martes, 2 de marzo de 2010

Guarderías: el Informe SCJN

Es difícil encontrar un documento tan contundente por la pertinencia de su metodología, lo inequívoco de las pruebas y por la claridad de sus conclusiones como el Informe preeliminar de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre el caso de la Guardería ABC de Hermosillo, Sonora, en la que perdieron la vida 49 niños y otros 75 resultaron dañados.

Y sin embargo, los principales responsables de la tragedia, el ex director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Juan Molinar Horcasitas y el ex gobernador de la entidad, Eduardo Bours Castello, siguen ahí, impunes y defendiéndose, en el caso del hoy secretario de Comunicaciones y Transportes, con las justificaciones más insólitas.

En cualquier democracia que lo fuera realmente, Molinar sería a esta hora un secretario cesado fulminantemente primero, por la responsabilidad política que le corresponde en las omisiones e irregularidades que condujeron a aquella tragedia y, segundo, para enfrentar la acción penal correspondiente.

Pero estamos en México, donde es seguro que ninguno de las dos consecuencias mencionadas ocurran. Como tampoco ocurrió nada en otros casos igualmente documentados. En efecto, con ser una investigación rigurosa la que ha presentado la Corte en relación con las guarderías, no ha sido la única.

Similares textos se produjeron tras la investigación de los hechos en los casos de Lydia Cacho, el gobernador de Oaxaca Ulises Ruiz y en el caso de las violaciones de derechos en Atenco, en el que se mencionó expresamente la responsabilidad del gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto.

Y sin embargo nada pasó entonces ni ocurrirá ahora, entre otras razones por lo que dijo Miguel De la Madrid a Carmen Aristegui en aquella entrevista ya legendaria: la impunidad es el aceite que alimenta nuestro sistema político.

Este episodio, sin embargo, añadirá a Felipe Calderón otra descalificación política. A su impugnado origen ha ido sumando la ilegitimidad que deviene de un quehacer político desaseado, mentiroso e ineficaz. Su bandera de la transparencia y rendición de cuentas quedará también hecha jirones al cabo de este episodio.

En todo caso sigue perdiendo oportunidades para legitimarse en función de un compromiso con la legalidad. En vez de eso, cada día se forma en las filas de la ilegalidad y la impunidad. El suyo será, desde ya puede afirmarse, no sólo un gobierno ilegítimo y fallido, también uno de los más corruptos de que se tenga memoria.

¡Hasta la próxima! 

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