miércoles, 4 de mayo de 2011

Tortura condujo a Bin Laden

José Morales, un ex jefe del Centro de  Antiterrorismo de la CIA reveló a la revista Time que los interrogatorios con tortura a sospechosos de terrorismo condujeron eventualmente a la localización y asesinato de Osama Bin Laden.

Rodríguez trabajó para la CIA entre 2002 y 2005, periodo en que los líderes de Al Qaeda, Khalid Sheikh Mohammad (KSM) y Abu Faraj al-Libbi fueron tomados en custodia y sometidos a "Técnicas Especiales de Interrogación" (EIT's, por sus siglas en inglès) en prisiones secretas del extranjero.

La información proporcionada por KSM y Abu Faraj al Libbi acerca del mensajero de Bin Laden fue la principal información que condujo a su localización y posterior ejecusión. La afirmación de Rodríguez produjo críticas de la Casa Blanca.

"No hay evidencia de que la información obtenida mediante EIT's fue el principal elemento de inteligencia que nos condujo al líder de Al Qaeda", dijo Tommy Vietor, vocero del Consejo de Seguridad Nacional. "Tomó años de colección y análisis de muy diversas fuentes para desarrollar el caso que nos permitió identificar sus componentes y formarnos la idea de que Bin Laden estaba probablemente viviendo allí".

Rodríguez concuerda en que otros elementos de inteligencia tuvieron un rol en la ubicación del paradero del terrorista, la información de KSM y Abu Faraj fue la más importante. Este último "no fue sometido a la tortura del submarino (hundir su cabeza en agua durante varios minutos), pero su información sobre el mensajero fue clave".

Faraj dijo a los interrogadores que el mensajero llevaría comunicados de Bin Laden al mundo exterior cada dos meses o más. "Me di cuenta de que el líder no estaba realmente al frente de su organización. Tú no puedes liderear una organización si tienes un mensajero que lleva comunicados cada dos meses", dijo Rodríguez.

"Así fue como me convencí de que esta persona era sólo una figura decorativa que no estaba al frente de los golpes tácticos de la organización".

Mientras que algunos reportes sugieren que la información que proporcionó KSM vino semanas o meses después de que fuera sometido a las EIT's, Rodríguez dijo que los tips aportados por Libbi se produjeron sólo una semana después de que fuera sometido a los violentos interrogatorios.

El uso de EIT's fue un escándalo durante el gobierno de Georges W. Bush. Sin embargo, John McLaughlin, subdirector de la Agencia Central de Inteligencia durante la época en la que se utilizó la técnica del submarino, dijo que era un programa deliberado para alentar la docilidad de los testigos, pero "nunca fue concebido como un programa de tortura".

Ninguno de los oficiales del gobierno de Bush hizo, sin embargo, una clara distinción entre "inducir docilidad o deseos de cooperar" (inducing compliance) y tortura.

(Traducido por Contadero de Time on line)

viernes, 22 de abril de 2011

Reforma penal de Calderón

Felipe Calderón envió a la Cámara de Senadores una iniciativa de reforma al Código Penal Federal y al Código Federal de Procedimientos Penales. Se trata de sancionar  con el decomiso de bienes a empresas, bancos, aseguradoras y otros organismos del sistema financiero responsables de operaciones ilegales en beneficio del narcotráfico y el crimen organizado.

Los acusados serían multados e inhabilitados para participar en contratos con el sector público y exhibidos públicamente, pues la sentencia se publicaría en el Diario Oficial de la Federación y en un periódico de circulación nacional.

En la iniciativa el término personas morales es sustituido por el de personas jurídicas de naturaleza privada. Plantea, además, dos nuevos tipos penales: el de "confabulación" y el de "facilitación delictiva", así como castigar hasta con 15 años de prisión a informantes del hampa (los llamados halcones), aunque se trate de menores de edad.

La propuesta de reforma incorpora al orden jurídico la figura de "injusto colectivo" con el fin de imputar la responsabilidad penal a quienes de alguna forma participen o se beneficien de los ilícitos cometidos por el grupo delictivo. Así, los delitos de alguna banda podrán imputarse a cualquiera de sus integrantes, aun cuando no hayan partcipado en la comisión del hecho que se juzgue, bajo la óptica de que los actos individuales permiten el funcionamiento de la organización.

Toda esta elucubración jrídica fue de inmediato cuestionada, con razón, por el senador perredista Pablo Gómez: "¿Para qué quiere Calderón más leyes si no las aplica? Nos sigue pidiendo y pidiendo leyes cada vez más complicadas ¿Para qué toda una maraña jurídica si lo que tenemos es una ineptitud manifiesta de todo el aparato gubernamental y de prevensión de justicia?" (La Jornada 16-IV-11, Andrea Becerril).

En efecto, ¿Para qué tantos nuevos conceptos y figuras jurídicas, cuando bastaría con intervenir los circuitos financieros del narcotráfico?

jueves, 21 de abril de 2011

Cárceles, psicología y violencia

Foto AP
El asunto ya es preocupante. Y más que en el ámbito político quizá deba ser sometido a consideraciones psicológicas. Me refiero a la obsesión de Felipe Calderón por la guerra. Su febril imaginación en este terreno lo ha conducido a pergueñar dos iniciativas de ley que, más que de un estadista o ya por lo menos de un hombre de Estado, nos hablan de un sujeto acosado por pulsiones vengativas.
Me refiero a la iniciativa con proyecto de decreto que expide la Ley Federal del Sistema Penitenciario y de Ejecusión de Sanciones, propuesta a la Cámara de Diputados.

