miércoles, 6 de abril de 2011

Marcha: ¡Ni un muerto más!

Ya basta

En México, los ciudadanos de este país necesitamos con urgencia un mecanismo legal, político --llámese revocación del mandato, plebiscito o asamblea popular-- que permita reorientar en cualquier momento la acción gubernamental. El empecinamiento o fascinación malsana de Felipe Calderón por la guerra, por el derramamiento de sangre, por la violencia atroz en que ha sumido al país hacen necesario ese instrumento en manos del pueblo.

Se han discutido ya con suficiencia las motivaciones políticas del michoacano para iniciar y mantener el actual estado de shock, como elemento de control social, incluido el hecho de su sujeción a los designios de Washington en detrimento de nuestra soberanía.

Digamos de paso que el desencuentro coyuntural entre Calderón y la administración Obama --provocado en buena medida por las revelaciones de Wikileaks-- parece superado. Ayer mismo, Michele Leonhart, directora de la agencia antidrogas estadounidense (DEA), regresó al discurso previo al diferendo:

Calificó a Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública federal, como "el mayor combatiente del narcotráfico en México"; reafirmó el objetivo transexenal de Washington de que esta guerra "debe ir más allá de un gobierno" y confirmó el discurso calderonista de que la violencia "es señal del éxito en la lucha contra los cárteles.

Con tales declaraciones, EUA y Calderón (pues su discurso es coincidente) se colocan claramente del otro lado de la raya y contrapuestos a los miles de ciudadanos mexicanos que esta tarde se manifestarán en 48 ciudades del país y en por lo menos 13 ciudades del extranjero contra esa violencia a la que ellos, sin el menor rubor, consideran "un éxito".

Así, cada uno de los casi 40 mil muertos que ha cobrado esta guerra, cada familia enlutada, cada joven y cada niño (los hermanos Almanza, los jóvenes de Villas de Salvárcar, los estudiantes del Tec de Monterrey, el taxista y la madre que recogió a sus hijos del colegio en Acapulco para morir en un tiroteo, el propio Juan Sicilia), cuyas vida, cuyos proyectos, esperanzas y afanes han sido segados por la brutalidad y la estupidez asesina que nos asola, todos ellos, son, para los gobiernos de uno y otro lado de la frontera --ahora lo confirmamos-- la prueba del "éxito" de la estrategia dictada por EUA y seguida obsecuentemente por Felipe Calderón.     

Se trata de un cinismo desbordado e inhumano que no piensa detenerse, pues ayer mismo también, el jefe del Comando Norte, de Estados Unidos, almirante James Winnefeld, luego de elogiar la cooperación militar con México, sugirió (¿ordenó?) que el gobierno de Calderón "tendría que abrir en su frontera Sur otro frente de lucha contra el crimen organizado", pues el norte de Centroamérica, definió, "es la zona más peligrosa del mundo", si se excluyen las regiones de guerra activa.

Como no piensan detenerse, los ciudadanos tampoco deberíamos hacerlo. En el corto plazo tendríamos que conformar una organización que nos mantenga movilizados de aquí hasta que sea necesario con tal de detener este tsunami de sangre al que estamos expuestos.

Y la marcha de esta tarde podría ser el inicio. Como ha propuesto el propio Javier Sicilia, debería acordarse una marcha nacional similar el día 7 de cada mes. Pero no sólo. Esa organización debería pugnar por empujar reformas constitucionales que hagan imposible que esto se repita.

Esas reformas deben apuntar a terminar con el elitismo democrático, ese que es justificado por autores como Giovanni Sartori, para quien en las elecciones los ciudadanos lo único que hacemos es "decidir quien va a decidir" el rumbo de un país.

Según esa concepción, Calderón estaría en todo su derecho de haber decidido por sí mismo esta guerra, pues quienes lo eligieron --en caso de que en efecto "haigan" sido mayoría y ese 0.56% sea real-- le entregó esa facultad. Se trata, como digo, de un elitismo democrático inaceptable en esta época y cuya concepción tendríamos que modificar, por la vía de instrumentos como la revocación del mandato, cuando no se atiendan las directrices de la sociedad.

Para lograr lo anterior, tendría que recuperarse el artículo 39 de nuestra Constitución (la soberanía reside esencial y originalmente en el pueblo) y modificar el artículo 41, pues, como con acierto ha observado el doctor Juventino V. Castro y Castro, al señalar que el pueblo ejerce su soberanía a través de las autoridades federales y estatales, en los hechos lo que hace es arrebatarle la soberanía al pueblo para reducirlo a la calidad de "simple gobernado".

