lunes, 7 de junio de 2010

Iniciativa México, el talk show del Bicentenario

Esta mañana fue presentada la llamada Iniciativa México, una vasta operación de gatopardismo mediático encabezada por el duopolio televisivo y en la que participan universidades, intelectuales y empresarios.

Se trata según eso, de un proyecto destinado a cambiar el México de la corrupción, de la pobreza, de la falta de oportunidades y de la discordia, por otro en el que la gente participe en su propio progreso mediante iniciativas ciudadanas constructivas en materia de calidad de vida, desarrollo comunitario, medio ambiente, justicia y derechos humanos y buen gobierno y rendición de cuentas.

A la presentación de la tan publicitada Iniciativa México (inició el 9 de mayo con la campaña: "Y tú ¿qué estás haciendo por México? y continuó el 31 de ese mes con la transmisión de un infomercial con Javier Aguirre)bien puede aplicársele aquello de "Parirán los montes con estruendo, un minúsculo ratón".

En efecto, el gran cambio que según sus promotores representará para México esta iniciativa consiste en que la gente proponga al Consejo Técnico --entre los que figuran ciudadanos "notables e independientes" (sic) como Héctor Aguilar Camín y Federico Reyes Heroles(recuérdese su desplegado aquel de "La generación del No")-- proyectos que ciudadanos de a pie estén llevando a cabo para que sean apoyados con recursos económicos.

Para ello, las televisoras han ideado --but of course-- un mecanismo parecido al de un Talk show, en el que los proyectos registrados serán analizados y votados por la propia gente, para así obtener a los ganadores que serán favorecidos con el financiamiento.

Claro, para ello se realizarán programas en los que se hable de estos héroes anónimos, se resalten sus méritos ciudadanos y, con su respectiva dósis de melodrama similar a lo que se hace con los niños del Teletón, una vez ablandados los corazones del telespectador, se le muestre que en México el cambio no requiere modificar el actual modelo económico, sino sólo participar abnegadamente, que ya la televisión se encargará de hacer la justicia que la revolución no hizo: dar los 15 minutos de fama por los que todos luchamos.

La otra vertiente de manipulación colectiva que explotará la Iniciativa México consiste implícitamente en aminorar la difusión de noticias sobre los problemas de inseguridad, violencia y delincuencia organizada que padece el país.

Se trata de una tentación discutida largamente en los medios: la de si es conveniente dar tanta difusión a la realidad de sangre que nos inunda. Como en el caso del secuestro de Diego Fernández de Cevallos en que la televisión logró silenciar el asunto, ahora se pretendería sustituir y silenciar esa realidad dándo en los próximos seis meses una cobertura intensa a todo el proceso de la Iniciativa México que culminará seguramente por ahí de noviembre --para hacerlo coincidir pomposamente con las fechas del Centenario y del Bicentenario-- con la premiación de los proyectos ganadores.

Así las cosas, a los usufructuarios de las concesiones de televisión del país no se les ocurrió otra cosa que mediatizar, vía el otorgamiento de dinero y mucha publicidad, la lucha que la gente realiza por cambiar efectivamente este país.

Aparte de que seguramente se tratará de apoyar proyectos light con su veta de sentimentalismo explotable --pues no es presumible que se apoye, por ejemplo, la lucha por su fuente de trabajo emprendida por los trabajadores del SME, o por los mineros de Cananea en Huelga desde el año pasado-- la Iniciativa México es una gran simulación porque:

1. Se otorgarán recursos como premio a iniciativas que presumiblemente combaten alguna injusticia, la pobreza, que defienden el medio ambiente contra depredadores e interes comerciales, pero se mantendrá el modelo económico que permite la generación de las anomalías.

2. Contra lo que se dice, Iniciativa México no promueve la participación de la gente. Dicha participación se reduce a proponer candidatos a los premios, a seguir por televisión las transmisiones de las diferentes fases del concurso y a votar por los favoritos, como se ha enseñado en anteriores talks shows.

3. El esquema de Iniciativa México es una copia del seguido por Ricardo Salinas Pliego y sus tiendas Elektra: lucrar con la pobreza, pues durante la transmisión de esos programas del concurso se atiborrará de publicidad al televidente.

4. Iniciativa México le voltea la tortilla al ciudadano. Con el argumento de que hay que actuar y dejar de quejarnos, le asigna la responsabilidad que corresponde a los gobiernos. Además, en la lógica mercantil de las televisoras y de los dueños de los medios, le hace creer que sólo con dinero se resolverán los problemas, aunque persistan las estructuras de corrupción que los hacen posibles.

