miércoles, 13 de mayo de 2009

México o el abismo

Las revelaciones del ex presidente Miguel de la Madrid Hurtado acerca de la corrupción del también ex mandatario Carlos Salinas de Gortari y su familia, en una entrevista con Carmen Aristegui, constituyen un nuevo testimonio acerca del combustible que mueve la maquinaria del sistema político mexicano: la corrupción y la impunidad.

Reconoció un físicamente menguado De la Madrid: "Me equivoqué (en la designación de Carlos), pero en aquel entonces no tenía yo elementos de juicio sobre la moralidad de los Salinas".

Tras señalar que Raúl Salinas tuvo arreglos con el narcotráfico y que junto con su hermano Enrique obtuvo contratos con el gobierno, además de participar en negocios ilícitos, afirmó que la fortuna de esa familia depositada en Suiza pudo provenir del narcotráfico y que el testimonio de algunos empresarios (como el dueño de TV Azteca), en cuanto a que le habrían prestado ese dinero, fue otra mentira motivada quizá por el ofrecimiento de una tajada de ese capital.

Y sin embargo, la joya de la declaración es que al preguntarle la periodista acerca de si la impunidad es condición necesaria para que la maquinaria siga funcionando en México, respondió con un lacónico, pero inequívoco: sí.

La declaración --formulada por alguien que conoció a fondo todos los entretelones del poder-- equivale a reconocer, de una vez por todas para que ya nadie se siga engañando, que quienes participan en esa maquinaria han incurrido en algún tipo de corrupción solapada.

Y por ello, nadie puede ser acusado penalmente, a riesgo de que revele otras corruptelas que involucren a algún compañero de andanzas y éste descubra lo que sabe y eso condene a otro que, a su vez, puede también hablar y así hasta tejer esa interminable red de corrupción, complicidades e impunidad que mantiene viva a nuestra clase política.

Ese modo de actuar, mediante silencios comprados que luego son pagados con altos puestos, contratos, prebendas, privilegios o comisiones en el gobierno, hermana a nuestra élite gobernante con los métodos típicos de la mafia.

De ahí que pueda afirmarse que el testimonio de De la Madrid corrobora sin ambages que, con diversos matices, el gobierno de este país ha estado sucesivamente en manos de una caterva de mafiosos, criminales, delincuentes y corruptos de todos los signos.

El asunto es gravísimo porque vuelve a poner sobre la mesa la urgentísima necesidad de una profunda reforma del sistema político mexicano. Quizá equivalente a una Refundación.

Ello debiera incluir, para empezar, una renovación del sistema jurídico y judicial, cuya maraña de leyes sólo parece estar diseñada para encubrir el delito. Ahora mismo, por ejemplo, ningún tribunal podría llevar a la cárcel a los Salinas o a otros políticos, porque la cadena de complicidades se extiende a todas las instituciones del país.

Una cadena que ha sido aceitada con dinero público, mediante desvíos, desfalcos, peculados, fraudes y todas las figuras delictivas que se quieran, y que explican la falta de inversión en infraestructura básica, en educación, en hospitales, en seguridad social, en vivienda, en empleo, en salarios, en alimentos, todo lo cual tiene postrado a este país en el subdesarrollo.

A principios del año cobró forma la discusión acerca de si México era o no un Estado fallido. A la luz de todo lo anterior bien puede afirmarse que así es, porque no otra cosa ocurre cuando la corrupción y la impunidad se enseñorean como normas de conducta en todas las instituciones, desde la presidencia de la república.

Como no considerar fallido un país en el que gobernadores como Mario Marín son pillados planeando por teléfono violar la ley que juraron hacer cumplir y siguen en su puesto gracias a que apoyó un fraude electoral; o en el que legisladores como Emilio Gamboa, también vía celular, ofrecen frenar una ley que afectará ciertos intereres, o en el que el director de la agencia de seguridad nacional participa en un complot contra un político y luego es designado procurador General de la República.

En cualquier país eso sería escandaloso. Aquí no, porque para eso está la impunidad.

En este momento de la vida del país, no existe una entidad imparcial, ni confiable ante la que se pueda denunciar algún ilícito de cualquier político de alto rango. El denunciado siempre tendrá un contacto, alguien que le deba un favor, o un silencio que vender al mejor postor con tal de verse exonerado por la dizque justicia.

Por ello, la necesidad de la recomposición del sistema político es evidente. Pero la pregunta clave la formularon aquellos ratones que idearon una forma de no ser sorprendidos por el gato: ¿quién le va a poner el cascabel?

