domingo, 1 de febrero de 2009

Otro mundo...

El mundo vive un momento axial.

El Foro Económico Mundial y el Foro Social Mundial realizados esta semana ilustran las coordenadas en las que se inscribe la crucial disputa a escala global, entre quienes pugnan por mantener el modelo que condujo a la crisis actual --máximizar las ganancias mediante un esquema de producción que además de depauperizar a las personas está depredando el planeta-- y quienes empujan por cambios a partir de la movilización popular.

En Los Alpes suizos la reunión anual de los banqueros y gobiernos que trazan el destino del mundo transcurrió en un ambiente deprimido en el que los principales llamados fueron a no abandonar, pese a todo, el modelo globalizador.

En Brasil, en tanto, el Foro Social Mundial reunió a los movimientos sociales con cuatro mandatarios latinoamericanos considerados como los más progresistas de la región bajo una consigna que aunque lo es en sí misma, cada día adquiere más fuerza de convicción: Otro mundo es posible.

Las fechas del Foro en Davos llegaron en el momento equivocado, como suele decirse eufemísticamente en el mundo anglosajón, prácticamente a dos meses del estallido de la que es considerada la peor crisis económica que ha enfrentado la humanidad en el último medio siglo.

Así que quienes en gran medida provocaron la turbulencia se vieron obligados a comparecer para desempolvar sus argumentos favoritos; las recomendaciones cuya aplicación extrema condujeron a este momento crítico.

Ante el fantasma del regreso del proteccionismo y la regulación de los mercados, se apresuran a advertir que no nos equivoquemos, que esas medidas afectarían más a los más pobres. Exactamente el mismo argumento que vendieron cuando impusieron al mundo la globalización rampante.

"Abandonar la globalización no es la solución", dijo el primer ministro británico Gordon Brown al hacer un llamado pra evitar el proteccionismo económico. Lo que falta, según él, son nuevas reglas para el funcionamiento del sistema financiero mundial. No empecemos un proceso de desglobalización, demandó.

Estos representantes saben que cuentan con el poder necesario para emprender la restructuración del capitalismo mundial, saben que habrá opositores. A lo largo de la historia mundial ha sido así y siempre salieron adelante.

De ahí que resulte crucial los modos en que los sectores progresistas del mundo delinien la estrategia. Eso se dicutió en el Foro Social Mundial: el modelo de relación entre la lucha política y la lucha social.

Por un lado están quienes descreen de los procesos institucionales y plantean que la única solución para el cambio social es que las clases populares acumulen fuerzas. Ni la televisión ni los votos resuelven los problemas, argumentan y explican: los cambios estructurales sólo se logran con la movilización popular.

Otros señalan que para cambiar las cosas en un sentido progresista lo fundamental es la gestión gubernamental que permita elaborar políticas públicas en favor de los sectores menos favorecidos. He ahí la disyuntiva.

Por lo pronto, y por si quedaran dudas, otra cosa que dejó clara esta semana y estos foros es con quien están alineados los intereses de los mandatarios latinoamericanos.

Mientras que los presidentes Evo Morales (Bolivia), Fernando Lugo (Paraguay), Rafael Correa (Ecuador), Hugo Chávez (Venezuela) y Luiz Inacio Lula da Silva (Brasil) acudieron al Foro Social Mundial donde se discuten las alternativas para dar contenido a la convicción de que otro mundo es posible, el señor Felipe Calderón se retrató en los Alpes junto con quienes están buscando sólo cambios cosméticos para reencausar el actual modelo de dominación.

jueves, 29 de enero de 2009

Percepciones

Apenas el martes pasado comentamos aquí la inútil --por irreal y engañosa-- campaña mediática emprendida por el gobierno y los empresarios de la comunicación para convencer a la gente que con las medidas anticrisis ya estamos salvados del problema.

Ahora hemos venido a saber cuál es la lógica (es un decir) que el señor Felipe Calderón emplea en sus decisiones. El saberlo no tranquiliza. Porque revela una personalidad que acaso carece de las herramientas cognitivas que le permiten al hombre interactuar e interpretar los estímulos externos llamados realidad.

Eso lo conduce a un curioso voluntarismo. Es decir, a "tomar decisiones basándose en lo que resulta agradable o desagradable imaginar, en lugar de basarse en las evidencias o en la racionalidad" (Wikipedia). Estaríamos así, ante un hombre dominado por los argumentos ad consequentiam.

Consiste éste en afirmar que un argumento de alguien es erróneo sólo porque las consecuencias indirectas, reales o intuidas del mismo se consideran negativas o inaceptables.

