones negativas sobre el desempeño económico de México formuladas por Guillermo Ortiz, el gobernador del autónomo Banco de México.

Ante el señalamiento de ese organismo de que la economía mexicana decrecerá este año entre -0.8 y -1.8 por ciento, el señor Calderón sostuvo "prefiero ubicarme en una visión equilibrada y realista (¡¡¡!!!)".

Cualquier cosa que esa declaración signifique, el problema es que no se trata de un asunto de voluntad ("prefiero ubicarme) sino de realismo: el propio Fondo Monetario Internacional, en su actualización del documento Perspectivas de la economía mundial revela que nuestro país tendrá un decrecimiento de 0.3 por ciento con lo cual se situará este año como el país con el peor desempeño económico de América Latina.

Todavía más: el propio Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) reconoció ayer que el país entró en recesión desde octubre del año pasado al registrar una caída anual de 0.68 por ciento, la cual se profundizó a 2.7 por ciento en noviembre.

De modo que la realidad muestra que es diferente a lo que "prefiere" el señor Calderón. De ahí se explica en parte la ineficacia de sus medidas económicas y la derrota mediática que su gobierno experimenta en el ámbito internacional en el tema de México como estado fallido, juicio que él considera "totalmente desproporcionado y claramente equivocado".

Los discursos y mensajes que pueda presentar ante la comunidad internacional chocan frontalmente con las noticias diarias sobre ejecusiones y asesinatos perpetradas por el narcotráfico.

Eso ha creado una percepción de un país a punto del caos. Los esfuerzos de Calderón y sus empleados seguirán siendo infructuosos mientras no presenten una visión realista del país y no de acuerdo con lo que su voluntarismo les dicta.

Otra cosa: Mientras el señor Barak Obama actúa mediante programas económicos que tienden al rescate de los deudores estadounidenses y a la creación de infraestructura, los gobernantes de este lado se enredan en juegos verbales para tratar de ocultar la gravedad de la crisis. Eso también es "claramente equivocado".

martes, 27 de enero de 2009

Engaños

Es lícito y hasta deseable que los gobiernos divulguen los resultados de su quehacer en favor de los ciudadanos. Eso les acarrea una imagen de cumplimiento, contribuye a la reafirmación de consensos sobre la obra de gobierno y les proporciona una buena dosis de legitimidad.

Alcanzar estos beneficios con base en mentiras o mediante la repetición machacona de medias verdades --a la manera de Goebbels-- resulta, en cambio, ilegal, inmoral y puede que hasta engorde.

Esto último es lo que hace el señor Felipe Calderón con el Acuerdo Nacional en favor de la Economía Familiar y el Empleo. En términos llanos, se trata del tardío plan anticrisis con el que su administración intenta paliar la actual turbulencia económica.

Veamos: el jueves pasado los concesionarios de radio y televisión anunciaron en la Secretaría de Gobernación que otorgarán espacios en sus respectivos medios para promocionar los compromisos incluidos en ese plan.

En efecto, desde entonces desataron una campaña mediática en la que se difunde una y otra vez que la gasolina no subirá el resto del año, que el gas doméstico bajará 10 por ciento y no más, porque no más sustancia hay en el tal acuerdo.

Esa publicidad es, no obstante, mentirosa porque en los estados del norte del país, el publicitado congelamiento en el precio de la gasolina no se aplica. Allá los gasolinazos siguen como si nada. Pero eso lo ocultó tramposamente el señor Calderón al anunciar su plan en cadena nacional el pasado 6 de enero.

La reducción en el gas LP, ese que "usted usa en su cocina" es de apenas 67 centavos diarios al mes, si se considera que el precio del tanque rondaba los 201 pesos antes del descuento.

Aparte el engaño que se difunde, lo objetable es la pretensión gubernamental y de los poderes fácticos, entre los cuales figuran los empresarios de la comunicación, de ocultar o cambiar la realidad a punta de propaganda. No es nuevo. Pero asombra que ante una situación económica tan difícil, y cuyos filos son tan evidentes, la respuesta sea atiborrar los medios con la difusión de unas medidas inocuas, como si ello obrara en beneficio de la población.

Se sabe que no es así, pero el gobierno, como siempre, prefiere salvarse a sí mismo que a sus ciudadanos, mediante campañas propagandísticas, como si se estuviera ante un problema de imagen, aunque el tema, como veremos, tiene una dimensión político-electoral.

El asunto tiene otra arista acaso más grave, porque ilustra el contubernio entre autoridades y los empresarios de los medios de comunicación para beneficiarse a sí mismos y, de paso, quebrantar la ley.

En la referida reunión del Palacio de Covián, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, ofreció dar la consabida "certeza jurídica" a la industria de radio y televisión, por lo cual destacó el acuerdo presidencial para lograr la conversión tecnológica AM-FM y anunció la autorización de un primer paquete de 130 refrendos otorgados a radiodifusores.

