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martes, 17 de enero de 2017

Crisis mundial de confianza

La confianza está en crisis alrededor del mundo, asienta el 2017 Edelman Trust Barometer. La confianza de la población general sobre cuatro instituciones clave --negocios, medios de comunicación, gobierno y ONG's-- ha declinado notoriamente, un fenómeno no reportado desde que Edelman empezó a medir la confianza entre estos segmentos, en 2012.

Con la caída de la confianza, la mayoría de los entrevistados han dejado de creer totalmente en que el sistema esté trabajando por ellos. En este clima las preocupaciones de las personas acerca del trabajo, amenazado por temas como la globalización y la automatización, se han convertido de nuevo en temores, que incitan a la adopción de acciones populistas como las que ahora se aplican en varias democracias occidentales.

Para reconstruir la confianza y restaurar la fe en el sistema, las instituciones deben dar pasos fuera de sus tradicionales roles y trabajar hacia un nuevo y más integrado modelo de operaciones que ponga a la gente, y los temores que sienten, en el centro de lo que ellas hacen.

El reporte asienta que la confianza en los medios cayó a 43 por ciento y es la más baja de todos los tiempos en 17 países. En tanto, los niveles de confianza en el gobierno (41%) cayó en 14 marcadores y es la institución menos confiable en la mitad de los 28 países encuestados.

La credibilidad en líderes también está en riesgo: la credibilidad de los líderes empresariales se redujo 12 puntos globalmente, para quedar en un reducido 37% también el más bajo de todos los tiempos. Mientras, la credibilidad de los líderes gubernamentales (29%) permanece como la menos favorecida.
The Trust Barometer, encontró que 53% de los entrevistados cree que en términos generales el sistema les ha fallado, que es injusto y que ofrece pocas esperanzas para el futuro.

Sólo 15% cree que el sistema está funcionando y únicamente un tercio está indeciso. Incluso las élites carecen de fe en el sistema: 48% del nivel de más altos ingresos, 49% de quienes tienen educación escolar, y la mayoría de los mejor informados (51%), dicen que el sistema ha fallado.

Las implicaciones de la crisis global de confianza son profundas y de amplio rango, dijo Richard Edelman, presidente y CEO de la firma. Empezó con la gran recesión de 2008 y como segunda y tercera olas de un tsunami, la globalización y el cambio tecnológico han debilitado aún más la confianza global de la gente en las instituciones. Las consecuencias son un virulento populismo y nacionalismo con el que las masas populares han tomado el control, más allá de las élites, añadió.

Otro hallazgo del estudio es que la mitad de los países encuestados han perdido la fe en el sistema, y estos son encabezados por Francia e Italia (72%), seguidos por México, Sudáfrica y España (67%).

La encuesta de Edelman consistió en entrevistas on line de 25 minutos realizadas entre el 13 de octubre y el 16 de noviembre de 2016, entre unos 33 mil entrevistados, entre ellos 1,150 personas de la población en general mayores de 18 años; 500 personas publicamente informadas de EUA y China, así como 200 de cada uno del resto de los 28 países encuestados.

Una persona públicamente informada es definida por la encuesta como alguien de entre 25 y 64 años con ingreso familiar en el decil más alto.

viernes, 13 de abril de 2012

El estado del periodismo en 2012*


La era de los móviles, en la cual la gente está conectada a la web sin importar dónde se encuentre llegó en serio. Cuatro de cada 10 estadounidenses adultos es propietario de un smarphone; uno de cada cinco posee una tablet. Los nuevos autos son fabricados con Internet incluido. Con más aparatos móviles se produce una profunda inmersión en las redes sociales.

Para los periódicos la nueva era trajo pros y contras. Nuevas investigaciones incluidas en este reporte encuentran que los aparatos móviles están incrementando el consumo de noticias de la gente, reforzando el atractivo de los medios noticiosos tradicionales y proveyendo de un estímulo de largo aliento al periodismo.

Ocho de cada 10 que consiguen noticias en smartphones o tablets, por ejemplo, también consultan noticias en computadoras convencionales. La gente está tomando ventajas de tener muy fácil acceso a las noticias durante el día en sus bolsillos, sobre sus escritorios o en sus laps.

Al mismo tiempo, un desafío fundamental que identificamos en el reporte del año pasado se ha intensificado: poner al alcance de tales intermediarios tecnológicos el control de las noticias en el futuro. En el último año dos tendencias se traslapan y refuerzan la sensación de que la brecha entre las noticias y la industria de la tecnología se está ensanchando.

Primero, la explosiva irrupción de nuevas plataformas móviles y canales de medios sociales representa otro piso de la tecnología con el cual las organizaciones de noticias deben avanzar al mismo ritmo. Segundo, en el último año un pequeño número de gigantes tecnológicos comenzó rápidamente a consolidar su poder convirtiéndose en hacedor de todo en nuestras vidas digitales.

Google, Amazon, Facebook, Apple y unas cuantas firmas están maniobrando para convertirse en el hardware que la gente usa, el sistema operativo con el que funcionan sus dispositivos, el navegador más utilizado, los servicios de correo electrónico con que se comunican, las redes sociales en las que comparten y la plataforma web en la cual compran y se divierten.

Y todo esto proverá a estas companías de datos personales detallados acerca de cada consumidor.

Ya en 2011 cinco compañías tecnológicas concentraban 68 por ciento de todos los ingresos por publicidad en línea. Y esa lista no incluyó a Amazon y Apple, las cuales consiguen la mayoría de sus dólares de transacciones, descargas y dispositivos.

Para 2015 se espera que Facebook concentre una de cada cinco piezas de publicidad digital vendida (e-Marketer. "Revenue gains push Facebook to top of US display ad market". Feb. 23, 2012).

Hace un año escribimos aquí: "La industria de la noticia tarda para adaptarse y está culturalmente más atada a la creación de contenido que la ingeniería. En 2012 ese fenómeno ha crecido.

Todo esto plantea la cuestión de si los gigantes de la tecnología encontrarán interesante adquirir una mayor participación en el mercado de las noticias como parte del todo que ya ofrecen a los consumidores.

¿Llegará un punto en que para asegurar la sobrevivencia de muchas pequeñas compañías de medios, por ejemplo, Facebook considere comprar parte de las acciones de un socio de medios tal como el Washington Post?

Ya hay signos de estrechos vínculos financieros entre los gigantes tecnológicos y los de noticias. Como parte de los planes de You Tube para convertirse en productor de contenido original para televisión, un camino al que apostó fuerte el año pasado, está financiando a Reuters para producir programas originales de noticias.

Recientemente Yahoo firmó un contrato de colaboración con ABC News para ser un provedor exclusivo de noticias en video por la red. AOL, después de ver como menos que un éxito estelar su intento por producir su propio contenido original, compró The Huffington Post.

Con el lanzamiento de su lector social, Facebook se ha asociado con The Washington Post, The Wall Street Journal, The Guardian y otros. En marzo de 2012 el co-fundador de Facebook compró el New Republic Magazine, de 98 años.

En 2011 los operadores tradicionales de noticias también emprendieron nuevos pasos para monetizar la red en su propio beneficio. The Associated Press lanzó una asociación con más de dos docenas de compañías de noticias para licenciar contenido noticioso y colectar regalías de los agregadores.