Juzgue el lector lo anterior a la luz de lo ocurrido en el Foro Económico Mundial que se celebra en Davos, Suiza, adonde el señor Calderón acudió a "reducir o eliminar las distorciones informativas" que difunden la imagen de México como la de un Estado fallido.

Allí nuestro personaje volvió a negar, ya lo había hecho a principios del año, las previsiones negativas sobre el desempeño económico de México formuladas por Guillermo Ortiz, el gobernador del autónomo Banco de México.

Ante el señalamiento de ese organismo de que la economía mexicana decrecerá este año entre -0.8 y -1.8 por ciento, el señor Calderón sostuvo "prefiero ubicarme en una visión equilibrada y realista (¡¡¡!!!)".

Cualquier cosa que esa declaración signifique, el problema es que no se trata de un asunto de voluntad ("prefiero ubicarme) sino de realismo: el propio Fondo Monetario Internacional, en su actualización del documento Perspectivas de la economía mundial revela que nuestro país tendrá un decrecimiento de 0.3 por ciento con lo cual se situará este año como el país con el peor desempeño económico de América Latina.

Todavía más: el propio Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) reconoció ayer que el país entró en recesión desde octubre del año pasado al registrar una caída anual de 0.68 por ciento, la cual se profundizó a 2.7 por ciento en noviembre.

De modo que la realidad muestra que es diferente a lo que "prefiere" el señor Calderón. De ahí se explica en parte la ineficacia de sus medidas económicas y la derrota mediática que su gobierno experimenta en el ámbito internacional en el tema de México como estado fallido, juicio que él considera "totalmente desproporcionado y claramente equivocado".

Los discursos y mensajes que pueda presentar ante la comunidad internacional chocan frontalmente con las noticias diarias sobre ejecusiones y asesinatos perpetradas por el narcotráfico.

Eso ha creado una percepción de un país a punto del caos. Los esfuerzos de Calderón y sus empleados seguirán siendo infructuosos mientras no presenten una visión realista del país y no de acuerdo con lo que su voluntarismo les dicta.

Otra cosa: Mientras el señor Barak Obama actúa mediante programas económicos que tienden al rescate de los deudores estadounidenses y a la creación de infraestructura, los gobernantes de este lado se enredan en juegos verbales para tratar de ocultar la gravedad de la crisis. Eso también es "claramente equivocado".

martes, 27 de enero de 2009

Engaños

Es lícito y hasta deseable que los gobiernos divulguen los resultados de su quehacer en favor de los ciudadanos. Eso les acarrea una imagen de cumplimiento, contribuye a la reafirmación de consensos sobre la obra de gobierno y les proporciona una buena dosis de legitimidad.

Alcanzar estos beneficios con base en mentiras o mediante la repetición machacona de medias verdades --a la manera de Goebbels-- resulta, en cambio, ilegal, inmoral y puede que hasta engorde.

Esto último es lo que hace el señor Felipe Calderón con el Acuerdo Nacional en favor de la Economía Familiar y el Empleo. En términos llanos, se trata del tardío plan anticrisis con el que su administración intenta paliar la actual turbulencia económica.

Veamos: el jueves pasado los concesionarios de radio y televisión anunciaron en la Secretaría de Gobernación que otorgarán espacios en sus respectivos medios para promocionar los compromisos incluidos en ese plan.

En efecto, desde entonces desataron una campaña mediática en la que se difunde una y otra vez que la gasolina no subirá el resto del año, que el gas doméstico bajará 10 por ciento y no más, porque no más sustancia hay en el tal acuerdo.

Esa publicidad es, no obstante, mentirosa porque en los estados del norte del país, el publicitado congelamiento en el precio de la gasolina no se aplica. Allá los gasolinazos siguen como si nada. Pero eso lo ocultó tramposamente el señor Calderón al anunciar su plan en cadena nacional el pasado 6 de enero.

La reducción en el gas LP, ese que "usted usa en su cocina" es de apenas 67 centavos diarios al mes, si se considera que el precio del tanque rondaba los 201 pesos antes del descuento.

Aparte el engaño que se difunde, lo objetable es la pretensión gubernamental y de los poderes fácticos, entre los cuales figuran los empresarios de la comunicación, de ocultar o cambiar la realidad a punta de propaganda. No es nuevo. Pero asombra que ante una situación económica tan difícil, y cuyos filos son tan evidentes, la respuesta sea atiborrar los medios con la difusión de unas medidas inocuas, como si ello obrara en beneficio de la población.