Calderón plantea definir prisiones con seis niveles de seguridad, que van desde la mínima hasta las de máxima y súper máxima seguridad. En estas últimas, los reos sentenciados por delitos federales (delincuencia organizada) serán sometidos a vigilancia permanente, aislamiento, suspensión de estímulos y visitas sólo por medios electrónicos.

Las puerta de estas celdas tendrán un sistema electrónico de apertura y cierre desde un centro de control, módulos y estancias unitarios donde los sentenciados no conviven con otros reos; puertas dobles, de apertura una a la vez y a control remoto, y dispositivos con sensores y detectores de movimiento.

Es posible imaginar a Calderón urgiendo a sus asesores a diseñar cárceles semejantes dominado por la excitación que le produjera el haber leído las condiciones infrahumanas en que permanece recluido  el soldado Bradley Manning, acusado por el gobierno de Barack Obama de haber entregado a Julián Assange los 250 mil cables diplomáticos secretos difundidos por Wikileaks.

O después de haber leído alguna descripción de las cárceles estadounidenses de máxima seguridad, pues no otro ha sido el modelo que para todo sigue el michoacano en materia de vigilancia y castigo, aunque en México con los deplorables resultados ya conocidos.

Se trata, como ha dicho el legislador priista Arturo Zamora, integrante de la Comisión de Seguridad Pública, de una medida desesperada ante la incapacidad gubernamental por los índices de violencia que padecemos, pero que de ningún modo inhibirá la comisión de delitos (La Jornada 16/IV/11, p. 12)).

El perredista Arturo Santana dijo en esa misma nota al reportero Roberto Garduño que la propuesta "se me hace muy de reality show", e ironizó: "¿Después de las cárceles de súper máxima seguridad cuáles van a seguir?". Quiza las de ultra mega máxima seguridad, respondemos nosotros.

La iniciativa de crear este tipo de cárceles corrobora meridianamente lo que ha expresado Javier Sicilia: "Calderón sólo tiene imaginación para la violencia".

domingo, 17 de abril de 2011

Narcotráfico ¿Quién paga la guerra?

Las cifras del gasto en seguridad dadas a conocer este sábado en Washington por el secretario de Hacienda y Crédito Público, Ernesto Cordero Arroyo, resultan alarmantes y reflejan la insensatez y el grave daño que causan al país las políticas aplicadas por Felipe Calderón Hinojosa.

El funcionario reveló que ese gasto asciende a 200 mil millones de pesos anuales, con lo que supera el presupuesto combinado para educación media superior y superior, que este año es de apenas 146 mil 300 millones de pesos.

Además es seis veces mayor que los recursos destinados al programa de desarrollo humano Oportunidades, orientado a combatir la pobreza extrema en el país, el cual tiene asignados para el presente ejercicio 35 mil 355 millones de pesos.

Ello significa que por cada peso destinado a combatir la pobreza, se gastan 5.6 pesos en la guerra contra el crimen organizado.

En la conferencia de prensa ofrecida por Cordero --en el marco de la reunión de primavera del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional que concluyó este sábado en la capital estadounidense (La Jornada, 16 de abril/2011/Roberto González Amador), el funcionario calderonista reconoció, además, que los recursos con que se financia el combate a la delincuencia no provienen de préstamos externos, sino de los propios contribuyentes.

Muy orondo, dijo que la administración de Calderón ha hecho dos reformas fiscales que aumentaron la recaudación tributaria en casi 1.4 puntos del producto interno bruto, que equivalen a unos 190 mil millones de pesos.

Eso significa que el famoso hoyo fiscal de 300 mil millones de pesos que se esgrimió en 2009 para aumentar los impuestos a los mexicanos en plena crisis económica, en realidad nunca existió, y que esos recursos de que ahora se ufana el secretario de Hacienda se requerían en realidad para financiar la guerra del michoacano instalado en Los Pinos.

Así, estamos ante un manejo inadmisible e irresponsable de los recursos públicos por al menos dos razones:

1. Porque se aumentaron los impuestos a una población afectada por la crisis económica  de 2008, de la que según el Banco Mundial México ha sido el último país latinoamericano en superar y eso a medias. Esa cascada de impuestos --que incluyó el aumento mensual en el precio de las gasolinas y el gas doméstico desde hace más de un año, el impuesto al valor agregado y el impuesto sobre la renta-- es dinero que sale del bolsillo de los ciudadanos y que Calderón emplea no para la reactivación del desarrollo económico, sino para una guerra fallida por la torpeza e ineficacia de la estrartegia gubernamental.

2. Porque además del saldo sangriento que representan las más de 40 mil muertes y que está pagando la sociedad mexicana, la insuficiente inversión en educación, salud y desarrollo humano está comprometiendo el desarrollo del país a largo plazo.

Es decir, el daño causado por Calderón al distraer recursos para su guerra afecta tanto el presente como el futuro del país, con un agravante mayúsculo: al rezagar la inversión que se requiere en educación y combate a la pobreza y el desempleo, se mantienen latentes dos de las causas que precisamente --como lo reconoció esta semana el Banco Mundial en su Informe sobre Desarrollo Humano 2011-- incuban la delincuencia y la violencia que con tanto ardor se dice combatir.

Con todo ello los mexicanos vivimos una cruel paradoja: somos víctimas de la violencia que nosotros pagamos con nuestros impuestos. En otras palabras: pagamos impuestos para que nos maten.

Por estas razones el grito de ¡Ya basta! no puede tener --como él quisiera en su intento por salvarse a sí mismo-- otro destinatario que el propio Felipe Calderón.

¡Que no se nos olvide!