El investigador de medios de comunicación, Gabriel Sosa Platas ha advertido que en el punto de los refrendos (renovación que se otorga a los dueños de medios de la concesión para explotar el espectro radioeléctrico) el gobierno estaría preparando una propuesta para solventar en favor de los actuales poseedores el asunto de las concesiones vencidas.

El tema es delicado porque, como recuerda Sosa Platas, en la sentencia contra las reformas de 2006 --la llamada Ley Televisa-- la Corte estableció la licitación pública y el pago de una contraprestación al Estado como condiciones para otorgar dichos refrendos.

La sociedad habrá de estar pendiente de que no se tuerza la ley en aras de compromisos como los que se delinearon en la reunión del viernes en la secretaría de Gobernación.

El oficioso ofrecimiento de los concesionarios de radio y televisión al gobierno en cuanto a difundir su plan anticrisis podría constituir un modo encubierto de brindar apoyos electorales pues, en los hechos, se trata de una intensa campaña propagandística que (oh coincidencia!!) tiene lugar en un año en el que estarán en juego seis gubernaturas y 500 curules de la Cámara de Diputados.

Y debe recordárse que, de acuerdo con las nuevas disposiciones, ningún particular puede contratar anuncios que impliquen proselitismo en favor de candidatos. No es ese el caso, se dirá, pero subrepticiamente, al difundir en forma masiva y repetida los supuestos afanes del gobierno en favor de la población, se consigue el efecto colateral, de apoyar, por asociación de ideas, a los candidatos de Acción Nacional.

Tenemos, así, una escopeta que no mata dos, sino hasta tres pájaron con un sólo tiro: difundo tu plan anticrisis, te apoyo electoralmente sin que se nos acuse de violar la ley y tu nos refrendas las concesiones buscando también subterfugios para evadir la ley.

Es lo que se conoce como una negociación ganar-ganar, donde el único que pierde es el Estado de derecho y, por supuesto, la población. Veremos.

jueves, 22 de enero de 2009

Virajes

Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, divulgada ayer por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la tasa de desocupación nacional en diciembre de 2008 afectó a 4.32 por ciento de la población económicamente activa, y es la segunda más elevada desde abril de 2000.

El porcentaje significa que al finalizar 2008 casi dos millones de personas en todo el país se encontraban en la búsqueda de un empleo.

El dato ilustra con suficiencia las insuficiencias de nuestro sistema económico. Y no sólo es resultado de la crisis. Desde hace por lo menos una década se afirma que el país requiere crear un millón de empleos anuales. Después el reto ascendió a un millón 250 mil.

El autodenominado “presidente del empleo” tiene ahora el paliativo de la crisis. Pero antes de ésta las cifras tampoco le favorecen. Sin empleos bien remunerados, que es un derecho constitucional, los demás también se van por la borda: el derecho a la educación, a la salud, a la alimentación, a una vivienda digna.

Se trata de necesidades prácticas. De esas que se viven día a día. Acaso por ello resulta elocuente una frase de Barak Obama al tomar posesión este martes como presidente de Estados Unidos.

“La cuestión que hoy debemos plantearnos no es si nuestro gobierno es demasido grande o demasiado pequeño, sino si funciona. Si ayuda a las familias a buscar trabajo y sueldos decentes, a tener cuidados médicos asequibles y una jubilación digna…cuando la respuesta sea negativa pondremos fin a esos programas”.

La aseveración pone el acento en la esencia de lo que es y debe ser la formación política denominada Estado y aun sobre la política económica que lo acompaña para cumplir sus fines.

Desde que Ronald Reagan y Margaret Tatcher se instalaron en la Casa Blanca y en el número 10 de Downing Street, hacia el final de los años 70 del siglo pasado, cancelaron esa concepción. El mundo supo entonces que estaba a las puertas de una nueva reorganización del capital (neoliberalismo) que requeriría la expansión de las fronteras (globalización).

El alegato inicial fue precisamente cuestionar lo que ahora Obama parece criticar: el tamaño del Estado. De ahí pasaron a su desmantelamiento (privatización de empresas públicas) arguyendo que los agentes privados tienden a ser más productivos y eficientes.

El mercado, decían, no podía estar sujeto a tantas regulaciones estatales. Eso lo distorsionaba e impedía una correcta asignación de la riqueza. La intervención gubernamental era, de acuerdo con esas directrices, nociva para el crecimiento económico, pues al tratar de equilibrar quitando a unos para dar a otros, lo que hacía era frenar el desarrollo.

Esas y otras medidas constituyeron el decálogo conocido como el Consenso de Washington, postulado como el mejor programa económico para que los países de Latinoamérica alcanzaran el crecimiento.

No ocurrió así, sin embargo. Al contrario, las tribulaciones económicas de la población se reflejaron en las inquietantes conclusiones del informe La democracia en América Latina, preparado en 2004 por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

La investigación reveló que los ciudadanos del continente estarían de acuerdo en votar por gobiernos autoritarios si éstos fueran capaces de conseguir mejorar la economía personal y la de sus países.

