viernes, 24 de julio de 2009

Narcotráfico: el poder oculto

Las bravuconerías del secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, son sólo fuegos de artificio mientras no se ataquen las verdaderas redes de poder del narcotráfico.

El atildado secretario "retó", parapetado en la comodidad de su oficina, a que los narcotraficantes se enfrenten a la autoridad y no ataquen a la población civil, cómo si ese fuera el tema principal en la batida gubernamental contra el crimen organizado.

Gómez Mont, como su jefe el señor Calderón, cree que estamos ante un pleito callejero que se resolverá a balazos o a golpes. Digamos entre paréntesis que el cabecilla de cualquier pandilla callejera tiene más autoridad moral que nuestro impoluto secretario, pues él mismo participa en la refriega y no lanza retos para que otros se maten en su nombre.

Semejante visión del problema es la que impide avanzar en la lucha contra el narcotráfico. Veamos: en una entrega anterior (Vamos ganando) dijimos que si bien todos los días se informa de la captura de un narcotráficante importante, el poder de los cárteles no disminuye.

Un reporte reciente del Consejo Nacional contra las Adicciones (Conadic) viene a confirmar esa aseveración: en los últimos seis años creció 78 por ciento el número de adictos, lo cual refleja que la campaña "para que la droga no llegue a tus hijos" no es más que un eslogan publicitario, pues pese a las cifras récord en decomisos de drogas, cada vez son más los consumidores de estupefacientes.

Edgardo Buscaglia, asesor del Instituto de Entrenamiento para el Mantenimiento de la Paz, de la Organización de Naciones Unidas, explica el fenómeno diciendo que el problema no se acabará mientras el Estado mexicano no investigue las redes patrimoniales y políticas de los cárteles.

"Estamos enfrentando a grupos criminales que se esconden detrás de empresas donde están involucrados políticos y empresarios famosos a los que no se les confisca el dinero ilícito".

El funcionario, que ha estudiado las mafias criminales en 107 países, señaló en una entrevista con Alberto Torres e Isaías Pérez, reporteros de El Universal, que los hombres clave de los cárteles que el gobierno dice capturar no son el verdadero "jefe".

"Los directorios visibles sólo son pantallas. Los verdaderos jefes no siempre están visibles y ellos --por lo regular Consejos directivos-- son los que planean la estrategia de esas mafias". Los que vemos son personal operativo.

Quienes conforman las auténticas cúpulas criminales "son personajes que han ido a escuelas de negocios, a Harvard, a Londres".

Para el también coordinador del Programa Internacional de Justicia y Desarrollo, del ITAM, lo que se requiere en México es un pacto político de los partidos y que se realicen las investigaciones patrimoniales que desnuden las redes de complicidad entre empresarios, políticos y narcotraficantes.

Mientras sólo se combata con soldados y policías a los cárteles, añade el experto, el problema no acabará, porque mientras eso sucede, el poder económico de las mafias sigue acrecentándose.

Ana Laura Magaloni, especialista en derecho penal y políticas de control del crimen, del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), dijo al periódico Reforma algo similar:

"El decomiso de drogas no es el indicador más exacto para medir el éxito del combate al narcotráfico. El decomiso lo que genera es un aumento en el precio de los estupefacientes. Así se compensan las pérdidas.

"Tendríamos que revisar casos de lavado de dinero para empezar a medir con más precisión el éxito...es más importante desmantelar redes que permiten el flujo de drogas y eso se combate en el lavado de dinero y persiguiendo la corrupción política".

He ahí, más allá de bravuconerías, la verdadera dimensión de la tarea. Lo demás es, como dijimos, fuegos de artificio para entretener a la galería.

¡Hasta la próxima!

jueves, 23 de julio de 2009

Calderón o el desplome

Los desastrosos resultados del señor Felipe Calderón como titular ("haiga sido como haiga sido") del poder Ejecutivo conducen de nuevo a plantearse la necesidad de revisar --para cambiarlo-- el sistema político presidencialista que nos rige.

En un sistema parlamentario, por ejemplo, el actual inquilino de Los Pinos ya hubiera recibido del Parlamento una Moción de censura que implica la dimisión constitucional del Presidente. Ante los pobres y regresivos resultados en casi todos los renglones de su administración, el señor Calderón ha perdido en los hechos la confianza de la ciudadanía y, con apenas un tercio y medio de su sexenio, enfrenta la mayor crisis política por el descontrol de las principales variables en la conducción del país.

La impericia y las mentiras con que se conduce la economía, el aumento en los índices de corrupción, la falta de transparencia, el incremento de seis millones de personas que han caído en la pobreza en sólo dos años de la presente administración, el elevado porcentaje del desempleo abierto (aumentó 46 por ciento en el último año y tiende a empeorar, según Banamex), así como los insuficientes resultados en seguridad pública, pese a la virtual militarización del país, son algunos de los saldos negros de las políticas de Calderón.

Añádase a lo anterior los rezagos en materia de competitividad (según la evaluación del Foro Económico Mundial, México está en el lugar 60 entre 134 países en este renglón) y en la productividad.

