viernes, 13 de abril de 2012

El estado del periodismo en 2012*


La era de los móviles, en la cual la gente está conectada a la web sin importar dónde se encuentre llegó en serio. Cuatro de cada 10 estadounidenses adultos es propietario de un smarphone; uno de cada cinco posee una tablet. Los nuevos autos son fabricados con Internet incluido. Con más aparatos móviles se produce una profunda inmersión en las redes sociales.

Para los periódicos la nueva era trajo pros y contras. Nuevas investigaciones incluidas en este reporte encuentran que los aparatos móviles están incrementando el consumo de noticias de la gente, reforzando el atractivo de los medios noticiosos tradicionales y proveyendo de un estímulo de largo aliento al periodismo.

Ocho de cada 10 que consiguen noticias en smartphones o tablets, por ejemplo, también consultan noticias en computadoras convencionales. La gente está tomando ventajas de tener muy fácil acceso a las noticias durante el día en sus bolsillos, sobre sus escritorios o en sus laps.

Al mismo tiempo, un desafío fundamental que identificamos en el reporte del año pasado se ha intensificado: poner al alcance de tales intermediarios tecnológicos el control de las noticias en el futuro. En el último año dos tendencias se traslapan y refuerzan la sensación de que la brecha entre las noticias y la industria de la tecnología se está ensanchando.

Primero, la explosiva irrupción de nuevas plataformas móviles y canales de medios sociales representa otro piso de la tecnología con el cual las organizaciones de noticias deben avanzar al mismo ritmo. Segundo, en el último año un pequeño número de gigantes tecnológicos comenzó rápidamente a consolidar su poder convirtiéndose en hacedor de todo en nuestras vidas digitales.

Google, Amazon, Facebook, Apple y unas cuantas firmas están maniobrando para convertirse en el hardware que la gente usa, el sistema operativo con el que funcionan sus dispositivos, el navegador más utilizado, los servicios de correo electrónico con que se comunican, las redes sociales en las que comparten y la plataforma web en la cual compran y se divierten.

Y todo esto proverá a estas companías de datos personales detallados acerca de cada consumidor.

Ya en 2011 cinco compañías tecnológicas concentraban 68 por ciento de todos los ingresos por publicidad en línea. Y esa lista no incluyó a Amazon y Apple, las cuales consiguen la mayoría de sus dólares de transacciones, descargas y dispositivos.

Para 2015 se espera que Facebook concentre una de cada cinco piezas de publicidad digital vendida (e-Marketer. "Revenue gains push Facebook to top of US display ad market". Feb. 23, 2012).

Hace un año escribimos aquí: "La industria de la noticia tarda para adaptarse y está culturalmente más atada a la creación de contenido que la ingeniería. En 2012 ese fenómeno ha crecido.

Todo esto plantea la cuestión de si los gigantes de la tecnología encontrarán interesante adquirir una mayor participación en el mercado de las noticias como parte del todo que ya ofrecen a los consumidores.

¿Llegará un punto en que para asegurar la sobrevivencia de muchas pequeñas compañías de medios, por ejemplo, Facebook considere comprar parte de las acciones de un socio de medios tal como el Washington Post?

Ya hay signos de estrechos vínculos financieros entre los gigantes tecnológicos y los de noticias. Como parte de los planes de You Tube para convertirse en productor de contenido original para televisión, un camino al que apostó fuerte el año pasado, está financiando a Reuters para producir programas originales de noticias.

Recientemente Yahoo firmó un contrato de colaboración con ABC News para ser un provedor exclusivo de noticias en video por la red. AOL, después de ver como menos que un éxito estelar su intento por producir su propio contenido original, compró The Huffington Post.

Con el lanzamiento de su lector social, Facebook se ha asociado con The Washington Post, The Wall Street Journal, The Guardian y otros. En marzo de 2012 el co-fundador de Facebook compró el New Republic Magazine, de 98 años.

En 2011 los operadores tradicionales de noticias también emprendieron nuevos pasos para monetizar la red en su propio beneficio. The Associated Press lanzó una asociación con más de dos docenas de compañías de noticias para licenciar contenido noticioso y colectar regalías de los agregadores.

Aproximadamente una decena de diarios sobrevivientes de Estados Unidos han lanzado un tipo de plan de suscripciones digitales o pay wall. Las compañías de noticias están creando sus propias redes digitales de publicidad y ventas y se están moviendo hacia el marketing y consultoría digital.