Considerando la amarga experiencia que han dejado esos regímenes en la región, la tendencia expresada habla del grado de desesperación en que se encuentra una población que no halla respuestas a sus demandas por mejor calidad de vida.

El abandono del Welfare state (Estado de bienestar) keynesiano y su sustitución por el Estado mínimo no trajo mejores condiciones de vida a los hogares de las personas.

En términos llanos, el Estado se alejó de su concepción original: una empresa colectiva encaminada a lograr el bienestar de sus componentes.

De ahí que las palabras de Obama puedan ser leídas como una crítica a la renuncia del Estado a sus obligaciones básicas con sus representados, bajo la patraña de que el mercado se encargaría de la distribución de los beneficios.

El corolario tendría que ser un cambio en las directrices de política económica –no del capitalismo-- dentro y fuera de Estados Unidos. Aún es prematuro afirmar que esto vaya a ocurrir. Acaso se trate sólo de un reajuste. De poner “un ojo vigilante” para evitar las perversiones de ese mercado.

Pero esa y otras frases deben haber calado hondo de este lado de la frontera. Aquí –con los reflejos de subordinación de nuestra clase gobernante-- se sigue amarrando la superación de la crisis a la recuperación del vecino del Norte, pero seguramente se hará tratando de disimular el matiz en el paradigma que las palabras del nuevo gobernante implican.

Es decir, seguirá sin importar si el Estado es capaz de generar el bienestar que la población demanda. Ello así, porque implicaría un viraje en el programa político-ideológico. Algo que esa clase política medrosa no esta dispuesta a cumplir. Veremos y diremos.

lunes, 19 de enero de 2009

Enigmas




¿Quáles serán los despojos
que, al sentir algún despecho,
siendo tormento en el pecho
es desahogo en los ojos?

Intente el lector resolver, si es que no lo ha hecho ya, el acertijo anterior, en tanto concluye la lectura de este texto.

Se trata del enigma número 11, de los 20 que Sor Juana Inés de la Cruz escribió --al parecer entre 1691 y 1692-- para unas monjas portuguesas admiradoras de su obra, las cuales pertenecían a la Casa del Placer.

No se trata de un contrasentido. La tal casa era una sociedad de monjas nobles y adineradas dedicadas a las letras (el placer al que aluden), como nuestra jerónima. El título de la obra es Enigmas ofrecidos a la discreta inteligencia de la soberana assemblea de la Casa del Plazer por su más rendida y fiel aficionada soror Juana Inés de la Cruz, Décima Musa.

Los enigmas no fueron resueltos por sus destinatarias originales. Pues salvo el ofrecido al principio de estas líneas, los demás resultan muy complicados. Sorjuanistas como Antonio Alatorre y el ensayista Gabriel Zaid descifraron el enigma siete, y Zaid el enigma cuatro, en 1991 (Proceso, 11 de febrero). Alatorre propuso además una posibilidad para el enigma uno. Pero nada más.

Una joven especialista en Sor Juana, Yadira Munguía (Guadalajara, 1977) propuso en 1999 respuestas a otros diez. Se trata, como ella misma escribió con cautela en la introducción de su libro, de "una opinión sobre las coincidencias que he encontrado entre los enigmas y la obra de la monja jerónima".

Ello es así porque Sor Juana añadió junto a cada enigma un índex en el cual aconseja el tipo de verso que puede utilizarse para resolverlo. Por ejemplo: para el enigma uno, sugiere buscar la respuesta en sus sonetos; en otros pide indagar en romances, madrigales, silvas y canciones.

Pero incluso en tales casos, los indicios que proporciona son, a su modo, otra suerte de acertijo. De ahí la dificultad de la empresa.

Además de investigar entre la obra de Sor Juana el tipo de poema sugerido, Munguía buscó y encontró una lógica matemática entre el número de versos y estrofas de los poemas que pueden responder cada enigma y el número de éste.

Tratemos de seguir, advierto que en forma muy resumida en virtud del espacio disponible, el razonamiento seguido por la autora en su afán detectivesco.

Enigma 14:

¿Quál el dolor puede ser
que, en repetido llorar
es su remedio cegar
siendo su achaque el no ver?

Sor Juana pide buscar la respuesta en sextillas, pero no escribió nada que se ajustara a esa métrica, de modo que Munguía se dio cuenta que son las liras de la poetiza las que tienen seis versos y decide buscar en ellas. Así encontró que la espuesta al enigma es...la ausencia.

Lira 20 (fragmento):

Ven, pues, mi prenda amada: que ya fallece mi cansada vida de esta ausencia pesada; ven, pues: que mientras tarda tu venida, aunque me cueste su verdor enojos, regaré mi esperanza con mis ojos.