Se trata, en fin, de un recuento hiper deficitario que hace urgente la necesidad de un cambio que en estos momentos es, sin embargo, imposible constitucionalmente porque México carece de las figuras de revocación del mandato o del voto de censura del sistema parlamentario.

Y pese a lo dicho por el renunciado presidente nacional del gobernante Partido Acción Nacional, Germán Martínez, no es cierto que en ese partido o en el país exista una "cultura de la dimisión" que haga probable que Calderón tome ese camino.

De modo que es necesario iniciar una nueva reflexión y debate sobre la conveniencia de modificar el sistema presidencial por otro más dúctil para casos de crisis de incompetencia, como la que afecta al actual grupo en el poder.

En los regímenes parlamentarios, de acuerdo con Wikipedia, la moción de censura permite al Parlamento dictaminar si el Presidente sigue teniendo o no su confianza y, por lo tanto, si puede seguir gobernando. En contraparte, el Ejecutivo puede solicitar una moción de confianza para afrontar una situación de debilidad o para solicitar el respaldo parlamentario a una política concreta o a un programa.

Si el Presidente pierde la moción de confianza, generalmente está obligado a dimitir, aunque no necesariamente. La renuncia, en cambio, es obligada, si pierde una moción de censura.

Si, como se ha dicho, el país no está listo para cambiar a un régimen parlamentario, existen otras vías, como el sistema semipresidencialista que puede combinar las ventajas del parlamentarismo con las del presidencialismo, como ha mostrado Francia, una de las naciones que cuenta entre las más industrializadas del mundo.

En fin, un debate como el propuesto aquí es necesario, para no dejar al país en la indefensión ante situaciones de retroceso como la que vivimos. Con todo y lo malo que resultan los actuales índices de involución en que está sumido México, eso no es lo peor. Lo peor vendrá cuando descubramos que para volver a encarrilar al país se necesite de una o dos generaciones porque la actual está en riesgo de convertirse en una generación perdida.

Ojalá entonces no sea demasiado tarde.

¡Hasta la próxima!

miércoles, 22 de julio de 2009

Pobreza

Es difícil saber si el señor Felipe Calderón está realmente al tanto de cómo se han salido de control las principales variables del país: economía, seguridad, gobernabilidad.

Más difícil aún resulta encontrar un renglón de su "administración" en que haya conseguido un saldo favorable. Apenas el sábado pasado el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), organismo descentralizado de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso), informó que desde que Calderón se impuso como Presidente, este país es más pobre y desigual.

Entre 2006 y 2008 el número de mexicanos en pobreza patrimonial --aquellos que no pueden cubrir sus necesidades básicas de educación, salud, alimentación, vivienda, vestido y transporte, aún cuando inviertan en ello todos sus ingresos-- pasó de 44.7 millones a 50.6 millones.

El análisis --realizado con base en los resultados de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares 2008 presentados por el INEGI el pasado 16 de julio-- señala que en los últimos dos años el número de personas con pobreza alimentaria --aquellos cuyos ingresos no les alcanza para adquirir una mínima canasta de alimentos-- pasó de 14.4 millones a 19.5 millones de personas.

En términos porcentuales la pobreza patrimonial aumentó de 42.6 a 47.4 por ciento de la población; en tanto, la pobreza alimentaria se incrementó de 13.8 a 18.2 por ciento de los mexicanos.

¿Qué significan estos resultados? Son una demostración palmaria de que, más allá de la ineptitud del actual grupo gobernante, el modelo económico que aplican --y la ideología consustancial al mismo-- resultan inoperantes.

Se trata de un modelo que al mismo tiempo que lucha contra la pobreza se encarga de fabricar pobres. Las políticas de desarrollo social de corte neoliberal que aplica la derecha en el poder no apuntan ni pretenden hacerlo, a cambiar las condiciones que permiten la reproducción de la pobreza.

En su atribulada defensa de la actual política social, el secretario del ramo, Ernesto Cordero Arroyo, dijo una serie de disparates (como pretender hacernos creer que "vamos por el camino correcto", pese a la evidencia en contrario), pero atinó a decir que salir de la pobreza depende más de la capacidad de la economía para generar empleos y no tanto de la política social, orientada a brindar oportunidades a los mexicanos más pobres.

Esto último es, por cierto, el defecto más grande de esa política. Se trata de un conjunto de programas de tipo asistencial e individual que no atienden los aspectos estructurales ni sociales del problema.

En vez de preguntarse por el tipo de estructura social que crea más pobres cada año, los gobiernos neoliberales, como el del derechista Acción Nacional sólo atinan a responder con acciones de corte caritativo, cuando lo que se requiere es transformar las bases del sistema.

Adicionalmente, las políticas de desarrollo social se han utilizado en este país no tanto para resolver el problema, sino como otra forma de control social de los pobres, cuya participación y organización real ha estado siempre cancelada.

