martes, 25 de enero de 2011

Clinton en México



La visita de unas horas que realizó ayer a México la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton fue una visita para la galería, sí, pero también plagada de signos. En el entramado de mensajes cifrados y simbólicos que constituyen la compleja maquinaria con que Estados Unidos ejerce su dominio sobre el mundo importan mucho las formas.

Así, para la jefa de la diplomacia estadounidense era una asignatura pendiente, tras las revelaciones de Wikileaks --aunque primero lo hizo en Asia y Europa a fines del año pasado, como para dejar en claro en donde están sus prioridades-- externar personalmente y de cara a la comunidad internacional un claro apoyo a la guerra contra el narcotráfico que lleva a cabo en México Felipe Calderón.

Lo anterior sobre todo después de los memorandums diplomáticos revelados por WikiLeaks, en los que se exponen duras críticas de EUA a la descoordinación con que el ejército y la marina enfrentan el problema, a la falta de un aparato de inteligencia eficaz y a las claras muestras de debilidad, incapacidad y entreguismo dadas por el propio Calderón al solicitar la intervención de ese país para pacificar Ciudad Juárez.

La intervención pública de Hillary Clinton no podía sino ser un espaldarazo inequívoco a la guerra que Calderón desarrolla aquí, entre otras cosas porque se trata de una guerra ordenada, diseñada y planeada por el propio país del Norte, aunque operada aquí por un ineficaz Calderón.

Se trata, como han señalado entre otros el periodista Carlos Fazio, de una estrategia de doble vía: una guerra para regular el control de las rutas y los mercados de la economía criminal y, a la vez, una guerra de contrainsurgencia y de control político-social militarizado, local, regional y nacional, aderezada con una estrategia encaminada a generar confusión y terror en la población, mientras que por otro lado se avanza en la privatización silenciosa de la electricidad, el petróleo, las telecomunicaciones y otros recursos estratégicos.

Por eso está en el interés de EUA seguir en esa estrategia de consolidación de su dominio sobre el territorio mexicano, de ahí que Clinton se declare fan de Calderón y enzalce su supuesto liderazgo, de ahí también su nada velado anuncio de que sin importar qué partido gobierne en 2012 la estrategia debe continuar, y de ahí, en fin, su cuassi orden de que pese a los costos "no hay otra alternativa".

Así pues, su presencia ayer aquí tuvo un triple propósito, en ese orden: enviar un mensaje a los cárteles que disputan las ganancias, legales e ilegales, de las trasnacionales estadounidenses, acerca de que continuará la guerra por mercados y rutas; reforzar la maltrecha figura de Calderón ante el ciudadano común que cada vez cree menos en el panista; y apaciguar un poco la incomodidad que causaron en Los Pinos las revelaciones de Wikileaks.

sábado, 15 de enero de 2011

La izquierda en América Latina



Ya desde el propio título --Lo que queda de la izquierda (Taurus, 2010)-- el libro escrito y coordinado por Jorge G. Castañeda y Marco A. Morales, resulta una descalificación anticipada a los partidos, movimientos y gobiernos de América Latina que se inscriben en ese flanco del espectro político.

En realidad, el volumen constituye un alegato en favor del capitalismo democrático liberal y de quienes desde la izquierda se avienen a sus dictados y en contra de la izquierda "vociferante" que propugna por un cambio de ese modelo.

En ese contexto hay una permanente predisposición crìtica y hasta denigratoria contra la llamada izquierda vieja, radical y tradicional que busca modificar las relaciones sociales preconizadas por el capitalismo, dentro de la cual se identifica a países como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, cuyos proyectos se hacen ver como inviables, casi una locura.

En cambio, se alaba lo que se identifica como izquierda moderna (Brasil, Chile, Uruguay), aquella que para ser viable como gobierno se alinea a los valores neoliberales, la que abdica de su ideología para asimilarse al mundo real; la que se adapta al sistema, acepta sus reglas, entra al juego de intereses y que, por eso mismo ha resultado exitosa.

Tales son las coordenadas en que se inscriben los 11 ensayos del volumen escritos por autores como José Merino, Patricio Navia, David Altman y los propios Castañeda y Morales, entre otros.

Todos los autores se sienten cómodos con las izquierdas reformistas, las que se pliegan al dominio del mercado, las que emprenden modificaciones, pero sin exceder los límites del neoliberalismo. Aquellas que ponen el énfasis en disminuir la desigualdad y la pobreza, las que aplican programas sociales sin pretender modificar el esquema de dominación establecido por la globalizción imperante, que han renunciado a "estridencias" como el nacionalismo y que además se llevan pragmáticamente bien con Estados Unidos (Cfr. p. 215).

