El editorial de febrero de The Lancet Infectious Diseases, reporta que a principios de enero J.van Beek, del Instituto Nacional de Salud Pública y Ambiental, de Holanda, y sus colegas advirtieron de un incremento mundial en casos de norovirus, con respecto al año anterior. En el Reino Unido la Agencia de Protección a la Salud reportó más de cuatro mil casos de laboratorio confirmados en la segunda mitad de 2012, que equivale a 63 por ciento de incremento respecto de 2011.
¿Qué hace a este virus un patógeno humano tan exitoso y qué puede hacerse para limitar su propagación? Descubierto en 1972, el nombre de Norovirus deriva de la ciudad de Norwalk, Ohio, EUA, donde el virus fue aislado por primera vez en 1968 después de un brote escolar de gastroenteritis.
Es una derivación de un virus ARN de la familia Caliciviridae. El género norovirus contiene una especie llamada virus Norwalk. Su genoma tiene una alta tasa de mutación, lo cual significa que --del mismo modo que el virus de la influenza-- frecuentemente adopta nuevas formas que pueden no ser reconocidas por el sistema inmunológico humano.
Así, van Beek y sus colegas sugieren que el actual aumento significativo de casos de norovirus está asociado con el surgimiento de una nueva variante del geno-grupo viral II, genotipo 4 (GII.4). Esta cepa, llamada Sydney 2012 fue reportada por primera vez en Australia en marzo de ese año. Nuevas cepas de GII.4 han emergido cada 2-3 años desde mediados de los años 90 y están ligadas al incremento en la actividad del norovirus.
La mutabilidad del genoma del norovirus es un factor que contribuye a convertirlo en la causa más común de gatroenteritis viral. El virus es también altamente contagioso: menos de 20 partículas virales son suficientes para causar la infección. La trasmisión es vía la ingesta de agua o alimentos contaminados, con el contacto con personas infectadas o mediante el contacto con fuentes contaminadas. El virus es suficientemente robusto como para sobrevivir durante días en una superficie y por meses en el agua.
Además de vómito y diarrea, los síntomas incluyen dolor abdominal, dolor de cabeza, fiebre, resfriado y dolor muscular. Afortunadamente la enfermedad rara vez dura más de uno o dos días, y los desenlaces fatales son muy raros y sólo son probables si la deshidratación no es manejada adecuadamente.
Por ejemplo, entre más de 20 millones de casos de norovirus estimados por año en EUA, hay aproximadamente 56 mil admisiones hospitalarias y 571 muertes. Así, la moderada virulencia asegura un enorme grupo de portadores, lo cual es otro factor que contribuye al éxito del norovirus.
Sin embargo, pueden ocurrir consecuencias fatales en niños muy pequeños, jóvenes y personas inmunocomprometidas. En países desarrollados, donde el acceso a la rehidreatación puede ser difícil, se estima que el norovirus mata cada año a 20 mil pequeños menores de cinco años.
No hay un tratamiento específico para gastroenteritis por norovirus. La investigación sobre posibles tratamientos se dificulta por el hecho de que el virus todavía no puede ser desarrollado mediante cultivos celulares. En 2011 fueron reportados los resultados de una vacuna experimental contra norovirus desarrollada por Ligocyte Pharmaceuticals.
La vacuna redujo significativamente el virus de la gastroenteritis en 69 por ciento en quienes recibieron el placebo y en 37 por ciento en quienes fueron vacunados. Dado que la inmunidad humana contra el virus parece no ser perdurable y debido a la propensión del antígeno, es probable que sería necesaria una práctica rutinaria de vacunación frecuente, con formulaciones que incluyan la cepa viral prevalente.
Las adecuadas prácticas sanitarias son la única protección hasta ahora contra el norovirus. El Reino Unido y Estados Unidos recomiendan una rápida limpieza del vómito y de las áreas circundantes, limpieza de superficies duras con detergente seguido de una solución con blanqueador (cloro), y el lavado del mobiliario suave y telas siguiendo las recomendaciones del fabricante.
Las personas contagiadas deben permanecer aisladas y evitar visitas, si fuera posible. La higiene de las manos es clave. Deben lavarse con jabón y enjuagarse por al menos 20 segundos. La eficacia de antibacteriales a base de alcohol es controversial, pero pueden ser útiles entre cada lavada de manos.
Considerado como uno de los patógenos humanos mejor adaptados, aunque la vacuna puede tener un día un papel en la lenta extirpación del norovirus, hasta ahora no hay más substituto para la prevención básica que la vigilancia epidemiológica y el control diligente de la infección, concluye el diario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenido a la sección Comentarios de Contadero. Gracias por permitirnos conocer tú opinión