En ese marco, ya podrán ir y venir discursos en los que el gobernante en turno presuma haber dispuesto de mayores y crecientes recursos para el combate a la pobreza (en la actual administración el gasto social pasó de 80 mil millones de pesos en 2006, a 208 mil millones en 2008), al final del día, el número de pobres habrá aumentado en vez de disminuir.

Se trata, así, de recursos públicos que pueden, en efecto, ayudar a algunas personas a paliar su condición de pobreza, pero no a salir de ella. En ese sentido, se trata de recursos desperdiciados en tanto se emplean en atenuar la pobreza, no en disminuirla y mucho menos en erradicarla. Para eso habría que dar un giro completo al modelo económico.

¡Hasta la próxima!

jueves, 16 de julio de 2009

"Vamos ganando"

De qué lado está el caos y el descontrol en la guerra del señor Calderón contra el llamado crimen organizado, en su modalidadde narcotráfico, lo muestra el siguiente dato:

Mientras el Ejecutivo insistió el martes pasado en una comida con industriales de la vivienda que los ataques de las bandas criminales no lograrán intimidar al gobierno, ese mismo día la Secretaría de Seguridad Pública Federal ordenó que se restrinjan los patrullajes carreteros en el país, ante la ola de ataques contra la policía Federal que, en los últimos días, ha dejado un saldo de 15 agentes muertos en los estados de Guerrero, Guanajuato, Michoacán y Veracruz.

La contradicción entre lo que se dice y lo que se hace es en cualquier caso, pero sobre todo en el tema y la circunstancia presentes, una demostración palmaria de que en la guerra contra el narcotráfico, como en el resto de los asuntos públicos que afectan al país en esta hora, no hay ni estrategia, ni idea ni conducción.

Desde la madrugada del sábado pasado las fuerzas del gobierno han estado bajo fuego. A la violencia desatada en los estados señalados, han de añadirse 41 asesinatos en 10 estados, todos ellos atribuidos a la delincuencia organizada, que así ha mostrado su resolución y creciente poder de fuego.

Más allá de las afirmaciones de Calderón, según las cuales los recientes ataques obedecen al "caos" en que su administración ha metido a la delincuencia al capturar a presuntos cabecillas, la realidad es que sus resultados son más bien propagandísticos.

Cada vez que el gobierno federal captura a un miembro de algún cartel, se presenta al presunto delincuente como "uno de los principales" miembros de tal o cual organización. Se le presenta ya como el cerebro financiero, ya como el coordinador operativo y de logística o ya como el hombre clave en las relaciones internacionales de su grupo.

Han sido tantos "hombres clave" capturados que las tales organizaciones criminales deberían estar a punto de desaparecer y, en cambio, vemos que, como en el drama de José Zorrilla, "los muertos que vos matáis, gozan de cabal salud" y hasta logran replegar la acción federal, como lo muestra el recién anunciado cese de los patrullajes carreteros que, como en el viejo chiste, no se sabe si se hace por miedo o por precaución.

En cambio, sigue ausente de la acción gubernamental un auténtico e integral plan contra las adicciones que incluya aspectos sociales, económicos y de salud para debilitar el eslabón más débil de la cadena que hace posible el trasiego de estupefacientes: el flanco de los consumidores que han caído en las manos de ese flagelo.

Mientras esos planes no se presenten, seguiremos con la guerra en los centros históricos de nuestras ciudades (Michoacán y Veracruz), en nuestras carreteras y calles. La droga, desde luego, seguirá llegando a "tus hijos".

¡Hasta la próxima!

miércoles, 8 de julio de 2009

Saldos y retos electorales

Los gobiernos panistas sólo duran tres años en el cargo. El resto del sexenio es un periodo perdido porque luego de cada elección intermedia el presidente queda en "calidad de bulto" o, si se quiere una expresión menos coloquial, como cadáver político.

Tal aconteció con el pedestre Vicente Fox --la sucesión inició al contarse el último voto de las legislativas de 2003-- y la historia se ha repetido con Felipe Calderón.

A una nunca superada condición espuria (principal motivación de su "guerra" contra el narcotráfico) que lo mantuvo apocado el pasado trienio, ahora se añade la pérdida del Congreso y de sus amigos inmolados poco a poco (Mouriño, Germán Martínez, Ignacio Zavala, César Nava), así como el inequívoco rechazo de la población a su gobierno.

Los próximos tres años aparecen así ante Calderón como un inhóspito desierto que tendrá que atravesar políticamente aislado, debilitado y atorado por un PRI que, en el mejor de los casos, lo acompañará en algunas iniciativas para no parecer demasiado intransigente, pero en otras aprovechará para apuñalarlo hasta que llegue al 2012 políticamente desangrado útil sólo para entregarles la banda presidencial.

La dimisión ayer del presidente del PAN, Germán Martínez, es sólo una formalidad y acaso no sirva ni como gesto amistoso hacia el PRI, pues resulta obvio que la actitud pendenciera adoptada durante la campaña electoral por el así llamado germancito, fue ordenada y autorizada por el propio Calderón y diseñada por su experto en campañas sucias, el español naturalizado mexicano, Antonio Solá.