Jorge Castañeda lo resume de este modo: "Si la izquierda de la región persevera en el camino de la sensatez y moderación, de la democracia y el mercado, de la inserción en el mundo real y del rechazo a las quimeras tropicales --en obvia referencia a Hugo Chávez, Andrés Manuel López Obrador y a Raúl y Fidel Castro-- puede contribuir enormemente a ese cambio del mundo real" (p.13).

Y sin embargo, la animadversión personal --diríase enfermiza-- del ex secretario mexicano de Relaciones Exteriores contra la izquierda de todo signo lo conduce a la mofa y al escarnio.

Por un lado, se burla de la izquierda que se ha plegado al capitalismo y sus reglas para llegar y mantenerse en el poder.

Escribe: "Ninguna de las izquierdas exitosas en América Latina hoy pretende hacer la revolución, y todas por tanto violan el apotegma castrista: 'El deber de todo revolucionario es hacer la revolución'.

"Si para llegar al poder la izquierda debe abdicar de su obligación de hacer la revolución, ¿qué acaso no abdica al mismo tiempo de su deseo y compromiso de reducir...la desigualdad...?

"...renunciar a la revolución no equivale a aceptar sumisamente el estado permanente de las cosas?" (p. 11)

Al mismo tiempo, desacredita y denosta a la izquierda que no acepta "sumisamente el estado permanente de las cosas" y que se propone desterrar al capitalismo. Esto por no respetar los valores democráticos, lo cual equivale a abandonar el modelo democrático liberal para darle poder directamente al pueblo.

Así, la postura de Castañeda ante la izquierda se parece mucho a aquel silogismo igualmente condenatorio que propugnaba:
Si la Biblioteca de Alejandría guarda entre sus libros al Corán, hay que quemarla por inútil (porque otras bibliotecas también lo tienen). Y si no tiene el Corán, entonces hay que quemarla, por impía.
Derrotado por la evidencia de que más de la mitad de los países de Latinoamérica --dos tercios de la población-- están gobernados por la izquierda, Castañeda no tiene otra opción que reconocer que esa tendencia política, "que muchos creían (entre ellos él mismo, por supuesto) al borde de la extinción al día siguiente de la caída de Berlín (sic), se encuentra, a primera vista, gozando de muy buena salud" (p. 284).

No obstante, se apresura a aclarar que ello no significa que la población que eligió esos gobiernos haya dado un vuelco hacia la izquierda. Antes bien, esgrime una explicación a la vez cínica y tranquilizadora para conciencias como la suya y para el statu quo capitalista, de cuyos intereses es un claro aliado y defensor.

Con el fin de la Guerra Fría --explica-- Estados Unidos ya no tenía motivos para temer el desarrollo del socialismo en la región que desafiara su seguridad nacional. Y por lo tanto tampoco había razones "para impedir que la izquierda se convirtiera en una fuerza política legítima.

"Era natural --prosigue-- que el ejercicio democrático en una región plagada de pobreza e inequidad llevara al poder a partidos con una propensión neta a atender esos problemas" (p. 36).

En todo caso, sostiene que no hay peligro para los intereses capitalistas, pues los gobiernos de izquierda que buscan una transformación de fondo son sólo cuatro (Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Venezuela), y en los primeros dos casos --celebra-- "la transformación ha sido modesta".

"Pero incluso si consideramos a Bolivia y Ecuador como naciones donde se haya en marcha una 'revolución', se trata, en tres de los cuatro casos, de naciones muy pequeñas, empobrecidas y de escasa proyección regional".

Aparte de los fantasmas con que parece luchar denodadamente Castañeda, el volumen se completa con estudios de caso en que se revisan las condiciones que han llevado al poder y las políticas seguidas una vez en él por los partidos de izquierda en Brasil, Chile, Uruguay, Venezuela y Perú, y se revisa la evolución de la izquierda en México.

El historiador estadounidense John Womack Jr, escribió en el prefacio de su libro Zapata y la revolución mexicana: "Este es un libro acerca de unos campesinos que no querían cambiar y que, por eso mismo hicieron una revolución".

Parafraseándolo, algo similar podría afirmarse de este trabajo de Jorge G. Castañeda: Esta es la historia acerca de un intelectual mexicano que odiaba y temía a la vez, el avance de la izquierda en el continente y que, para exorcisarlo, escribió este libro.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Tortillas al alza


La Unión Nacional de Industriales de Molinos y Tortillerías anunció ayer un incremento de cuatro pesos en el kilo de tortilla. Al justificar la medida, el dirigente de esa organización, Lorenzo Mejía, explicó que en mayo el precio de la tonelada de maíz a pie de molino era de 3 mil 150 pesos y hoy está a 3 mil 700, pero podría llegar a cuatro mil pesos en enero, vaticinó.

Adicionalmente, recordó que los industriaales del ramo padecen el aumento mensual de gas, gasolina y electricidad, lo que, junto con otros gastos de producción están pulverizando sus ganancias.