Sólo liberándonos de estas y otras añagazas legaloides, políticas, sociales y hasta mentales que nos agobian podremos modificar nuestro destino. Por lo pronto, esta tarde

¡TODOS A LA MARCHA!


viernes, 1 de abril de 2011

Beltrones y Ebrard

Manlio Fabio Beltrones, el presidente priísta de la mesa directiva del Senado de la República y Marcelo Ebrard, jefe de gobierno perredista de la ciudad de México, intentaron esta semana relanzar sus figuras públicas como precandidatos presidenciales de sus respectivos partidos.

El detonante, sin duda, fue la forma tersa en que Enrique Peña Nieto, el gobernador priísta del Estado de México, resolvió la nominación de su partido al gobierno de la entidad, en la persona de Erubiel Ávila, un militante sin pedigree --si se le compara con el precandidato perdedor, Alfredo del Mazo Maza--, pero con arraigo, conocimiento de la entidad y, sobre todo, efectivo, pues ha ganado dos veces la alcaldía de Ecatepec.

El lance del fin de semana pasado sorprendió a muchos analistas, pues Peña Nieto libró sin aparentes sobresaltos un episodio --el de la definición del candidato a sucederlo-- en el que muchos calculaban que cometería algún desliz que comprometiera sus propias aspiraciones presidenciales.

No ocurrió así y su figura como principal carta del PRI para el 2012 se acrecentó, y lo hará aún más si Erubiel Ávila se alza con el triunfo en la elección mexiquense.

En esas condiciones, Manlio Fabio Beltrones urgió a su partido a iniciar la discusón sobre el programa de gobierno que enarbolará el tricolor rumbo al 2012 y a definir para qué quieren regresar a Los Pinos, pues, según el legislador, "primero (debe ser) el programa y luego el candidato" para no incurrir en equivocaciones.

Se trata de una maniobra encaminada a bajar la atención de la figura de Peña Nieto. El senador sabe que si la discusión sigue centrándose en la figura política y personal del gobernador, éste ganaría en la batalla de las percepciones. Calcula, en cambio, que tendría alguna oportunidad de fortalecerse si la discusión se desplaza de las personas al terreno de las "ideas".

Ebrard, por su parte, recibió dos reveses en una semana: primero, no logró ser el "fiel de la balanza" en la elección de la dirigencia nacional del PRD, y después debió abandonar el barco de las alianzas en el puerto del Estado de México, donde la maniobra zozobró ante la negativa de Alejandro Encinas de participar en una coalición de la izquierda con el Partido Acción Nacional (PAN).


De modo que esta semana, en un intento de atemperar esas malas jornadas, debió organizarse un nuevo destape, pues desde hace por lo menos un año, anunció que buscaría la candidatura del PRD a la presidencia y en esa condición se ha placeado por el país, en apoyo de los candidatos de la alianza PAN-PRD que participaron en elecciones en ese lapso.

Quizá calculó que le vendría bien reposicionarse como presidenciable fuerte y para ello requería un acto de apoyo a su candidatura para no perder demasiado ante Andrés Manuel López Obrador en el terreno de las percepciones, tras los fracasos señalados.

viernes, 25 de marzo de 2011

Las claves de Iniciativa México

Los "buenos"


¿Qué hace posible un reality como Iniciativa México? Si nos atenemos a los organizadores, la necesidad de convencernos a nosotros mismos de que somos una fuerza que puede transformar al país, que unidos por grandes ideas podemos romper ciclos e inercias.

Según esos mismos organizadores se trata de una iniciativa que en su primera versión movió la conciencia de millones de mexicanos agobiados por la violencia, divididos por los reclamos en un país confundido con su futuro.

El mensaje que recibieron esos millones de ciudadanos, según la televisión, es que en este país hay esperanza porque somos más los buenos que los malos.

El uso de la simplificación o, si se prefiere, del esquematismo buenos/malos atiende a la necesidad inmediata de que el público capte el mensaje. Hay que hablarle en el lenguaje de las telenovelas de donde han aprendido a tipificar conductas y a estereotipar sentimientos, apelar a las emociones para concitar el acuerdo y la convicción de que juntos --Televisa, los medios de comunicación y la sociedad-- somos una fuerza.

Por eso Iniciativa México, como antes el Teletón, le habla al corazón de las personas, al sentimiento en el que las ideologías los intereses y hasta la lucha de clases son entelequias que se disuelven ante la fuerza de la hermandad alcanzada.

