lunes, 30 de agosto de 2010

El Bicentenario y la Historia



La historia, como se sabe, es resultado de la interpretación y de la forma de entender el mundo de quienes la escriben.

Dice el maestro Miguel Ángel Gallo: "...además de las diferencias ideológicas, es decir, de formas de pensar, de interpretar la realidad, se encuentran otras causas de desigualdades (se refiere a la desigual interpretación incluso de un mismo acontecimiento): las que se derivan de los intereses que representan los historiadores".

Como también se sabe, Enrique Krauze decidió adscribirse, desde hace muchos años, a la interpretación oficialista de la historia de México. Y en esa condición resulta apenas natural que él haya sido elegido para redactar el capítulo XIII "México contemporáneo (1998-2008)", del libro Historia de México, con que el felipismo hace como que conmemora el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución.

El volumen fue redactado por 13 investigadores pertenecientes a la Academia Mexicana de la Historia, entre quienes figuran don Miguel León Portilla, Gisela Von Wobeser (coordinadora del libro), Jorge Alberto Manrique, Ernesto de la Torre Villar, Andrés Lira, Javier Garciadiego, Álvaro Matute y Jean Meyer.

Como es una tradición en los investigadores oficiosos, quienes suelen juzgar con mayor rigor la historia pasada pensando que lo que se diga de ella no tendrá ningún efecto jurídico o político sobre los acontecimientos, pero que por lo mismo temen explayarse en el examen de los hechos que permanecen vigentes en el debate social, en el capítulo referido, Krauze se permite sugerir el origen fraudulento del sexenio de Carlos Salinas, pero omite cualquier referencia a la discusión sobre la legitimidad de Felipe Calderón.

Dice Krauze: "Según versiones serias, en ese año habría triunfado el candidato presidencial de la izquierda, Cuauhtémoc Cárdenas, pero el aparato político del gobierno priista, impreparado para esa sorpresa, no reconoció el triunfo de la oposición y puso en juego toda su capacidad de maniobra para dar la victoria al candidato oficial, Carlos Salinas de Gortari".

Mediante otra maniobra, esta vez discursiva, Krauze pone "en juego toda su capacidad" retórica "para dar la victoria al candidato oficial" Felipe Calderón. Escribe: "El propio político tabasqueño, creyendo que su ventaja era definitiva, cometió varios errores tácticos que a la postre, para sorpresa general, determinaron su derrota ante Calderón por estrechísimo margen".

Pese a que, también en este caso, existen "versiones serias" que ponen en duda el triunfo de Calderón, Krauze prefiere no consignarlas, como hizo en el caso de Salinas, y eligió adscribirse a la muy difundida tesis oficial, según la cual los errores del propio López Obrador --no la ilegal campaña sucia y el manejo cibernético de los resultados electorales-- habrían determinado su derrota por una diferencia de 0.56 por ciento, ese "estrechísimo margen".

En un intento por mantener impoluta la figura de Calderón y del PAN, principales protagonistas y responsables de la polarización política del país iniciada en ese 2006 y que continúa hasta la fecha, Krauze recurre a otra añagaza verbal:

"En los meses anteriores a la elección del 6 de julio de 2006 el país se polarizó entre los partidarios del Peje y sus críticos". Así, en la versión del historiador, la disputa y las tensiones que estuvieron a punto de precipitar al país en la violencia postelectoral, no fueron responsabilidad de Calderón ni del PAN y menos de los poderes fácticos, sino de los seguidores de AMLO "y sus críticos" (así, en general).

En otra curiosa pirueta verbal, Krauze casi se santigua de que en ese 2006 haya privado la civilidad "sobre la provocación y las amenazas de violencia", en cambio, alaba la violencia desatada por la supuesta de guerra de Calderón en contra del narcotráfico.

"Entre el 2 de diciembre de 2006 y el 2 de diciembre de 2008 (han muerto) 7882 personas, 68 de ellas militares y 800 policías. A pesar de estas bajas los resultados son los mejores de la historia del combate al narcotráfico".

Así, de un plumazo, al cabo que se trata sólo de resumir en líneas generales el periodo, nada dice de las muertes de civiles ni del creciente clima de zozobra e inseguridad en que ya para entonces estaba sumido el país, ni de las crecientes voces que desde vastos sectores de la población ya se elevaban para cuestionar la también ya para entonces fallida estrategia calderonista.

"Generaliza que algo queda" parecería ser el apotegma seguido por el inefable Krauze.

¡Hasta la próxima!

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