El gobierno, entre tanto, ha reaccionado de manera lamentable. Primero, tratando de descalificar la representatividad de Lorenzo Mejía al señalar que en realidad representa a un pequeño grupo de industriales del sector, cuando lo cierto es que encabeza a 66 mil de los 120 mil que existen en el país.

En segundo lugar, el secretario de Economía, Bruno Ferrari, advirtió que se sancionará a las tortillerías que suban el precio porque, de acuerdo con sus datos, "no hay ninguna justificación para aumentar el costo del alimento".

Estamos, de nuevo, ante el mismo guión: un gobierno que permite el acaparamiento y la especulación de los insumos básicos por parte de los grandes consorcios del sector, en este caso Cargil y Gruma, quienes lo pueden hacer porque el precio del maíz está sujeto al libre juego de la oferta y la demanda; y por otro lado condena y sataniza a las pequeñas empresas expendedoras del producto que reaccionan, como lo dicta el mercado, elevando el precio cuando se incrementa el precio de la materia prima.

Se trata de una reacción esquizofrénica e hipócrita que busca lavar la cara del gobierno ante la ciudadanía al hacerlo pasar como justiciero ante los "abusos" de unos pocos tortilleros, pero por otro lado, favorece el acaparamiento de los grandes consorcios que son quienes están detrás de los aumentos, al no dictar políticas públicas que den certidumbre a toda la cadena productiva maíz-tortilla y no sólo a los grandes consentidos.

En ese sentido, los propios industriales de molinos y tortillerías hoy satanizados, se han pronunciado en favor de que se fije un precio oficial, reglamentado y controlado al producto de modo que no se deje a la población a merced de quienes son los verdaderos especuladores.

¡Que no se nos olvide! 

martes, 7 de diciembre de 2010

Revela WikiLeaks sitios vitales para la seguridad de EU

Una lista de instalaciones alrededor del mundo, cuya pérdida impactaría críticamente la capacidad de Estados Unidos para defenderse, fue publicada por WikiLeaks causando el enojo estadounidense debido al temor de que eso podría ayudar  a los terroristas a identificar potenciales objetivos.

El documento dado a conocer fue preparado por el Departamento de Estado en febrero de 2009, después de que todas las misiones diplomáticas en el exterior fueron preguntadas para proporcionar una lista con las piezas que presentan un deterioro crítico en la infraestructura local.

Cientos de gasoductos, comunicaciones neurálgicas y plantas de manufactura en varios continentes fueron enlistadas junto con algunas de las más grandes plantas nucleares e instalaciones militares.Muchas se encuentran en el Reino Unido, incluidos varios sitios satelitales y plantas propiedad de BAE Systems.

Anoche otros cables filtrados revelaron que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha preparado planes de contingencia para la defensa de Europa del Este ante una agresión militar rusa, con tropas británicas aparentemente destinadas al combate.

Mientras que muchos de los documentos diplomáticos previamente publicados por WikiLeaks sólo colocaron a Estados Unidos en una posición vergonzosa o inconveniente la lista del Departamento de Estado --diseñada para fortalecer la preparación nacional y brindar oportuna respuesta y una rápida recuperación en el caso de un ataque, un desastre natural u otra emergencia-- contiene el tipo de información considerada vital para los grupos militantes.

Incluye una mina de Cobalto en Kinshasa, una planta de insulina en Dinamarca, una fábrica de veneno anti víbora en Australia, una planta hidroeléctrica canadiense, la cual actúa como una irremplazable fuente crítica de poder para la porción noreste de Estados Unidos, y una fábrica de Siemmens en Alemania, la cual es "esencialmente irremplazable" en la producción de soluciones químicas.

Dado que Estados Unidos se ve a sí mismo como un combatiente en la guerra global contra el terrorismo, el documento figura entre los más explosivos publicados hasta ahora por el sitio fundado por Julian Assange, de acuerdo con expertos en seguridad, quienes dicen que ello da a los terroristas cualquier cantidad de objetivos claves.

Mientras tanto, clables diplomáticos de EUA, uno de ellos firmado por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, sugiere que la OTAN prepare un plan para defender a Europa del este de una agresión por parte de Rusia.

Tropas británicas figuran entre las nueve divisiones de la OTAN aparentemente preparadas para operaciones de combate ante un eventual ataque contra Polonia, Lituania, Latvia o Estonia. WikiLeaks reportó que barcos de guerra británicos podrían tomar parte, y dijo que la propuesta secreta fue aprobada unánimemente por la OTAN a principios de este año.

De acuerdo con un comunicado estadounidense, hay preocupación en Washington de que la noticia acerca del plan de la alianza atlántica podría conducir a "un innecesario incremento en las tensiones entre Rusia y la OTAN".