Se sabe que no es así, pero el gobierno, como siempre, prefiere salvarse a sí mismo que a sus ciudadanos, mediante campañas propagandísticas, como si se estuviera ante un problema de imagen, aunque el tema, como veremos, tiene una dimensión político-electoral.

El asunto tiene otra arista acaso más grave, porque ilustra el contubernio entre autoridades y los empresarios de los medios de comunicación para beneficiarse a sí mismos y, de paso, quebrantar la ley.

En la referida reunión del Palacio de Covián, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, ofreció dar la consabida "certeza jurídica" a la industria de radio y televisión, por lo cual destacó el acuerdo presidencial para lograr la conversión tecnológica AM-FM y anunció la autorización de un primer paquete de 130 refrendos otorgados a radiodifusores.

El investigador de medios de comunicación, Gabriel Sosa Platas ha advertido que en el punto de los refrendos (renovación que se otorga a los dueños de medios de la concesión para explotar el espectro radioeléctrico) el gobierno estaría preparando una propuesta para solventar en favor de los actuales poseedores el asunto de las concesiones vencidas.

El tema es delicado porque, como recuerda Sosa Platas, en la sentencia contra las reformas de 2006 --la llamada Ley Televisa-- la Corte estableció la licitación pública y el pago de una contraprestación al Estado como condiciones para otorgar dichos refrendos.

La sociedad habrá de estar pendiente de que no se tuerza la ley en aras de compromisos como los que se delinearon en la reunión del viernes en la secretaría de Gobernación.

El oficioso ofrecimiento de los concesionarios de radio y televisión al gobierno en cuanto a difundir su plan anticrisis podría constituir un modo encubierto de brindar apoyos electorales pues, en los hechos, se trata de una intensa campaña propagandística que (oh coincidencia!!) tiene lugar en un año en el que estarán en juego seis gubernaturas y 500 curules de la Cámara de Diputados.

Y debe recordárse que, de acuerdo con las nuevas disposiciones, ningún particular puede contratar anuncios que impliquen proselitismo en favor de candidatos. No es ese el caso, se dirá, pero subrepticiamente, al difundir en forma masiva y repetida los supuestos afanes del gobierno en favor de la población, se consigue el efecto colateral, de apoyar, por asociación de ideas, a los candidatos de Acción Nacional.

Tenemos, así, una escopeta que no mata dos, sino hasta tres pájaron con un sólo tiro: difundo tu plan anticrisis, te apoyo electoralmente sin que se nos acuse de violar la ley y tu nos refrendas las concesiones buscando también subterfugios para evadir la ley.

Es lo que se conoce como una negociación ganar-ganar, donde el único que pierde es el Estado de derecho y, por supuesto, la población. Veremos.

jueves, 22 de enero de 2009

Virajes

Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, divulgada ayer por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la tasa de desocupación nacional en diciembre de 2008 afectó a 4.32 por ciento de la población económicamente activa, y es la segunda más elevada desde abril de 2000.

El porcentaje significa que al finalizar 2008 casi dos millones de personas en todo el país se encontraban en la búsqueda de un empleo.

El dato ilustra con suficiencia las insuficiencias de nuestro sistema económico. Y no sólo es resultado de la crisis. Desde hace por lo menos una década se afirma que el país requiere crear un millón de empleos anuales. Después el reto ascendió a un millón 250 mil.

El autodenominado “presidente del empleo” tiene ahora el paliativo de la crisis. Pero antes de ésta las cifras tampoco le favorecen. Sin empleos bien remunerados, que es un derecho constitucional, los demás también se van por la borda: el derecho a la educación, a la salud, a la alimentación, a una vivienda digna.

Se trata de necesidades prácticas. De esas que se viven día a día. Acaso por ello resulta elocuente una frase de Barak Obama al tomar posesión este martes como presidente de Estados Unidos.

“La cuestión que hoy debemos plantearnos no es si nuestro gobierno es demasido grande o demasiado pequeño, sino si funciona. Si ayuda a las familias a buscar trabajo y sueldos decentes, a tener cuidados médicos asequibles y una jubilación digna…cuando la respuesta sea negativa pondremos fin a esos programas”.

La aseveración pone el acento en la esencia de lo que es y debe ser la formación política denominada Estado y aun sobre la política económica que lo acompaña para cumplir sus fines.