En esa lira se refiere muchas veces a los ojos, al llanto y al dolor de modo similar al enigma. Además, añade Munguía ¿qué más achaque puede tener el dolor de la ausencia por lo cual se llora que el estar privado de la persona amada? Llora por esa causa, y después hace referencia a los ojos diciendo que el remedio de ese dolor es negarse a verlo aunque esté presente (es su remedio cegar).

Resulta irónico que eso ocurra cuando la causa (el achaque) es justamente el no ver (la ausencia).

La lira 213 va por la misma línea. Además, si se suma el número de verso que en estas liras aparece la palabra ausencia el resultado es, en las cuatro posibles combinaciones exploradas, el número 14 (que coincide con el númeral del enigma).

Por cierto, la respuesta al número 11, colocado a la entrada de este artículo es...las lágrimas.
Dice Munguía con razón que este es el único enigma en el que Sor Juana peca de obvia pues ¿qué otra cosa puede ser un desecho del cuerpo desahogado en los ojos por un mal del corazón?

Sor Juana pide en el índex contestarlo recurriendo a sus liras, y existen unas en las que se repite la palabra llanto, son aquellas "Que expresan sentimientos de ausente". Aquí algunas estrofas:

Mas ¿cuándo, ¡ay gloria mía! mereceré gozar tu luz serena?
¿Cuándo llegará el día que póngas dulce fin a tanta pena?
¿Cuándo veré tus ojos, dulce encanto, y de los míos quitarás el llanto?

¿Cuándo tu luz hermosa revestirá de gloria mis sentidos?
¿Y cuándo yo, dichosa, mis suspiros daré por bien perdidos, teniendo
en poco el precio de mi llanto, que tanto ha de penar quien goza tanto?

Incluso matemáticamente resulta fácil de contestar, pues tratándose del enigma 11 es en ese mismo número de estrofa en el que se utiliza la palabra llanto: "¿Cuándo veré tus ojos, dulce encanto, y de los míos quitarás el llanto?".

Yadira Munguía conjetura que en los enigmas la Décima Musa trató de esconder algo, lo cual seguramente le acarrearía problemas si lo manifestaba sin recaudos. No podía arriesgarse a tener dificultades con los altos prelados de la época, pues ello podría conducirla a la hoguera, y bien se sabe que ella "no quería ruido con el santo oficio".

Por eso escondió sus pensamientos y sentires en unos enigmas. Así, éstos no serían sólo un pasatiempo ni una obra literaria más. Sino un mensaje cifrado: Tienen un por qué y un para qué y tal vez un para quién.

De ahí que la autora señale que tal vez, teniendo la respuesta correcta a todos los enigmas, podríamos formar el rompecabezas del mayor de todos: Sor Juana Inés de la Cruz.


Foto: Detalle de la escritura de Sor Juana.
Juan de Miranda. Siglo XVIII
(Margo Glantz, Sor Juana Inés de la Cruz: saberes y placeres.
Instituto Mexiquense de Cultura, 1996

viernes, 16 de enero de 2009

Fuego amigo


El embajador de México en Estados Unidos, Arturo Sarukhán, escuchó atónito la pregunta: "Algunos análisis de inteligencia dicen que la violencia desenfrenada y la corrupción gubernamental en México lo han convertido en un Estado fallido. ¿qué opina de eso?"

Esa entrevista, junto con otros materiales dedicados a nuestro país, se incluyeron en la edición de diciembre de la revista Forbes, cuyo artículo de portada reza: El desmoronamiento mexicano.

En algunos círculos de opinión de aquí, ese y otros pronunciamientos recientes del stablishment estadounidense se interpretan como una campaña con miras a propiciar una mayor injerencia en las decisiones que se adoptan de este lado de la frontera, ante lo que se considera el fracaso de la batalla contra el narcotráfico.

A su vez, el stablishment mexicano respondió en voz de uno de sus representantes mejor posicionados. El historiador Enrique Krauze se queja de lo que considera una "falsa e injusta visión" (Reforma 11/I/09), pero lo hace de una manera falaz.

"La defensa de nuestra imagen" que intenta Krauze asombra por su absoluta falta de rigor. Pero importa desmenuzarla porque refleja una visión y acaso un proyecto que no comparten las mayorías empobrecidas de este país, y porque ese desencuentro entre la percepción de las élites domésticas y la de sus gobernados constituye la principal causa de debilidad del país ante el narcotráfico y las ambiciones del vecino del Norte.

Dice Krauze que tenemos el mérito de haber construido en sólo dos décadas una economía abierta, diversificada y parcialmente moderna, pero que --añadamos nosotros-- destruyó cadenas productivas, entregó el control de la banca nacional al agio internacional y arruinó el campo.

Lo de economía diversificada es otro mito, por decirlo con palabras que no ofendan al pudor, pues en el documento Situación y perspectivas para la economía mundial 2009, la ONU señala que México será muy afectado por su liga con Estados Unidos, tanto, que su economía podría decrecer este año 1.2 por ciento.

