jueves, 23 de septiembre de 2010

PAN: aniversario y derrota



El discurso pronunciado ayer por Felipe Calderón, en ocasión del 71 aniversario de la fundación del Partido Acción Nacional (PAN), puede leerse como una "confesión de parte" de la crisis por la que atravieza ese partido.

Lo que quiso ser seguramente una pieza oratoria motivadora terminó siendo una tácita admisión del ánimo derrotista que campea entre los panistas de cara a las elecciones de 2011 y las presidenciales de 2012.

De acuerdo con Calderón, al panismo "le falta alma, le falta ánimo". Fue más allá: parafraseando a quien reconoce como su formador ideológico, Carlos Castillo Peraza, cuestionó que los panistas se avergonzaran de sí mismos y se sintieran como "perros acosados".

Finalmente, les pidió que no se sintieran menos y que reivindiquen la obra de gobierno que ha hecho el partido porque "nadie más lo va a reconocer".

El discurso es notable porque da cuenta de que Calderón está al tanto de que su administración ha puesto a su partido contra las cuerdas. Las derrotas electorales de 2009 y 2010 --así hayan ganado algunas posiciones merced a su alianza con el PRD--, así como las crecientes descalificaciones que cada vez más amplios sectores de la población dirigen contra el actual gobierno de facto han postrado a la militancia panista.

Sin argumentos --puesto que "la obra de gobierno que ha hecho el partido" ha resultado más bien catastrófica en materia económica, en seguridad pública, en educación, en política exterior y en casi cualquier ámbito de la administración pública que se analice-- los panistas saben en su fuero interno que las derrotas de estos años los acercan irremediablemente a entregar el poder en 2012.

Ese es el ánimo que también percibe Calderón. De ahí su discurso, el cual resultó más revelador que motivador.

Sabe que si no son los panistas, nadie cantará las loas que requiere su "gobierno".Lo malo para el calderonismo es que nunca ha contado con una figura con la talla suficiente para salir al paso y refutar, con alguna credibilidad y con un discurso sólido, las descalificaciones que lo agobian.

Quienes lo han intentado, como el ex secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, o el ex presidente nacional del PAN, Germán Martínez, han terminado como cartuchos quemados por lo que parece ser el signo del calderonismo: la mendacidad.

Desconfiado, celoso de que alguien le robe reflectores del poder , quizá por la deslegitimación que lo persigue, o por todo eso a la vez, Calderón ha insistido en ser él quien responda en todos los frentesde conflicto que diario se le abren a su administración.

La grisura de su gabinete parece ser otro efecto buscado a propósito por el felipismo para no sentirse incómodo.

En su arenga de ayer, el ocupante de Los Pinos, acaso sin quererlo, terminó por reconocer que la base social del panismo está acorralada, acaso avergonzada y muy conciente de la derrota que viene.

1 comentario:

  1. Buena nota, si me permites me la robo con los respectivos créditos y la reproduzco en http://mexicoendescomposicion.blogspot.com me uno a tu blog y a te invito al mio, saludos

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