Desde que Ronald Reagan y Margaret Tatcher se instalaron en la Casa Blanca y en el número 10 de Downing Street, hacia el final de los años 70 del siglo pasado, cancelaron esa concepción. El mundo supo entonces que estaba a las puertas de una nueva reorganización del capital (neoliberalismo) que requeriría la expansión de las fronteras (globalización).

El alegato inicial fue precisamente cuestionar lo que ahora Obama parece criticar: el tamaño del Estado. De ahí pasaron a su desmantelamiento (privatización de empresas públicas) arguyendo que los agentes privados tienden a ser más productivos y eficientes.

El mercado, decían, no podía estar sujeto a tantas regulaciones estatales. Eso lo distorsionaba e impedía una correcta asignación de la riqueza. La intervención gubernamental era, de acuerdo con esas directrices, nociva para el crecimiento económico, pues al tratar de equilibrar quitando a unos para dar a otros, lo que hacía era frenar el desarrollo.

Esas y otras medidas constituyeron el decálogo conocido como el Consenso de Washington, postulado como el mejor programa económico para que los países de Latinoamérica alcanzaran el crecimiento.

No ocurrió así, sin embargo. Al contrario, las tribulaciones económicas de la población se reflejaron en las inquietantes conclusiones del informe La democracia en América Latina, preparado en 2004 por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

La investigación reveló que los ciudadanos del continente estarían de acuerdo en votar por gobiernos autoritarios si éstos fueran capaces de conseguir mejorar la economía personal y la de sus países.

Considerando la amarga experiencia que han dejado esos regímenes en la región, la tendencia expresada habla del grado de desesperación en que se encuentra una población que no halla respuestas a sus demandas por mejor calidad de vida.

El abandono del Welfare state (Estado de bienestar) keynesiano y su sustitución por el Estado mínimo no trajo mejores condiciones de vida a los hogares de las personas.

En términos llanos, el Estado se alejó de su concepción original: una empresa colectiva encaminada a lograr el bienestar de sus componentes.

De ahí que las palabras de Obama puedan ser leídas como una crítica a la renuncia del Estado a sus obligaciones básicas con sus representados, bajo la patraña de que el mercado se encargaría de la distribución de los beneficios.

El corolario tendría que ser un cambio en las directrices de política económica –no del capitalismo-- dentro y fuera de Estados Unidos. Aún es prematuro afirmar que esto vaya a ocurrir. Acaso se trate sólo de un reajuste. De poner “un ojo vigilante” para evitar las perversiones de ese mercado.

Pero esa y otras frases deben haber calado hondo de este lado de la frontera. Aquí –con los reflejos de subordinación de nuestra clase gobernante-- se sigue amarrando la superación de la crisis a la recuperación del vecino del Norte, pero seguramente se hará tratando de disimular el matiz en el paradigma que las palabras del nuevo gobernante implican.

Es decir, seguirá sin importar si el Estado es capaz de generar el bienestar que la población demanda. Ello así, porque implicaría un viraje en el programa político-ideológico. Algo que esa clase política medrosa no esta dispuesta a cumplir. Veremos y diremos.

lunes, 19 de enero de 2009

Enigmas




¿Quáles serán los despojos
que, al sentir algún despecho,
siendo tormento en el pecho
es desahogo en los ojos?

Intente el lector resolver, si es que no lo ha hecho ya, el acertijo anterior, en tanto concluye la lectura de este texto.

Se trata del enigma número 11, de los 20 que Sor Juana Inés de la Cruz escribió --al parecer entre 1691 y 1692-- para unas monjas portuguesas admiradoras de su obra, las cuales pertenecían a la Casa del Placer.

No se trata de un contrasentido. La tal casa era una sociedad de monjas nobles y adineradas dedicadas a las letras (el placer al que aluden), como nuestra jerónima. El título de la obra es Enigmas ofrecidos a la discreta inteligencia de la soberana assemblea de la Casa del Plazer por su más rendida y fiel aficionada soror Juana Inés de la Cruz, Décima Musa.

Los enigmas no fueron resueltos por sus destinatarias originales. Pues salvo el ofrecido al principio de estas líneas, los demás resultan muy complicados. Sorjuanistas como Antonio Alatorre y el ensayista Gabriel Zaid descifraron el enigma siete, y Zaid el enigma cuatro, en 1991 (Proceso, 11 de febrero). Alatorre propuso además una posibilidad para el enigma uno. Pero nada más.

Una joven especialista en Sor Juana, Yadira Munguía (Guadalajara, 1977) propuso en 1999 respuestas a otros diez. Se trata, como ella misma escribió con cautela en la introducción de su libro, de "una opinión sobre las coincidencias que he encontrado entre los enigmas y la obra de la monja jerónima".

