En América Latina la derecha ha sido golpeada severamente. La semana pasada el ex guerrillero tupamaro José Mujica se impuso en Uruguay al conservador Luis Alberto Lacalle y este domingo el presidente de Bolivia, Evo Morales, fue relecto por un periodo de cinco años con un abultado 63 por ciento de los votos.
El partido del Presidente --Movimiento al Socialismo (MAS)-- tendrá además la mayoría en el congreso, pues 110 de sus legisladores consiguieron un escaño en la Asamblea Legislativa Plurinominal, lo que representa más de dos tercios sobre un total de 166 legisladores.
El triunfo de Evo Morales ocurre apenas un año después de que su gobierno parecía acorralado por el movimiento opositor autonomista y tras superar con 67 por ciento de los votos el refrendo revocatorio que en agosto de 2008 organizó el senado, controlado por la oposición, con el abierto propósito de derrocarlo.
Como ha escrito el analista argentino Santiago O'Donnell (Página/12), "no todos los días un presidente llega al final de su mandato con el crédito intacto". El secreto está a la vista: cumplir con las promesas de campaña y no estar atado a intereses que no sean los populares. Se dice fácil.
Ello se ha traducido en una activa política social que, de acuerdo con la reseña de O'Donell: instauró el bono Juancito Pinto que llega a más de un millón de niños; Renta Dignidad, un programa universal para los mayores de 60 años que carezcan de un ingreso fijo; erradicó además el analfabetismo aplicando la metodología cubana "Yo sí puedo", que permitió alfabetizar a más de un millón y medio de personas, por lo cual el año pasado la Unesco declaró a ese país "Territorio libre de analfabetismo", una calificación que México está lejos de conseguir.
Miles de personas recuperaron la vista mediante la Operación Milagro; hay avances en reforma agraria, se recuperaron los hidrocarburos, hay un manejo estable de la macroeconomía que ha permitido tener, por primera vez en la historia importantes reservas estimadas en 10 mil millones de dólares y una bonanza fiscal que favoreció la construcción de hospitales y obras de infraestructura en los municipios.
Este indígena Aymara ha conseguido que el Índice de bienestar de los bolivianos esté en el punto más alto desde que se empezó a medir hace 8 años y que él mismo goce de un altísimo 71 por ciento de aprobación de sus conciudadanos, quienes sienten que estàn mejor que antes y que incluso mejorarán aún más en el futuro inmediato.
Bolivia ha enfrentado problemas, como la reducción en la demanda del gas que vende a Argentina, Brasil y Chile. Pero tienen una ventaja: la plena soberanía sobre sus recursos naturales. Por ello ya se apresta a explotar sus cuantiosas reservas de litio, un metal que sirve para fabricar las baterías de los celulares y las de los autos del futuro.
Este país tiene la segunda reserva mundial de litio y hay muchas empresas dispuestas a invertir. Sólo que el gobierno controla la fórmula para convertir salmuera en el carbonato de litio usado en las baterías. La fórmula, por cierto, fue desarrollada por investigadores de universidades bolivianas.
Así que para evitar que los beneficios salgan del país para enriquecer trasnacionales, el gobierno hace su papel de manera sencilla y básica: exige que las empresas que quieran invertir usen esa fórmula y fabriquen las baterías en Bolivia.
Durante siglos recursos como los minerales e hidrocarburos fueron robados hasta convertir a este país andino en uno de los más pobres de la región. Con la Asamblea Legislativa dominada por el MAS, ahora se prepara para formular leyes que eviten ese saqueo, como la ley forestal y una auténtica ley de Minería que deje atrás el actual Código minero, el cual, en palabras de David Choquehuanca, ministro de Relaciones Exteriores, "fue hecho a la medida de las trasnacionales para robar nuestros minerales".
Es seguro que esta relección sea criticada por los enemigos ideológicos e históricos de las causas populares. Recurrirán para ello al formalismo democrático que ve en toda reelección del cono Sur la gestación de dictaduras, pero que celebran cuando ese mecanismo ocurre en EUA.
Se trata, lo sabemos, de intereses económicos y políticos trasnacionales que ven en los proyectos nacionales que apuntan a salvaguardar el interés de las mayorías, un retroceso en sus prácticas de saqueo que han perpetrado por siglos.
Las lecciones de Bolivia, están a la vista, no sólo de nuestros "gobernantes" sino, sobre todo, del pueblo.
¡Hasta la próxima!
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