miércoles, 9 de diciembre de 2009

Ejército: Asesinatos impunes


El 21 de octubre de 2008 Saúl Becerra Reyes, de 31 años, fue arrestado por unos soldados junto con otros cinco hombres en un lavado de automóviles cercano al domicilio que compartía con Brenda Patricia Balderas y sus dos hijos en Ciudad Juárez, Chihuahua. Los testigos vieron como unos soldados con uniforme detenían a los seis hombres y confiscaban tres vehículos, uno de ellos propiedad de Saúl Becerra.

Durante los cinco días siguientes Brenda Patricia Balderas acudió a buscar a Saúl Becerra a la PGR, a cuarteles del ejército y a comisarías municipales. Todos los funcionarios afirmaron no saber nada de las detenciones ni del paradero de los hombres.

Tras ser torturados y detenidos ilegalmente por el ejército en el cuartel del 20o. Regimiento de Caballería Motorizada, el 26 de octubre todos los detenidos menos Raúl Becerra fueron puestos bajo la custodia de la PGR y acusados de delitos relacionados con drogas y armas de fuego.

Los tres vehículos confiscados por los militares el 21 de octubre también fueron entregados a la PGR , incluido el de Saúl Becerra. Los militares no hicieron ninguna referencia a él a pesar de que uno de los vehículos le pertenecía. El 27 de octubre Brenda Patricia Balderas visitó a los cinco detenidos y vio que todos presentaban claras señales de contusiones.

Ese mismo día Brenda Patricia Balderas trató de denunciar al ejército por secuestro y detención ilegal en la PGR de Ciudad Juárez, pero los funcionarios de la PGR no tramitaron la denuncia. Brenda Balderas también presentó quejas ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos y ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Más de un año después, la CNDH no había terminado la investigación ni informado a Brenda Balderas del estado del caso.

Entre noviembre y diciembre de ese año, luego de que Brenda Balderas tramitara un recurso de amparo, un tribunal federal inspeccionó las instalaciones de la PGR y la sede del 20 Regimiento de Caballería Motorizada para determinar el paradero de Saúl Becerra sin conseguirlo. Además se ordenó inspeccionar los centros de detención de la policía estatal y municipal, así como las instalaciones de la PGR y el ejército, también sin éxito.

A comienzos de marzo de 2009 el cadáver de Saúl Becerra apareció en una carretera entre Nuevo Casas Grande y Ciudad Juárez. El certificado de defunción emitido por las autoridades señala en su única página que murió el 22 de octubre de 2008 (un día después de su detención) a causa de una hemorragia cerebral por traumatismo craneoencefálico. No se hizo otra autopsia.

Cuando Brenda informó al tribunal federal de que Saúl Becerra había muerto, el juez sobreselló el recurso de amparo y trasladó el caso a la Unidad de Homicidios de la Procuraduría General de Justicia del estado de Chihuahua que abrió una investigación, pero no tomó medidas para determinar la participación del ejército en la desaparición y la muerte de Saúl Becerra.

Este es uno de los cinco casos específicos de graves violaciones a los derechos humanos, de un total de 35, perpetradas por el ejército mexicano entre octubre de 2008 y agosto de 2009 realizadas en el marco de las labores de seguridad pública que realiza para combatir la delincuencia organizada y a los cárteles de la droga.

Esas historias están incluidas en el documento México. Nuevos informes de violaciones de derechos humanos a manos del ejército, el cual fue presentado ayer por Amnistía Internacional. El informe completo puede ser consultado en http://amnistia.org.mx


Y aquella frase de Felipe Calderón del 10 de agosto de 2009 en la conferencia de prensa que ofreció junto con el presidente de Estados Unidos y el Primer Ministro de Canadá:

"Tenemos un compromiso claro con los derechos humanos, los hemos cumplido y lo seguiremos haciendo...Quienes señalen lo contrario están obligados a probar un caso, un sólo caso en que no haya actuado la autoridad en que se hayan violado los derechos, en que no hayan respondido las autoridades competentes para castigar a quienes hayan abusado de sus competencias legales: sean policías, sean soldados o cualquier otra autoridad".

martes, 8 de diciembre de 2009

Lecciones de Bolivia

En América Latina la derecha ha sido golpeada severamente. La semana pasada el ex guerrillero tupamaro José Mujica se impuso en Uruguay al conservador Luis Alberto Lacalle y este domingo el presidente de Bolivia, Evo Morales, fue relecto por un periodo de cinco años con un abultado 63 por ciento de los votos.

El partido del Presidente --Movimiento al Socialismo (MAS)-- tendrá además la mayoría en el congreso, pues 110 de sus legisladores consiguieron un escaño en la Asamblea Legislativa Plurinominal, lo que representa más de dos tercios sobre un total de 166 legisladores.

El triunfo de Evo Morales ocurre apenas un año después de que su gobierno parecía acorralado por el movimiento opositor autonomista y tras superar con 67 por ciento de los votos el refrendo revocatorio que en agosto de 2008 organizó el senado, controlado por la oposición, con el abierto propósito de derrocarlo.

Como ha escrito el analista argentino Santiago O'Donnell (Página/12), "no todos los días un presidente llega al final de su mandato con el crédito intacto". El secreto está a la vista: cumplir con las promesas de campaña y no estar atado a intereses que no sean los populares. Se dice fácil.

Ello se ha traducido en una activa política social que, de acuerdo con la reseña de O'Donell: instauró el bono Juancito Pinto que llega a más de un millón de niños; Renta Dignidad, un programa universal para los mayores de 60 años que carezcan de un ingreso fijo; erradicó además el analfabetismo aplicando la metodología cubana "Yo sí puedo", que permitió alfabetizar a más de un millón y medio de personas, por lo cual el año pasado la Unesco declaró a ese país "Territorio libre de analfabetismo", una calificación que México está lejos de conseguir.

Miles de personas recuperaron la vista mediante la Operación Milagro; hay avances en reforma agraria, se recuperaron los hidrocarburos, hay un manejo estable de la macroeconomía que ha permitido tener, por primera vez en la historia importantes reservas estimadas en 10 mil millones de dólares y una bonanza fiscal que favoreció la construcción de hospitales y obras de infraestructura en los municipios.

Este indígena Aymara ha conseguido que el Índice de bienestar de los bolivianos esté en el punto más alto desde que se empezó a medir hace 8 años y que él mismo goce de un altísimo 71 por ciento de aprobación de sus conciudadanos, quienes sienten que estàn mejor que antes y que incluso mejorarán aún más en el futuro inmediato.

Bolivia ha enfrentado problemas, como la reducción en la demanda del gas que vende a Argentina, Brasil y Chile. Pero tienen una ventaja: la plena soberanía sobre sus recursos naturales. Por ello ya se apresta a explotar sus cuantiosas reservas de litio, un metal que sirve para fabricar las baterías de los celulares y las de los autos del futuro.

Este país tiene la segunda reserva mundial de litio y hay muchas empresas dispuestas a invertir. Sólo que el gobierno controla la fórmula para convertir salmuera en el carbonato de litio usado en las baterías. La fórmula, por cierto, fue desarrollada por investigadores de universidades bolivianas.

Así que para evitar que los beneficios salgan del país para enriquecer trasnacionales, el gobierno hace su papel de manera sencilla y básica: exige que las empresas que quieran invertir usen esa fórmula y fabriquen las baterías en Bolivia.

Durante siglos recursos como los minerales e hidrocarburos fueron robados hasta convertir a este país andino en uno de los más pobres de la región. Con la Asamblea Legislativa dominada por el MAS, ahora se prepara para formular leyes que eviten ese saqueo, como la ley forestal y una auténtica ley de Minería que deje atrás el actual Código minero, el cual, en palabras de David Choquehuanca, ministro de Relaciones Exteriores, "fue hecho a la medida de las trasnacionales para robar nuestros minerales".

