martes, 27 de noviembre de 2012

¿Qué hizo posible a Calderón?


Fiel a su mesianismo o, si se prefiere, a su torcida involución psicológica que lo condujo de más en más a sentirse y verse como un elegido, Felipe Calderón explica su paso por la presidencia de México como un designio divino.

En efecto, la semana pasada formuló en su natal Michoacán la siguiente declaración de fe:

"Yo asumo que a uno le toca vivir el momento que le toca vivir por alguna razón, que Dios sabe por qué pone a determinadas personas frente a determinadas circunstancias".

Ya habrá tiempo de analizar qué tiene el pueblo de México que así ha llevado a la conducción del país en los últimos doce años, primero a un locuaz ignorante, después a un místico de la violencia y la crueldad como forma de redimir culpas históricas de la nacionalidad, y ahora a un iletrado sin más idea que el rollo neoliberal repetido mecánicamente por convenir a los intereses a los que sirve.

¿Qué hizo posible un gobierno como el de Calderón? No desde luego su explicación teológica. Algo más simple: el entramado de instituciones e intereses nacionales y extranjeros que conforman el grupo hegemónico en el poder.

Intereses mediáticos, económicos, financieros, políticos --incluidos los de la presunta izquierda-- y hasta criminales, organizados para ejercer su dominio mediante la exclusión sistemática de los grupos sociales dominados, de modo que éstos encuentren inaccesible e infranqueable la ruta hacia un cambio en las relaciones asimétricas de poder que prevalecen.

Del lado de la sociedad, lo que permitió está que seguramente pasará a los anales como una aberración histórica que viene a confirmar aquello de que el triunfo de la derecha es moralmente imposible, se explica por la existencia de una población poco educada, empobrecida, esencialmente conservadora y tímida; dominada por un sentido fatalista de la historia, que le dicata frases asumidas como verdades inmutables que hacen ociosa cualquier clase de resistencia: "contra el gobierno nada se puede", que recuerda aquella del famoso tango gardeliano: "Contra el destino nadie la talla".

Este conjunto de factores --perfectamente históricos-- ha hecho posible que en el México del siglo XXI se haya producido un "gobierno" como el de Calderón. Lo que sin embargo más llama la atención es la falta de respuesta social, la incapacidad para detener a una administración que bañó de sangre al país, que enlutó a miles de familias sumiéndolas en el más atroz de los sufrimientos por la pérdida, desmembramiento, tortura, levantamiento o asesinato --que todas esas variedades macabras se dieron-- de sus seres queridos.

La pasividad y permisividad de la sociedad ante la muerte o exterminio de sus semejantes es acaso el signo más preocupante de todo este asunto, pues conduce a pensar que si ni ante el peligro extremo se reacciona como forma mínima de autodefensa, no lo haremos ante nada.

Todo el aparato crítico desplegado, a la postre no resultó sino testimonial porque no alcanzó para detener la masacre de miles. Los mecanismos institucionales tampoco resultaron eficaces fundamentalmente por la traición del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

En efecto, ya desde 2009, en las elecciones legislativas intermedias la población derrotó en las urnas la malhadada y desorganizada estrategia bélica, al arrebatarle al Partido Acción Nacional (PAN) la mayoría en el Congreso para cedérsela al PRI.

Y sin embargo, este partido traicionó el mandato de las urnas, pues continuó autorizando cada año crecientes partidas presupuestales para una guerra dirigida más al exterminio y control social que al combate al crimen organizado, como puede corroborarse a la luz de los nulos resultados.

Como ha documentado Mayolo Medina, presidente de la Fundación para el Estudio de la Seguridad y la Gobernanza, en los últimos 11 años (2001-2011) el presupuesto de la Secretaría de Seguridad Pública federal aumentó 668.1 por ciento (de 5.2 a 40.5 mil millones de pesos).