Unas cuantas organizaciones, como el Financial Times y el Boston Globe han optado por sacar el "app" mundos controlado por Apple y Google, para crear páginas móviles usando HTML 5.

Pero nuestra investigación del año pasado encontró que estos esfuerzos son todavía limitados y que pocas compañías noticiosas han hecho considerables progresos en algunas áreas clave de noticias digitales. Las organizaciones de noticias están usando principalmente la popular plataforma de Twitter para empujar sus propios contenidos y captar audiencias, solicitar o compartir información que ellas mismas no producen.

El problema de los periódicos se agudizó en 2011. Aunque las audiencias en línea crecieron, la circulación impresa continuó declinando. En 2011 las pérdidas en publicidad impresa superaron las ganancias de los ingresos digitales por un factor de aproximadamente 10 a 1, una taza incluso peor que la de 2010.

Cuando la circulación y los ingresos por publicidad se combinan, la industria de los periódicos se ha contraido 43 por ciento desde el año 2000.

Las implicaciones cívicas del declive de los periódicos han pasado a ser más claras. Surgen evidencias de que los periódicos (sean leídos impresos o digitamente) son la fuente primaria a la que la gente recurre para informarse acerca de los problemas gubernamentales o civiles.

Si estas tendencias continúan hasta que esos medios se marchiten o desaparezcan, no es muy claro donde o si ese tipo de información sería reportada.

En suma, la industria de la información no está mucho más cerca de un modelo de ingresos de lo que lo estaba el año pasado y ha perdido más terreno ante sus rivales de la industria de la tecnología. Pero la creciente evidencia también sugiere que la   información se está convirtiendo en una parte muy importante y ominipresente en la vida de las personas. Eso, a fin de cuentas podría resultar un factor que salve el futuro del periodismo.

*Reporte anual de The Pew Research Center's  Project for Excellence in Journalism.
By Amy Mitchell and Tom Rosenstiel






martes, 10 de abril de 2012

Josefina y las redes sociales


Se queja Josefina Vázquez Mota, la tambaleante candidata del Partido Acción Nacional (PAN) a la presidencia de la república, de que en las llamadas redes sociales se le difama y calumnia. Se dice víctima de una estrategia de descalificación ilimitada y culpa de ello a "quienes proclaman la república amorosa".

La denuncia de la ahora llamada "Jefa" es un tácito reconocimiento de su derrota también en ese medio. Es natural. Sus estrategas --de algún modo hay que llamarlos-- debieran saber que los usuarios de Facebook, pero sobre todo los de Twitter, tienen un perfil diferente al de quienes, para asomarse al mundo, sólo disponen de los canales de televisión abierta que controla el duopolio Televisa-TV Azteca.

De acuerdo con una medición de Buendía y Laredo, difundida en marzo de 2011, si bien sólo 29 por ciento de los hogares tiene computadora en casa, un grueso 87 por ciento de esos usuarios, cuenta con estudios de preparatoria o una carrera universitaria.

El Perfil político de los usuarios de twitter y facebook obtenido por esa casa encuestadora reveló además que 70 por ciento son solteros; 90 por ciento tiene entre 18 y 39 años y 44 por ciento carece de una preferencia partidista.

Se trata, como puede verse, de electores jóvenes, preparados académicamente, difíciles de persuadir o de engatuzar mediante propaganda mal diseñada y peor realizada, con una postura crítica y casi la mitad de ellos sin pertenencia a partido político alguno.

Ese perfil hace previsible que el mundo de las redes sociales sea un terreno minado  y peligroso para quienes, como la candidata panista, carecen de una propuesta electoral que no sea la del continuismo o cuyas constantes pifias la hacen presa fácil de usuarios avispados como los descritos.

Ante esa realidad incontrastable Vázquez Mota recurre al fácil expediente de asumirse como víctima de una campaña calumniosa, como si los ciudadanos fueran incapaces de la crítica o como si ésta sólo fuera concebible en quienes abrigan dobles o aviesas intensiones.

El asunto tiene relevancia porque ilustra sin ambages lo mal que la pasarían políticos como la panista si contaramos con una sociedad mejor educada e informada. Ese es el quid del asunto porque, como dije en otra parte: para difamar a Josefina, no tiene uno más que...citarla.

martes, 13 de marzo de 2012

¿Qué tanto saben los electores mexicanos?

Está en curso una campaña del Instituto Federal Electoral (IFE) en que llama a los ciudadanos mexicanos a comparar las propuestas de quienes buscarán un puesto de elección popular en las elecciones del próximo 1 de julio, para elegir "las que mejor resuelvan los problemas de tu comunidad".