Eleva Krauze al rango de "hazaña" (¡oh, sí!) el haber logrado una "aterciopelada" transición democrática, como si de ese material sedoso hubieran sido las balas disparadas en las matanzas, aún impunes, de Acteal y Aguas Blancas, amén de las que cegaron la vida de decenas de opositores asesinados durante el salinato.

Basado más en recursos retóricos que en realidades establece que el país de la alquimia electoral creó el IFE, como si no hubiera sido ese instituto y su incondicionalidad al poder el responsable de que se perdiera la concordia nacional de que ahora se lamenta el historiador.

En su alegre recuento señala que el país de la transa y la corrupción introdujo una ley de transparencia, como si con ella hubieran desaparecido mágicamente tales vicios. Pasa por alto el vendedor de las biografías del poder que México sigue mal calificado en los principales índices internacionales de corrupción, como Amnistía Internacional, Global Integrity y el Barómetro de las Américas.

El tierno candor que transpira Krauze recuerda la ciega confianza de los criollos novohispanos en la ley, de la cual hace mofa Jorge Ibarguengoitia en Los pasos de López. Como si para cambiar la realidad bastara con redactar un documento y firmarlo.

El país de la dictadura perfecta, añade el escritor, instauró las más amplias libertades cívicas, como si ignorara los frecuentes ataques a la libertad de expresión (apenas ayer el ayuntamiento panista de Guanajuato anunció que multará con mil quinientos pesos a quienes sean sorprendidos besándose en la vía pública. Y en un tic de hipocrecía apenas disimulado, el presidente nacional del PAN, el mismo que hace poco proclamó la consigna de guanajuatizar a México, no le quedó más que salir a los medios para tratar de desmarcarse de esa iniciativa).

Krauze parece adscribirse a la filosofía del "haiga sido como haiga sido" cuando en su texto trata de matizar los "éxitos" del país de un plumazo: bueno, todo esto se logró no sin "sobresaltos, injusticias, errores y excesos".

Lo que llama, en fin, la atención en el texto del columnista de Reforma es su intento de envolverse en la bandera nacional para emprender la defensa de un gobierno profundamente antinacionalista que aceptó la ayuda estadounidense mediante la estrategia intervencionista denominada Iniciativa Mérida para el combate al narcotráfico y al crimen organizado.

Como se sabe, en octubre de 2007 la administración Bush incluyó esos recursos como un anexo a su propuesta de gastos adicionales para las intervenciones en Irak y Afganistan, con lo que tácitamente se considera que el grado de conflictividad en los tres países es similar. No se protestó por ese hecho entonces. Y ahora se llaman a sorpresa porque en los círculos de poder estadounidense se cataloga al país como un Estado débil y fracasado.

Al referirse al narcotráfico Krauze se queja de que sea, entre otras cosas, una guerra sin ideología. El señalamiento tiene mucho de paradójico. Proviene de alguien que frecuentemente descalifica a los críticos del oficialismo porque atribuye a sus reclamos tintes ideológicos.

La única ideología de los narcotraficantes es el dinero. Están dispuestos a matar y morir por él. Son prácticos, como le gusta a Krauze que sean los opositores. Son, en ese aspecto, un producto del capitalismo. Así que el fenómeno no puede condenarse y a la vez dejar intactos o hacerse de la vista gorda acerca de los fundamentos del sistema que les insufla vida. Sería como tratar de erradicar un virus dejando vivas las cepas que lo producen.

Hoy mismo (viernes), La Jornada publica un reporte del Comando Conjunto de las Fuerzas de Estados Unidos que insiste en colocar a México al lado de Pakistán como dos estados grandes e importantes que estarían ante "la posibilidad de un colapso rápido y repentino".

El informe añade una amenaza nada velada: "Cualquier descenso de México al caos demandará una respuesta estadounidense basada únicamente en las serias implicaciones para la seguridad de la patria (Estados Unidos)".

Nadie puede celebrar que estas situaciones se estén produciendo. Pero Krauze, como historiador, debe saber que cualquier país o movimiento fracasa sin una base social amplia que lo respalde. El señor Calderón carece de ese sustento. Malo para el país que así sea.

Hacia el final de su defensa Krauze considera que la frase bíblica formulada por Lincoln parece destinada a nosotros: "una casa dividida contra sí misma no puede sobrevivir". En efecto, sólo que la unidad debe siempre tener un sustrato de justicia e igualdad no sólo jurídicas, sino reales.

A propósito de sentencias bíblicas, nada mejor que concluir con otra que el señor inaugurador de encuentros clericales familiares y sus adláteres deberían releer: "Quien turba su casa heredará el viento".




martes, 13 de enero de 2009

Secretos

Si un pueblo está en condiciones de comprender el significado de la persecusión, el dolor de ser refugiado perpetuo y la humillación del desprecio, ese es el pueblo judío. Y sin embargo, Ahora somete a similares horrores al pueblo palestino.

