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martes, 5 de octubre de 2010

Licitación 21: el atraco.



El gobierno federal acaba de otorgar casi a hurtadillas el título de concesión para que Televisa-Nextel exploten un bloque de 30 megahercios en las frecuencias de 1.7 (licitación 21) y 1,9 (licitación 20) gigahercios en banda ancha para servicios de telecomunicación móviles.

Con la cesión se cierra uno de los episodios más vergonzosos y escandalosos del entreguismo gubernamental a los intereses del consorcio televisivo, pues se habría consumado a la luz de una licitación que, desde el principio, se diseñó para favorecer sin rubores a la empresa de Emilio Azcárraga.

Primero, la Comisión Federal de Competencia se encargó de excluir de la licitación a otros competidores al fijar como límite de acumulación del espectro 80 megahercios (Mhz), con lo cual quedó el camino libre para que el grupo Televisa-Nextel se quedara solo en la puja por un bloque de 30 Mhz.

Así allanado el camino por sus amigos del gobierno y al carecer de competidores, el grupo hizo lo que cualquiera haría: ofreció en la subasta sólo el precio mínimo de la referencia: 180 millones 300 mil pesos, lo que representa sólo 3.6 por ciento del valor que la misma licitación ha indicado para el bloque nacional en la misma banda.

De acuerdo con la Asociación Mexicana de Derecho a la Información, el precio pagado por Televisa-Nextel (180 millones 300 mil pesos) es 28 veces menor al valor del mercado --calculado en 5 mil millones de pesos-- y beneficiará a un consorcio que ya acapara 56 por ciento de las frecuencias para televisión comercial, con lo que se convertirá en el mayor usufructuario del espectro radioeléctrico del país.

Aunque desde diversos ámbitos se pidió a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y a la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) que, conforme a lo establecido por la Constitución, declarara desierta la licitación y se convocara de nuevo, ante la falta de competidores, se insistió en llevarla adelante, pues el designio estaba trazado: beneficiar a Televisa-Nextel.

Al hacerlo, la Cofetel --en cuya presidencia había sido impuesto Mony de Swaan, un incondicional del secretario de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar Horcasitas, acaso con el fin de completar la maniobra-- violó además el artículo 143 de la Constitución que ordena asegurar para el Estado las mejores condiciones en cuanto a precio, calidad, financiamiento y oportunidad, al momento de entregar en concesión un bien de la nación.

Como es obvio, los 180 millones de pesos que pagará Televisa-Nextel representan un quebranto para las finanzas públicas. En su descargo, la SCT ha dicho que ese monto es sólo el enganche y que Televisa pagará 18 mil 134 millones de pesos por el correspondiente pago de derechos, lo cual es más que los 16 mil millones de pesos que erogará Telcel por el mismo concepto.

Lo que no aclara la SCT es que el espectro por el que pagará Televisa es de cobertura nacional y el de los otros operadores es regional y en bloques menores.

La desproporción en favor del consorcio de San Angel puede verse en el renglón de porcentajes: de los 5 mil 248 millones de pesos que el gobierno recibirá como pago del espectro Telcel aportará 71 por ciento, Telefónica, 24 y Televisa-Nextel sólo 3.4 por ciento.

La operación para favorecer a Televisa no descuidó ningún flanco: en noviembre del año pasado el Congreso aprobó en la Ley Federal de Derechos (artículo 244-E) una condonación fiscal para exentar del pago de derechos por dos años a las empresas que obtuvieran la Licitación 21.

De este modo, además de la ganga con que se le asignó el espectro y dadas las "considerables" inversiones que deberá hacer para prestar los servicios, Televisa no pagará al erario público 5 mil 600 millones de pesos durante los próximos dos años.

De allí se desprende que las afirmaciones de Felipe Calderón, formuladas ayer al inaugurar la Conferencia Plenipotenciaria 2010 de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), carecen de correspondencia con los hechos.

Expresó que con estas licitaciones se fortalece el mercado y la competencia y que en el proceso no hubo "privilegios".

En realidad debió decir que con la concesión otorgada a Televisa --a despecho de la orden de suspensión girada por el juez 16 del séptimo circuito en materia federal-- se confirma la subordinación o simbiosis del grupo en el poder con los intereses de la televisora.

¡Que no se nos olvide!