Es seguro que esta relección sea criticada por los enemigos ideológicos e históricos de las causas populares. Recurrirán para ello al formalismo democrático que ve en toda reelección del cono Sur la gestación de dictaduras, pero que celebran cuando ese mecanismo ocurre en EUA.

Se trata, lo sabemos, de intereses económicos y políticos trasnacionales que ven en los proyectos nacionales que apuntan a salvaguardar el interés de las mayorías, un retroceso en sus prácticas de saqueo que han perpetrado por siglos.

Las lecciones de Bolivia, están a la vista, no sólo de nuestros "gobernantes" sino, sobre todo, del pueblo.

¡Hasta la próxima!

lunes, 7 de diciembre de 2009

Efectos de la liberalización financiera y comercial

El siguiente texto es una colaboración especial para Contadero de César Soto, autor del blog Salvemos México (http://salvemosmexico-casr.blogspot.com), con la cual inauguramos una serie de Columnas invitadas que publicaremos durante el próximo año.


La liberalización financiera le ha dado más poder al capital financiero, a tal grado que son los dueños de estos recursos quienes dictan la política económica de este país junto con los organismos financieros internacionales.

Actualmente la política económica tiene la misión de generar las condiciones más favorables para los capitalistas financieros, es decir, lograr el equilibrio macroeconómico para garantizar altísimas ganancias en esta esfera (financiera-especulativa). con el menor riesgo posible.

El capital financiero exige baja inflación y estabilidad cambiaria, lo cual se ha logrado a cambio de reducir las tasas de crecimiento de la economía y provocando más desempleo y pobreza.

Las ganancias en la esfera financiera-especulativa han hecho una reasignación de recursos en la economía, debido a que las ganancias en dicha esfera son por mucho superiores a las que se dan en la esfera real, por lo cual los capitales fluyen hacia el sector financiero marginando al sector productivo.

En la esfera financiera no se genera riqueza ni empleo ni bienestar social, por eso vemos el boom que hay en la Bolsa Mexicana de Valores y en todo el sector financiero mientras continúa la decadencia de la economía mexicana. La liberalización financiera permite que algunos se enriquezcan de una manera muy sencilla, sin necesidad de producir nada para la sociedad; es una manera fácil de hacer dinero.

La apertura comercial sólo ha servido para generar un déficit comercial que debe ser financiado mediante la entrada de capitales, y entonces tenemos que las autoridades mexicanas no trabajan en favor del crecimiento sino en atraer capitales (divisas/dólares) al país, con todo lo que ello implica.

La liberalización comercial significó entrar en un proceso de desindustrialización y maquilización, además de la pérdida de la soberanía alimentaria al destruir el sector agrícola nacional. Son unas cuantas industrias élite las que se benefician del libre comercio, por ejemplo, la industria exportadora de hortalizas, los monopolios como Cemex, Grupo Modelo, Gruma, entre otros, pero los pequeños empresarios difícilmente pueden competir en la economía globalizada.

Los verdaderos ganadores del libre comercio son los países industrializados y sus grandes transnacionales que encuentran en países como México una fuente abundante de mano de obra barata, privilegios fiscales y ambientales, por citar sólo algunos, que les ayudan a reducir sus costos y a incrementar sus ganancias.

El Tratado de Libre Comercio (TLC) ya no es capaz de dinamizar la economía mexicana y sólo resulta en una transferencia de riqueza de México hacia norteamérica debido a los desfavorables términos de intercambio que se acentúan más debido a la apreciación cambiaria (peso sobrevaluado/caro).

El TLC está agotado. La demagogia que decía que el libre mercado iba a generar el crecimiento económico que necesitaba México ya no puede sostenerse. El volumen de comercio y los flujos de Inversión Extranjera Directa se han estancado y el algunos casos han disminuido por la pérdida de competitividad de México, por lo que no se puede seguir esperando que el libre comercio saque al país del atraso y el subdesarrollo.