¿Qué juega en favor de ese comportamiento? Hace dos décadas el periodista estadounidense Ralph Schoenman publicó La historia oculta del sionismo (Veritas press, 1988), un libro en el que, mediante documentos personales y oficiales de los protagonistas, revela lo que ha sido el sionismo y su insospechado papel como aliado del holocausto nazi.

El sionismo, como ideología que reclama para sí el derecho a un hogar nacional judío en Palestina y que aún hoy guía al gobierno de Tel Aviv, surgió en 1897 con la fundación de la Organización Sionista Mundial en Basilea, Suiza. No se trataba de un típico movimiento de colonización, sino de exterminio del pueblo palestino, basado --qué paradoja-- en el racismo y la pureza de sangre.

De acuerdo Israel Shanak, presidente de la Liga Israelí de Derechos Humanos y Cívicos, citado por el autor, antes de 1948 había 475 pueblos árabes en Palestina y para 1988 había sólo 90. Los israelíes habían exterminado a trescientos ochenta y cinco.

En una reunión con estudiantes del Instituto Tecnológico de Israel, Moshé Dayán, ministro de Defensa y posteriormente de Asuntos Internacionales, se ufanaba del hecho: "En lugar de pueblos árabes hemos levantado pueblos judíos. Ni siquiera sabéis los nombres de esos pueblos y no os lo reprocho porque esos libros de geografía ya no existen. Ni los libros ni los pueblos existen tampoco".

Acaso la mayor sorpresa del libro es la conexión que revela entre sionismo y nazismo. Afirma que los ideólogos del sionismo se han envuelto en el sudario de los seis millones de judíos que cayeron víctimas del asesinato masivo nazi.

Sin embargo, afirma que la cruel y amarga ironía estriba en que el movimiento sionista haya colaborado con el más acérrimo enemigo que jamás tuvieron los judíos. Y todo por una profunda afinidad ideológica entre ambos movimientos y que tiene su raíz en el extremado chovinismo que comparten.

Schoenman explica que la colaboración del sionismo con los alemanes durante los años 30 obedeció a la obsesión del movimiento por poblar Palestina y arrebatársela a los árabes.

Feivel Polkes, un agente de la milicia sionista informó en 1937 a Adolf Eichmann, responsable del transporte de deportados a los campos de concentración alemanes: "Los círculos nacionalistas judíos estuvieron muy complacidos por la política radical alemana, puesto que con ella la fuerza de la población judía en Palestina crecería de modo que en un futuro previsible los judíos lleguen a tener superioridad númerica sobre los árabes".

Cuando Estados Unidos y países de Europa Occidental intentaron cambiar sus leyes de inmigración para asilar a los judíos perseguidos, los propios sionistas sabotearon esos esfuerzos. Calculaban que si los judíos de Europa se salvaban, querrían ir a cualquier parte y eso no ayudaba a su objetivo de conquistar Palestina.

El sionismo buscaba cuerpos con los que colonizar y prefería millones de cadáveres judíos a cualquier rescate que pudiese llevarlos y asentarlos en otra parte.

Así los judíos sionistas abandonaron a su suerte agonizante a los judíos que no pertenecían a ese movimiento.

El autor sostiene que los sionistas necesitaban la persecusión de los judíos para convencerlos de que se convirtieran en colonizadores de Palestina y necesitaban a los perseguidores para patrocinar la empresa.

Pero la judería europea nunca mostró interés en colonizar Palestina. El sionismo fue siempre un movimiento marginal entre los judíos que aspiraban a vivir en los países donde nacieran libres de discriminación o a escapar de la persecusión emigrando a las democracias occidentales percibidas como más tolerantes.

La matanza de judíos dio al sionismo una gran autoridad moral "para considerar con calma el éxodo de los árabes...(puesto que) herr Hitler ha reforzado la popularidad de los traslados de población", escribió Vladimir Jabotinsky, ideólogo del sionismo, en su obra El frente de guerra judío, citado por Schoemann.

El 11 de enero de 1941 Isaac Shamir, quien fuera primer ministro israelí en los años 80, propuso un pacto entre la Organización Militar Nacional (sionista) y el Tercer Reich nazi, conocido como Documento de Ankara por haber sido descubierto tras la guerra en los archivos de la embajada alemana en Turquía.

Proponía que "la evacuación de las masas judías de Europa sólo puede ser posible y completa mediante el asentamiento de esas masas en el hogar del pueblo judío, Palestina..."

El pacto sugería que el establecimiento "de un estado judío sobre bases nacionales y totalitarias, atado por una alianza al Reich alemán, podría ser de interés...para una futura posición alemana de poder en Oriente Próximo". A cambio, ofrecía "participar activamente en la guerra al lado de Alemania".