En la presentación de la Iniciativa 2011 la escenografía y hasta el acomodo de los participantes es el mismo que hace un año y seguramente se repetirá el próximo. Detrás de los presentadores --Carlos Loret de Mola (Televisa) y Sergio Sarmiento (TV Azteca), el equilibrio del duopolio ante todo-- los capitanes de esas empresas Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego. El tiempo congelado en la fotografía de ese instante en que las diferencias desaparecen y todos somos uno. Lo uniforme permanece.

El esquema del concurso, avisan los presentadores, es el mismo: sacar del anonimato a quien sin pedir nada a cambio se organiza para mejorar y construir sin tener aspiraciones políticas y al margen del reconocimiento mediático.

Se trata --descubriría algún estratega-- de una fuerza social que debe ser mediatizada, es decir, sacada de su entorno para ponerla a concursar a nivel nacional con otros seres igualmente anónimos y desinteresados, en pos de un dinero que nunca soñaron tener.

Gente valiosa, sin duda, a la que es menester cooptar antes que lo hagan los partidos o antes de que, concientizada por su labor y liderazgo, se convierta en futuro opositor (a). ¿Cuál, si no, es el sentido de sacar de su medio a quien trabaja desinteresadamente y convertir su labor, que no fue iniciada con ese propósito, en una mercancía de concurso?

La lógica ensaya una interpretación: identifíquense a esos liderazgos sociales naturales, desprovéase su labor de todo componente social y sustitúyase con el sentimentalismo propio de una telenovela rosa. Por último,  hágaseles probar las mieles de la fama y devuélvanse a su medio, a su ostracismo, pero ya inoculados contra tentaciones opositoras de cualquier signo.

Quienes evaden impuestos, los que utilizan el poder para destruir prestigios de quienes denuncian sus intereses políticos; los que emplean sus relaciones para corromper autoridades y ganar ventajas de negocios para sí , los que manipulan campañas políticas y han polarizado a la nación; quienes tienen al país postrado porque así conviene a sus ganancias y utilidades, esos mismos vienen ahora a alentarnos para que sigamos "echándole ganas" mientras continúa el saqueo de recursos.

Con la coartada de la Unidad por delante, la televisión se lanza en busca del valor perdido: la credibilidad. Todo, para posicionarse de cara a las próximas batallas, una esencial: la elección presidencial de 2012 y ser, de nuevo, un factor de poder.

Para ello le es preciso recuperar la confianza de los electores, de la ciudadanía. Es menester que, como nunca, con iniciativas como ésta, la gente identifique a la televisión y los medios como parte de sí mismos, de su familia, interesados en sus problemas y en sacar adelante al país, como parte de "los buenos".

Es necesario que la gente crea que se comparten valores, afanes, intereses. Así preparado el terreno, podrá hacerse una mejor labor de zapa cuando se trate de desprestigiar a un candidato, cuando se haga campaña contra quien seguramente se identificará como una amenaza para la unidad y la paz del país. Para denunciar a los extremistas que demanden cambios, a quienes pretendan violentarnos sacándonos de la comodidad que da el ser televidentes.

Para socavar a quienes --outsiders-- se aparten del guión. Para eso se trabaja.

jueves, 24 de marzo de 2011

Cobertura informativa de la violencia

Ordenaditos y unidos. Foto: Notimex

Auspiciado por esa vasta operación política e ideológica encubierta denominada Iniciativa México, más de 700 medios de comunicación y grupos empresariales dedicados al rubro, firmaron el Acuerdo para la cobertura Informativa de la violencia.

Esos "abajo firmantes" se han percatado de que, entre las múltiples derrotas que el crimen organizado le ha infligido a la "estrategia" guerrera de Felipe Calderón, figura la que le ha propinado en el terreno de la comunicación.

La cada vez más extendida opinión ciudadana de que el michoacano ya perdió esa guerra, conduce ahora a los barones de la comunicación a entrar al rescate de la joya de la corona que para esos poderes fácticos representa la presidencia de la República.

De cara a los comicios presidenciales del próximo año, no pueden darse el lujo de permitir que Calderón pierda incluso la guerra mediática. Y no lo hacen por el panista, que desde hace mucho se convirtió en una pieza disfuncional para ellos, sino con miras a la protección de sus posiciones de poder y sus intereses que se manejan por medio de la presidencia, por lo cual no pueden permitir que ésta se desprestigie demasiado ni pierda su carácter cohesionador de esos intereses.

¿Y cómo piensan hacerlo? Mediante la única estrategia que conocen y que les ha dado buenos resultados siempre que se ha tratado de neutralizar a un enemigo: borrándolo del mapa, ignorándo su existencia, volviéndolo invisible. En eso consiste el acuerdo: en hacer que la guerra no exista.