En efecto, no hay a la vista ninguna institución que pueda llevar a cabo una empresa refundadora de la envergadura requerida. Menos existen los políticos confiables que la garanticen. Así que puestos a escoger los mexicanos parecemos estar ante esta disyuntiva: la corrupción y la impunidad o el abismo...

Una cosa es segura: de seguir así, pronto habrán de incrementarse las dudas acerca de si la vía electoral es el mejor camino para sacudirse a los hampones que gobiernan. Un IFE cooptado por los partidos e incapaz de hacer respetar la ley respectiva, candidatos que se ofrecen al mejor postor y los poderes fácticos conduciendo todo ello hacen ver que por el momento ese camino está cancelado.

Alguna vez el viejo Fidel Velázquez lanzó esta admonición contra aquellos que se quejaban de la corrupción priista: "Nosotros llegamos al poder a balazos (aludía a la revolución) y sólo así nos van a sacar de él".

Afortunadamente llegar a eso no fue estrictamente necesario, aunque no podemos olvidar que la lucha por la democracia costó la vida a cientos de opositores sólo durante el gobierno del propio Carlos Salinas, además de los desaparecidos políticos que son una realidad en este país.

Así las cosas, parece llegada la hora de la organización ciudadana, algo para lo que no se está preparado porque la "democracia" representativa que practicamos sólo nos ha enseñado a delegar responsabilidades.

viernes, 8 de mayo de 2009

Ahumada

Las revelaciones de Carlos Ahumada, incluidas en su libro Derecho de réplica, han generado una muy esperable andanada de descalificaciones provenientes, en primer lugar, de los políticos involucrados en el plan urdido para descarrilar la candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador. Es natural.

En segundo término, quienes se han ocupado de desestimar los señalamientos del libro han sido algunos columnistas y conductores de noticiarios de radio, cuyo comportamiento tan sincronizado parece obedecer al patrón de una consigna.

Ésta consiste en descalificar los dichos del empresario argentino, a partir de su condición de ex-presidiario: ¿Quien le puede creer a un truhán? Cómo creerle a un delincuente? ¿Cómo avalar lo dicho por alguien que construyó su fortuna con base en la extorsión? tales las objeciones más frecuentes.

Si bien es innegable la condición poco honorable del señor Ahumada, quienes así lo descalifican, recurren a uno de los métodos más reprobables de los regímenes totalitarios: denigrar a la persona despojándola de todo derecho humano, como el de expresión.

Lo hacen, además, a sabiendas que de ese modo, le imponen al defenestrado una doble condena, inadmisible en cualquier régimen democrático y civilizado: a la pena corporal ya padecida (la cárcel), le añaden la proscripción social.

Como expresidiario, todo lo que diga carece de cualquier valor. Es decir, se le condena, como en la antigua Grecia, al ostracismo total, lo que equivale a una forma de discriminación.

Todo con tal de que la gente no vaya a creer lo que cualquier persona medianamente informada sabe en este país: las trapacerías de que son capaces y los turbios negocios que al amparo del poder han amasado las fortunas personales de Carlos Salinas de Gortari, Diego Fernández de Cevallos, Manlio Fabio Beltrones, Enrique Peña Nieto, Vicente Fox, Emilio Gamboa y compañía.

Y nos quejamos de la discriminación China.

¡Hasta la próxima!

jueves, 7 de mayo de 2009

Paisaje después de la pandemia


I La OMS

Una vez atenuado el momento de la emergencia sanitaria causada por la cepa A/H1N1 del virus de influenza humana, queda la duda si la Organización Mundial de la Salud (OMS) no incurre en una especie de catastrofismo al no diferenciar claramente entre la capacidad de transmisión de una enfermedad (pandemia) y su gravedad.

Si bien los medios de comunicación contribuyen a ello, el hecho es que la mayoría de la gente cree que una pandemia es un masivo ataque de virus contra el cual no hay defensa y que por ello matará a millones de personas alrededor del mundo.

El que una enfermedad mate a mucha gente no la hace una pandemia. El Síndrome Respiratorio Agudo (SARS) y el H5N1 de la gripe aviar causaron más defunciones que el actual, pero nunca superaron el nivel 3 de alerta de la OMS.

El término sólo se refiere a la facilidad con que un virus se transmite de una persona a otra, lo cual implica que el contagio se traspase de un país a otro, y que pueda extenderse incluso a todo el mundo, de ahí su etimología: Pan (todo) Demos (pueblo).