Aproximadamente una decena de diarios sobrevivientes de Estados Unidos han lanzado un tipo de plan de suscripciones digitales o pay wall. Las compañías de noticias están creando sus propias redes digitales de publicidad y ventas y se están moviendo hacia el marketing y consultoría digital.

Unas cuantas organizaciones, como el Financial Times y el Boston Globe han optado por sacar el "app" mundos controlado por Apple y Google, para crear páginas móviles usando HTML 5.

Pero nuestra investigación del año pasado encontró que estos esfuerzos son todavía limitados y que pocas compañías noticiosas han hecho considerables progresos en algunas áreas clave de noticias digitales. Las organizaciones de noticias están usando principalmente la popular plataforma de Twitter para empujar sus propios contenidos y captar audiencias, solicitar o compartir información que ellas mismas no producen.

El problema de los periódicos se agudizó en 2011. Aunque las audiencias en línea crecieron, la circulación impresa continuó declinando. En 2011 las pérdidas en publicidad impresa superaron las ganancias de los ingresos digitales por un factor de aproximadamente 10 a 1, una taza incluso peor que la de 2010.

Cuando la circulación y los ingresos por publicidad se combinan, la industria de los periódicos se ha contraido 43 por ciento desde el año 2000.

Las implicaciones cívicas del declive de los periódicos han pasado a ser más claras. Surgen evidencias de que los periódicos (sean leídos impresos o digitamente) son la fuente primaria a la que la gente recurre para informarse acerca de los problemas gubernamentales o civiles.

Si estas tendencias continúan hasta que esos medios se marchiten o desaparezcan, no es muy claro donde o si ese tipo de información sería reportada.

En suma, la industria de la información no está mucho más cerca de un modelo de ingresos de lo que lo estaba el año pasado y ha perdido más terreno ante sus rivales de la industria de la tecnología. Pero la creciente evidencia también sugiere que la   información se está convirtiendo en una parte muy importante y ominipresente en la vida de las personas. Eso, a fin de cuentas podría resultar un factor que salve el futuro del periodismo.

*Reporte anual de The Pew Research Center's  Project for Excellence in Journalism.
By Amy Mitchell and Tom Rosenstiel






miércoles, 7 de diciembre de 2011

¿Quien defiende a Peña Nieto?

Si algo, lo que reveló el traspié bibliográfico en que incurrió Enrique Peña Nieto el sábado pasado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, fue de qué lado están las preferencias mediáticas de cara a la próxima elección presidencial.

No es un delito que los medios de comunicación tengan un candidato.De hecho, así como se pide que hagan una clara distinción entre información y opinión, para no confundir ni engañar a los públicos dando una cosa por otra, sería deseable, que, como ocurre en otras partes del mundo, los medios declararan abiertamente cuál es su candidato y aún más, que hicieran explícita su agenda, que cada uno la tiene. Así los lectores sabríamos a qué atenernos respecto de cada cual.

Aunque eso no ocurre, quienes frecuentan los diferentes medios o son consumidores asiduos de sus contenidos y programación, saben de qué lado "batea" cada uno, a qué intereses responden: si a los de los lectores o a los económicos que los patrocinan y favorecen de muchos modos su prosperidad a cambio de promover un estado de cosas inamovible.


Lo malo viene cuando, como ocurre aquí, las preferencias mediáticas están presididas por los intereses, prebendas y beneficios económicos que buscan preservar y no son resultado de un análisis ponderado y crítico que ponga por delante el interés general de la población y el de la República.


Así, el librogate fabricado por el propio Peña Nieto contra sí mismo, ha tenido al menos dos virtudes: confirmó de la manera más penosa lo que ya se sabía: el talante iletrado del candidato, su incapacidad para reaccionar coherentemente ante situaciones fuera de libreto, su proclividad a mentir y, en fin, su fragilidad e indigencia intelectual.

Confirmó también que personajes y medios como Oscar Mario Beteta, Radio Fórmula, La Razón, de Pablo Hiriart; Milenio, de Carlos Marín y Ciro Gómez Leyva; y por supuesto Televisa, con Joaquín López Dóriga al frente han votado ya por el mexiquense.

Aunque en política no hay casualidades --y el periodismo es una actividad esencialmente política-- se trata "casualmente" de los mismos medios y personajes de siempre defendiendo a los de siempre. Medios y personajes que para defenderse cuando son pillados, recurren al mismo expediente: acusar a quienes los señalan de adscribirse al delirio de las teorías de la conspiración.

La apasionada defensa y el control de daños que estos medios han emprendido para resguardar la figura del de Atlacomulco y que el affair no lo raspe demasiado ni afecte la intensión del voto, no tiene paralelo, pues ha oscilado entre la descalificación, la minimización y el insulto.

Ayer, Gómez Leyva llegó a sugerir que en nada afecta, ni les va la vida a quienes leen, el hecho que el vecino o su gobernante sean unos brutos. Carlos Marín determinó que el asunto no afectaría la campaña del candidato; López Dóriga omitió refererirse al revuelo causado por la hija de Peña Nieto con su retuit clasista en defensa de su padre.

Indignado (¿temeroso?) por el daño que el tema pueda causar a "su" candidato, Pablo Hiriart llama "fantoches" a los "perredistas" que en los medios y redes sociales han fustigado la incultura del mexiquense. El problema --dice magnánimo y comprensivo con la ignorancia de su favorito-- "se cura con un buen secretario de Educación Pública".

De pronto, para estos opinadores que en otras oportunidades dicen apoyar la promoción de la lectura y se sorprenden de lo mal que estamos en ese renglón, leer "no tiene la menor importancia", para decirlo en palabras y con el tono levemente argentinado de Arturo de Córdova.

Y no sólo eso, sino que insultan a quienes critican y se sorprenden por la incultura de quien aspira a gobernarlos, llamándolos "fantoches", "exhibicionistas y pedantes" y que los hace protagonistas sólo porque leen, como escribió ayer Fernando Escalante.

Esta bien, ya sabemos que Peña Nieto no tiene cultura literaria --se desespera Hiriart en su columna-- pero, agrega: "¿Y eso qué? ¿lo hace mejor o peor?" Pues según estos adláteres disfrazados de periodistas leer o no leer no tiene ningún efecto en la vida de las personas. Y menos en la de alguien que aspira a gobernar un país con los graves problemas que tiene México.

Lo que parecen no advertir estos acomedidos es que su defensa de Peña Nieto los ha hecho emplear "argumentos" traídos de los cabellos y que los coloca contra una parte de la sociedad que no son sólo los perredistas, como sugiere  insidiosamente Hiriart.

No, la mayoría de los tuiteros y usuarios de redes sociales que se han burlado o que han ironizado lapidariamente al candidato son ciudadanos, con cierto nivel cultural, muchos de los cuales evidentemente sí leen, y que  han mostrado una conciencia alerta y sobre todo mucho ingenio y humor --es lo que más duele-- para magnificar la escandalosa ignorancia del susodicho.

A Hiriart no le dice nada (but or course) el Retuitt clasista de la hija de Peña. Candoroso y tierno, sólo ve en él a una niña de 16 años defendiendo a su padre. Esa parece ser la estrategia acordada, pues Carlos Loret de Mola acude al mismo recurso en El Universal: fustigar a los malvados que así se ensañan con una pobre e inocente niña.