¿Están esos ciudadanos en condiciones de discernir, en efecto, cuáles son las mejores propuestas? ¿Con qué criterio podrá alguien, por ejemplo, decidir qué candidato presidencial tiene la mejor fórmula para mejorar la economía de las familias y lograr el desarrollo económico del país? ¿Tienen esos millones de votantes elementos para dictaminar qué proyecto educativo es el mejor?

O en todo caso ¿cómo eligen los mexicanos? es decir, ¿qué toman en cuenta para decidir su voto? Se basan en las propuestas de los candidatos? ¿en la influencia de su grupo social o de su círculo íntimo? ¿En lo que presentan los medios?

No he visto ninguna encuesta que mida o indague esas cuestiones. Lo que registro, en cambio, es una completa desesperanza e incredulidad. La gente no sabe por quien votar porque "todos son iguales", "Unos roban más que otros", "no hay ni a cual irle", "Una vez arriba se olvidan de uno", "De todos modos nada va a cambiar".

La desesperanza proviene de carecer esos votantes de referentes, de no saber en qué fijarse para decidirse por unos o por otros; de la intuición más o menos extendida de que el voto no servirá para decidir nada importante.

Lo que parece claro es que sólo muy pocos sufragan con base en los programas de gobierno propuestos. Y si no ¿cómo se explica el hecho de que aún sin conocerse las ofertas de campaña, la mayoría de las encuestas indiquen que el candidato del PRI encabeza las preferencias electorales? ¿Con base en qué esos encuestados se inclinan supuestamente por ese abanderado?

No parece tratarse entonces de un voto razonado, lo cual concuerda con el hecho de que tenemos una sociedad con una precaria cultura política y con un rezago educativo que alcanza, según datos del INEA, a 33.4 millones de personas.

Y es que el aparentemente sencillo acto de acudir a una casilla electoral y cruzar una papeleta en favor de un candidato, requiere de mucho estudio previo. Por principio de cuentas ¿saben los electores mexicanos que en la actual etapa del capitalismo financiero globalizador los países no son plenamente soberanos (véanse los casos de Grecia, España e Italia) y que las políticas económicas del candidato puntero no pueden ni plantean salirse del esquema internacional diseñado para la exclusión de las mayorías --de las que esos votantes forman parte-- y para la prosperidad de sólo unos cuantos?

¿Estarán, por ventura, al tanto de que el enfoque educativo adoptado por México (competencias y habilidades) es una imposición externa cuya aplicación aquí se ha traducido en un adelgazamiento de los contenidos, de los planes de estudio y que por eso nuestros niños y jóvenes carecen de conceptos, de razonamiento abstracto y matemático, y de conocimientos básicos en geografía, historia, y gramática?

¿Sabrá la masa de votantes que el país forma parte de un sistema-mundo, como lo llama Immanuel Wallerstein, y que deberá evaluar a los candidatos y sus propuestas en función de qué tanto responden a los intereses que dominan ese sistema y qué tanto a los propios?

Como se ve, votar no es un acto sencillo. Y para hacerlo con eficacia se requiere de saberes específicos que rebasan el ámbito de lo local, de las percepciones o de la añoranza distorcionada del pasado ¿Están los electores mexicanos listos para ello?



viernes, 17 de febrero de 2012

¿Capitalismo en crisis?



Se ha vuelto casi un lugar común hablar de la "crisis del capitalismo", sobre todo a raíz del desastre financiero ocurrido en 2008, cuando la quiebra de Lehman Brothers condujo al mundo a lo que fue calificado como la peor recesión conocida por Occidente desde 1929.

Diversos análisis, incluso de grupos que reinvindican la opción socialista, insisten en referirse a "la crisis del capitalismo", lo cual no parece sino un buen deseo, más cercano al voluntarismo --Wikipedia lo define como la afirmación de que algo es cierto o falso basándose simplemente en el deseo de que lo sea-- que a una realidad verificable empíricamente.

Los problemas económicos de la Eurozona --una continuación de la burbuja que estalló hace casi cuatro años-- son aducidos como una prueba de la pretendida crisis. No hay tal.

Los fundamentos económicos de ese sistema y la legitimidad de que lo revisten los intereses mediáticos que controlan y dictan los cánones de cómo ser y estar en el mundo permanecen intocados, intactos, de modo que a sus enterradores puede aplicárseles aquella frase atribuida falsamente al Don Juan, de José Zorilla: "Los muertos que vos matáis, gozan de cabal salud".