De todo ello habrá que extraer las lecciones pertinentes y la más inmediata es encaminar la lucha política por la vía de la organización social al margen de las instituciones formales de representación que hoy se encuentran cooptadas y reguladas por los grupos hegemónicos que las utilizan para llevar a cabo los procesos de legitimación y canalización de sus propios intereses.

Y esto es clave porque sin ello la dominación política no duraría ni un día. De ahí tiene que partir un programa de organización política de la sociedad.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Petraeus: sexo, mentiras y correos


Una serie de emails enviados por una amante celosa a la persona equivocada provocaron la semana pasada la caída del jefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos, el laureado y reconocido general David Petraeus; comprometieron seriamente la carrera del general John Allen como comandante de las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Afganistán y de rebote, condujo a descubrir que el gobierno de Barack Obama mintió en el caso del ataque del 11 de septiembre contra el Consulado de EU en Bengasi, Libia, en el que murieron cuatro estadounidenses incluido el embajador Christopher Steven.

Petraeus y Broadwell

Cuando Paula Broadwell decidió amenazar por correo electrónico a Jill Kelley nunca imaginó que su infundado ataque de celos provocaría todo este escándalo en la política estadounidense.

Broadwell --una experta en contrainsurgencia que vive en Charlotte, Carolina del Norte con su esposo y dos hijos-- envió a Kelley emails intimidantes que incluían frases como "aléjate de mi hombre", en referencia al general Petraeus con quien la remitente sostenía una relación extramarital.

Kelley, de 37 años, era amiga del ahora ex jefe de la CIA a quien conoció cuando se desempeñaba como voluntaria de enlaces sociales en la base de la fuerza aérea de Mac Dill, sede del comando central de EU, donde Petraeus y Allen estuvieron comisionados entre 2008 y 2010. En ese papel, organizaba cenas, fiestas y ayudaba a los generales y sus familias a ambientarse en su nueva sede.

Patraeus conoció a Broadwell en 2006 y le ofreció ayuda para una investigación que la mujer planeaba realizar. En 2010 y 2011 Broadwell viajó en numerosas ocasiones a Afganistán  donde el general estaba al mando de las fuerzas de la OTAN, pues su proyecto consistía en una biografía del laureado militar. Dos meses después de ser nombrado jefe de la inteligencia estadounidense, en noviembre de 2011, Petraeus y su biógrafa iniciaron una relación amorosa.

La amistad y cercanía de Petraeus con Kelley hizo pensar erróneamente a Broadwell que su amante había comenzado una nueva aventura y decidió intervenir. Lo que no calculó es que la destinataria de sus amenazantes mensajes, asustada por el contenido de éstos, los mostraría a un amigo suyo de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), cuya pesquisa puso al descubierto los amoríos del jefe de la CIA, por lo que debió renunciar al cargo.

Al principio, la renuncia de Petraeus fue interpretada por la oposición republicana como un ardid para no presentarse a declarar ante los legisladores sobre el ataque del 11 de septiembre contra el Consulado estadounidense en Libia, episodio sobre el que había dudas acerca de si efectivamente se había tratado de una agresión espontánea de islamitas ofendidos por el contenido de una película contra el profeta Mahoma.

En esas estábamos cuando se supo que el affair Petraeus había alcanzado también al general John Allen, quien estaba a punto de ser confirmado como comandante de las fuerzas de la OTAN en Afganistán, y cuyo nombramiento fue congelado.
Jill Kelley
 Al parecer fue Allen quien sí tuvo flirteos con Jill Kelley (lo que confirma lo equivocada que estaba Broadwell). Una investigación del Pentágono reveló que mantuvo "comunicaciones inapropiadas" con la anfitriona de las fiestas a las que asistía junto con Petraeus.

Los correos electrónicos entre Allen y Kelley eran "inapropiados" por su carácter "insinuante", no porque incluyeran información sensible que implicara violaciones a los códigos de seguridad de la organización, señalaron fuentes del Pentágono.