(Traducido de The Independent)

Assange, arrestado



El cerco político, jurídico, cibernético y económico sobre Julian Assange, el austriaco de 39 años fundador del sitio WikiLeaks, que reveló desde el pasado 29 de noviembre 250 mil cables clasificados de la diplomacia estadounidense fue arrestado hoy en Londres.

El hecho fue recibido por la secretaria del Departamento de Estado, Hillary Clinton, como "una buena noticia", tras más de una semana en que los afanes de Washington se concentraron en sus conocidas tácticas para descalificar a Assange quien ha sido perseguido como el enemigo público número uno del "mundo libre".

Esas tácticas han incluido bloqueos a las donaciones que recibe WikiLeaks, su expulsión de los servidores que lo alojaban, ataques cibernéticos masivos (tácticas de ciberguerra), hasta la clásica y muy antigua de colocar a su fundador en situaciones comprometedoras con mujeres y drogas (en este caso sólo con mujeres al desempolvar una acusación por violación que el gobierno sueco ya había desestimado en su momento), así como con cargos criminales, todo con el claro afán de acallar al mensajero para diluir el mensaje.

Las presiones del establishment estadounidense para aislar en Internet a WikiLeaks empezaron cuando Amazón anunció que dejaría de alojar el sitio. Sintomáticamente, fue Joe Lieberman, presidente del Comité de Seguridad Interna de Estados Unidos, quien divulgó la decisión de Amazon.

Luego la firma EveryDNS.net, que ayuda a las computadoras a localizar los sitios de sus miembros dejó de dar servicios a la empresa de Assange el jueves 2 de diciembre, pues se recurrió a ella luego de que Amazon dejó de alojar el sitio.

El servicio de pagos en línea PayPal con sede en Estados Unidos se unió al boicot. Bloqueó transferencias económicas en beneficio del portal, alegando que "su política comercial impide el uso de su servicio para alentar, promover o facilitar actividades ilegales".

En el ámbito político el cerco sobre el "enemigo" no ha sido menos feroz. Como siempre, Washington trató de socializar las pérdidas derivadas de las revelaciones al calificarlas como un "ataque a la comunidad internacional".

La estrategia era clara. Hacer parecer el asunto no sólo como una acción contra los EUA sino contra el mundo. "Esta divulgación no sólo es un ataque a los intereses de la política exterior de Estados Unidos. Es un ataque a la comunidad internacional; a las alianzas y socios, a las conversaciones y negociaciones que salvaguardan la seguridad global y promueven la prosperidad económica", dijo Clinton en un encuentro con los medios, tras conocerse el contenido de los cables.

En su doble intento por condenar las filtraciones y hacer que su país siga viéndose como el muchacho bueno de la película y preocupado por el bienestar de la humanidad, la jefa de la diplomacia estadounidense añadió que la "divulgación ilegal de información clasificada pone en peligro las vidas de personas, amenaza nuestra seguridad nacional y mina nuestros esfuerzos para trabajar con otros países para resolver problemas compartidos".

Las reacciones de la clase política del país del Norte fueron endureciéndose hasta casi solicitar la ejecusión de Assange. Primero Peter King, representante  republicano y próximo presidente del Comité de Seguridad Interna en la siguiente legislatura, pidió al procurador general de EU calificar a WikiLeaks como "organización terrorista extranjera", pues "representa un peligro claro y presente a la seguridad nacional de Estados Unidos".

El mismo King pidió días después declarar a Julian Assange como "combatiente enemigo" y enjuiciarlo en un tribunal militar fuera de EU donde no tendría derechos constitucionales.

Mike Huckabee, ex gobernador de Arkansas y posible candidato presidencial en 2012 fue más allá al solicitar la ejecusión del enemigo: "Sea quien sea dentro de nuestro gobierno el que filtró esa información es culpable de traición y creo que algo menos que la ejecusión es una pena demasiado bondadosa".

La presión estadounidense por unir al mundo contra Assange y su portal alcanzó incluso a Australia, país de origen del ex hacker. En una postura que revela cómo esa isla se ha plegado a los intereses del imperio, el fiscal general de Australia, Robert McClelland, señaló que autoridades de su país colaborarán  en caso de que Julian Assange sea llevado ante la justicia.

"Soy conciente de que el fiscal general de EU dijo que autoridades de justicia actualizan detalles sobre si han sido violadas sus leyes", ante lo cual --añadió-- "daremos el apoyo necesario a las autoridades judiciales estadounidenses".

Estrategias aparte, como apuntó en un editorial el diario mexicano La Jornada (2 de diciembre/2010), "la hostilidad y el arresto de Assange desacredita aún más la imagen de EU ante el mundo como autonombrado defensor de las libertades y los valores democráticos".