Aún más, se trata sólo de una alerta sobre la posibilidad de contagios masivos, ni siquiera significa que al declararse una pandemia ya sea un hecho que millones de personas de todo el mundo estén enfermas.

En el caso de la influenza humana, el último corte emitido ayer miércoles por la OMS indica que se han confirmado 1, 893 contagios en un mundo que tiene seis mil millones de habitantes. Véase la desproporción. De ahí la necesidad de que la OMS revise o aclare de mejor forma sus criterios y nomenclaturas, de modo que pueda evitarse pánico innecesario, que luego sea utilizado para la manipulación política de las masas.

II Las dudas

Se dijo siempre que se trataba de un virus nuevo y por ello más contagioso debido a que el sistema inmunológico no tendría defensas contra él.

Y sin embargo, por lo menos dos investigadores han formulado declaraciones de las que se desprende que si bien la cepa de la influenza humana es diferente a otras de su tipo, no es completamente nueva, como se ha insistido y en lo que se basó el pánico que afectó primeramente a nuestros funcionarios.

Este dato resulta capital porque explicaría el hecho de que el virus no haya sido tan letal.

Ralph Tripp, un experto en influenza de la Universidad de Georgia, dijo a la revista Times que de acuerdo con sus primeros análisis, la gente expuesta a la pandemia de 1957 --la cual mató a más de dos millones de personas en el mundo-- habría desarrollado alguna inmunidad a la nueva cepa.

De acuerdo con el científico, ello explicaría por qué las personas de mayor edad no fueron afectadas en México.

John Oxford, un virólogo británico, señaló que desde 1978 hemos estado expuestos a otros miembros de la familia de este mismo virus, por lo que los humanos tendríamos una cierta memoria inmunitaria contra este agente, a diferencia de lo que ocurrió con el virus de la gripe aviar, ese sí completamente nuevo para el organismo y por ello más mortal.

III La manipulación

Adelantamos aquí, al inicio de la emergencia sanitaria (Influenza y credibilidad), que el gobierno intentaría aprovechar el impulso que ésta le daría para, una vez superada, proyectarlo a la campaña electoral panista bajo el viejo, pero redituable expediente de la unidad que nos habría permitido superar el trance. Ya empezaron a hacerlo. Así de previsibles son los blanquiazules.

Por cierto, ninguna voz en el gobierno ha respondido a la revelación de Reporte Índigo, de que en la Agenda Nacional de Riesgos 2008-20012 estaba prevista la aparición de una pandemia por influenza, atribuible a la siempre esperable mutación de los virus que la provocan.

También se sabe que el anterior secretario de salud, Julio Frenk dejó un documento con esa misma previsión. Y sin embargo, llegó la emergencia y el país no estaba preparado. Alguien tendrá que dar cuentas de esto antes que andarse proclamando como salvador de la humanidad.

¡Cómo se han de reir de él en el mundo! en México, desde "endenantes".

¡Hasta la próxima!

lunes, 4 de mayo de 2009

H1N1 en la prensa científica


Investigadores entrevistados por publicaciones científicas coinciden en un punto: están preocupados por la evolución de la cepa viral que causó la influenza A/H1N1. Y advierten: cualquier mutación que se registre en las próximas semanas puede resultar peor.

Por ello en distintos laboratorios del mundo se ha iniciado el estudio de la nueva cepa para tratar de prever su posible evolución y cómo contrarrestar sus efectos.

Los científicos que estudian el virus coinciden en que esta cepa híbrida, al menos en su forma actual, no es tan letal como las que causaron algunas pandemias previas. Incluso podría no hacer más daño que el brote de influenza que ocurre cada invierno sin tanta fanfarria.

Sin embargo no se confían. Tienen en cuenta la experiencia de la gripe española de 1918 que mató al menos a 50 millones de personas. En ese caso, el relativamente leve primer brote de influenza fue seguido varios meses después por una onda más agresiva y letal.

El virólogo Kennedy Shortridge, profesor emérito de la Universidad de Hong Kong advirtió al sitio Science que entre más se extienda el virus más oportunidad tendrá de mezclarse con otros virus de influenza actualmente en circulación, lo cual puede convertirlo en algo más letal. Las posibilidades de mutaciones son considerables y preocupantes, dijo.

Agregó que hay cepas humanas de H1N1 en circulación que son resistentes al Tamiflu, el fármaco elegido para tratar la enfermedad en humanos. Conjetura que el intercambio de uno o dos genes entre estos virus podría convertirlo en más patogénico o incrementar su capacidad de contagio de persona a persona.