Dado que sus correos fueron los que detonaron estos escándalos, el FBI registró el lunes pasado la casa de Paula Broadwell para cerciorárse de que Petraeus no hubiera compartido con ella información o material clasificado. No fue el caso. Pero esta incursión en correos de altos mandos reavivó el debate sobre la privacidad en Internet y la facultad de los gobiernos para espiar cuentas privadas de correo electrónico.

Chris Soghoian, miembro del Proyecto de Privacidad y Tecnología, de la American Civil Liberties Union, señaló que este caso "es un recordatorio de que la protección legal de los emails está muy por debajo de lo que debería".

Abrumado por los hechos y por una semana de escándalos, Petraeus compareció el viernes pasado ante los legisladores que investigan el ataque al Consulado de EU en Bengasi. Ante ellos, admitió que se trató de un acto de terrorismo en el que estuvo implicado el grupo Al Qaeda. Y pese a que sostuvo que había sido un ataque  espontáneo en respuesta a un film islamófobo, señaló que él se quedó con la impresión que desde el principio dejó en claro que había una participación terrorista significativa.

Ahora los republicanos acusan al gobierno de Obama de engañar a la gente para minimizar el hecho de que no pudo impedir un ataque terrorista, lo cual habría afectado sus posibilidades de reeleción el pasado 6 de noviembre.

Entretanto, puntuales seguidores de la máxima según la cual time is money, ejecutivos  de Hollywood ya preparan guiones para una película sobre estos escándalos al interior de la CIA. Lo que no está claro es si alguno de los protagonistas de esta historia --ya sea Petraeus o Broadwell-- venderán los derechos de su relación, que tiene todos los visos de convertirse en un éxito de taquilla.

Y todo por unos correos equivocados... 

(Con información de La Jornada y Agencias).

jueves, 15 de noviembre de 2012

Comisión Nacional Anticorrupción

Circunspectos, protocolarios, con ademanes y gestos graves, como si de verdad se tratara de personalidades honorables que estuvieran haciendo un gran servicio a la patria, la dupla de priistas que controlan el Congreso --Emilio Gamboa Patrón y Manlio Fabio Beltrones-- recibieron ayer de Enrique Peña Nieto y sus hombres --Luis Videgaray y Miguel Ángel Osorio Chong-- las iniciativas de reforma administrativa y anticorrupción.

Usuarios de redes sociales, donde puede afirmarse que está el pulso de la sociedad medianamente informada y crítica, han puesto ya en entredicho y con la sorna que amerita el caso, los alcances de la propuesta Comisión Nacional Anticorrupción, destacando la paradoja de que sean los priistas, arquetipo de las prácticas corruptas, quienes anuncien un órgano encargado de combatirlas.

Se trata, dijo Enrique Peña Nieto, de un órgano "estrictamente imparcial y profesional", lo que no dijo es que será "estrictamente autónomo" porque no es el caso. Se integrará con cinco comisionados elegidos por el presidente de la República, a quien, como se estila, deberán lealtad a partir de que le deben el cargo.

Lo notable del caso es la desfachatez con que se anuncia un esfuerzo que, incluidos sus propios promoventes, todos saben condenado al fracaso, porque, si acaso, la corrupción que se combatirá será la de ventanilla, pero quedará intocada aquella que se practica mediante el tráfico de influencias que tiene lugar en las altas. Allí donde las relaciones políticas  y la influencia de los poderes fácticos se traducen en jugosas concesiones o negocios, pues como reconoció hace unos días Ricardo Salinas Pliego, de TV Azteca:  las grandes empresas "como la mía podemos contratar muchos abogados, contadores y muchos cabilderos" para sobrevivir...".

Esos cabilderos y el derecho de picaporte que ejercen los grandes capitanes de empresa en los despachos gubernamentales clave, son la llave maestra que permite destrabar a discresión asuntos de interés económico que no siempre coinciden con los de la patria y sobre los que la nueva Comisión no tendrá ojos, como no los tuvieron antes la Contraloría General de la Federación, de Miguel de la Madrid, ni la Contraloría y Desarrollo Administrativo (Secodam) de Ernesto Zedillo, ni la Secretaría de la Función Pública, encargada de disimular las corruptelas del panismo.