Así que el "gobierno" de Calderón pudo haber terminado el domingo pasado. El PRI, aliado con el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y por extensión con Televisa constituyen una variante de la derecha (en México la otra es el PAN) que en lo sucesivo se encargará de fijar la agenda y administrar el conflicto político dejándole a Calderón el trabajo sucio mientras ellos arremeterán hacia el 2012 con Enrique Peña Nieto quien seguirá dilapidando el dinero público en la construcción de su candidatura presidencial, tras recuperar el corredor blanquiazul del Estado de México: Toluca, Ecatepec, Naucalpan. Huixquilucan.

El panorama no podría ser mejor para la clase dirigente, para el verdadero poder (el capital financiero nacional y trasnacional), pues dos de sus expresiones políticas (PRI-PAN) están conformando un bipartidismo que va resultando ideal para mantener sin sobresaltos la ilusión de que ya estamos instalados en la normalidad democrática, el sistema que permite la alternancia civilizada en el poder, eso mientras quienes se disputen esa alternancia no representen un cambio real.

La izquierda, por lo pronto, está neutralizada. Sus contradicciones internas, un pragmatismo que la llevó a abdicar de sus reivindicaciones para no parecer violenta ni asustar al electorado con propuestas radicales, la condujo a mimetizarse con la derecha en aras de ser gobierno.Y aun en algún tiempo sus candidatos se asumieron como de centro en esa ansia por escapar de los radicalismos políticamente incorrectos en una época en la que la llamada razón instrumental se impuso sobre las ideologías.

Eso está en el fondo de la actual disputa entre el movimiento de Andrés Manuel López Obrador  (Izquierda Unida) y la corriente que encabeza Jesús Ortega (Nueva Izquierda). La primera más contestataria y radical; la segunda cuidando las formas, taimada, colaborando incluso con el gobierno que le arrebató la presidencia mediante un fraude, y considerándose a sí misma como una izquierda moderna.

López Obrador se niega a dejar un partido al que los propios seguidores del tabasqueño consideran conformado por traidores a su movimiento y en el que si se quedan seguirán presentándose contradicciones como la ocurrida en la disputa por la delegación Iztapalapa.

Miles de esos seguidores están dispuestos a fundar un nuevo partido para combatir lo que su líder ha llamado la mafia en el poder que atenta contra los intereses del pueblo. Saben que dejando al PRD éste naufragará como la etiqueta de un membrete. López Obrador ha dicho que no se irá. Acaso pretende dar una batalla interna hasta echar a los chuchos de lo que  considera su casa.

La cuestión está en que ese empeño puede seguir aislando a la izquierda mientras el país avanza hacia un bipartidismo de derecha. Así, el propio AMLO terminaría fortaleciendo lo que pretende combatir.

¡Hasta la próxima!

lunes, 6 de julio de 2009

Calderón, el gran perdedor

El Programa de Resultados Preeliminares (PREP) del Instituto Federal Electoral (IFE) indica que, conforme a lo previsto por diversas encuestas previas, en las elecciones de este domingo en México el Partido Revolucionario Institucional (PRI) tendrá la mayoría en la LXI legislatura de la Cámara de Diputados, y habría ganado cinco de las seis gubernaturas estatales en disputa, pues salvo Sonora, se perfilaba como ganador en San Luis Potosí, Querétaro, Nuevo León, Campeche y Colima.

En el Distrito Federal el Partido Acción Nacional (PAN) habría ganado las delegaciones Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Cuajimalpa, en tanto que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) mantendría el control en 12 delegaciones y en la Asamblea Legislativa.

En Iztapalapa se perfilaba como ganador el Partido del Trabajo (PT) al que apoyó la corriente de Andrés Manuel López Obrador tras el fallo del Tribunal Federal Electoral que a tres semanas de la elección determinó que Silvia Oliva, la candidata de Nueva Izquierda (NI) tendría que ser la candidata del PRD en la demarcación en lugar de Clara Brugada.

Así que PRI, PAN, PRD en ese orden, se mantienen como las principales fuerzas políticas del país. En cuarto sitio se estaría posicionando el Partido Verde Ecologista (PVEM), mientras que el Partido Social Demócrata (PSD) perdería su registro al no alcanzar el 2 por ciento de la votación nacional.

Es preciso acotar que, de acuerdo con el PREP, el PVEM estaría disputando la cuarta posición con el llamado voto nulo (1.3 millones de sufragios) y en estados como Jalisco y Aguascalientes ese voto sería la tercera fuerza política. Ello no es otra cosa que la manifestación de la crisis de credibilidad y re representatividad que aqueja a nuestros sistema político y de lo cual habrá que tomar debida nota.

Una primera aproximación a estos resultados indica que los grandes perdedores han sido Felipe Calderón y Germán Martínez, este último como líder nacional del derechista Partido Acción Nacional, quien mantuvo una dura campaña contra el PRI al relacionarlo con el narcotráfico, la corrupción y las crisis económicas.