Ya sólo le faltó agregar: No somos dioses, sólo somos hombres tratando de dar lo mejor de nosotros mismos. ¿Qué bonito, no?

Todo este episodio, lo que revela es la parcialidad con que la mayoría de los medios de comunicación intervendrán en la próxima campaña y en favor de quien han cargado, ya desde ahora, sus envenenados dados.



 



 



jueves, 24 de noviembre de 2011

La Jornada, Krauze y el ministro Lelo

Es difícil no ver en el fallo emitido ayer por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en contra del periòdico La Jornada y en favor de la revista Letras Libres, la forma en cómo se expresa en el México de nuestros días la lucha entre el sistema dominante y quienes se le oponen.

Más allá de las formalidades jurídicas --que también éstas fueron atropelladas-- quedó de manifiesto el designio de castigar a un medio de comunicación crítico que mediante el registro cotidiano de las imposturas de los poderosos, escapa a la uniformidad informativa y opinativa que priva en nuestro medio.

En efecto, lo que La Jornada representa en el periodismo mexicano es lo que el periodista chileno Pedro Santander ha definido respecto de la función del oficio de informar: esa voluntad  por investigar y desnudar la trama que tejen permanentemente los poderosos (gobiernos y corporaciones o poderes fácticos) para mantener su hegemonía a cualquier precio.

Entrevistado esta mañana por Carmen Aristegui, Enrique Krauze, el director de Letras Libres, confirmó mediante una frase, que eso es precisamente lo que molesta a los poderes establecidos y al conglomerado de intereses empresariales, políticos y mediáticos a los que el historiador y su revista están adscritos. Dijo que el periódico que dirige Carmen Lira está siempre de lado de los movimientos sociales revolucionarios. Y aunque llamó a desterrar el odio del debate público, enseguida calificó de estalinista al diario que lo demandó por difamación.

Parapetado tras una argucia verbal, Krauze pretendió explicar que el término "cómplice" utilizado en el texto en que Fernando García Ramírez acusó al periódico de estar "al servicio de asesinos hipernacionalistas", debe ser considerado en su acepción de "simpatizar alguien con algo", pues, dijo, es evidente que la línea editorial del diario "simpatiza" con el grupo separatista español ETA.

La aseveración muestra que o bien Krauze es un ignorante o es un cínico, porque el término "cómplice" tiene una connotación y una consecuencia jurídica, pues implica la imputación de una conducta ilícita tipificada en el Código Penal. De acuerdo con la teoría del Derecho del historiador, de aquí en adelante ningún cómplice, por ejemplo de secuestro, podrá ser imputado penalmente, pues le bastará con alegar que su condición no era la de coadyuvante en el delito, sino que sólo participó como "simpatizante".

El dictamen del ministro Arturo Saldívar Lelo de Larrea es, a su vez, un atropello sin más al sentido común y al sentido jurídico, pero sobre todo, a la letra del texto constitucional que no prevé, como argulló el juzgador la preeminencia del derecho a la libertad de expresión por sobre el derecho al honor.

Cuando la razón se ausenta, aparecen los sinsentidos. Eso ocurrió con los ministros de la Corte. El designio era liberar de la acusación a Letras Libres y los intereses que representa. Desde esa perspectiva el asunto era menos un tema jurídico y de justicia que ideológico. Aunque todavía haya quien lo niegue. Por eso prevaleció la irracionalidad de la resolución.




martes, 18 de octubre de 2011

Miguel Angel Granados Chapa


Al mediar la década de los 80, don Miguel Angel Granados Chapa participó con Benjamín Wong Castañeda en la fundación del periódico Punto. Un semanario que no alcanzó larga vida, pero que sirvió a los lectores del hidalguense como una tribuna más desde la cual seguir el examen de los asuntos públicos a que convocaba el periodista.

La columna que allí escribía --Interés público-- cerraba con una breve apostilla titulada "Mexicanos constructores" en la que --acaso para que valoráramos que no todo en la vida pública era deleznable ni corrupto-- hacía el elogio de quienes con su quehacer contribuyeron a forjar, en algún ámbito, la cultura de este país.

En la hora de su muerte, sobradamente puede incluírsele a él mismo como uno de esos mexicanos constructores. Lo fue porque con sus textos y su activismo político contribuyó en la formación de ciudadanía en un país en el que hasta hace apenas unos decenios los ciudadanos sólo valían en tanto clientelas partidistas

No es una cosa menor, porque para liberar una sociedad de las añagazas materiales y espirituales que la sujetan se requieren ciudadanos informados y en ejercicio intensivo de sus derechos y obligaciones. Y lo hizo sometiendo al escrutinio público los usos, abusos y prácticas gubernamentales que juzgaba contrarias al interés general, a despecho de gobiernos para los cuales la opacidad es garantía de impunidad.

Granados Chapa fue un acucioso observador de la vida pública, una conciencia vigilante que echaremos en falta, de más en más con el correr del tiempo.

Además de su valor informativo, había en sus textos y en sus alocusiones verbales con que cada mañana ejercía desde las frecuencias de Radio UNAM y desde el programa Encuentro de Radio Fórmula, una aspiración permanente por el buen decir, por la búsqueda del término preciso engarzado en un hilo discursivo impecable, a menudo enriquecido con digresiones o frases incidentales, que daban al conjunto un matiz complejo, pero disfrutable.

Acaso por ello ni aun en los textos más duros encontramos a un columnista exaltado o estridente. No, su prosa, como hija de la razón, combinaba austeridad con elegancia; peso argumentativo con una forma exterior serena y hasta comedida, lo que, a su modo, la hacía más filosa y penetrante.

Con esa misma serenidad se despidió de sus lectores el viernes 14 de octubre, con una frase en cuyo laconismo escapa un dejo de molestia e insatisfacción, acaso por tener que dejar su asiento de primera fila como observador de la realidad nacional. La puntualidad de su adiós --sólo dos días antes de su deceso-- da cuenta de que hasta el final, y pese a la enfermedad que lo consumía, mantuvo un espíritu despierto al tanto en todo momento de lo que estaba por ocurrir.

Hoy muchos se asumen como discípulos suyos aunque nunca hayan compartido un salón de clase con el autor de la Plaza Pública. No hacía falta. Su magisterio nunca precisó de aulas porque lo ejerció con su vida misma. Allí el verdadero talante de esta cumbre del periodismo y de las letras mexicanas.


viernes, 8 de abril de 2011

Ciro Gómez Leyva: manipular al oyente



Ciro Gómez Leyva es un periodista al servicio del poder. No se trata de una afirmación maniquea. Es, en cambio, una definición que puede verificarse empíricamente, mediante sus textos en el periódico Milenio, o mediante sus opiniones en su programa de radio o en Tercer Grado que graba en Televisa junto con Carlos Marín, Dennis Maerker y Joaquín López Dóriga.

Cobijado con el manto de una muy dudosa objetividad, que él pretende acreditar sólo porque procura entrevistar a todas las partes involucradas siempre que surge algún conflicto social o político, se ha lanzado contra aquellos periodistas que examinan con rigor crítico las posturas de los hombres del poder, acusándolos de tener una visión conspirativa de la realidad.

