En ese documento --de inocultable tufo salinista, por la biografía, trayectoria y propuestas de los firmantes-- los autores exponen los lineamientos de un programa de gobierno que ofrecen a la consideración de la clase media de este país, para que que lo adopte y lleve a la presidencia en 2012 al candidato que lo enarbole.
Para crecer --dicen Aguilar Camín y Castañeda-- México debe definir el lugar que quiere ocupar en el mundo. Ellos consideran que ese destino casi manifiesto está junto a los Estados Unidos. Piden que de una vez por todas se abandone la retórica nacionalista (se requiere una "nueva épica", dice el historiador) y con ella a América Latina, para mejor aliarnos con el Norte.
Llaman a desterrar consideraciones románticas como el lenguage (la teoría Gloria Stefan, le llaman burlonamente) que nos hacen creer que pertenecemos a América Latina, cuando nuestro aliado natural es Estados Unidos.
La realidad, dicen, así lo indica: somos el primer socio comercial de EUA. Alaban que nuestro comercio exterior (90 por ciento), la inversión extranjera (70 por ciento) y el turismo (90 por ciento) estén anclados y dependan de nuestro vecino.
Además, recuerdan, hay un millón de estadounidenses (jubilados) residentes en México y 12 millones de mexicanos trabajando allá. Esos datos, que para muchos analistas nos colocan más bien como el "patio trasero" y como la causa de nuestro subdesarrollo, son en cambio, para los ensayistas de Nexos, aspectos que refuerzan "los vínculos mexicanos con el Norte, no con el Sur".
Enseguida --con un tono despectivo nada disimulado, lo que indicaría que esta parte del ensayo fue redactada por Jorge Castañeda, cuya aversión hacia Cuba y todo lo que huela a Sudamérica es conocida-- nos ponen a escoger: "A cual queremos pertenecer: al universo de Zelaya y su sombrero, de Chávez y su boina, de Raúl y su senectud, de Brasil que no nos quiere en el vecindario o al de América del Norte".
Y rematan con una frivolidad y un entreguismo pasmosos: debemos escoger entre "buscar un trato especial, pero mejor al que le destinan a otros (se entiende que los estadounidenses), como ser recibidos primero, o ser primer destino de viaje, tener apoyo económico, y figurar en la agenda, o nos quedamos con América Latina por la doctrina Gloria Estefan de las relaciones internacionales: por el idioma; es una u otra", advierten.
Adoradores del salinismo (el de Salinas, dicen, fue "un gobierno audaz e ilustrado, pero --agregan como si fuera un dato menor-- autoritario"), Aguilar Camín y Castañeda reivindican el Tratado de Libre Comercio. Y a falta de argumentos recurren a la frivolidad: "Somos --se enorgullecen-- el único país de América Latina que pertenece a la OCDE gracias al TLC".
Y lo dicen sin rubor alguno, como si esa pertenencia no fuera cosmética, como todo mundo sabe, pues pertenecer a un club de ricos no nos hace como ellos, como lo muestra el hecho reconocido por la propia OCDE de que somos el país con el menor crecimiento económico de esa organización. Brasil, por ejemplo, no es miembro, pero su economía presenta mayores índices de desarrollo y ofrece a sus ciudadanos condiciones de vida superiores a la de los mexicanos.
Esto último ilustra muy bien lo que ofrece la derecha: un país de oropel, con lustrosa apariencia, pero con ejércitos de hombres sin empleo ni oportunidades muriendo en las calles detrás de esa escenografía impoluta construida por las televisoras, a la manera en que levantan sets maravillosos en los parajes más inhóspitos.
Cegados por una arrogancia que no quiere hacerse cargo del desplome de México, insisten en señalar que EUA nos brinda un trato distinto al de las "hermanas repúblicas" (véase la ironía burlesca al entrecomillar esa denominación) de América Latina porque somos distintos.
Los autores del texto acaso confían en la poca ilustración y condición manipulable de la "clase media" a la que se dirigen al abogar por una profundización de nuestra dependencia hacia los Estados Unidos, cuando analistas como Víctor Flores Oléa han sostenido, con razón y a la luz de todas las evidencias disponibles que:
La ausencia de diversificación económica de México (su concentración obtusa, interesada y unilateral en Estados Unidos, ampliamente redituable para unos cuantos) ha sido particularmente catastrófica para México en relación con los otros países latinoamericanos, sobre todo del cono Sur, que han fortalecido sus relaciones comerciales con Asia y Europa. La recuperación de Asia ayuda a América Latina, pero no a México (La Jornada, 23 de noviembre, 2009).¿Ante qué estamos?