Una iniciativa que verdaderamente apuntara a cambiar México, debería incluir, aprovechando el poder de convocatoria de los medios e instituciones que patrocinan esta simulación, una convocatoria nacional a debatir el proyecto de nación que queremos para México, cómo desmontar las actuales estructuras diseñadas para fomentar la corrupción y la impunidad y cómo avanzar hacia un nuevo modelo económico que sustituya al que nos tiene en las actuales condiciones de crisis.

Esa sí sería una verdadera Iniciativa México.

PD: ¿Cómo se involucraría el rector de la UNAM, el doctor José Narro Robles, en esta simulación?

¡Hasta la próxima

miércoles, 2 de junio de 2010

Guardería ABC, Calderón y el Estado paralelo

Hoy miércoles, Felipe Calderón recibirá en Los Pinos a un grupo --no a todos-- de padres de los niños fallecidos en el incendio de la Guardería ABC de Hermosillo, Sonora, tragedia que este 5 de junio cumplirá un año sin que hasta el momento se haya juzgado y mucho menos condenado a los responsables.

El hecho de que la oficina de quien ocupa la casa presidencial sólo invitara a alguno de los afectados y que haya excluido de esa lista a quienes figuran entre los más activos demandantes de justicia, pinta claraamente el modo en que el "gobierno" panista "dirige" el país.

Se ha acusado a Calderón de encabezar un gobierno no sólo de facto, sino también faccioso, es decir, de actuar en favor de los intereses de un grupo político-económico y en perjuicio del resto de la población.

Así, la actual descomposición social que se manifiesta en las actuales crisis social, económica, de seguridad, de justicia, de derechos humanos y laboral, entre otras, no es más que la expresión o el resultado acumulado de la acción de grupos que, dentro del bloque hegemónico, se disputan el poder político mediante reacomodos que incluyen la violencia --ahí está el secuestro de Diego Fernández de Cevallos-- y hasta el crimen.

En esa lucha intestina figura desde luego el llamado crimen organizado, mediante una de sus vertientes más influyentes por su poder económico y de fuego: el narcotráfico.

En ese contexto, Calderón actúa ya sin el menor recato por las formas y desembozadamente se declara enemigo, incluso militante, de quienes no comulgan con su ideología conservadora o con los intereses del bando que representa dentro del bloque hegemónico.

En el caso de la Guardería ABC, hay por lo menos dos personajes del bando de Calderón implicados: la dueña de la propia guardería, Marcia Gómez del Campo, quien resultó prima de la esposa del michoacano, Margarita Zavala, y el ex director del IMSS y hoy secretario de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar Horcasitas, como se desprende de la rigurosa investigación llevada a cabo por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Los padres de los niños muertos en Hermosillo que se han organizado en el Movimiento 5 de junio, que han seguido de cerca las investigaciones, que han cuestionado, denunciado y reclamado al propio Calderón los modos oficiales de hacer o no hacer las cosas, y que han presionado en busca de justicia, son a quienes el panista no recibirá.

Se reunirá en cambio, con aquellos progenitores igualmente agraviados, pero que han decidido marcharse en silencio a casa con su dolor a cuestas. Ese es el prototipo de ciudadanos con los que Calderón se siente a gusto y a los que, digamos de paso, están dirigidas las arengas patrioteras, como la que Javier Aguirre protagoniza por estos días y horas por los canales de radio y televisión.

La sociedad que se organiza, que exige sus derechos y que adopta iniciativas para incidir en sus propios problemas, que es paradógicamente a lo que se invita en aquellos mensajes sensibleros, resulta, ya en la realidad, molesta, incómoda, inatendible y, en una de esas, hasta objetivos criminalizables por atreverse a levantar la voz.

Sobre todo cuando resolver demandas de justicia implique, como en el caso de la guardería incendiada, atentar contra los intereses del grupo en el poder o desproteger a alguno de sus miembros.

No es nuevo. En el caso de los jóvenes asesinados en Villas de Salvárcar, en Ciudad Juárez, Calderón no pudo evitar enfrentar a los indignados padres, en su primer viaje a esa ciudad, empujado por la presión social creada tras su desliz de considerar a esos estudiantes como delincuentes. En su segunda visita, ya sólo se reunió con algunos de esos padres, señaladamente los menos beligerantes.

Aunque es algo que ya se sabía, este episodio de recibir y tomarse la foto sólo con los padres resignados, vuelve a desnudar a Calderón haciendo evidente de qué lado están sus intereses. Pero sobre todo, vuelve a poner de manifiesto el hecho de fondo: el poder político y económico en México está secuestrado por poderes fácticos y organizaciones que ya conforman lo que se conoce como Estado paralelo con ramificaciones e intereses internacionales.

Rescatar al país de ese estado de cosas representa el tipo de independencia que hoy se requiere volver a ganar.

¡Hasta la próxima!