Tras la "borrachera" informativa auspiciada por Wikileaks, que entre otras cosas desnudó las deficiencias del supuesto combate al crimen organizado, nuestros genios de la comunicación responden  en sentido contrario a los aires de transparencia informativa que ese portal alentó: cierran al público  los medios de información, amparados en lo que, a su parecer, es la coartada perfecta: no "hacerle el caldo gordo" a los delincuentes.

Con ese talento que tienen para escamotear los derechos ciudadanos (como el derecho a la información)  sin que parezca un atentado, y antes bien, haciéndose pasar como defensores del interés general, Televisa y el grupo de medios que lidera, advierten que el crimen organizado pone en riesgo la libertad de expresión, pero paradógicamente, a ello se responde silenciándose a sí mismos, es decir, limitando y autocensurando esa libertad.

La génesis

El acuerdo se ha venido fraguando desde hace meses. Desde que algunos intelectuales orgánicos como Héctor Aguilar Camín y Jesús Reyes Heroles plantearon la cuestión de hasta qué punto las noticias sobre la guerra de Calderón constituían una apología de la violencia, y hasta qué punto difundir imágenes o el contenido de las mantas escritas por narcotraficantes convertía a los medios en voceros de esos presuntos criminales.

El asunto tomó forma y fuerza conforme en la opinión pública crecía la percepción de la guerra fallida, y conforme las encuestas fueron reflejando el hartazgo y el rechazo de la población a la estrategia, de la cual la propia población era víctima creciente (los famosos "daños colaterales").

Un antecedente de la estrategia de silenciamiento que se concreta con este acuerdo fue ensayada en el caso del secuestro de Diego Fernández de Cevallos. Televisa, y varios medios con ella, decidieron no informar nada acerca del tema para no entorpecer las negociaciones y salvaguardar la vida del llamado "Jefe".

El contenido

El Acuerdo intenta atacar y desvanecer, la muy generalizada idea --que se ha comprobado conforme pasa el tiempo-- de que el gobierno provocó y es responsable de la violencia. Los argumentos, incluso su fraseo, son similares a los que ya ha utilizado fallidamente la propaganda gubernamental 

a) La violencia proviene de la delincuencia organizada
b) En qué momento se nos olvidó quienes eran los malos
c) Puede discutirse la estrategia, pero no culpar al gobierno por la guerra, pues es su obligación constitucional cumplir y hacer cumplir la ley .
d) Debe quedar claro que la violencia proviene de los grupos criminales.
e) Nueve de cada 10 muertes violentas son resultado de "ajuste de cuentas" (o sea, que como dice el gobierno, "se están matando entre ellos")

La idea de partida es exonerar al gobierno de culpas y responsabilidades respecto del actual baño de sangre y del terror en que vive la población, mediante la repetición machacona de una mentira: que los culpables son únicamente los malos, sin mencionar la parte que le toca al gobierno por haberse embarcado en una aventura sin los instrumentos de inteligencia adecuados, sin la tecnología necesaria, sin un ejército preparado y con la descoordinación de los órganos de seguridad.

De allí se pasa a los 10 puntos que conforman los criterios editoriales del Acuerdo, los cuales incluyen una reprimenda a la estrategia de comunicación seguida hasta ahora por Calderón (pues contribuyó a convertir a los delincuentes en héroes dignos de imitación), el referido voto de censura para no publicar las acciones del crimen organizado y una serie de obviedades acerca del manejo de la técnica periodística que, en otros casos esos medios ahora muy éticos violan flagrante y alégremente, como la obligación de dar contexto a los hechos, que no es otra cosa que explicar sus causas y consecuencias; ubicar los intereses y adscripciones de los declarantes o protagonistas de las noticias, algo de lo que nunca se han preocupado.

En realidad, el Acuerdo parece ser un mensaje que los señores de la comunicación envían a los criminales: "hasta hoy se enfrentaron a un bisoño en el manejo de los medios; pero vienen las elecciones y no permitiremos que nos echen a perder el numerito; ahora se enfrentarán a quienes somos expertos en el arte de la manipulación".

La cargada mediática, esta especie de corporativismo empresarial que tiene todos los visos del populismo que tanto critican los impulsores del acuerdo lleva implícita, además, una descalificación a todos aquellos medios que no se unan a esta "cruzada por México".

