jueves, 14 de junio de 2012

CCE y el proyecto AMLO

Con empresarios

Resulta notable la forma como ha reaccionado tanto la clase política como los varones del dinero ante el plan económico del candidato a la presidencia por el Movimiento Progresista, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), basado en ahorrarle al país unos 800 mil millones de pesos por la vía, entre otras, de reducir los salarios de la alta burocracia y de suprimir toda la parafernalia con que suelen rodearse esos funcionarios.

Pareciera como si el candidato hubiera mentado la soga de la corrupción en la casa, no de los ahorcados por ella, sino de sus beneficiarios. Y es que, quiérase o no, el presupuesto público constituye un apetitoso botín del cual abrevan no sólo los agentes gubernamentales sino también los empresarios, pues merced a los múltiples negocios que se tejen al amparo de tales recursos (tráfico de influencias, otorgamiento de concesiones, asignación de contratos, compra de complicidades) éstos y aquellos han podido levantar cuantiosas, inmensas fortunas.

Cuántas veces hemos escuchado a los organismos del sector empresarial (Canacintra, Coparmex, Concanaco) agrupados en el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) quejarse de la obesidad del sector público y de cómo más de la mitad del presupuesto se va por el caño del gasto corriente.

Ahora sabemos que se trata de "críticas" de dientes para afuera, pues ahora que López Obrador ha propuesto ir en serio contra ese dispendio, los antes quejosos se manifiestan contra tales intensiones, aduciendo premisas increíblemente falaces, todo con el propósito de desvirtuar una iniciativa que amenaza con apartarlos de las ventajas del presupuesto, que los ha convertido en una clase empresarial más bien parasitaria.


En efecto, Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente del CCE, salió ayer a declarar que reducir el salario a la alta burocracia del país conduciría a tener funcionarios de menor calidad, como si los que padecemos actualmente fueran unas mentes brillantes. Dijo también --en su parto de lo que difícilmente pueden llamarse ideas-- que la medida generaría más corrupción.

De acuerdo con la lógica del declarante, según la cual más salario equivale siempre a más calidad, la planta industrial sería más productiva y el país más competitivo si simplemente aumentaran el sueldo de todos los obreros del país.
Gutiérrez Candiani
En realidad subyase en el argumento un componente ideológico (ellos que tanto dicen aborrecer la ideología) que consiste en la falsa tesis de que el mercado es el que asigna el valor de las personas en la economía, y de cada uno obtiene de acuerdo con la calidad y cantidad del trabajo que aporta.

Ahora bien, a la luz de los resultados de la actual gestión gubernamental, que mantienen al país en los últimos lugares de las mediciones internacionales en productividad, competitividad, bienestar humano y eficiencia, y en los primeros lugares en cuanto a corrupción, sólo eso bastaría para derrumbar la premisa de Gutiérrez Candiani, según la cual nuestros funcionetas ganan mucho porque son unos súper ejecutivos.

Por otro lado, habría que acotar que un sueldo de 150 mil pesos mensuales, que es lo que resultaría en muchos casos de rebajar el salario de la alta burocracia, no es un ingreso despreciable ni menor a lo que ganan funcionarios de otras partes del mundo.

Para decirlo en plata, con lo que el CCE no está de acuerdo --más por razones ideológicas que técnicas, aunque esto no se quiera admitir-- es con la llegada de AMLO a la presidencia, entre otras cosas porque con medidas como las propuestas por el tabasqueño, tampoco serían necesarias las tan cacareadas Reformas estructurales y eso sí sería una tragedia para ellos, porque en esas reformas está la nuez del modelo económico al que se pretende atar al país en beneficio del capital financiero internacional, como ya hemos visto en una entrega anterior.

 




miércoles, 6 de junio de 2012

La guerra contra AMLO

Bastó un incremento apenas sostenido en la percepción colectiva de que Andrés Manuel López Obrador puede ganar la presidencia de México este 1 de julio, para que --como los planetas ayer-- se alinearan los intereses económico, mediático, y político (PRI y PAN) en una embestida contra el tabasqueño.

Mediante una nueva remesa de espots que ya están saliendo al aire en estos días, ambos partidos la emprenden contra el candidato de las izquierdas mediante el recurso que tan buenos resultados les produjo en 2006: amedrentar a la población presentándolo como un enemigo de la democracia (el plantón de Reforma), una amenaza para el país por su presunta simpatía por la vía armada como medio de transformación social, y como un peligro para la economía, pues su gestión --afirman--  quebraría al país.

El PAN llega al extremo de manipular sin rubor alguno, un fragmento del discurso pronunciado por AMLO el pasado 21 de mayo en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco ante cientos de estudiantes, de modo que parezca que es partidario de la lucha armada como vía para la transformación de México.