Gómez Leyva desestima todo análisis crítico que no se base en hechos demostrables. No está mal que así lo haga. Es un deber del periodista. Sólo que se trata de una postura que en realidad le hace el juego al grupo gobernante, porque también es un deber del periodista investigar los indicios que pueden conducir a revelar acciones impropias en el gobernante.

Él y sus compañeros rechazan las teorías de la conspiración y entonces parten del hecho de los grupos de poder actúan desinteresadamente, sin animosidades ni pasiones partidistas ni ideológicas. Esto, siempre que no se trate de opositores, porque, entonces sí, la famosa objetividad queda en un cajón.

Este viernes, por ejemplo, en su programa de radio, Fórmula de la tarde, Gómez Leyva fustigó a quienes critican al gobernador de Chihuahua, César Duarte, por su propuesta de hacer obligatoria la inscripción de ninis (la leva en la era de la informática) al ejército durante un periodo de tres años.

Lo critican, dijo el periodista, pero por ignorancia o falta de imaginación, nadie propone nada. En cambio --completó su parto de difíciles ideas-- a quien se atreve y sale a proponer algo, se lo acaban con críticas.

Este argumento de que nadie propone es falaz. Gómez Leyva miente o está desinformado. Sea de ello lo que fuere, en ambos casos, por ignorancia o mendacidad, manipula y predispone la opinión de los radioescuchas contra todos aquellos que formulan críticas a los poderes constituidos. En eso consiste su labor manipuladora.

Veamos: apenas es concebible que este comunicador ignore que desde distintas tribunas (académicos, intelectuales, partidos políticos, grupos de economistas y destacadamente el doctor José Narro Robles, rector de la UNAM) y en diversos tonos se ha propuesto que se abandone el actual modelo económico.

Como se ha documentado, es este modelo basado en el denominado Consenso de Washington, el responsable de que este país haya crecido en los últimos 30 años a una tasa promedio de 1.9%, cuando se requieren tasas de crecimiento del orden de 6% anual.

Es este modelo el que favorece la concentración de ingreso, el que otorga ventajas a los capitales golondrinos  que obtienen ganancias en inversiones especulativas y no en las productivas; todo ello condujo a este país a la falta de empleos, la caída de los salarios en términos reales, el regateo de recursos para inversión en educación, ciencia, tecnología y cultura.

Es este modelo el que ha cancelado las oportunidades de educación y de trabajo a las jóvenes generaciones, ahora bautizados con el acrónimo ninis y que incluso medra con las pensiones de los más viejos.

La propuesta no puede ser otra que modificar el modelo económico que condujo al país a esta situación. Pero para Gómez Leyva y otros periodistas de su clase, eso no debe tocarse porque es el modelo impuesto y del que se benefician sus patrones.

Nada contra el statu quo al que sirven sin declararlo. Seguramente estaría contento con escuchar propuestas que no modifiquen el actual estado de cosas, propuestas cómodas que se ajusten al esquema conocido, propuestas cosméticas que en vez de resolver sólo sean paliativos ante los problemas.

Ese es el corazón de su manipulación: descalificar las críticas, hacer ver a los inconformes sólo como opositores irracionales. Y ocultar las propuestas, esas que apuntan a desmoronar el actual estado de cosas del cual él y otros como él creen beneficiarse, aunque en realidad sólo sean lamentables operadores.

jueves, 24 de marzo de 2011

Cobertura informativa de la violencia

Ordenaditos y unidos. Foto: Notimex

Auspiciado por esa vasta operación política e ideológica encubierta denominada Iniciativa México, más de 700 medios de comunicación y grupos empresariales dedicados al rubro, firmaron el Acuerdo para la cobertura Informativa de la violencia.

Esos "abajo firmantes" se han percatado de que, entre las múltiples derrotas que el crimen organizado le ha infligido a la "estrategia" guerrera de Felipe Calderón, figura la que le ha propinado en el terreno de la comunicación.

La cada vez más extendida opinión ciudadana de que el michoacano ya perdió esa guerra, conduce ahora a los barones de la comunicación a entrar al rescate de la joya de la corona que para esos poderes fácticos representa la presidencia de la República.

De cara a los comicios presidenciales del próximo año, no pueden darse el lujo de permitir que Calderón pierda incluso la guerra mediática. Y no lo hacen por el panista, que desde hace mucho se convirtió en una pieza disfuncional para ellos, sino con miras a la protección de sus posiciones de poder y sus intereses que se manejan por medio de la presidencia, por lo cual no pueden permitir que ésta se desprestigie demasiado ni pierda su carácter cohesionador de esos intereses.

¿Y cómo piensan hacerlo? Mediante la única estrategia que conocen y que les ha dado buenos resultados siempre que se ha tratado de neutralizar a un enemigo: borrándolo del mapa, ignorándo su existencia, volviéndolo invisible. En eso consiste el acuerdo: en hacer que la guerra no exista.

Tras la "borrachera" informativa auspiciada por Wikileaks, que entre otras cosas desnudó las deficiencias del supuesto combate al crimen organizado, nuestros genios de la comunicación responden  en sentido contrario a los aires de transparencia informativa que ese portal alentó: cierran al público  los medios de información, amparados en lo que, a su parecer, es la coartada perfecta: no "hacerle el caldo gordo" a los delincuentes.

Con ese talento que tienen para escamotear los derechos ciudadanos (como el derecho a la información)  sin que parezca un atentado, y antes bien, haciéndose pasar como defensores del interés general, Televisa y el grupo de medios que lidera, advierten que el crimen organizado pone en riesgo la libertad de expresión, pero paradógicamente, a ello se responde silenciándose a sí mismos, es decir, limitando y autocensurando esa libertad.

La génesis

El acuerdo se ha venido fraguando desde hace meses. Desde que algunos intelectuales orgánicos como Héctor Aguilar Camín y Jesús Reyes Heroles plantearon la cuestión de hasta qué punto las noticias sobre la guerra de Calderón constituían una apología de la violencia, y hasta qué punto difundir imágenes o el contenido de las mantas escritas por narcotraficantes convertía a los medios en voceros de esos presuntos criminales.

El asunto tomó forma y fuerza conforme en la opinión pública crecía la percepción de la guerra fallida, y conforme las encuestas fueron reflejando el hartazgo y el rechazo de la población a la estrategia, de la cual la propia población era víctima creciente (los famosos "daños colaterales").

Un antecedente de la estrategia de silenciamiento que se concreta con este acuerdo fue ensayada en el caso del secuestro de Diego Fernández de Cevallos. Televisa, y varios medios con ella, decidieron no informar nada acerca del tema para no entorpecer las negociaciones y salvaguardar la vida del llamado "Jefe".

El contenido

El Acuerdo intenta atacar y desvanecer, la muy generalizada idea --que se ha comprobado conforme pasa el tiempo-- de que el gobierno provocó y es responsable de la violencia. Los argumentos, incluso su fraseo, son similares a los que ya ha utilizado fallidamente la propaganda gubernamental 

a) La violencia proviene de la delincuencia organizada
b) En qué momento se nos olvidó quienes eran los malos
c) Puede discutirse la estrategia, pero no culpar al gobierno por la guerra, pues es su obligación constitucional cumplir y hacer cumplir la ley .
d) Debe quedar claro que la violencia proviene de los grupos criminales.
e) Nueve de cada 10 muertes violentas son resultado de "ajuste de cuentas" (o sea, que como dice el gobierno, "se están matando entre ellos")

La idea de partida es exonerar al gobierno de culpas y responsabilidades respecto del actual baño de sangre y del terror en que vive la población, mediante la repetición machacona de una mentira: que los culpables son únicamente los malos, sin mencionar la parte que le toca al gobierno por haberse embarcado en una aventura sin los instrumentos de inteligencia adecuados, sin la tecnología necesaria, sin un ejército preparado y con la descoordinación de los órganos de seguridad.