La liberalización financiera y comercial nunca cumplió con las expectativas de crecimiento que se prometieron; al contrario, desde que se aplicaron esas políticas la economía crece menos que durante el periodo de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI).

La economía crece a una tasa promedio que representa la mitad de la que se tuvo durante el ISI. Con estas políticas nuestro país está hoy en día más subdesarrollado de lo que estaba en los años 80 del siglo pasado, por lo que puede afirmarse que este modelo económico (neoliberal) es un enemigo del desarrollo nacional./César Soto. Facultad de Economía-UNAM.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Un futuro para México: ¿Norte o Sur?

La vieja aspiración de los conservadores mexicanos de anexar el país a los Estados Unidos nunca ha sido desterrada por completo. Reaparece cada tanto con nuevos y viejos argumentos, como los que ahora nos endilgan el historiador Héctor Aguilar Camín y el ex canciller foxista Jorge Castañeda, en el texto "Un futuro para México" (Nexos, noviembre 2009), el cual empezamos a comentar en nuestra entrega anterior.

En ese documento --de inocultable tufo salinista, por la biografía, trayectoria y propuestas de los firmantes-- los autores exponen los lineamientos de un programa de gobierno que ofrecen a la consideración de la clase media de este país, para que que lo adopte y lleve a la presidencia en 2012 al candidato que lo enarbole.

Para crecer --dicen Aguilar Camín y Castañeda-- México debe definir el lugar que quiere ocupar en el mundo. Ellos consideran que ese destino casi manifiesto está junto a los Estados Unidos. Piden que de una vez por todas se abandone la retórica nacionalista (se requiere una "nueva épica", dice el historiador) y con ella a América Latina, para mejor aliarnos con el Norte.

Llaman a desterrar consideraciones románticas como el lenguage (la teoría Gloria Stefan, le llaman burlonamente) que nos hacen creer que pertenecemos a América Latina, cuando nuestro aliado natural es Estados Unidos.

La realidad, dicen, así lo indica: somos el primer socio comercial de EUA. Alaban que nuestro comercio exterior (90 por ciento), la inversión extranjera (70 por ciento) y el turismo (90 por ciento) estén anclados y dependan de nuestro vecino.

Además, recuerdan, hay un millón de estadounidenses (jubilados) residentes en México y 12 millones de mexicanos trabajando allá. Esos datos, que para muchos analistas nos colocan más bien como el "patio trasero" y como la causa de nuestro subdesarrollo, son en cambio, para los ensayistas de Nexos, aspectos que refuerzan "los vínculos mexicanos con el Norte, no con el Sur".

Enseguida --con un tono despectivo nada disimulado, lo que indicaría que esta parte del ensayo fue redactada por Jorge Castañeda, cuya aversión hacia Cuba y todo lo que huela a Sudamérica es conocida-- nos ponen a escoger: "A cual queremos pertenecer: al universo de Zelaya y su sombrero, de Chávez y su boina, de Raúl y su senectud, de Brasil que no nos quiere en el vecindario o al de América del Norte".

Y rematan con una frivolidad y un entreguismo pasmosos: debemos escoger entre "buscar un trato especial, pero mejor al que le destinan a otros (se entiende que los estadounidenses), como ser recibidos primero, o ser primer destino de viaje, tener apoyo económico, y figurar en la agenda, o nos quedamos con América Latina por la doctrina Gloria Estefan de las relaciones internacionales: por el idioma; es una u otra", advierten.

Adoradores del salinismo (el de Salinas, dicen, fue "un gobierno audaz e ilustrado, pero --agregan como si fuera un dato menor-- autoritario"), Aguilar Camín y Castañeda reivindican el Tratado de Libre Comercio. Y a falta de argumentos recurren a la frivolidad: "Somos --se enorgullecen-- el único país de América Latina que pertenece a la OCDE gracias al TLC".