Aunque extrañamente el tema económico y su manifestación en el creciente desempleo y carestía, fue uno de los grandes ausentes en las campañas, se mantuvo presente en el ánimo de los electores quienes se han inclinado mayoritariamente por el PRI al que si bien identifican con la corrupción, también admiten que por lo menos "deja caer algo para los de abajo".

Un aspecto que llama la atención es la falta de correspondencia entre los altos índices de aprobación que entre la gente presuntamente mantiene el señor Calderón, de acuerdo con varias encuestas, y la estrepitosa derrota que acaba de sufrir su partido.

Quizá estemos ante un efecto boomerang, pues los medios de comunicación denostan constantemente a los partidos políticos, pero en general mantienen intocada la figura presidencial. El propio PAN habría entonces sido víctima de esa percepción contraria a los partidos.

Otra primera lectura de estos resultados confirmaría el desdibujamiento de la izquierda en México, cuyo principal representante, el PRD, si bien está en el tercer sitio de las preferencias, se mantiene a 15 puntos porcentuales del segundo lugar y a casi 25 del primer sitio, en algo que seguramente es resultado de las disputas internas que lo mantienen en vilo desde la elección de su dirigencia en marzo de 2008.

El presidente nacional de ese instituto, Jesús Ortega, seguramente acusó el golpe y esta misma noche ha declarado que se expulsará a quienes dentro del partido hayan apoyado a otras fuerzas políticas, lo que prefigura el conflicto anunciado y largamente pospuesto entre las corrientes Nueva Izquierda (NI) y la lopezobradorista Izquierda Unida (IU).

Quien volvió a demostrar su eficacia operativa fue precisamente López Obrador. Todos sus enemigos, desde Carlos Salinas de Gortari hasta el actual ocupante de Los Pinos debieron haber tomado nota de cómo una vez más parece haber escapado al intento de arrebatarle a su corriente el control de Iztapalapa, un importante y clave reservorio de votos para quien pretenda dominar la capital del país.

En una rápida maniobra ante el fallo del Tribunal Federal Electoral que quitó a Clara Brugada su condición de candidata a delegada por esa demarcación, para otorgársela a la representante de NI, López Obrador llamó a votar por el PT para que una vez ganada la delegación el candidato de este partido renunciara y así el jefe de gobierno pudiera proponer a Brugada como sustituta para el puesto.

La ventaja preeliminar que manifiesta el PT de 22 mil 600 votos por 21, 500 del PRD hacen presumir que la estrategia de López Obrador se habría impuesto sobre su propio partido y sobre quienes a escala federal quisieron endilgarle una derrota a su movimiento.

Y sin embargo, habrá que acreditarle al propio AMLO y a la izquierda en general su parte de responsabilidad en el ascenso del PRI, pues salvo en algunos momentos, la izquierda nunca pudo diferenciarse plenamente del resto de los partidos una vez llegados al poder.

Si bien es difícil hacer cambios radicales en, por ejemplo, el modelo de desarrollo económico el cual es aplicado desde la presidencia de la República, sí existe cierto margen de maniobra que permitiría a la izquierda diferenciar sus gobiernos, su comportamiento ético y sus procedimientos internos de modo que la gente percibiera una forma diferente de hacer política.

No ha sido el caso. En vez de eso se han cometido fraudes a sí mismos, no tienen un programa unificado para ofrecer al país y para colmo, algunos de sus representantes, cuando son gobierno, han incurrido en las mismas prácticas clientelares y corruptas que los partidos de derecha. Así no han sido capaces de ofrecer a la ciudadanía una auténtica alternativa de gobierno. Esa es una alta responsabilidad por lo que un ajuste de cuentas interno está pendiente y debiera ser obligado en una coyuntura como la presente.

Lo que vendrá con una legislatura dominada por el PRI es que Calderón tendrá que negociar más de cerca con un partido al que, a través de Germán Martínez, calificó de corrupto y ligado al narco. El PRI, por su parte, seguramente aprobará algunas de las reformas que envíe Calderón, tratándo de consolidar su imagen como una agrupación que sabe negociar y aportar soluciones, esto de cara a las presidenciales de 2012.

En ese contexto es muy previsible que el PRI-PAN aprueben para empezar, el paquete económico de 2010 que seguramente incluirá gravar con el IVA alimentos y medicinas que le permitan al gobierno tapar el "boquete financiero" provocado por la caída en la recaudación.

El PRI está de nuevo entre nosotros. Y en un país que no fue capaz de completar su transición a la democracia, ese regreso no es una buena noticia.

¡Hasta la próxima!

sábado, 4 de julio de 2009

Y sin embargo...votar

Este domingo no anularé mi voto.

Coincido plenamente con las razones expuestas durante las últimas semanas por quienes se han integrado al movimiento anulacionista. Celebro incluso que eso haya ocurrido, porque ese debate dio vida a un proceso que de otro modo estaba condenado a una mayor grisura.

Y sin embargo votaré por algún partido. Mi argumento es simple: en este país estamos hartos y decepcionados de que nuestros gobernantes sean corruptos, ineptos, ambiciosos, incultos, peleoneros. Y así es, en efecto. Pero esa no es la razón por la que no nos cumplen. No lo hacen porque son nuestros enemigos.