De allí se pasa a los 10 puntos que conforman los criterios editoriales del Acuerdo, los cuales incluyen una reprimenda a la estrategia de comunicación seguida hasta ahora por Calderón (pues contribuyó a convertir a los delincuentes en héroes dignos de imitación), el referido voto de censura para no publicar las acciones del crimen organizado y una serie de obviedades acerca del manejo de la técnica periodística que, en otros casos esos medios ahora muy éticos violan flagrante y alégremente, como la obligación de dar contexto a los hechos, que no es otra cosa que explicar sus causas y consecuencias; ubicar los intereses y adscripciones de los declarantes o protagonistas de las noticias, algo de lo que nunca se han preocupado.

En realidad, el Acuerdo parece ser un mensaje que los señores de la comunicación envían a los criminales: "hasta hoy se enfrentaron a un bisoño en el manejo de los medios; pero vienen las elecciones y no permitiremos que nos echen a perder el numerito; ahora se enfrentarán a quienes somos expertos en el arte de la manipulación".

La cargada mediática, esta especie de corporativismo empresarial que tiene todos los visos del populismo que tanto critican los impulsores del acuerdo lleva implícita, además, una descalificación a todos aquellos medios que no se unan a esta "cruzada por México".

Dentro de las frases propagandísticas difundidas hoy durante la transmisión televisiva en que se presentó el Acuerdo, destaca esta: "Unos prefieren mirar al abismo; otros, mirar al cielo", la cual parece especialmente destinada a satanizar a esos medios y a quienes, sin tragarse los garlitos y las coartadas mediáticas, insisten en ver desnudo al emperador.

martes, 8 de febrero de 2011

Carmen Aristegui



Carmen Aristegui se ha convertido en la periodista más incómoda y asediada de nuestro país. Polémica, inteligente, punzante, incisiva, es la segunda vez en el actual sexenio que es echada de un noticiario.

En enero de  2008 salió de Hoy por hoy de W Radio en virtud del proceso de "renovación y actualización" de la estación, según comunicó la propia empresa, en ese lenguaje impoluto y neutral con el que en este país se pretende siempre ocultar motivos políticos inconfesables.

Esta vez los dueños de MVS noticias adujeron violaciones a un fantasmal código de ética de la estación que, por definición, debiera ser conocido por todo el auditorio, pero que (but of course) nadie ha visto nunca. Por casualidad --preguntemos de paso-- ese código ¿no incluye, como también debiera, un apartado sobre el derecho a la información de la audiencia, violado sin más por la radiodifusora?

A Carmen Aristegui se le acusa de dar calidad noticiosa a un rumor sobre las presuntas aficiones etílicas de quien gobierna desde esa casona a la que la maledicencia popular ya ha rebautizado como Los Vinos.

Si se revisa la emisión correspondiente, se verá que no fue así. La periodista lo que hizo fue pedir que se aclarara oficialmente de una vez por todas si esa especie es cierta o no. No se trata de un asunto menor, ni fue un ataque a la vida privada de nadie, pues como dijo la propia comentarista, en todas las democracias modernas, la salud de quien está a cargo de las más delicadas decisiones de un país es un tema de interés público y no --agregamos nosotros-- de seguridad nacional como pretenden hacerlo ver los intereses que aún regentean nuestro aldeanismo.

¿No acaso fue la propia Hillary Clinton --como nos lo ha hecho saber Wikileaks-- quien al asumir su cargo como Secretaria de Estado de EUA, pidió informes sobre cómo influye el estres de Calderón en su toma de decisiones? ¿O si éste era un pensador o un simple burócrata? Si a una funcionaria extranjera le importan ese tipo de datos es porque en su aparente nimiedad resultan trascendentales ¿Por qué los mexicanos deberíamos ignorarlos?

En todo caso el episodio pone en evidencia, con meridiana claridad lo que ya se sabe: que la nuestra no es una democracia, que la tal transición no fue más que una impostura y que, en consecuencia, la figura presidencial no puede ser objeto y debe seguir vedada al escrutinio público, acaso porque encarna  el entramado de privilegios, intereses y corruptelas en que se resume eso que aquí se llama sistema político y al que hay que defender a muerte.

Y como no hay crimen perfecto, las huellas de quienes indujeron el cese de Aristegui no tardaron en aparecer. Alejandra de la Sota, vocera de la presidencia se apresuró a "aclarar" que no habían interferido en la decisión. Que a ellos MVS sólo les había avisado. ¿Por qué debía hacerlo? ¿Por qué MVS, en una inusual conducta, tenía que notificar a Los Pinos el cese de uno de sus conductores de la barra de noticias?

En realidad son muchos los poderes fácticos para los que Carmen Aristegui resulta una comunicadora molesta y que en esta hora deben estar celebrando la decisión.

Por lo pronto está fuera del aire uno de los pocos espacios que escapaban al férreo control que Calderón ha decidido imponer a la sociedad mexicana de cara a su próxima operación política destinada a mantener la presidencia, lo cual incluye no sólo la presencia del ejército en las calles, sino la aniquilación de quienes pudieran ser obstáculo en ese objetivo, llámense Andrés Manuel López Obrador (a quien se pretende disminuir vía las alianzas y pactos con los chuchos y con Marcelo Ebrard), o los medios electrónicos que cedan espacios a la crítica, vía la amenaza del retiro o no refrendo de concesiones, o los medios impresos, atados por el manejo a discreción de la publicidad oficial.

Por lo demás, la pregunta sigue en pie: "¿Tiene o no problemas de alcoholismo el presidente de la república?"

martes, 17 de agosto de 2010

Calderón y Le Monde



"México está socavado por los barones de la droga", afirmó el diario francés Le Monde (12/agsto/2010), al sintetizar en un editorial la crisis de violencia prevaleciente en el país. No sólo eso. El rotativo recuerda los "problemas de legitimidad" de Felipe Calderón, tras "su impugnada elección en julio de 2006".

Y consigna lo que aquí es una percepción generalizada: la pérdida de control del gobierno "que alimentó narcoestados", la falta de una estrategia global y, en suma, "el fracaso" --no del pueblo de México--sino de Calderón en "su cruzada contra el narcotráfico".

Ante esas pocas líneas, Calderón pergueñó una respuesta insulsa que el diario francés publicó este lunes. Empleando una imagen que se quiere ingeniosa e ilustrativa, y que repite desde hace más de un año cada vez que recibe una crítica internacional, Calderón respondió a los editores que "si usted ve polvo, es porque estamos limpiando la casa".

Se trata, en fin, de un texto en el que el panista repite lo que cree que son sus argumentos más sólidos para defender su fracaso. De entrada insiste en lo que aquí hace a diario: culpar a otros de la situación al afirmar que la gravedad del problema deriva de que las anteriores administraciones no hicieron nada.