Héctor Aguilar Camín y Jorge Castañeda han pergeñado un texto más ideológico que programático, en tanto que constituye una forma de racionalizar las ambiciones y fines de la derecha en el poder.
No se trata --como celebra la nota principal del periódico Crónica del 26 de noviembre pasado-- "de una ambiciosa agenda para reencauzar al país", sino de un conjunto articulado de ideas y opiniones tendientes a profundizar, internamente, el modelo de dominación económico imperante y, hacia afuera, el modelo de apertura dependiente y subordinado.
En suma, se trata de una estrategia que se sigue en muchos países para apuntalar la maltrecha concepción neoliberal de la economía en el marco del Consenso de Washington y, por esa vía, la política de poder unipolar norteamericano.
La derecha, pues ha dicho su palabra y en buena hora que así sea, pues de ese modo nadie puede llamarse a engaño, si en las próximas presidenciales se vota por alguna de sus versiones: el PRI o el PAN.
¡Hasta la próxima!
Estamos hablando de un entreguismo escandaloso, pero recordemos que los abuelos intelectuales y/o consanguíneos de la gente de la ultra-derecha son los mismos que un día trajeron a Maximiliano para gobernar a los mexicanos, o aquellos que se beneficiaron del Porfiriato. Solo hay que mencionar a Santiago Creel, nieto de el Sr. Terrazas dueño de Chihuahua en el siglo XIX y principios del XX, al Senador Madero, pariente del paladín de la democracia Francisco I. Madero uno de los hombres más ricos del México de su época y de un perfil de ultraderacha que provocó que Zapata y Villa se le rebelaran ante el incumplimiento de sus promesas sociales.
ResponderEliminarSin duda que estos intelectuales de derecha y el movimiento que representan son un peligro para el país, ya que ponen en riesgo los avances progresistas que el país logró a costa de lagrimas y sangre.
Bueno pues entonces entreguense a la Republica bolivariana y sus secuaces para que vean como les va...
ResponderEliminarZapata???...Villa??? y quien les dijo que ellos no tenian dinero??? No peleaban por el bienestar de otros como se cree, sino por mantener el control sobre la mayoria (pobres e ignorantes). Noten que las versiones actuales de tales heroes siguen vigentes mientars haya pobreza e ignorancia. Lo que en otras palabras es mas conveniente para la izquierda radical.
ResponderEliminarHay que recordar que Zapata y Villa fueron lo suficientemente inteligentes pare rechasar un cargo politico. No se puede dar exclusividad a Estados Unidos. Mientras que otros paises de Ibero America se recuperan de la recesion, Mexico es el unico que sigue sufriendo con Estados Unidos. Eso tomando encuenta que hoy ya estamos directamente afectados por la economia estadounidense.
ResponderEliminarEn efecto, anónimo del 8 de febrero. Ese es el quid del asunto de la relación dependiente y subordinada que mantenemos con EUA
ResponderEliminarEntreguismo? no corremos a EUA, para obtener trabajo que en nuestro país no se genera. No pedimos préstamos multimillonarios cada vez que nuestra economía se va Bancarrota. Con quien compartimos mas nuestra cultura, oyendo en las estaciones de moda tango, ballenato, y salsa, o escuchamos lo último de black eyed peas, lady gaga y green day. Que representan géneros mucho menos relacionados con nuestra CULTURA que los anteriores, no nos hagamos México es parte de Norteamérica como subcontinente, nuestras principales fuentes de ingresos son ellos y sus empresas en nuestro país. No nos convendría mas poner las bases de una colaboración mucho más estrecha pero con reglas justas, me pregunto qué hubiera pasado en la discusión de una reforma migratoria con EUA, si en el 2001 hubiéramos apoyado de forma mas activa la intervención de EUA en Afganistán, un país con el cual no compartimos ningún nexo ni beneficio, donde la violación hacia los derechos de la mujer son aberrantes, donde el ortodoxismo islámico reduce al país a un atraso intelectual inimaginable; quizás en el papel como aliados hubiera sido mas fácil cabildear esa reforma con los EUA. y no seguir con las viejas ideas de una revolución de hace un siglo y una doctrina Estrada de hace 80 años. Este es otro mundo DONDE SE DEBE DE DEFINIR UN RUMBO Y QUE QUEREMOS SER EN EL FUTURO Y COMO LO DEBEMOS HACER y si una relación y alianza con los EUA es la ruta , y esto trae a los mexicanos mejores condiciones de vida que así SEA.
ResponderEliminarYo estoy totalmente de acuerdo con los autores. Hay que ser prácticos; nuestro futuro -lo queramos o no- está ligado al norte.
ResponderEliminarPor cierto, muy buen libro. Ampliamente recomendable.