Y cuándo ha visto usted que su enemigo, aquel que no comparte sus mismos intereses, vaya alguna vez a hacer algo por usted. Nunca. Lo paradógico es que siempre hemos votado por ellos. Quienes han organizado el mundo (los dueños del capital financiero nacional y trasnacional) constituyen la clase verdaderamente dirigente y delegan el ejercicio del poder a la clase política de cada país. Son los llamados poderes fácticos (poderes de hecho), a los que nadie elige mediante el cuento del sufragio universal. Pero son quienes en realidad mandan.

La misión de los políticos es mantener las reglas por las que funciona el mundo. Y esas reglas no lo benefician ni a usted ni a mi. Si acaso recibimos pequeñas recompensas: adquirimos una casa, un automóvil, tenemos
vacaciones de tanto en tanto. En fin, lo necesario para que la vayamos pasando y para que veamos que la cosa funciona.

A cambio de eso los políticos se enriquecen, se corrompen y luego de eso, para mantenerse en el poder, incurren en un sinfín de trapacerías que son las que llegado un punto nos hartan y entonces decidimos anular nuestro voto. Creemos que los deslegitimamos, pero siguen gobernando (ya Jorge Alcocer ha documentado como el voto nulo daría al Partido Revolucionario Institucional la cláusula de gobernabilidad en la Cámara de Diputados al obtener 251 --la mitad más uno-- de los representantes populares).

De cuando en cuando aparece en el horizonte un movimiento que postula la renovación de algunas estructuras políticas y económicas. Los poderes fácticos no corren riesgos. Se aseguran entonces de corromper a los líderes para luego exhibirlos públicamente: "Mírenlos, son iguales que lo que dicen combatir", nos dicen a través de sus medios de comunicación. Y nos convencen. Nos decepcionamos. "Todos son iguales", convenimos.

Los que no se corrompen son acusados de violentos; se les presenta como desadaptados, mesiánicos, enfermos de poder, intolerantes y antidemocráticos. ¿Hago el retrato hablado de Andrés Manuel López Obrador? Así es. No digo que sea un paladín de la democracia, ni siquiera que cambiará el actual modelo de dominación.

Su lema, "Primero los pobres", ha sido tergiversado como un llamado a la rebelión, como un cambio en el mando, cuando en realidad es sólo una alerta contra una hipotética revuelta de los desposeídos. "Atendámoslos para que no se rebelen", parece un sentido más exacto para esa proclama, lo cual está muy lejos de ser revolucionario.

No va a cambiar el modelo. Acaso sólo aspire a que el país no sea una pura economía de enclave, cuya riqueza sea enviada completita a los grandes centros de poder. Y que algo de eso beneficie a los nativos. Pero quienes mandan no corren riesgos.Y viene la orden: AMLO, no.

Y con ese no vienen los fraudes y las campañas mediáticas de desprestigio y/o de odio, las guerras sucias. Y entonces los sectores medios de la población quedan inoculados y se ponen en su contra. Resulta curioso que, sin conocerlo, mucha gente que lo denosta lo haga repitiendo los calificativos que le ha servido la televisión.

Marx tenía razón: la clave de la dominación radica en que los dominados piensen lo mismo que sus dominadores, aunque sus intereses sean distintos.

¿Cómo se consigue esta amalgama de contrarios? Mediante algo que Gaetano Mosca definió como la fórmula política. Es decir, mediante principios abstractos que hacen parecer que entre gobernados y gobernantes hay una coincidencia de sentimientos y valores que nadie cuestiona y que son tenidos como verdades sagradas.

La iglesia, los medios de comunicación, la familia, la costumbre, son utilizados en la fabricación artificial de tal comunidad de intereses. De ahí que cuando votamos lo hacemos condicionados, no por las campañas electorales de la temporada, sino por la campaña de valores contrarios al cambio con que se nos bombardea cotidianamente.

Así condicionados, sin percatarnos de ello terminamos votando por nuestros enemigos, por quienes nunca nos cumplirán porque representan a quienes no tienen nuestros mismos intereses.

¿Y cuál es la agenda ciudadana, las prioridades de la gente común para los próximos años? No desde luego el que se derogue el artículo 41 de la Constitución como pidieron a los partidos los personeros del duopolio televisivo, entre quienes figura Alejandro Martí).

El interés ciudadano está puesto en superar la crisis, en iniciar el desarrollo económico que luego se traduzca en empleos remunerados, en seguridad social, en salud, educación, alimentación. Algunos comunicadores y organizaciones civiles comprometieron a los candidatos a no votar iniciativas para aumentarse el sueldo, a promover leyes para reducir el número de legisladores y el monto de financiamiento a los partidos.