Como precaución sugiere secuenciar muchas muestras virales tan rápido como sea posible para analizar cualquier cambio revelador en el virus.

Wendy Barclay, profesora de virología de la influenza en el Colegio Imperial de Londres, Gran Bretaña, dijo a NewScientist (Expert analysis: mexican swine flu- the story so far) que los análisis del genoma viral indican que no contiene ninguno de los determinantes genéticos asociados con la alta virulencia de cepas de influenza como la H5N1.

Sin embargo, el virus podría estar esperando cambiar en los próximos meses para adaptarse a su nuevo hospedero (el hombre). Si persiste hasta la siguiente temporada de influenza o llega al hemisferio sur donde la época de influenza está iniciando, deberemos estar pendiente de más eventos de recombinación entre este virus y las cepas de influencia que actualmente circulan en los seres humanos, como la H3N2 y la H1N1.

Las consecuencias biológicas de tales cambios son impredecibles, pero por muchas razones la segunda onda de este virus puede no seguir las características de la primera, aseveró la experta.

En otro artículo de NewScientist (Multi-drug strategy could slow pandemic spread) Rachel Nowak reporta que según un estudio la forma en que cada país utilice los fármacos contra la influenza puede ser clave para determinar el tamaño de la pandemia que surja del actual virus H1N1.

Tal es la conclusión de un modelo matemático de transmisión de influenza diseñado por un equipo internacional de investigadores. El estudio también sugiere que los países (atención México) que tengan en reserva sólo uno de los dos fármacos comúnmente usados para combatir la influenza pueden tener problemas para controlar una pandemia mayor.

"Si puedes retrasar el uso de tu principal fármaco hasta que el número acumulado de casos alcance un número suficientemente alto, reduces la capacidad de resistencia (del virus) y el número de casos finales", dijo Joseph Wu, miembro del equipo e investigador de la Universidad de Hong Kong.

"La clave es asegurar que el foco de población tenga buen control del antiviral. Entonces todos los países resultarán beneficiados. Si el foco pierde el control, entonces esta estrategia no funcionará", dijo.

Comúnmente son almacenados dos antivirales contra una pandemia de influenza: oseltamivir, el cual es vendido como Tamiflu y zanamivir, comercializado como Relenza. Ambos funcionan inhibiendo una enzima llamada neuraminidasa que el virus necesita para replicarse o proliferar.

Pero estos antivirales actúan sobre diferentes partes de la enzima y la resistencia a una droga, no confiere resistencia a la otra. La cepa mexicana H1N1 es actualmente sensible a ambas drogas, pero nadie sabe cuanto tiempo durará eso.

El equipo realizó el estudio después de notar que muchos países almacenan sólo una droga, usualmente oseltamivir, aunque hay excepciones como Australia e Inglaterra que almacenan ambos fármacos.

Los virus son notorios por su habilidad para desarrollar resistencia a drogas. El año pasado, una cepa de influenza H1N1 causante de influenza estacional, desarrolló rápidamente resistenacia al oseltamivir. "Cerca del 100 por ciento de H1N1 en Australia, Estados Unidos y muchas partes del mundo fueron resistentes al Tamiflu", djo Rayna MacIntyre, un experto en enfermedades infecciosas, de la Universidad de New South Wales, en Sydney, Australia.

Para determinar si inicialmente tratando pacientes con una pequeña reserva de un antiviral secundario puede retrasar el surgimiento de la resistencia por parte del virus, el equipo de Wu corrió un modelo matemático de brote de influenza en una población teórica de 6.8 millones de personas, el tamaño de Hong Kong.

En el modelo, o bien los doctores prescriben cualquiera de los dos medicamentos, ambos combinados o uno solo. En las dos estrategias que utilizaron más de una droga decreció el número de casos de personas que finalmente resultaron infectadas, de 68 a 58 por ciento. También se redujo la posibilidad del virus de desarrollar resistencia, de 38 a sólo dos por ciento, lo cual podría traducirse en un significativo número de vidas salvadas, dijo Wu.

BBC Online reporta que análisis preliminares del virus reportan que "es una cepa bastante suave". Los científicos dicen que se requieren más mutaciones para causar muertes masivas, pero la futura evolución del virus resulta desconocida.

Conjeturas preliminares han encontrado que el H1N1 se adhiere al tracto respiratorio superior, diseminándose fácilmente mediante la tos y los estornudos, pero causando sólo una infección suave, a diferencia de la gripe aviar H5N1 que se adhiere a mayor profundidad en los pulmones y provoca enfermedades más severas.

