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lunes, 19 de enero de 2009

Enigmas




¿Quáles serán los despojos
que, al sentir algún despecho,
siendo tormento en el pecho
es desahogo en los ojos?

Intente el lector resolver, si es que no lo ha hecho ya, el acertijo anterior, en tanto concluye la lectura de este texto.

Se trata del enigma número 11, de los 20 que Sor Juana Inés de la Cruz escribió --al parecer entre 1691 y 1692-- para unas monjas portuguesas admiradoras de su obra, las cuales pertenecían a la Casa del Placer.

No se trata de un contrasentido. La tal casa era una sociedad de monjas nobles y adineradas dedicadas a las letras (el placer al que aluden), como nuestra jerónima. El título de la obra es Enigmas ofrecidos a la discreta inteligencia de la soberana assemblea de la Casa del Plazer por su más rendida y fiel aficionada soror Juana Inés de la Cruz, Décima Musa.

Los enigmas no fueron resueltos por sus destinatarias originales. Pues salvo el ofrecido al principio de estas líneas, los demás resultan muy complicados. Sorjuanistas como Antonio Alatorre y el ensayista Gabriel Zaid descifraron el enigma siete, y Zaid el enigma cuatro, en 1991 (Proceso, 11 de febrero). Alatorre propuso además una posibilidad para el enigma uno. Pero nada más.

Una joven especialista en Sor Juana, Yadira Munguía (Guadalajara, 1977) propuso en 1999 respuestas a otros diez. Se trata, como ella misma escribió con cautela en la introducción de su libro, de "una opinión sobre las coincidencias que he encontrado entre los enigmas y la obra de la monja jerónima".

Ello es así porque Sor Juana añadió junto a cada enigma un índex en el cual aconseja el tipo de verso que puede utilizarse para resolverlo. Por ejemplo: para el enigma uno, sugiere buscar la respuesta en sus sonetos; en otros pide indagar en romances, madrigales, silvas y canciones.

Pero incluso en tales casos, los indicios que proporciona son, a su modo, otra suerte de acertijo. De ahí la dificultad de la empresa.

Además de investigar entre la obra de Sor Juana el tipo de poema sugerido, Munguía buscó y encontró una lógica matemática entre el número de versos y estrofas de los poemas que pueden responder cada enigma y el número de éste.

Tratemos de seguir, advierto que en forma muy resumida en virtud del espacio disponible, el razonamiento seguido por la autora en su afán detectivesco.

Enigma 14:

¿Quál el dolor puede ser
que, en repetido llorar
es su remedio cegar
siendo su achaque el no ver?

Sor Juana pide buscar la respuesta en sextillas, pero no escribió nada que se ajustara a esa métrica, de modo que Munguía se dio cuenta que son las liras de la poetiza las que tienen seis versos y decide buscar en ellas. Así encontró que la espuesta al enigma es...la ausencia.

Lira 20 (fragmento):

Ven, pues, mi prenda amada: que ya fallece mi cansada vida de esta ausencia pesada; ven, pues: que mientras tarda tu venida, aunque me cueste su verdor enojos, regaré mi esperanza con mis ojos.

En esa lira se refiere muchas veces a los ojos, al llanto y al dolor de modo similar al enigma. Además, añade Munguía ¿qué más achaque puede tener el dolor de la ausencia por lo cual se llora que el estar privado de la persona amada? Llora por esa causa, y después hace referencia a los ojos diciendo que el remedio de ese dolor es negarse a verlo aunque esté presente (es su remedio cegar).

Resulta irónico que eso ocurra cuando la causa (el achaque) es justamente el no ver (la ausencia).

La lira 213 va por la misma línea. Además, si se suma el número de verso que en estas liras aparece la palabra ausencia el resultado es, en las cuatro posibles combinaciones exploradas, el número 14 (que coincide con el númeral del enigma).

Por cierto, la respuesta al número 11, colocado a la entrada de este artículo es...las lágrimas.
Dice Munguía con razón que este es el único enigma en el que Sor Juana peca de obvia pues ¿qué otra cosa puede ser un desecho del cuerpo desahogado en los ojos por un mal del corazón?

Sor Juana pide en el índex contestarlo recurriendo a sus liras, y existen unas en las que se repite la palabra llanto, son aquellas "Que expresan sentimientos de ausente". Aquí algunas estrofas:

Mas ¿cuándo, ¡ay gloria mía! mereceré gozar tu luz serena?
¿Cuándo llegará el día que póngas dulce fin a tanta pena?
¿Cuándo veré tus ojos, dulce encanto, y de los míos quitarás el llanto?

¿Cuándo tu luz hermosa revestirá de gloria mis sentidos?
¿Y cuándo yo, dichosa, mis suspiros daré por bien perdidos, teniendo
en poco el precio de mi llanto, que tanto ha de penar quien goza tanto?

Incluso matemáticamente resulta fácil de contestar, pues tratándose del enigma 11 es en ese mismo número de estrofa en el que se utiliza la palabra llanto: "¿Cuándo veré tus ojos, dulce encanto, y de los míos quitarás el llanto?".

Yadira Munguía conjetura que en los enigmas la Décima Musa trató de esconder algo, lo cual seguramente le acarrearía problemas si lo manifestaba sin recaudos. No podía arriesgarse a tener dificultades con los altos prelados de la época, pues ello podría conducirla a la hoguera, y bien se sabe que ella "no quería ruido con el santo oficio".

Por eso escondió sus pensamientos y sentires en unos enigmas. Así, éstos no serían sólo un pasatiempo ni una obra literaria más. Sino un mensaje cifrado: Tienen un por qué y un para qué y tal vez un para quién.

De ahí que la autora señale que tal vez, teniendo la respuesta correcta a todos los enigmas, podríamos formar el rompecabezas del mayor de todos: Sor Juana Inés de la Cruz.


Foto: Detalle de la escritura de Sor Juana.
Juan de Miranda. Siglo XVIII
(Margo Glantz, Sor Juana Inés de la Cruz: saberes y placeres.
Instituto Mexiquense de Cultura, 1996