Dentro de las frases propagandísticas difundidas hoy durante la transmisión televisiva en que se presentó el Acuerdo, destaca esta: "Unos prefieren mirar al abismo; otros, mirar al cielo", la cual parece especialmente destinada a satanizar a esos medios y a quienes, sin tragarse los garlitos y las coartadas mediáticas, insisten en ver desnudo al emperador.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Calderón: "Mi reino por un caballo"




Felipe Calderón es un peligro para México. Lo es por varias razones, pero destaco su proclividad a salvarse a sí mismo aun a costa del país. Esa actitud lo condujo tras su derrota en las elecciones legislativas intermedias de 2009, a intentar relanzar su gobierno mediante una serie de reformas que él sabía inviables, pero que buscaban salvar su prestigio.


Muchos observadores hicieron notar que esas propuestas llegaban con tres años de retraso. El propio Carlos Pascual, en ese momento embajador de Estados Unidos, al tanto de la maniobra, mandó decir a Washington, según mostraron los cables de Wikileaks, que se trataba de “sueños de opio”, pues no tendrían futuro en un congreso dominado por la oposición.

Y así era, pero lo que Calderón buscaba era recuperar la iniciativa política perdida ante el revés electoral. La derrota que le propinaron los electores fue muy significativa porque basó su campaña en un programa –su guerra contra el narcotráfico-- diseñado precisamente para lograr la aprobación general y para tratar de remontar el déficit de legitimidad que lo persigue desde 2006.

Pero sobre todo, la idea era mostrarse como un presidente que quiso cambiar al país, pero que se topó con un congreso que se lo impidió. La prioridad, como se ve, era salvarse a sí mismo.

Su ansia por obtener algo de reconocimiento para su gobierno y para su persona lo condujo también a comprometer la soberanía nacional y a supeditar los intereses nacionales a los de EUA.

Los informes de Pascual son, en este sentido, reveladores. Según el diplomático, por esos días de 2009 Calderón había estado dispuesto a “ampliar nuestra cooperación dentro del Plan Mérida y a dar pasos decisivos en la frontera” pues “cree que un repentino éxito en la lucha contra el narcotráfico dará un impulso a su situación política”.

En esa obsesión por remontar “su situación política” (de nuevo él como prioridad) no ha dudado en entregar al país y favorecer la injerencia de EUA. Véase al efecto la petición –revelada por Wikileaks-- que en febrero de 2010 formuló Calderón a la secretaria de Seguridad Interior estadounidense, Janet Napolitano, para que el Centro de Inteligencia de El Paso (EPIC, por sus siglas en inglés), interviniera para “pacificar Ciudad Juárez” y “responder a la presión pública de hacer algo por la localidad”.

Las evidencias de cómo Calderón se ha sujetado a los designios de Washington en aras de obtener resultados rápidos que lo salven en su combate al crimen organizado se multiplican: ahí está el caso de la operación Rápido y furioso, o su acatamiento al mandato del Norte para, primero, permitir que diseñara la estrategia en Ciudad Juárez de combate al narcotráfico mediante el ejército y luego, una vez que no funcionó, para acatar la orden de relegar a los militares y sustituirlos por la policía federal, y que incluso el embajador Pascual haya conocido los detalles del repliegue castrense meses antes de que el gobierno lo hiciera público.

Las revelaciones del New York Times sobre los vuelos que realizan en territorio mexicano aviones estadounidenses no tripulados, constituyen una prueba adicional del entreguismo y el vasallaje que Calderón ha permitido que se le imponga a México.

Diversas voces desde el Senado de la República, desde la academia –señaladamente el rector de la UNAM José Narro Robles-- y ONG’s han exigido a Calderón frenar el injerencismo de EU y adoptar una actitud firme en defensa de nuestra soberanía. Se trata de llamados que parecen no asumir el hecho de que ese injerencismo fue y es alentado por el propio ocupante de Los Pinos.

Lo malo para Calderón es que no sólo no se salvó ni a sí mismo (hoy su desprestigio es superlativo y quizá pase a la historia como uno de los presidentes más abyectos que ha padecido México ), sino que ha causado un enorme daño al país al ponerlo de rodillas ante una potencia extranjera.

Y lo peor quizá esté por venir, porque no se sabe qué otros episodios de entreguismo pueda protagonizar el abrumado michoacano en su desesperación por rescatar algo para sí.

Acaso pronto lo oiremos gritar, como el trágico Ricardo III: “¡Un caballo, un caballo. Mi reino (país) por un caballo!”, aunque, a diferencia del héroe Sheakespereano, no lo pedirá para continuar en la batalla sino para huir dejando hipotecado al país. Por eso es un peligro para México.