Luego señala algo que es a todas luces una falacia: dice que se combate por igual a todas las organizaciones criminales (esto en respuesta a quienes señalan que la guerra contra el narco favorece al Cártel de Sinaloa del Chapo Guzmán) y que "estamos debilitando las estructuras logísticas y financieras de la delincuencia" ( lo cual tampoco es verdad pues la estrategia se ha reducido a perseguir, capturar y asesinar a las cabezas visibles de
las organizaciones que se dice combatir, luego de lo cual el paso siguiente es producir algún espot comercial para presumir de tales acciones).

En suma, el texto publicado por Calderón en Le Monde gira alrededor de lo que ha sido su estrategia: mentir, achacar a otros el problema y autoproclamarse como el héroe que decidió enfrentar a los narcos. Todo lo cual resume en su frase de la casa y el polvo, a la que, por cierto, ya varios malosos le encontraron una adecuación: "Si ven polvo...es que nos la estamos fumando".

lunes, 7 de junio de 2010

Iniciativa México, el talk show del Bicentenario

Esta mañana fue presentada la llamada Iniciativa México, una vasta operación de gatopardismo mediático encabezada por el duopolio televisivo y en la que participan universidades, intelectuales y empresarios.

Se trata según eso, de un proyecto destinado a cambiar el México de la corrupción, de la pobreza, de la falta de oportunidades y de la discordia, por otro en el que la gente participe en su propio progreso mediante iniciativas ciudadanas constructivas en materia de calidad de vida, desarrollo comunitario, medio ambiente, justicia y derechos humanos y buen gobierno y rendición de cuentas.

A la presentación de la tan publicitada Iniciativa México (inició el 9 de mayo con la campaña: "Y tú ¿qué estás haciendo por México? y continuó el 31 de ese mes con la transmisión de un infomercial con Javier Aguirre)bien puede aplicársele aquello de "Parirán los montes con estruendo, un minúsculo ratón".

En efecto, el gran cambio que según sus promotores representará para México esta iniciativa consiste en que la gente proponga al Consejo Técnico --entre los que figuran ciudadanos "notables e independientes" (sic) como Héctor Aguilar Camín y Federico Reyes Heroles(recuérdese su desplegado aquel de "La generación del No")-- proyectos que ciudadanos de a pie estén llevando a cabo para que sean apoyados con recursos económicos.

Para ello, las televisoras han ideado --but of course-- un mecanismo parecido al de un Talk show, en el que los proyectos registrados serán analizados y votados por la propia gente, para así obtener a los ganadores que serán favorecidos con el financiamiento.

Claro, para ello se realizarán programas en los que se hable de estos héroes anónimos, se resalten sus méritos ciudadanos y, con su respectiva dósis de melodrama similar a lo que se hace con los niños del Teletón, una vez ablandados los corazones del telespectador, se le muestre que en México el cambio no requiere modificar el actual modelo económico, sino sólo participar abnegadamente, que ya la televisión se encargará de hacer la justicia que la revolución no hizo: dar los 15 minutos de fama por los que todos luchamos.

La otra vertiente de manipulación colectiva que explotará la Iniciativa México consiste implícitamente en aminorar la difusión de noticias sobre los problemas de inseguridad, violencia y delincuencia organizada que padece el país.

Se trata de una tentación discutida largamente en los medios: la de si es conveniente dar tanta difusión a la realidad de sangre que nos inunda. Como en el caso del secuestro de Diego Fernández de Cevallos en que la televisión logró silenciar el asunto, ahora se pretendería sustituir y silenciar esa realidad dándo en los próximos seis meses una cobertura intensa a todo el proceso de la Iniciativa México que culminará seguramente por ahí de noviembre --para hacerlo coincidir pomposamente con las fechas del Centenario y del Bicentenario-- con la premiación de los proyectos ganadores.

Así las cosas, a los usufructuarios de las concesiones de televisión del país no se les ocurrió otra cosa que mediatizar, vía el otorgamiento de dinero y mucha publicidad, la lucha que la gente realiza por cambiar efectivamente este país.

Aparte de que seguramente se tratará de apoyar proyectos light con su veta de sentimentalismo explotable --pues no es presumible que se apoye, por ejemplo, la lucha por su fuente de trabajo emprendida por los trabajadores del SME, o por los mineros de Cananea en Huelga desde el año pasado-- la Iniciativa México es una gran simulación porque:

1. Se otorgarán recursos como premio a iniciativas que presumiblemente combaten alguna injusticia, la pobreza, que defienden el medio ambiente contra depredadores e interes comerciales, pero se mantendrá el modelo económico que permite la generación de las anomalías.

2. Contra lo que se dice, Iniciativa México no promueve la participación de la gente. Dicha participación se reduce a proponer candidatos a los premios, a seguir por televisión las transmisiones de las diferentes fases del concurso y a votar por los favoritos, como se ha enseñado en anteriores talks shows.

3. El esquema de Iniciativa México es una copia del seguido por Ricardo Salinas Pliego y sus tiendas Elektra: lucrar con la pobreza, pues durante la transmisión de esos programas del concurso se atiborrará de publicidad al televidente.

4. Iniciativa México le voltea la tortilla al ciudadano. Con el argumento de que hay que actuar y dejar de quejarnos, le asigna la responsabilidad que corresponde a los gobiernos. Además, en la lógica mercantil de las televisoras y de los dueños de los medios, le hace creer que sólo con dinero se resolverán los problemas, aunque persistan las estructuras de corrupción que los hacen posibles.

Una iniciativa que verdaderamente apuntara a cambiar México, debería incluir, aprovechando el poder de convocatoria de los medios e instituciones que patrocinan esta simulación, una convocatoria nacional a debatir el proyecto de nación que queremos para México, cómo desmontar las actuales estructuras diseñadas para fomentar la corrupción y la impunidad y cómo avanzar hacia un nuevo modelo económico que sustituya al que nos tiene en las actuales condiciones de crisis.

Esa sí sería una verdadera Iniciativa México.

PD: ¿Cómo se involucraría el rector de la UNAM, el doctor José Narro Robles, en esta simulación?

¡Hasta la próxima

lunes, 31 de mayo de 2010

Aguirre, el bicentenario y la manipulación colectiva

Vamos acercándonos a una temporada de distracciones mediáticas que permitirán al grupo en el poder desplegar diversas formas de manipulación colectiva encaminadas a aseguir moldeando el imaginario colectivo de acuerdo con ciertas pautas de comportamiento que luego se expresarán inconscientemente en acciones específicas, como votar por ciertos candidatos, compras de temporada mundialista y en un patriotismo emparentado con las ideas de orden y respeto hacia los gobernantes y el estado de cosas imperante.

Con el telón de fondo de la cada vez más próxima justa mundialista, el gobierno federal y los poderes fácticos (la televisión y los intereses comerciales)iniciaron una campaña encaminada a ensalzar el "orgullo de ser mexicanos", montados en tres acontecimientos: el mundial, el spot de Javier Aguirre suscrito por un membrete de ocasión denominado Iniciativa México y el virtual inicio de los festejos oficiales por el bicentenario.

Casualmente, la arenga patriotera del seleccionador nacional de fútbol --que apenas en febrero llamó a este un "país jodido"-- se presentó en cadena nacional la noche del mismo domingo en que con gran despliegue publicitario se invitó a la población a la "solemnísima" ceremonia de traslado de los restos de los caudillos de la Independencia, del Angel al Castillo de Chapultepec.