Hasta aquí el repaso de lo que se escribe en el mundo acerca de este virus. Seguiremos.

sábado, 2 de mayo de 2009

Influenza y atraso científico


El brote de influenza A/H1N1 (nombre adoptado por la Organización Mundial de la Salud) que afecta a México, mostró de manera dramática el atraso científico en que los gobernantes mantienen a este país.

Debieron transcurrir casi cinco días --desde que se emitió la alerta epidemiológica el 23 de abril-- para que el sector salud estuviera en condiciones de realizar los primeros análisis moleculares que confirmaran que los casos reportados correspondían a la nueva y preocupante cepa H1N1. Eso debido a la carencia de laboratorios de alta tecnología.

Entre balbuceos, el secretario de Salud, José Ángel Córdova tuvo que aceptar el miércoles esa realidad ante un panel de televisión que lo cuestionó al respecto.

Esa inadmisible incapacidad tecnológica originó la danza de las cifras en que se enredaron las autoridades y cuya confusión hizo crecer la incertidumbre y el miedo iniciales.

Si el virus hubiera sido más letal, su expansión en México hubiera sido exponencial en cuestión de horas, sin que las autoridades tuvieran forma de saber en qué casos aplicar los reducidos tratamientos de que disponen.

Afortunadamente, el virólogo británico John Oxford aseguró ayer a la AFP que hemos estado expuestos a otros miembros de la familia H1N1 desde 1978, por lo que existe la posibilidad de una cierta memoria inmunitaria contra este agente entre los humanos, al contrario de lo que ocurrió con el virus de la gripe aviar (H5N1), totalmente nuevo para el organismo y por eso más letal.

A propósito de tratamientos, nuestro subdesarrollo también se manifiesta crudamente en este renglón. De acuerdo con un reporte de la agencia AP, México tendría dosis del antiviral Tamiflu únicamente para atender a 1.3 por ciento de la población, lo cual sería insuficiente si la pandemia se extendiera. Causaría, además, problemas políticos porque alguien tendría que determinar quien tiene o no acceso a los fármacos.

Tampoco tenemos capacidad para producir vacunas. Los institutos nacionales de Higiene y Virología, fundados en 1956 y 1960 respectivamente producían 90 por ciento de las que se necesitaban en el país. Pero ¿qué creen? Fueron desmantelados.

El proceso concluyó en 1999 cuando el presidente Ernesto Zedillo, con los estrechos criterios tecnocráticos que sólo ven la utilidad económica inmediata y que aun hoy siguen vigentes, los redujo a dos áreas de una paraestatal llamada Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México, S.A. de C.V. (Birmex), entidad que produce sólo dos de las 12 vacunas, que incluye el actual esquema básico de vacunación.

Decisiones como esa explican la condición dependiente y subordinada de Méxio. Muestran además el riesgo y la indefensión en que se deja a la población, cuando se presenta alguna calamidad inesperada. Durante los sismos de 1985 salieron a relucir cientos de corruptelas y negligencias que pudieron evitar la muerte de miles de mexicanos.

Veinticuatro años después un brote epidémico desnuda lo que ya se sabía y se pedía evitar: el abandono estatal en materia de investigación y desarrollo.

En distintos tonos y foros, la comunidad científica nacional lleva años insistiendo en el carácter estratégico --y ahora se ve que hasta de seguridad nacional-- de la ciencia y la tecnología para el desarrollo del país.

Nada se ha hecho, aparte de discursos, para corregir la falta de inversión y las erráticas políticas públicas en la materia.

En un post anterior (¿Y la ciencia?) mostramos la raquítica inversión en CyT y cómo afecta en el largo plazo el ingreso y la calidad de vida de un país y sus habitantes.

Lo que vivimos hoy es una nueva y palmaria demostración de cómo en México los hombres en el gobierno sólo están dedicados a administrar el poder en tanto fuente de riqueza personal y, si acaso, de grupo.

Carecen de proyectos específicos en áreas estratégicas para el país. No los tienen porque no son estadistas ni hombres de Estado. Se trata de politiquillos de medio pelo, cuyos planes de desarrollo son documentos vacíos y atiborrados de verborrea inútil. Ayunos de sentido, aderezados con estadísticas que envuelven diagnósticos torcidos, que dan lugar a objetivos vagos e imprecisos, que a su vez disfrazan metas que de antemano todos saben incumplibles.

Esa es la realidad de la política en México y cuyo verdadero rostro y carencias quedan expuestos en situaciones como la actual epidemia.

¡Hasta la próxima!