En ese contexto, las señales de simulación con que inicia un gobierno emanado de un proceso electoral manchado por las evidencias de corrupción, no pueden sino considerarse ominosas.







   

martes, 13 de noviembre de 2012

Deuda externa y Pemex privatizado


La economía mexicana podría estar, como en 1994 previo al error de diciembre, prendida con alfileres. Y es que el endeudamiento públicó sobrepasó ya los cinco billones de pesos (cinco billones 536 mil 650.2  millones de pesos en números exactos), lo cual representa 42.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con el presidente de la Comisión de Energía y secretario de la Comisión de Hacienda del Senado, el priista David Penchyna.

Los focos rojos en este tema están encendidos, pues según recomendaciones del gurú de nuestros financieros, el Fondo Monetario Internacional, la deuda pública de los países emergentes --como México-- debe mantenerse en un rango de entre 25 y 30 por ciento del PIB, el cual fue superado desde el patriótico 2010 por la administración calderonista en 12.3 puntos porcentuales.

En este como en otros temas el fariseísmo panista está más que a la vista: además de la cruenta guerra que ensangrentó al país y dejó a miles de familias sumidas en el dolor, el asunto de la escandalosa corrupción impune durante el foxiato y el calderonismo, es el otro gran tema de estos años. Críticos de los sexenios priistas y de los países europeos que se endeudaron irresponsablemente, el panismo dejará al país con la mayor deuda externa de toda su historia: es decir, debemos casi la mitad de toda la riqueza que producimos entre todos en un año.

A propósito de los saldos de la guerra, el cambio de percepción mostrado por Felipe Calderón a 17 días de entregar la presidencia, sobre cómo combatir al narcotráfico no es más que la confirmación de que todo fue una estretagia planeada para mantener el país en estado de shock (véase la teoría de Naomi Klein) como una forma de control social y para mantener apuntalada con la fuerza de las armas una presidencia tan precaria por su défict de legitimidad, que incluso se auguraba que no completaría el tramo sexenal.


Ahora que se marcha y ya no es necesario mantener la impostura, el michoacano hasta se permite formar un frente común con los presidentes de Honduras, Costa Rica y Belice para demandar a la Organización de Estados Americanos que analice el "cambio de paradigma" y revise "el enfoque mantenido hasta ahora por la comunidad internacional en materia de drogas". Ya lo dijo Sabina: "¡a buena hora, carajo!"

Quienes siguen en el mismo paradigma de crear membrete tras membrete como forma de "lucha" contra el neoliberalismo avasallante son nuestros ínclitos líderes laborales y de organizaciones gremiales de "izquierda". El pasado viernes crearon el llamado Frente Amplio Social con el que pretenden oponerse a la reforma a Ley Federal del Trabajo.

Mídase la eficacia que podrán tener con sólo leer las declaraciones de estos lídercillos, las cuales reflejan no sólo candor, sino ignorancia del carácter del enemigo que dicen enfrentar. La Unión Nacional de Trabajadores (UNT) criticó al PAN pues en el affair de la reforma laboral "vio por sus intereses políticos y partidistas y no por los trabajadores". ¿En verdad la UNT esperaba otra cosa? ¿conocen estos jilguerillos la historia política del país? ¿con ese bajage esperan constituir un frente opositor?

Todavía más: Ricardo del Valle, líder de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación  (ASSA) dijo que la actuación del PAN en ese episodio fue "desconcertante". Con estos líderes que así se dicen sorprendidos por un partido que históricamente ha sido contrario a las luchas sociales, tenemos para saber que con esos amigos...