Y lo dicen sin rubor alguno, como si esa pertenencia no fuera cosmética, como todo mundo sabe, pues pertenecer a un club de ricos no nos hace como ellos, como lo muestra el hecho reconocido por la propia OCDE de que somos el país con el menor crecimiento económico de esa organización. Brasil, por ejemplo, no es miembro, pero su economía presenta mayores índices de desarrollo y ofrece a sus ciudadanos condiciones de vida superiores a la de los mexicanos.

Esto último ilustra muy bien lo que ofrece la derecha: un país de oropel, con lustrosa apariencia, pero con ejércitos de hombres sin empleo ni oportunidades muriendo en las calles detrás de esa escenografía impoluta construida por las televisoras, a la manera en que levantan sets maravillosos en los parajes más inhóspitos.

Cegados por una arrogancia que no quiere hacerse cargo del desplome de México, insisten en señalar que EUA nos brinda un trato distinto al de las "hermanas repúblicas" (véase la ironía burlesca al entrecomillar esa denominación) de América Latina porque somos distintos.

Los autores del texto acaso confían en la poca ilustración y condición manipulable de la "clase media" a la que se dirigen al abogar por una profundización de nuestra dependencia hacia los Estados Unidos, cuando analistas como Víctor Flores Oléa han sostenido, con razón y a la luz de todas las evidencias disponibles que:
La ausencia de diversificación económica de México (su concentración obtusa, interesada y unilateral en Estados Unidos, ampliamente redituable para unos cuantos) ha sido particularmente catastrófica para México en relación con los otros países latinoamericanos, sobre todo del cono Sur, que han fortalecido sus relaciones comerciales con Asia y Europa. La recuperación de Asia ayuda a América Latina, pero no a México (La Jornada, 23 de noviembre, 2009).
¿Ante qué estamos?

Héctor Aguilar Camín y Jorge Castañeda han pergeñado un texto más ideológico que programático, en tanto que constituye una forma de racionalizar las ambiciones y fines de la derecha en el poder.

No se trata --como celebra la nota principal del periódico Crónica del 26 de noviembre pasado-- "de una ambiciosa agenda para reencauzar al país", sino de un conjunto articulado de ideas y opiniones tendientes a profundizar, internamente, el modelo de dominación económico imperante y, hacia afuera, el modelo de apertura dependiente y subordinado.

En suma, se trata de una estrategia que se sigue en muchos países para apuntalar la maltrecha concepción neoliberal de la economía en el marco del Consenso de Washington y, por esa vía, la política de poder unipolar norteamericano.

La derecha, pues ha dicho su palabra y en buena hora que así sea, pues de ese modo nadie puede llamarse a engaño, si en las próximas presidenciales se vota por alguna de sus versiones: el PRI o el PAN.

¡Hasta la próxima!

lunes, 30 de noviembre de 2009

Aguilar Camín y Castañeda: neoliberalismo "reloaded"

Digámoslo sin ambages: la agenda política con miras al 2012 que proponen Héctor Aguilar Camín y Jorge Castañeda, en el número de noviembre de la revista Nexos, constituye una actualización del compendio neoliberal, que incluye evitar la diversificación comercial para seguir atados a la economía estadounidense, así como una profundización de las mismas recetas fallidas (privatizar lo que queda de la educación, los energéticos y los servicios de salud) que mantienen quebrado al país.

Son, además, una reedición del salinismo al que inocultablemente representan ambos personajes y, en tal sentido, bien pueden interpretarse como una forma de irle midiendo el agua social a los camotes ante el programa que en la próxima contienda presidencial enarbolará la derecha en su versión tricolor (léase Enrique Peña Nieto).

En el texto referido, titulado "Un futuro para México", Aguilar Camín y Castañeda se apuran a aclarar sospechosamente que "no se trata de un programa de gobierno", sino de una "agenda" que "puede resultar aceptable para la heterogénea clase media mexicana que define las elecciones".