Pues bien, votaré por quienes creo que no autorizarán el IVA a medicinas y alimentos, por quienes están más cerca de instaurar mecanismos como la revocación del mandato, por quienes no aprobarán una reforma laboral que profundice las prácticas de la flexibilidad laboral y la cancelación de derechos de los trabajadores, por quienes seguirán garantizando una educación laica y gratuita, por los que rechazarán que se siga gravando a los contribuyentes cautivos mientras que las grandes empresas pagan sólo 74 pesos de impuestos.

Por quienes defenderán el derecho de la mujer a decidir sobre su maternidad cuando ésta haya sido resultado de la violencia, por quienes no legislarán para seguir privatizando sectores estratégicos para el desarrollo del país.

Hablo de hombres que no son ciertamente ángeles y a ello me atengo, pero los veo más dispuestos a lo anterior que los demás y creo que, con todas sus imperfecciones, están más cerca de los intereses colectivos que el resto y, por lo menos, no son nuestros enemigos. 

jueves, 2 de julio de 2009

La "justicia" de Calderón

Resulta ya inocultable el manejo político-electoral que quienes ejercen el poder desde Los Pinos han decidido darle al caso de la Guardería ABC de Hermosillo, en cuyo incendio perdieron la vida, hasta ahora, 48 niños.

La tardía atracción de la investigación por parte de la Procuraduría General de la República (PGR), las maniobras para que el director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Daniel Karam, comparezca ante diputados hasta después de las elecciones (para no generar más ruido por los datos y denuncias que de esa presentación puedan derivarse), el incumplimiento del ofrecimiento que el propio Karam formuló hace casi tres semanas de dar a conocer las listas con los nombres de los beneficiarios con las concesiones de guarderías en todo el país.

Y, en fin, el anuncio hecho ayer de que la PGR solicitó hace tres días órdenes de aprehensión por delitos no graves en contra de nueve personas, entre ellas Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo, prima de la esposa del señor Felipe Calderón, Margarita Zavala.

Éste último anuncio ocurre sólo dos días después de que Calderón ofreciera desde Panamá que los responsables de la tragedia serían llevados ante la justicia "caiga quien caiga, tope donde tope", sin distingos de relaciones políticas, parentescos o filiaciones partidistas.

En el críptico lenguaje a que está acostumbrada nuestra clase política (que tiene todo, menos clase, como alguien ha dicho con tino), Calderón aludía sin duda a la prima de su esposa. Como para "demostrar" a una ciudadanía que está a punto de acudir a las urnas que la palabra presidencial tiene inmediato reflejo en los hechos, se hace este anuncio a cuatro días de esas elecciones.

Calderón podrá así decir que cumplió su palabra de llevar a los implicados ante los tribunales. Formalmente eso habrá sido cierto, pero habrá faltado a su compromiso de hacer justicia. Veamos por qué:

Sus abogados encontraron una salida jurídica muy conveniente, pues las órdenes de aprehención hablan del delito por homicidio culposo, es decir, un delito considerado no grave por la legislación penal federal, lo que permitirá a los acusados (léase a su prima política) librar la cárcel con una fianza o mediante un amparo y, al cabo de un juicio seguramente a modo, quedar libre de responsabilidad por no contar en su guardería con puertas principal y de emergencia de dimensiones adecuadas, ni con los extintores suficientes.

Aunque más que el propio incendio, esos incumplimientos habrían sido la causa de que tantos niños perecieran quemados en el lugar, no fueron considerados para hacer a los implicados una imputación por homicidio doloso.

Se manipula de ese modo la justicia, pese a que, según expuso ayer el procurador Eduardo Medina Mora, la Procuraduría encontró que

El dictamen pericial de referencia concluye que las instalaciones de la Guardería ABC...no cumplían con las condiciones de seguridad industrial de la normatividad de la materia, tanto federal, como local y municipal, así como en materia de protección civil, conforme a lo establecido en la Ley de Protección Civil y su Reglamento para el estado de Sonora y la normatividad municipal aplicable.
Ninguna de esas consideraciones habrían servido para investigar por qué o de qué manera los dueños de la guardería consiguieron que su negocio funcionara con tantas irregularidades. ¿o no es doloso realizar maniobras fraudulentas destinadas a engañar, en este caso para transgredir la normatividad vigente?

Pero Calderón, ya podrá decir que hizo justicia, pues "haiga sido como haiga sido" la prima de su esposa, dirán, fue juzgada y encontrada inocente de la muerte de esos sí, 48 inocentes.

¡Hasta la próxima!

Televisa, tras su propia reforma electoral

Aun antes de pasar su primera prueba --los comicios del próximo domingo 5 de julio-- la reforma electoral acordada en 2007 parece estar condenada a desaparecer. El asedio a que la han sometido los poderes fácticos encabezados por el duopolio televisivo está a punto de conseguir que se rinda la plaza.

En efecto, el senado de la República inició sesiones de análisis con miras a explorar puntos de vista que permitan emprender oootra enmienda para regular los futuros procesos electorales.

El proceso de descalificación de la actual reforma empezó antes de su aprobación. El 10 de septiembre de 2007 Televisa fijo su postura mediante un comunicado en que comenzaba haciendo profesión de fe democrática y respaldando la iniciativa "de eliminar la contratación de spots para propaganda política".