Con ese tipo de opositores se entiende el optimismo del coordinador de los diputados priistas, el sonorense Manlio Fabio Beltrones, quien este lunes anunció que el camino de las reformas ya se ha abierto y el Congreso seguirá con la reforma hacendaria, la energética y la social.


Y vaya que si van por todo, pues sin rubor alguno el presidente de la multinacional española Repsol, Antonio Brufau ha dicho que ante la perspectiva de privatización de la industria petrolera "México está en el radar de todas las compañías internacionales para aportar valor a esas compañías". Y como queriendo matizar un poco la ambición sobre el apetitoso botín que ya saborean completó: "...pero sobre todo, para aportar valor por encima de todo a México".

Aunque ya antes el consultor privado y ex funcionario de Pemex, Marcos Giacomán había advertido que no se conformarán con una reforma light. Eso no debe aceptarse --amenazó-- tenemos que ir por todas las canicas y plantear una reforma constitucional que establezca las distintas modalidades de explotación de los recursos petroleros con participación del capital privado. Así las cosas.


jueves, 4 de octubre de 2012

¿Por qué ESTA reforma laboral?

La reforma laboral que se procesa actualmente en el poder legislativo en México responde, en último término, al designio que desde hace por lo menos 25 años rige en el mundo: suprimir el Estado de bienestar, cuyo modelo de economía mixta facultaba al Estado a mediar entre los factores de la producción para garantizar el bienestar material de la población en general.

La idea subyacente en esa supresión es la de mantener los márgenes de rentabilidad no ya mediante la producción y el trabajo sino vía la expansión del sector financiero desregulado, cuyas prácticas especulativas con las deudas soberanas de los países --véanse los casos de Grecia, España, Italia, Portugal-- les reditúan mayores ganancias que la producción de mercancías y la creación de empleos.

De ahí que en México y el mundo las tasas de desempleo se encuentren al alza. En un artículodel blog Democracy in America, de The Economist (When the workers aren't needed) se señala que en EUA la porción laboral de los ingresos nacionales ha ido a la baja desde 1970 y la tendencia sólo ha conseguido empeorar desde la pasada crisis financiera.

Como lo señala ese artículo, los trabajadores están dejando de ser necesarios y aquellos que necesiten integrarse a la actividad económica deberán aceptar las condiciones del mercado expresadas en leyes laborales como la que está en curso en México.

Ello porque actualmente la valorización del capital --lo que da valor e incrementa la rentabilidad y ganancias del dinero-- se basa en la contracción del trabajo asalariado, en la restricción al consumo, la inversión especulativa y la desregulación estatal.

Esta nueva forma de valorizar el capital requiere de nuevas leyes que dén legitimidad a las prácticas socio-económicas y laborales que deben imponerse (como el outsourcing, la flexibilidad, los contratos de prueba, por ejemplo) y para eso está el aparato estatal (el ejecutivo, el legislativo y el judicial): para adaptar legalmente y dar legitimidad a las condiciones que requieran las relaciones de dominación imperantes.

No en balde, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) dice que la reforma laboral termina con la simulación y la ilegalidad. En efecto, pero lo hace no corrigiendo las violaciones sino legalizándolas. Con esa lógica mañana podría legalizarse, por ejemplo, el robo en propiedad ajena. Como se trata de algo que existe, pero que la ley prohíbe, configura lo que el CCE denomina una simulación con la que sería preciso terminar.

Así, las reformas estructurales --como la laboral-- no son otra cosa que el intento por darle al capital un andamiaje jurídico y legal que favorezca la acumulación de mayores ganancias por la vía de la supresión de los derechos económicos de los trabajadores o disminuyendo o eliminando prestaciones sociales.

La lógica de fondo es que las mayores ganancias ya no están en la producción de bienes, sino en la inversión financiera especulativa en ramas específicas. Por eso ya nadie crea empleos y por ello vendrá también la reforma energética, pues Pemex es otra jugosa veta que urge abrir a la inversión privada, nacional y extranjera, ávida de las millonarias ganancias que reporta el sector.