El tercer Informe de gobierno de Felipe Calderón llega en medio de un descontrol en todos los órdenes de la vida pública, subrayado por la inoperancia gubernamental manifiesta hasta en las desaseadas maneras que tienen de operar incluso sus propios proyectos, como la pretendida fiesta personal que se habían organizado en Palacio Nacional, a despecho de las más elementales formas políticas y republicanas.
La emergencia nacional, evidente en casi todas las mediciones que se hacen de la economía, ha puesto en marcha a diversos sectores de la sociedad civil que ante la parálisis y el continuismo gubernamental han dado voces de alerta, construido consensos y formulado propuestas para tratar de enderezar el rumbo.
En ese contexto, economistas con diverso enfoque participantes en el seminario El agotamiento del modelo de desarrollo ¿Hacia dónde va México? coincidieron en tres propuestas básicas:
1. Plan de emergencia para protección del empleo y la planta productiva: Debe ser de carácter nacional y provenir de un gran acuerdo entre diversos grupos de la sociedad. Por ello, la propuesta plantea que sea en el Congreso donde se discuta y apruebe este Plan de Emergencia.
En ausencia del Plan, pero sólo de manera temporal, los expertos urgieron al Ejecutivo a promover
a) una reingeniería del presupuesto para ampliar los márgenes de política contracíclica
b) mejorar la instrumentación de los proyectos de gobierno
c) unir recursos y esfuerzos para defender empleos de la población vulnerable, así como a las pequeñas y medianas empresas; y
d) fortalecer el papel de la banca de desarrollo para ampliar el crédito destinado a vivienda, infraestructura y necesidades productivas.
2. Evitar reformas cosméticas o de mampara para mejor emprender reformas relevantes, como la Reforma del Estado de Derecho, una auténtica Reforma Fiscal integral y una Reforma a la Política Social.
Esta última con un enfoque de universalidad en materia de acceso a la educación y a los servicios de salud, basada en los principios de justicia social y de derechos humanos y sociales, no sólo en la eficiencia económica.
3. Reforma Fiscal integral: Para serlo debe mejorar la eficiencia del gasto, ser progresiva, no sólo recaudatoria y con efectos distributivos. Debe eliminar las exenciones del Impuesto sobre la Renta y no generalizar la aplicación del IVA.
Los especialistas alertaron sobre los costos sociales de una reforma que buscara aplicar impuestos a alimentos y medicinas. Asimismo, se plantearon críticas a la existencia del IETU, debido a sus propias características y por hacer aún más complejo el sistema impositivo.
Así, con una economía que no crece, con acentuadas desigualdades sociales y con una espiral de violencia que ya se nos volvió torbellino, los investigadores concuerdan en que no se puede salir adelante sólo con medidas como los anunciados recortes al gasto.
Lo que debe modificarse es el modelo económico y la agenda para ver al futuro con otra óptica. En ese contexto demandaron asimismo revisar la forma en que se adoptan las decisiones importantes en este país.
Ya no es posible decidir las principales políticas de gobierno de forma aislada o unilateral, sino mediante acuerdos que incluyan a servidores públicos, legisladores, académicos y sociedad civil, pues vivimos en una realidad política distinta.
Hay mucho que corregir y revisar en el corto plazo. No hacerlo será costosísimo. Y sin embargo, habrá que dar ese debate porque el actual grupo en el poder ha dado signos de que no está dispuesto ha emprender cambios estructurales ni a modificar la estructura de privilegios que aceita la actual maquinaria.
¡Hasta la próxima!
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