El pretendidamente encendido y emotivo discurso que dice un hombre que, como Aguirre, ni siquiera vive en México por la inseguridad que priva aquí, tiene el mismo eje que todos los discursos motivacionales que el conservadurismo panista nos ha recetado antes: la población es corrupta, transa, floja e incrédula y por ello no somos el gran país que podemos ser.

Como si todas esas actitudes no hubieran sido inoculadas a partir del comportamiento poco ético de los gobernantes: el arribismo de los políticos, el amiguismo que por encima de la ley priva en la asignación de millonarios contratos, en la obtención de franquicias y en los cientos de historias de enriquecimiento ilícito al amparo del poder.

Un sistema de justicia que protege a los poderosos y se ensaña con quienes nada tienen; un sistema político diseñado para burlar la ley y la voluntad popular; una industria del entretenimiento concesionada ad perpetum a dos influyentes familias que han puesto esos medios al servicio de la ignorancia.

La lista de ilícitos perpetrados por quienes controlan el poder político y económico en México tendría que incluir además el atropello a los derechos laborales, económicos y humanos de la población, los desaparecidos políticos, la evasión de impuestos solapada en favor de los grandes consorcios, mientras se hace pagar más a la mayoría asalariada.

La lista de atropellos no es, desde luego, exhaustiva, pero ha generado lo que podría denominarse una subcultura de la sobrevivencia resumida en el apotegma: "el que no transa no avanza".

Cualquier ciudadano que haya intentado realizar un trámite oficial por vías legales se enfrenta en México a una maraña de intereses creados y corruptelas que sencillamente impiden transitar por los caminos de la ley.

Hasta la "informalidad" --ese fenómeno de sobrevivencia cotidiana a que han sido orillados millones ente la inoperancia y corrupción de un modelo económico que los excluye del mercado laboral-- tan vituperado en el discurso oficial, está convertido en una mina de oro explotada por una cauda de lidercillos e inspectores controlados a su vez por funcionarios de más alto rango.

Ello ha configurado un país en el que, en efecto, predomina la cultura de la ilegalidad, la cual no será desterrada por discursos sensibleros dichos por figuras públicas de dudoso prestigio, como el señor Aguirre.

"Pasar del país del sí se puede al del ya se pudo", como reza una de las frases del mencionado spot, requiere desterrar la corrupción en las cúpulas del poder. Y de ahí para abajo, no al revés.

Eso que aparece ante los ojos de todos como una tarea asaz imposible como titánica es en realidad muy simple. El gobierno tiene todos los días múltiples oportunidades para modificar ese estado de cosas sin necesidad de pagar por sí o a través de membretes como Iniciativa México, costosos comerciales lava-cerebros.

Ahí está, por citar sólo un caso, el asunto de los 49 niños muertos en el incendio de la Guardería ABC de Hermosillo, Sonora. A casi un año de esa tragedia ningún responsable ha sido juzgado y los padres de las víctimas siguen su lucha personal en busca de algo que en cualquier otro país sería una cuestión de trámite: la justicia.

Pero eso no depende de que la vendedora ambulante no estorbe el paso en alguna acera, o del empleado que se hace tonto para trabajar poco y salir más temprano, como lo sugieren los spots previos al rollo de Aguirre.

Eso depende de que terminen la corrupción y la impunidad en las cúpulas del poder. En un país donde los méritos no pagan, como se han empeñado en demostrarnos por años los dueños del dinero y del poder político, cualquier arenga proveniente de quienes han propalado esos comportamientos sólo serán ganas de seguir manipulando y lucrando con situaciones que se dice combatir.

¡Hasta la próxima!

jueves, 12 de noviembre de 2009

El papel de los medios en el conflicto de Luz y Fuerza

La marcha y el paro nacional realizados ayer por el Sindicato Mexicano de Electricistas y otras agrupaciones obreras, populares y estudiantiles, en favor de la reapertura de Luz y Fuerza del Centro --liquidada por el grupo en el poder mediante un decreto cuya legalidad ha sido cuestionada por los principales constitucionalistas del país-- mostró la estrategia de contrainsurgencia desinformativa que el gobierno aplica no sólo en contra del SME, sino de toda la población, para garantizar el control social de la disidencia.

La receta no es nueva, pero sigue en uso: consiste en destacar los perjuicios que la movilización causaría a peatones, automovilistas y comerciantes, con el evidente propósito de exacerbar el enojo de los afectados. Un vocero de los comerciantes aseguró que la marcha causaría pérdidas por 20 millones de pesos, pero no se tomó la molestia de explicar cómo llegó a ese cálculo.

Y aun hubo medios, como el salinista La Razón que dirige Pablo Hiriart, que en obvia consonancia con el discurso gubernamental y violando todos los códigos periodísticos que prohiben deslizar opiniones o condenas en los encabezados de notas informativas, insistió en descalificar la lucha de los electricistas: "El SME sale hoy a la calle en defensa de privilegios", fue el encabezado principal.

Concluida la protesta, la defenestración siguió que dio un contento. Se trataba ahora de desvalorar sus efectos: ("marcha desdibujada", "Acudieron sólo 30 mil") y de continuar con la labor de desprestigio: "día caótico", "violencia callejera", "insultos a transeúntes" "protesta desquiciada y extremadamente violenta"; otro locutor se escandalizaba por las "pintas en monumentos históricos".

El inefable Pedro Ferriz de Con presentó en Canal 28 un "Pulso ciudadano" en que "ciudadanos" condenaban la movilización y conminaban a los electricistas a aceptar la decisión gubernamental: "Es una orden del gobierno que tienen que acatar", dijo una señora; "Ya es imposible que cambien lo que está sucediendo", señaló otro con la resignación que a los medios les gusta destacar.

Era tan evidente la maniobra que, asaltado por un rubor de último minuto, Ferriz se vio precisado a aclarar que los sondeos callejeron son aleatorios y que las tales entrevistas se presentaban sin edición ni sesgo informativo. Ya saben: "Explicación no pedida...".

La condena mediática fue completada por TV Azteca con un desgarramiento de vestiduras ante el "atentado a la libertad de expresión" que significaron las pintas que los manifestantes hicieron en una camioneta de esa empresa, en protesta por la evidente desinformación que la televisora pone en práctica en su cobertura del conflicto.

Todo lo anterior puede resultar anecdótico. No lo es, sin embargo. Forma parte de una estrategia global --que localmente se aplica de manera pedestre-- encaminada a combatir todo lo que se oponga al actual modelo de dominación impuesto por Estados Unidos, y que en México es defendido por la derecha en el poder (PRI-PAN).

Esa ofensiva se expresa en México en la aplicación de un modelo que --como lo demostró la Ley de Ingresos recién aprobada por el Congreso-- insiste en mantener vigente el Consenso de Washington, un conjunto de medidas económicas dictadas por el stablishment estadounidense que desembocó en la actual crisis mundial.

Carlos Slim, considerado ayer por la revista Forbes como el sexto hombre más poderoso del planeta, denunció apenas el domingo pasado la aplicación aquí de ese modelo: "Hemos vivido con ajustes económicos que nos han impuesto desde afuera el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, en vez de elaborar planes de desarrollo".