Véase cómo buscaron una alianza con los asesinos de su propia raza, no sólo porque el Tercer Reich parecía lo bastante fuerte como para ayudar a imponer una colonia judía en Palestina, sino porque las prácticas nazis concordaban con los presupuestos sionistas, como se puede ver en el Documento de Ankara que habla de establecer un estado en Palestina sobre una base "totalitaria", señala Schoemann.

A la luz de los datos que ofrece la obra aquí comentada puede entenderse mejor el nuevo genocidio que el estado sionista de Israel sigue cometiendo contra el pueblo palestino. En realidad está actuando como siempre lo hizo. El discurso del antisemitismo, disparado contra todo aquel que critique el proceder israelí, no es más que, según el autor, una ironía salvaje que permite a los sionistas cubrirse con el manto colectivo del holocausto.

domingo, 11 de enero de 2009

Id por el mundo...


El señor Felipe Calderón --quien hace de presidente del estado mexicano laico-- gusta de las reminiscencias bíblicas en sus presentaciones públicas. A las bienaventuranzas que nos recetó en el "funeral de Estado" de su amigo Juan Camilo Mouriño, agregó ahora una encomienda cuasi apostólica para los cónsules y embajadores del país.

El viernes pasado en Palacio Nacional los instruyó a id por el mundo a expandir la buena nueva de que "México es un Estado pleno y funcional".

En el lenguaje críptico que suelen emplear los políticos mexicanos, la frase constituye una inequívoca alusión a quienes empiezan a preguntarse si no gobierna un Estado fallido.

El concepto, hay que recordarlo, fue introducido por Noam Chomsky en su libro Failed states: the abuse of power and the assault on democracy (2008).

Un estado deja de ser viable (es fallido) cuando tiene un gobierno central débil (Calderón aún lucha contra el fantasma de su ilegitimidad), cuando pierde el control de su territorio o el monopolio del uso de la fuerza (en algunos casos el narco cuenta con mayor poder de fuego que el propio ejército mexicano); cuando deja de proteger a sus ciudadanos contra la violencia (véanse los índices de inseguridad e impunidad), o se encuentra inmerso en la corrupción o el crimen (aquí los principales cuerpos de seguridad están infiltrados como empieza a demostrarse).

Más aún: de acuerdo con el índice de estados fallidos 2008 que publicó el think tank estadounidense Fund for Peace (www.fundforpeace.org), México ocupa el lugar 105 entre 177 países, lo que lo coloca por segundo año consecutivo en la categoría de estados en riesgo, sólo abajo de los que ya están en alerta.

Por si esto no bastara, a fines del año pasado la Secretaría de la Defensa Nacional reconoció lo que todo mundo empieza a percibir: que el narcotráfico ha puesto en riesgo la viabilidad del país (Milenio 11/28/08).

Con esos datos juzgue el lector de qué lado estamos más cerca, si de ser funcionales o fallidos.

El señor Calderón pidió también al cuerpo diplomático decir en el extranjero que aunque sorprende y preocupa el número de muertes que se han producido aquí estos años, "están clara e indisolublemente vinculadas a la lucha que los grupos criminales mantienen entre sí por territorios que vienen perdiendo y por el debilitamiento de sus estructuras".

La realidad vuelve a desmentirlo. Los criminales no se matan sólo entre ellos. Durante la primera semana de mayo de 2008, sicarios presuntamente contratados por el Cártel de Sinaloa ejecutaron en la capital del país a las tres piezas clave en la lucha contra la delincuencia organizada.

Con sólo unas horas de diferencia el 1 de mayo fueron asesinados Roberto Velasco Bravo (director de Crimen organizado, de la Dirección General de Análisis Táctico de la Policía Federal) y Aristeo Gómez Martínez (director de la Jefatura del Estado Mayor, de la Secretaría de Seguridad Pública Federal). La madrugada del 8 de mayo fue ejecutado Edgar Millán Gómez, coordinador de Seguridad Regional de la Policía Federal.

Se trató de tres colaboradores del primer círculo del secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna, en lo que fue interpretado por diversos analistas como un desafío directo del narcotráfico contra el gobierno de Calderón.

A ello podría añadirse el atentado del 15 de septiembre en Morelia en contra de civiles y el perpetrado los primeros días de 2009 contra las instalaciones de Televisa-Monterrey.

La afirmación presidencial preocupa porque si cree realmente lo que dice, significa que está enfrentando un problema delicadísimo, con un enfoque muy distorsionado de la realidad. Si se trata de una versión de un político que trata de engañar a la opinión pública, resultará un esfuerzo inútil y costoso: pondrá en evidencia el talante poco honorable del jefe de esos diplomáticos-apóstoles.

