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viernes, 6 de marzo de 2009

Síndrome

Si no fuera porque resulta trágico, movería a risa ver cómo los funcionarios gubernamentales defienden los intereses de la banca extranjera por encima de los del pueblo al que están obligados a representar.

Este miércoles esos funcionarios ofrecieron en el senado de la república un espectáculo deplorable. Citados para discutir las reformas al sistema financiero --entre las que se incluye que el Congreso fije topes máximos a las elevadísimas tasas de interés que cobran los bancos al usuario-- se opusieron terminantemente a esa posibilidad.

Y lo hicieron, de nuevo, recurriéndo al argumento que calificamos aquí el martes como un síndrome, aun no bautizado. Verán ustedes: participaron en la reunión con senadores el presidente de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Servicios Financieros (Conducef), Luis Pazos; el titular de Banca y Ahorro de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Guillermo Zamarripa; así como el presidente de la Asociación de Bancos de México, Enrique Castillo Sánchez Mejorada.

De éste último es lógico esperar que se oponga a una medida semejante, pero que lo haga el titular de la Conducef, un organismo creado por el gobierno para supuestamente proteger a los ahorradores y usuarios de los servicios financieros, resulta alarmante. Es lo más parecido a vivir en el mundo al revés.

Así de enrevesado es también el argumento que utilizaron para exigir a los senadores que ni se les ocurra legislar sobre topes máximos, porque tal medida (obsérvese la desfachatez del argumento), podría inhibir el crédito y perjudicar "sobre todo a los más pobres" (!!!!).

O sea, de acuerdo con esa lógica, bajarle el precio a las elevadas tasas de interés anual que usted y yo pagamos por una tarjeta de crédito, por ejemplo, es una medida que nos perjudica!!!!!

Lo anterior demuestra sin ambages, de qué lado están las autoridades de este país. En lugar de procurar las mejores condiciones que permitan a la población ser más productiva para alcanzar un mejor nivel de vida y que ello se traduzca en una nación más próspera, se alinean con quienes esquilman a esa sociedad y, lo que es peor, mediante decretos, leyes, medidas administrativas y hasta omisiones, se encargan de legalizar y tolerar ese robo a la nación.

Véanlo si no. Resulta increíble constatar cómo las autoridades hacendarias y las instancias encargadas de cuidar los intereses de los usuarios de la banca permiten que las instituciones de crédito cobren en México lo que no cobran en otros países.

Algunos ejemplos: El interés de la tarjeta de crédito Banamex-Citigroup es ocho veces superior aquí respecto de Estados Unidos; Scotiabank cobra un interés de 60 por ciento anual en México, pero menos de 16 por ciento en Canadá; en Inglaterra, HSBC cobra alrededor de 18 por ciento de interés anual y en México el cliente paga 71 por ciento.

Con un cinismo apenas disimulado, las autoridades hacendarias justifican esa desproporción diciendo que en nuestro país el cobro es más elevado debido a que los bancos tienen un mayor riesgo financiero. Aunque no lo dicen, ese argumento significa que como aquí la gente es más pobre, los bancos tienen mayor riesgo de que los usuarios de tarjetas no puedan pagar sus deudas.

Lo que ya no responden es a la pregunta de por qué en México la gente es más pobre. Y no lo hacen porque eso los conduciría a cuestionar la eficacia de las políticas gubernamentales que han conducido a esa situación.

Al final de la referida reunión, los representantes gubernamentales todavía se dieron tiempo de advertir a los senadores "que no se les pase la mano" al fijar un tope a las comisiones de los bancos porque a éstos se les puede crear un problema financiero "y eso no es bueno".

Les tiene sin cuidado, en cambio, el "problema financiero" que se le crea a la gente que paga esas altas comisiones. ¿Así o más claro?

Lo malo de todo es que el próximo mes de julio la gente seguirá votando para que esas mismas autoridades sigan en el poder.

¡Qué país!