Los representantes en México de esos intereses son el PRI y el PAN. Y para seguir aplicando el neoliberalismo que les dictan desde fuera, necesitan garantizar las condiciones que permitan asegurar y ampliar las ganancias de los grandes capitales.

De ahí que voten leyes que liberan de impuestos a los empresarios, o les regalan la explotación de recursos de la nación, como las minas, la petroquímica básica o el espectro radioeléctrico, o creando falsos organismos reguladores, como la Comisión Federal de Telecomunicaciones controlada por Televisa.

En el caso de Luz y Fuerza, su pretendida eliminación responde al interés del bipartido en el poder de abrir el negocio de la fibra óptica (1,100 kilómetros de red pertenecientes a LyF) a los empresarios cercanos al régimen (La empresa hispana WL entre cuyos accionistas figuran los ex secretarios de Energía panistas Ernesto Martens y Fernando Canales Clariond).

Así pues, la violencia mediática contra la defensa que los trabajadores hacen de esa empresa no es otra cosa que la forma en que el imperio de las comunicaciones defiende sus negocios en puerta ante lo que considera un obstáculo para la reproducción del sistema neoliberal, sus ventajas y privilegios.

Mediante los recursos y triquiñuelas televisivas y radiofónicas reseñadas al principio, los medios de comunicación hacen su papel: manipulan la conciencia de la población de modo que ésta acepte y vea sólo "la verdad" del poder.

Aplican puntualmente aquel principio de la dominación según el cual la conciencia de los poderosos debe introducirse en la conciencia de los dominados. Que éstos piensen y crean que sus intereses son similares a los que los sojuzgan para que una vez engañados, se conviertan incluso en sus defensores.

En eso consiste toda la labor de los medios de comunicación. Y el resultado rinde frutos, pues es obvio que la mayoría de la población cree, en efecto, que los medios denuncian el caos provocado por las protestas movidos por un genuino interés en el bienestar de los afectados.

Su interés está en otra parte: en el desprestigio de los movimientos sociales que pueden ser un obstáculo para sus ganancias.

Addenda: Una muestra más de las prácticas de manipulación y censura de las televisoras: ayer, durante la inauguración del estadio Territorio Santos Modelo, Felipe Calderón escuchó abucheos y rechiflas cuando fue presentado y en el momento en que leyó su discurso.

De inmediato, el sonido ambiental de la transmisión fue aminorado para que la repulsa a Calderón no se escuchara en la televisión.

¡Hasta la próxima!

martes, 27 de enero de 2009

Engaños

Es lícito y hasta deseable que los gobiernos divulguen los resultados de su quehacer en favor de los ciudadanos. Eso les acarrea una imagen de cumplimiento, contribuye a la reafirmación de consensos sobre la obra de gobierno y les proporciona una buena dosis de legitimidad.

Alcanzar estos beneficios con base en mentiras o mediante la repetición machacona de medias verdades --a la manera de Goebbels-- resulta, en cambio, ilegal, inmoral y puede que hasta engorde.

Esto último es lo que hace el señor Felipe Calderón con el Acuerdo Nacional en favor de la Economía Familiar y el Empleo. En términos llanos, se trata del tardío plan anticrisis con el que su administración intenta paliar la actual turbulencia económica.

Veamos: el jueves pasado los concesionarios de radio y televisión anunciaron en la Secretaría de Gobernación que otorgarán espacios en sus respectivos medios para promocionar los compromisos incluidos en ese plan.

En efecto, desde entonces desataron una campaña mediática en la que se difunde una y otra vez que la gasolina no subirá el resto del año, que el gas doméstico bajará 10 por ciento y no más, porque no más sustancia hay en el tal acuerdo.

Esa publicidad es, no obstante, mentirosa porque en los estados del norte del país, el publicitado congelamiento en el precio de la gasolina no se aplica. Allá los gasolinazos siguen como si nada. Pero eso lo ocultó tramposamente el señor Calderón al anunciar su plan en cadena nacional el pasado 6 de enero.

La reducción en el gas LP, ese que "usted usa en su cocina" es de apenas 67 centavos diarios al mes, si se considera que el precio del tanque rondaba los 201 pesos antes del descuento.

Aparte el engaño que se difunde, lo objetable es la pretensión gubernamental y de los poderes fácticos, entre los cuales figuran los empresarios de la comunicación, de ocultar o cambiar la realidad a punta de propaganda. No es nuevo. Pero asombra que ante una situación económica tan difícil, y cuyos filos son tan evidentes, la respuesta sea atiborrar los medios con la difusión de unas medidas inocuas, como si ello obrara en beneficio de la población.

Se sabe que no es así, pero el gobierno, como siempre, prefiere salvarse a sí mismo que a sus ciudadanos, mediante campañas propagandísticas, como si se estuviera ante un problema de imagen, aunque el tema, como veremos, tiene una dimensión político-electoral.

El asunto tiene otra arista acaso más grave, porque ilustra el contubernio entre autoridades y los empresarios de los medios de comunicación para beneficiarse a sí mismos y, de paso, quebrantar la ley.

En la referida reunión del Palacio de Covián, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, ofreció dar la consabida "certeza jurídica" a la industria de radio y televisión, por lo cual destacó el acuerdo presidencial para lograr la conversión tecnológica AM-FM y anunció la autorización de un primer paquete de 130 refrendos otorgados a radiodifusores.

El investigador de medios de comunicación, Gabriel Sosa Platas ha advertido que en el punto de los refrendos (renovación que se otorga a los dueños de medios de la concesión para explotar el espectro radioeléctrico) el gobierno estaría preparando una propuesta para solventar en favor de los actuales poseedores el asunto de las concesiones vencidas.

El tema es delicado porque, como recuerda Sosa Platas, en la sentencia contra las reformas de 2006 --la llamada Ley Televisa-- la Corte estableció la licitación pública y el pago de una contraprestación al Estado como condiciones para otorgar dichos refrendos.

La sociedad habrá de estar pendiente de que no se tuerza la ley en aras de compromisos como los que se delinearon en la reunión del viernes en la secretaría de Gobernación.

El oficioso ofrecimiento de los concesionarios de radio y televisión al gobierno en cuanto a difundir su plan anticrisis podría constituir un modo encubierto de brindar apoyos electorales pues, en los hechos, se trata de una intensa campaña propagandística que (oh coincidencia!!) tiene lugar en un año en el que estarán en juego seis gubernaturas y 500 curules de la Cámara de Diputados.

Y debe recordárse que, de acuerdo con las nuevas disposiciones, ningún particular puede contratar anuncios que impliquen proselitismo en favor de candidatos. No es ese el caso, se dirá, pero subrepticiamente, al difundir en forma masiva y repetida los supuestos afanes del gobierno en favor de la población, se consigue el efecto colateral, de apoyar, por asociación de ideas, a los candidatos de Acción Nacional.

Tenemos, así, una escopeta que no mata dos, sino hasta tres pájaron con un sólo tiro: difundo tu plan anticrisis, te apoyo electoralmente sin que se nos acuse de violar la ley y tu nos refrendas las concesiones buscando también subterfugios para evadir la ley.

Es lo que se conoce como una negociación ganar-ganar, donde el único que pierde es el Estado de derecho y, por supuesto, la población. Veremos.