Monsivaiana

El gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, dijo que es optimista el escenario de crecimiento cero previsto para este año por el secretario de Hacienda, Agustín Carstens. En estos días de mensajes positivos de año nuevo, ambos funcionarios podrían revisar el nuevo aforismo de Carlos Monsiváis:

"No te dejes matar por el pesimismo, mejor déjate aniquilar por la inutilidad de tu optimismo".











viernes, 9 de enero de 2009

Tramitología

No se sabe si con autocrítica o cinismo, el gobierno mexicano convocó a un concurso para determinar el trámite más inútil. Ayer se premió a los ganadores.

¿Era esto necesario? Todo mundo sabe que enfrentar una diligencia en oficinas públicas significa perder tiempo y entrar a un mundo donde el sentido común ha sido secuestrado. Lo sabe el propio gobierno. Su obligación es actuar y no lo hace. En vez de eso convierte sus ineficiencias en asuntos anecdóticos.

La apuesta es suavizar y manipular la crítica. Hacerla "amable", anticorrosiva, mientras el problema persiste. Acaso por ello el periodista Jacobo Zabludovsky editorializó ayer la nota en siete lacónicas, lapidarias palabras: "el trámite más inútil es el concurso".

martes, 6 de enero de 2009

Israel y los estados canalla


La ofensiva emprendida por Israel sobre el territorio palestino de Gaza pone de nuevo en entredicho la eficacia del derecho, las convenciones internacionales, como la de Ginebra, y en particular de la Organización de Naciones Unidas para detener el inhumano ataque contra la población de esa región.

De poco sirve contar con instrumentos jurídicos ante estados forajidos o canallas, como los llamó Noam Chomsky, que no respetan el orden internacional amparados en su fuerza y, en el caso de Israel, cuando son apoyados por la mayor potencia del orbe, Estados Unidos, el primer país en violar el derecho internacional cuando considera que sus intereses no son bien servidos.

El conflicto en el Cercano Oriente se remonta al año 71 de nuestra era cuando los israelitas fueron arrojados de Palestina, su tierra, por lo romanos. Tras la primera guerra mundial gran cantidad de israelíes diseminados por Europa regresaron gradualmente a Palestina, a la sazón posesión británica, con la esperanza de crear un hogar nacional judío. Como era natural los árabes instalados allí reaccionaron con hostilidad ante la idea de crear un Estado judío en el territorio que consideraban su patria.

La segunda guerra mundial intensificó el problema. Miles de judíos fugitivos de Hitler arribaron a Palestina dispuestos a luchar por su hogar nacional tras el exterminio sufrido por su raza a manos de los nazis.

Luego de varias guerras el Estado de Israel se proclamó el 15 de mayo de 1948. El conflicto quedó delineado desde entonces y era previsible: El nuevo Estado se fundó sobre un territorio ocupado por hombres de otra lengua, otra cultura y distinta filiación religiosa, los cuales fueron expulsados masivamente del lugar.

Los árabes palestinos quedaron en minoría y reducidos a la condición de refugiados en la margen occidental y en la franja de Gaza, pero dispuestos a luchar, a su vez, por recuperar su patria.

Desde luego que la creación del Estado de Israel pudo ser posible merced al apoyo de potencias europeas, como Inglaterra, cuyas vías de comunicación comercial tenían como centro el dominio del Canal de Suez.

La colonización judía de Palestina le procuraba una barrera física contra la posible amenaza del Canal por parte de Turquía. Tras la segunda guerra mundial los ingleses perdieron importancia en la región. Estados Unidos los sustituyó como potencia protectora.

Los intereses occidentales por el control del petróleo y vías de comunicación en la región han tenido su parte en el conflicto. De ahí el apoyo que Israel recibe en muchas de sus incursiones militares contra los palestinos.

A la luz de lo anterior, cualquier mortal puede concluir que la solución del conflicto pasa por el reconocimiento de una comunidad binacional judeo-israelí y árabe-palestina, puesto que en Palestina viven esos dos pueblos.

También es preciso el abandono israelí del programa sionista, es decir, de las estructuras coloniales en las zonas ocupadas por los palestinos desde 1967, y del cual derivan la discriminación y represión de que son objeto.

Esto es capital porque allanaría el camino del reconocimiento árabe a un estado israelí no sionista que los sojuszga actualmente y, del lado judío, contribuiría a superar el miedo traumático a un nuevo exterminio, el cual ha sido utilizado por los políticos israelíes como motor del sionismo y para mantener el deseo de excluir a los árabes.

En tanto eso no ocurra, continuará la política israelí de exterminio de palestinos que se manifiesta en recurrentes y cruentas ofensivas, como la iniciada el pasado 27 de diciembre. Lo peor es que el mundo carece de los medios para impedirla. Ante los estados canalla, entre los que Israel parece sentirse cómodo, no hay nada que hacer, salvo discursos, pero éstos no evitan la muerte de la población indefensa.

La comunidad de naciones debe ya buscar un nuevo arreglo institucional para suplir a la cada vez más decorativa ONU. Es necesario un alguacil eficaz ante los forajidos que asolan el condado mundial.