sábado, 12 de diciembre de 2009

EUA : intervencionismo amenazante


La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, pronunció este viernes 11 un discurso abiertamente injerencista y amenazador hacia América Latina, el cual anuncia el fin de la mascarada pacifista representada por Barak Obama en la región.

En un lenguaje que pretende ser diplomático, pero empleando términos abiertamente amenazadores y duros, Clinton expresó su "preocupación" por las inclinaciones antidemocráticas de Venezuela y Bolivia, así como por la decisión de algunos países del continente por ampliar sus relaciones con Irán.
"Sólo podemos decir que es realmente una mala idea para los países involucrados; esperamos que reconocerán que aquél (Irán) es hoy el mayor apoyo, promotor y exportador del terrorismo en el mundo...y si desean coquetear con Irán deberían ver las consecuencias para ellos, por lo que esperamos que lo piensen dos veces y los apoyaremos si así lo hacen".
Consultada acerca de si el "progreso democrático" está en peligro por el surgimiento de la izquierad en América Latina, dijo en abierta alusión a la reciente reelección de Evo Morales en Bolivia:
"Nos preocupan líderes que son electos imparcial, libre y legítimamente, pero que después empiezan a minar el orden constitucional y democrático, el sector privado, los derechos de los pueblos de ser libres del hostigamiento, represión...es importante que demos un firme llamado a los pueblos y líderes a que se mantengan en el camino democrático".
El país adalid de la democracia y de las libertades de los pueblos muestra su "preocupación" cuando esa democracia y esas libertades no se avienen a su estilo o, mejor, cuando no sirven a sus intereses:

a) la explotación comercial de los recursos naturales de las naciones en favor de las oligarquías nacionales y extranjeras (estadounidenses, but of course),

b) el sojuzgamiento de las mayorías a manos de una clase política corrupta y rapaz al servicio del stablishment estadounidense

c) cuando se ponen límites y se ata el desarrollo de los medios de comunicación para que actúen en favor del desarrollo nacional y no como colonizadores y sofocadores de las conciencias imponiendo, mediante la diversión y el entretenimiento, la verdad del poder.

Estamos, otra vez, ante la doctrina de la seguridad nacional ("son terroristas") como pretexto para el injerencismo en la región y para juzgar el derecho soberano de los pueblos a elegir a sus gobernantes.

Clinton pasa por alto que 63 por ciento de los bolivianos votaron la reelección de Evo Morales y lo hace por una razón: porque el proyecto de los países latinoamericanos se aparta de la concepción neoliberal de la economía y constituye un abierto rechazo a la política de poder unipolar de Estados Unidos.

En ese contexto, el llamado de Clinton a que los pueblos y líderes "se mantengan en el camino democrático", constituye --además de un abierto e inadmisible injerencismo amenazante-- un llamado a que se plieguen a los designios económicos y políticos de Washington.

No es casual, por ello, que en la misma sesión en que amenazó a los pueblos y líderes de Latinoamérica haya elogiado a México y a Felipe Calderón por ser "socios" en el combate al crimen organizado y la corrupción.

Desde la óptica de Washington, México es por supuesto un ejemplo en eso de plegarse a los mandatos del Norte y por eso no extraña que sea puesto como referente en un discurso como el que pronunció la secretaria de Estado.

Esa distinción, que para muchos es un timbre de orgullo (Castañeda-Aguilar Camín), es en realidad una verguenza nacional, pues debido a eso --la otra razón es la pequeñez política de nuestros gobernantes-- el país ha perdido el respeto y el liderazgo no sólo en América Latina, sino en el mundo entero. Hoy México no tiene peso en ninguna de las grandes discusiones y debates globales.

El discurso de Clinton, junto con el de Obama el pasado jueves al recibir el Premio Nóbel de la Paz, anuncian la reedicón de la política del garrote hacia Latinoamérica bajo la coartada de "la guerra justa" y representan una confirmación de que el presidente estadounidense no sólo ha sido secuestrado sino también derrotado y puesto de rodillas por el complejo militar-industrial de EUA

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