Por estos días resulta inevitable comparar
el patriotismo y el valor de la presidenta argentina Cristina
Fernández para defender los intereses de su país, con el entreguismo y la
alevosía de Enrique Peña Nieto para traicionar y vender el suyo.
Puesta ante la tesitura de pagar a
especuladores financieros a cambio de la ruina económica del país, Fernández de
Kirchner busca una negociación justa, pues “no estoy dispuesta a rifar la
patria…porque nuestros hijos y nietos no dependen de este gobierno, sino de que
haya patria con soberanía, igualdad y posibilidades de crecimiento”.
Como se sabe, esta semana la Corte Suprema
de Justicia de Estados Unidos emitió un fallo que obliga a Argentina a pagar al
contado y en una sola exhibición unos mil 500 millones de dólares a los
llamados fondos buitre.
Esta denominación carroñera se aviene bien
con la naturaleza especultiva consustancial al capitalismo financierista que se
ha enseñoreado en el mundo. Se trata de agencias que aprovechando las crisis
económicas adquieren bonos de deuda de países en problemas –como Argentina en
2001—a precios bajísimos y mediante movimientos especulativos obtienen
ganancias muy por encima de lo invertido.
La administradora NML compró en 2008 títulos
vencidos de deuda argentina por 48 millones de dólares y ahora pretende cobrar
832 millones lo que equivale a una ganancia de mil 608 por ciento.
Ese es el modo –no la actividad
productiva—en que los grandes capitales hacen negocio y obtienen ganancias fáciles
en la era de la globalización. Un dato ilustra lo ilustra mejor: a fines de la
década de 1990 se movían en los mercados financieros globales unos 25 billones
de dólares al día, comparado con un comercio mundial de solo 10 mil millones de
dólares diarios. Es decir, el comercio real (bienes y servicios producidos por
trabajadores) fue de solo uno por ciento del comercio ficticio (movimientos
financieros especulativos).
Por esa y otras vías (los Swaps) los fondos buitre han contribuido a la ruina
de países como Grecia, España y Portugal que luego son sometidos a rigurosos
programas de ajuste económico en detrimento de la población.
En el caso argentino el desembolso que se
exige equivale a más de 50 por ciento de sus reservas lo que implicaría
ingresar en una espiral de endeudamiento-pobreza-más endeudamiento con la
consecuente reducción de programas sociales, desempleo, hambre y
empobrecimiento generalizados.
Lo perverso del caso es que cuando el país
austral renegoció su deuda para evitar incurrir en el impago, pues siempre
reconoció su deuda, 92 por ciento de sus acreedores aceptaron el trato; los fondos buitre fueron los únicos que se
negaron a ello.
El fallo de la Corte estadunidense empuja a
un país como Argentina a caer contra su voluntad en el incumplimiento de pagos,
pues se exige que antes que al resto de los acreedores primero se liquide la
deuda con los fondos buitre antes del próximo 30 de junio. Incluso estos fondos
podrían obtener órdenes de embargo sobre los fondos que Argentina transfiere a
Nueva York para el pago a los acreedores que sí aceptaron reestructurar su
deuda, lo que la colocaría en default
técnico (cese de pagos).
La mandataria argentina recordó el viernes
20 de junio que su país ha descubierto la segunda reserva de gas y petróleo no
convencional más importante del mundo, así que los que revolotean no lo hacen
sólo por las finanzas sino por los recursos naturales.
Lo dicho: mientras en México entregamos el
petróleo a las trasnacionales con la ventaja incluso de expropiar en su favor
terrenos comunales y ejidales donde encuentren yacimientos, cuando los dueños
originales no quieran vender o no les convenga el precio de venta, Argentina
nos ofrece otra lección de dignidad latinoamericana.
Buen post explicando la situación económica de Argentina y la situación de se deuda, en México se ha decidido apostar por las inversiones extranjeras para convertir algunos sectores en sectores estratégicos como el del automóvil.
ResponderEliminarNissan, Toyota y licenciatarias como Grupo Andrade