Es posible que el modo de acumulación capitalista haya conducido a los actuales problemas de deuda soberana que afecta a los países de aquella región, pero ello no implica que el sistema esté en crisis. Quienes lo están, en cambio, son los ciudadanos de esas naciones que con su sacrificio económico producto de la aplicación de los eufemísticamente denominados Planes de ajuste, tendrán que pagar los platos rotos.

Es decir, el capitalismo financiero trasnacional no perderá las ganancias obtenidas mediante los instrumentos especulativos que han conducido a casi la insolvencia a países como Grecia, Italia y España. Aunque sea a largo plazo, pero no perderán ese dinero, de ahí los planes que han obligado a firmar a esos países. ¿Dónde está la crisis de un sistema de producción cuyos organismos multilaterales tienen la fuerza para obligar a países supuestamente soberanos a casi autoinmolarse para cumplir con el pago de esos capitales?

El diseño capitalista previsto tras el desmantelamiento del llamado Estado de bienestar y encaminado básicamente a incrementar la rentabilidad del capital mediante lo que se conoce como el Consenso de Washington, está en marcha sin enemigo al frente.

Es cierto, existen movimientos globales opuestos al capitalismo, que denuncian la dominación de los pocos sobre los muchos, o el altermundista Foro Social Mundial, reputado como el mayor espacio de debate, ideas y propuestas de movimientos sociales, redes y ONG que se oponen al actual modelo de desarrollo y buscan alternativas.

Con todo lo prometedor que resultan esos esfuerzos, todavía no es posible afirmar que hayan hecho tambalear al sistema. Acaso se deba a lo que el filósofo Adolfo Sánchez Vázquez --fallecido a los 95 años en julio del año pasado-- denominaba el desdén del socialismo como opción.

Aunque existen movimientos anticapitalistas y se incrementan en años recientes, ninguno de ellos --lamentaba-- se pronuncia abiertamente  por la necesidad de esta alternativa que a mi juicio continua siendo el socialismo.

Sánchez Vázquez alertaba que la idea de esa opción social ha desaparecido incluso de las reivindicaciones y de los programas de los grupos políticos de izquierda en gran parte del mundo.

A mi juicio --observaba-- una de las características de la izquierda no sólo en América Latina sino también en Europa es haber abandonado esta reivindicación y tratar de situarse en los cambios posibles dentro del sistema, pero perdiendo la perspectiva de que la alternativa verdaderamente emancipadora tiene que venir de un sistema que destruya las bases fundamentales del capitalismo. (La Jornada, 9 de julio/2011, p. 6).

 El problema de catalogar como "crisis del capitalismo" los recurrentes o cíclicos (para emplear un término caro a los economistas) desajustes que causa en la economía real, esa que afecta al hombre de la calle, consiste en que distorciona el análisis de las llamadas condiciones objetivas, conduce a un falso triunfalismo, y resta rigor a la acción colectiva al pretender que el fin está cerca cuando aún falta mucho trabajo para empezar si quiera a minar sus fundamentos.

 


martes, 10 de enero de 2012

2012: crisis económica y crisis de legitimidad

En el plano internacional 2012 inició con las mismas oscuras previsiones con las que concluyó 2011: con una recesión económica mundial tocando a la puerta como efecto de la crisis de la eurozona.

Según The Economist, la mayor austeridad fiscal traerá consigo menos empleo y más presión sobre los servicios públicos, en lo que, decimos nosotros, constituye la mayor paradoja creada por la actual fase del capitalismo globalizado: reducir gastos e inversión gubernamental en momentos en que las economías requieren mayor estímulo.

Nada nuevo dentro de un modelo que --lo hemos dicho ya-- se impuso desde mediados de la séptima década del siglo XX para responder a la caída en la tasa de ganancia.


El nuevo modelo globalizador se manifestó en toda su crudeza durante estos años, pues entre sus efectos pueden señalarse un retroceso mundial de los sistemas de seguridad social, una reducción de las conquistas laborales de la población asalariada y la agudización del desempleo estructural que, según reportó en octubre del año pasado la Organización Internacional del Trabajo, afecta ya a unas 700 millones de personas en el mundo.

Como correlato a este contexto económico, la población de diversas partes del globo ha empezado a manifestar su repudio a un sistema económico mundial que los condena al atraso, la marginación y la desigualdad y que los excluye incluso de las decisiones políticas más elementales.

La llamada Primavera árabe, que condujo al derrocamiento de Hosni Mubarak en Egipto y de Muammar Kadafi en Libia, se completó con revueltas en Yemen, Siria y Túnez durante los primeros meses de 2011.