Ello es así porque Sor Juana añadió junto a cada enigma un índex en el cual aconseja el tipo de verso que puede utilizarse para resolverlo. Por ejemplo: para el enigma uno, sugiere buscar la respuesta en sus sonetos; en otros pide indagar en romances, madrigales, silvas y canciones.

Pero incluso en tales casos, los indicios que proporciona son, a su modo, otra suerte de acertijo. De ahí la dificultad de la empresa.

Además de investigar entre la obra de Sor Juana el tipo de poema sugerido, Munguía buscó y encontró una lógica matemática entre el número de versos y estrofas de los poemas que pueden responder cada enigma y el número de éste.

Tratemos de seguir, advierto que en forma muy resumida en virtud del espacio disponible, el razonamiento seguido por la autora en su afán detectivesco.

Enigma 14:

¿Quál el dolor puede ser
que, en repetido llorar
es su remedio cegar
siendo su achaque el no ver?

Sor Juana pide buscar la respuesta en sextillas, pero no escribió nada que se ajustara a esa métrica, de modo que Munguía se dio cuenta que son las liras de la poetiza las que tienen seis versos y decide buscar en ellas. Así encontró que la espuesta al enigma es...la ausencia.

Lira 20 (fragmento):

Ven, pues, mi prenda amada: que ya fallece mi cansada vida de esta ausencia pesada; ven, pues: que mientras tarda tu venida, aunque me cueste su verdor enojos, regaré mi esperanza con mis ojos.

En esa lira se refiere muchas veces a los ojos, al llanto y al dolor de modo similar al enigma. Además, añade Munguía ¿qué más achaque puede tener el dolor de la ausencia por lo cual se llora que el estar privado de la persona amada? Llora por esa causa, y después hace referencia a los ojos diciendo que el remedio de ese dolor es negarse a verlo aunque esté presente (es su remedio cegar).

Resulta irónico que eso ocurra cuando la causa (el achaque) es justamente el no ver (la ausencia).

La lira 213 va por la misma línea. Además, si se suma el número de verso que en estas liras aparece la palabra ausencia el resultado es, en las cuatro posibles combinaciones exploradas, el número 14 (que coincide con el númeral del enigma).

Por cierto, la respuesta al número 11, colocado a la entrada de este artículo es...las lágrimas.
Dice Munguía con razón que este es el único enigma en el que Sor Juana peca de obvia pues ¿qué otra cosa puede ser un desecho del cuerpo desahogado en los ojos por un mal del corazón?

Sor Juana pide en el índex contestarlo recurriendo a sus liras, y existen unas en las que se repite la palabra llanto, son aquellas "Que expresan sentimientos de ausente". Aquí algunas estrofas:

Mas ¿cuándo, ¡ay gloria mía! mereceré gozar tu luz serena?
¿Cuándo llegará el día que póngas dulce fin a tanta pena?
¿Cuándo veré tus ojos, dulce encanto, y de los míos quitarás el llanto?

¿Cuándo tu luz hermosa revestirá de gloria mis sentidos?
¿Y cuándo yo, dichosa, mis suspiros daré por bien perdidos, teniendo
en poco el precio de mi llanto, que tanto ha de penar quien goza tanto?

Incluso matemáticamente resulta fácil de contestar, pues tratándose del enigma 11 es en ese mismo número de estrofa en el que se utiliza la palabra llanto: "¿Cuándo veré tus ojos, dulce encanto, y de los míos quitarás el llanto?".

Yadira Munguía conjetura que en los enigmas la Décima Musa trató de esconder algo, lo cual seguramente le acarrearía problemas si lo manifestaba sin recaudos. No podía arriesgarse a tener dificultades con los altos prelados de la época, pues ello podría conducirla a la hoguera, y bien se sabe que ella "no quería ruido con el santo oficio".

Por eso escondió sus pensamientos y sentires en unos enigmas. Así, éstos no serían sólo un pasatiempo ni una obra literaria más. Sino un mensaje cifrado: Tienen un por qué y un para qué y tal vez un para quién.

De ahí que la autora señale que tal vez, teniendo la respuesta correcta a todos los enigmas, podríamos formar el rompecabezas del mayor de todos: Sor Juana Inés de la Cruz.


Foto: Detalle de la escritura de Sor Juana.
Juan de Miranda. Siglo XVIII
(Margo Glantz, Sor Juana Inés de la Cruz: saberes y placeres.
Instituto Mexiquense de Cultura, 1996