No obstante, expresaba su "preocupación" por el riesgo en que estaría "la libertad de expresión" ante la prohibición, introducida en el nuevo ordenamiento, de difundir mensajes susceptibles de influir en las preferencias electorales, pues eso "podría dar paso a la censura periodística" (lo decía una empresa que diariamente obliga a sus reporteros a incurrir en esa práctica).

Y de ahí se agarraron. El quid de su disputa es la disposición --incorporada al artículo 41 de la Constitución-- que prohibe a toda persona física o moral contratar propaganda en radio y televisión dirigida a influir en las preferencias electorales de los ciudadanos, ni en favor o en contra de partidos políticos o de candidatos a cargos de elección popular.

En 2006 cerca de 80 por ciento de los más de 324 millones de dólares aportados por los contribuyentes y que los partidos políticos gastaron en propaganda electoral fue a parar a los bolsillos de Azcárraga Jean y de Salinas Pliego, dueños de Televisa y TV Azteca.

Una tercera parte de esa publicidad no se supo quien la contrató ni quien la pagó. De ahí que la reforma de 2007 haya regulado eso. El espíritu de la disposición impugnada era dotar de equidad a las contiendas por el voto, pues, aunque formalmente tienen la "libertad" de hacerlo, no cualquier mexicano cuenta con recursos para contratar los paquetes de publicidad.

Los millones de pesos que este año no ingresaron al duopolio por concepto de campañas electorales motivaron el feroz ataque contra la reforma, disfrazado --claro está-- de una "preocupación" por la libertad de expresión.

Tan ese ha sido el motivo de la principal impugnación que apenas en la segunda sesión del actual ciclo de análisis inaugurado por el Senado, el señor Héctor Aguilar Camín --vinculado con los intereses de Carlos Salinas de Gortari y de Televisa-- volvió a argumentar en contra de esa prohibición.

Dijo a los senadores que se equivocaron en las normas sobre medios electrónicos (incluidas en la actual reforma) y se requiere otra cirujía (un nuevo ordenamiento) a fin de permitir la difusión de campañas sucias y que terceros contraten propaganda en radio y televisión porque de lo contrario se viola la libertad de expresión.

Añadió que esa disposición "no ha sido una buena idea ni ha tenido buenos resultados" porque al prohibir la compra de promocionales se creó un mercado negro de propaganda electoral.

En la sesión del pasado martes, el ensayista y escritor consideró que restringir el derecho de los ciudadanos a comprar tiempo en radio y televisión para emitir mensajes electorales "igualó hacia abajo" derechos con el argumento de que no todos pueden ejercerlo.

Resulta por lo menos curiosa la lógica argumentativa de Aguilar Camín y la de los grupos que, digamos, coinciden con él, como el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), el organismo cúpula del sector privado.

No es que se haya creado un mercado negro de propaganda electoral. Lo que hay y hemos visto en estas últimas semanas, es la porfiada intensión de Televisa y TV Azteca por violar y poner en entredicho la actual reforma electoral.

Lo que hay son una diversidad de trampas imaginadas por esas empresas para burlarse de los mexicanos y de la débil autoridad electoral. Lo que hay son las inescrupulosas prácticas monopólicas de un duopolio empeñado en participar ilegalmente en la política, mediante la compra de partidos políticos (el partido Verde) y la construcción de candidaturas presidenciales a modo (Enrique Peña Nieto).

En la lógica del señor Aguilar Camín, este país no tendría delitos con el simple hecho de no tipificar como tales las conductas anómalas. Es decir, aquí tenemos robos porque la ley considera como tales la sustracción por medios violentos o subrepticios de las pertenencias de una persona sin su consentimiento.

Así, en vez de exigir el castigo correspondiente a Televisa y TV Azteca, lo que pide es que se derogue la ley que prohibe esas conductas. Si no hay ley, pues tampoco hay delito.

Se le hace injusto que se "igualen derechos hacia abajo". Aguilar Camín cree --junto con Milton Friedman, el padre del neoliberalismo-- aquella ficción metodológica según la cual todos hemos iniciado en la vida desde el mismo punto de partida. Si con los años, unos logran ser ricos y prósperos y otros se quedan en la indigencia, el problema es de esos marginados, no del sistema que brinda las oportunidades para todos. (Oportunidades como el ser amigo de presidentes de la república que luego inviertan millones en publicidad para una revista que uno tenga).

Si 110 millones de mexicanos son incapaces de pagar un spot de televisión, es porque no han trabajado lo suficiente para poder hacerlo. Así que peor para ellos.

Ese es el curso que están tomando las discusiones sobre la próxima reforma electoral y el modo tan insustancial en que argumentan los personeros de los poderes fácticos. Lo que llama la atención es que impugnaciones tan evidentemente frívolas, hayan, sin embargo, motivado que ya se esté discutiendo una nueva reforma.

¿Será que algún senador de apellido Beltrones anda queriendo congraciarse con las televisoras de cara al 2012? Es, desde luego, una pregunta.

¡Hasta la próxima!