Si bien aún es pronto para prever las consecuencias finales de estos levantamientos en la región del Magreb, lo visible hasta ahora es que los nuevos gobiernos provisionales no han cumplido con las demandas de democratización que impulsaron los cambios en el amanecer del año pasado.

En Occidente la rebelión ha tenido un cariz menos sangriento, aunque no ha estado exenta de hechos violentos como los disturbios ocurridos en Inglaterra o las ofensivas de la policía española contra los integrantes del movimiento 15M, después llamados Indignados, que en mayo ocuparon la Plaza del Sol en Madrid y que extendieron sus protestas contra la visita del Papa Benedicto XVI quien a mediados de año llegó a España para encabezar el Encuentro Mundial de la Juventud, un evento que costó millones de euros al gobierno del socialista Rodríguez Zapatero, en momentos en que el país era azotado por la crisis de la deuda que amenaza destruir toda la zona euro.

La crisis de legitimidad que estos años afecta a los gobiernos constituidos –y que también se ha manifestado en las movilizaciones de los estudiantes chilenos en demanda de una educación gratuita y que ha costado ya al gobierno del derechista Sebastián Piñera, la cabeza de dos ministros de educación y la caída en su nivel de aceptación pública; así como en los movimientos de Ocupación de Wall Street y de otras ciudades de Estados Unidos, e incluso del mundo—tiene un denominador común: la idea de recuperar para los ciudadanos el gobierno del mundo más allá del que detentan las élites políticas.

La consigna: somos el 99 por ciento, describe de manera muy ilustrativa el sentimiento de que resulta inadmisible que una minoría --el 1 por cieto-- imponga sus criterios económicos y políticos y mantenga sojuzgada a la mayoría.

La crisis de legitimidad de las llamadas democracias occidentales se caracteriza por la cada vez más clara conciencia de que no es en las urnas, mediante el voto de las mayorías donde se decide el destino de los pueblos. Sino que éste se encuentra regido por los intereses económicos de las grandes corporaciones, por los centros de especulación financiera y por los cada vez más poderosos y omnipresentes intereses mediáticos.

En suma, que la suerte de millones en el mundo no depende de los órganos de representación política elegidos por los ciudadanos mediante el sufragio universal, sino de los poderes fácticos, los cuales gobiernan el planeta sin necesidad de aparecer en las boletas electorales, porque no lo necesitan para implantar su poder y decisiones.

La crisis de la deuda que tiene en jaque a la eurozona y que supuso la imposición de drásticos programas de ajuste en países como Portugal, Grecia, Irlanda, Italia y España, ha conducido a los ciudadanos a preguntarse por el sentido que tiene votar por gobiernos de izquierda o de derecha, si al final las decisiones importantes terminan por ser impuestas desde el extrerior.

España es un caso paradigmático. En elecciones adelantadas, el pasado 20 de noviembre los electores echaron de la Moncloa al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) que gobernó con José Luis Rodríguez Zapatero.
Los malos resultados económicos de los socialistas, que en muchos casos aplicaron medidas económicas antipopulares más propias de gobiernos de derecha, condujeron a los españoles a votar por el derechista Partido Popular y su candidato Mariano Rajoy.

Como era de esperarse, en su primera intervención pública como gobernante electo anunció recortes al gasto público y mayores impuestos. Es decir, la profundización de las políticas por las cuales los votantes se deshicieron del PSOE. ¿Tenían opción los españoles?

La respuesta a la cuestión muestra además otro rasgo de la crisis de legitimidad de esta hora: la difuminación de las fronteras ideológicas que permitían como el fundamento económico se ha impuesto sobre las definiciones ideológicas haciendo valer aquella consigna del fin de la historia y de las ideologías preconizada con la caída del inexactamente llamado socialismo real. Consigna que significaba precisamente la preeminencia del capitalismo y sus recetas aceptadas universalmente.

Hoy los gobiernos de izquierda han  abandonado sus fundamentos ideológicos en nombre de un pragmatismo que, una vez en el poder, les impide diferenciar sus políticas para acogerse a las muy limitadas posibilidades de sólo los cambios posibles. De ahí que los electores se encuentren ante simulacros de democracia dentro de los que los únicos gananciosos son los miembros de las élites, algo que empiezan a rechazar abiertamente.

Estas son las coordenadas por las que ha discurrido el mundo y que seguramente continuará marcando la agenda de los acontecimientos y los debates durante los próximos 12 meses.