Sabedores de que cualquier programa político requiere una base social que lo respalde, ambos escritores tienden el anzuelo a la "creciente clase media, vieja y nueva", pues creen que en ese segmento de la población hay las condiciones políticas para crear una coalición identificada con sus planteamientos.

Aunque no lo dicen abiertamente, a lo que apuestan en realidad es al conservadurismo de esa clase social. Conocedores de los resortes que favorecen el control de los ciudadanos y su inmovilismo, dicen que se trata de un sector que ha gozado de los beneficios de la globalización, pues tiene "acceso al crédito y a bienes y servicios a los cuales no se renuncia fácilmente: vivienda, autos, vacaciones, crédito en tiendas".

Así posicionados, los autores estructuran su ensayo a partir de lo que consideran cuatro decisiones estratégicas que México debe adoptar: 1) Asumir los cambios que requiere la economía para crecer. 2) Decidir el lugar que se quiere ocupar en el mundo. 3) Universalizar derechos y garantías sociales y 4) Hacer producir la democracia con reformas institucionales que garanticen la seguridad de los ciudadanos.

Nada nuevo ni original para un texto que desea convertirse en un "referente del debate nacional" e "inducir definiciones". Y es que estamos, otra vez, ante el viejo neoliberalismo que cree llegada la hora de terminar la obra iniciada en 1982 durante el sexenio de Miguel De la Madrid, y que consiste en desmantelar lo que queda del Estado mexicano ya que, de acuerdo con la lógica del documento, nos ha ido tan mal porque nos quedamos a medias en ese proceso.

Así, estos intelectuales orgánicos sostienen que para crecer es preciso abrir la economía a la inversión y a la competencia global. Afirman que el país no genera riqueza porque, al revés de lo que ocurre en las grandes economías del mundo, aquí esos espacios generadores "están capturados por empresas públicas monopólicas y por la red de intereses asociados (los sindicatos de las empresas públicas)".

A renglón seguido proponen "la deconstrucción (extinción, como en el caso de Luz y Fuerza del Centro, de la que dicen que está muy bien su cancelación, pero que no basta) de los monopolios estatales en todas las esferas" (entiéndase: petróleo, electricidad, educación, salud, telecomunicaciones).

Si bien reconocen de pasadita que es preciso "dominar los poderes fácticos, estatales, privados, económicos, sindicales, mediáticos y políticos" vuelven a la carga al subrayar que "en sentido estricto, los únicos monopolios que existen en la república son los estatales, en particular de energía y por ahí debe empezar la agenda antimonopólica (para) abrir estas empresas a la inversión privada nacional y extranjera". En su curiosa y conveniente lógica los monopolios privados, como el de Televisa, "en sentido estricto" no existen.

Ya encarrerados demandan que además de Luz y Fuerza, también debe terminarse con los "monopolios en salud (IMSS, ISSSTE, SSA) y en educación ("la red del Estado atiende sin evaluación rigurosa ni competencia reguladora al 85 por ciento de alumnos en educación básica").

Asimismo ponen en la mira la extinción de los sindicatos de maestros, electricistas, petroleros, burócratas federales y estatales; los de las universidades públicas y de los trabajadores de la salud.

Se trata, en fin, de una grosera reedición del Consenso de Washington; de una oferta para el crecimiento económico envuelta en el viejo discurso de la derecha antiestatista y apoyada en las mismas premisas que condujeron a la economía del país a su postración actual.

A Héctor Aguilar Camín y a Jorge Castañeda habría que recordarles las palabras del presidente brasileño Luiz Inacio Lula Da Silva, en una reciente cumbre mundial:

"La vieja discusión sobre el papel del Estado concluyó como resultado de la crisis global, cuando los mercados desfondados fueron rescatados por el Estado".


Mañana: Un futuro para México: ¿Norte o Sur?