Se trata de una maniobra tan descarada y evidente que muestra, sin matices, de qué lado está el verdadero odio y los afanes de violencia y polarización a que se está dispuesto a acudir con tal de envenenar el ambiente y torcer la voluntad ciudadana, esa que, por otro lado, se dice defender.

La desproporción con que PRI y PAN han reaccionado al crecimiento electoral del verdadero opositor, haría pensar que ese crecimiento es ya tal, que en verdad se perfila como el próximo ganador y han decidido cerrarle el paso incluso a costa de envilecer abiertamente la contienda.

El abrupto viraje operado por el PRI-PAN para olvidar sus escaramuzas y enfilarse con sospechosa similitud contra el opositor --al que creían controlado mediante la sostenida estrategia de mantenerlo en las "encuestas" confinado al tercer lugar y ajeno a cualquier posibilidad de triunfo-- revela asimismo que ante una amenaza externa, ambos partidos saben deponer sus diferencias y agruparse para defender los intereses vitales a los que realmente sirven.

En efecto, nadie puede negar que la disputa por la presidencia entre PRI y PAN es real. Aunque responden y representan a escala local los mismos intereses económicos que dominan el mundo, cada uno quiere ejercer el poder para beneficio de sus respectivas camarillas. De ahí su guerra.

Pero ante un estímulo que amenaza con desplazarlos a ambos del control del país y sus beneficios, no les queda otra que unirse y reaccionar con virulencia y desaseo ya sin la careta de atildamiento que mostraba Enrique, quien aseguraba que nunca recurriría a las descalificaciones personales, y ya sin la modosidad fingida con que suele dirigirse Josefina a sus auditorios escenográficos.

Lo que extraña en todo esto es la ausencia de la autoridad electoral que, parapetada en la argucia de que no puede ejercer la censura previa y de que requiere una queja para intervenir ante el escarnio que ocurre a los ojos de todos, solo reacciona para decir: no hay fraude a la vista.

La estrategia del miedo

La estrategia es conocida: consiste en recurrir a términos que evocan significados socialmente aceptados por todos como positivos, tales como: "democracia", "no violencia" "paz social" "respeto a las normas" "unidad", "estabilidad económica" y afirmar --mediante el manejo de imágenes, frases aisladas, voces, acentos y colores oscuros-- que el adversario carece de ellos: no cree en la democracia (¡qué apostasía!) porque encabeza protestas; es violento, promueve el odio, el rencor  y la división, no respeta las normas, cree en la revolución (con la cauda de violencia y sangre que implica) y nos puede arruinar económicamente a todos.

En el vértigo de las imágenes que presentan al acusado de encabezar protestas y levantamientos populares no se juzga sobre la validez de tales expresiones, sólo se les muestra como actos condenables por sí mismos. El corolario es tan inducido como inapelable: el que protesta se sale del escript, violenta nuestro ambiente y es un desadaptado que debe ser excluido.

A Andrés Manuel suele aplicársele aquel falso silogismo cuya conclusión conducía al mismo resultado: quemar la biblioteca de Alejandría:

Si la biblioteca de Alejandría tiene el Corán, hay que quemarla por inútil (pues ya otros acervos también lo tienen).

Si la biblioteca de Alejandría no tiene el Corán, hay quemarla, por impía.

Así, cuando se le acusa, como hizo Javier Sicilia, de ser intolerante y él responde que eso es falso, se le van encima: "¿Ya ven? lo niega, luego, no tolera la crítica, ergo, es intolerante". Y si se quedara callado, como otras veces: "¿Ya ven? no dijo nada, lo aceptó, no supo qué decir".

Ese es el tipo de trampas y bombardeo al que lo someten los medios y adversarios políticos para aniquilarlo.

No han podido y ahora creen llegado el momento del ataque final. Veremos.


   

viernes, 1 de junio de 2012

Embestida mediática contra #YoSoy132


Pablo Hiriart, director del periódico La Razón y Jaime Sánchez Susarrey, conductores de En contexto, un programa que se transmite los jueves por canal 13 de TV Azteca, delinearon anoche la estrategia que los poderosos intereses mediáticos y comerciales (los poderes fácticos, pues) emplearán contra el movimiento #YoSoy132.

Pasado el momento de la sorpresiva irrupción de ese movimiento en medio de la elección presidencial --a la que en 20 días dieron un vuelco-- y en el que lo políticamente correcto fue tratarlo en los medios con fingida simpatía, ahora los opinadores oficiosos contraatacan para ir erosionando o restando legitimidad a la crítica juvenil, dado que se ha extendido a los más importantes pilares del sistema de dominación imperante, especialmente a la joya de la corona de ese sistema: el duopolio televisivo y su capacidad de control social mediante la desinformación.

Así, Carlos Brito Ocampo, egresado del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y Daniel Cubría Trujillo, estudiante del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), miembros del movimiento universitario #YoSoy132, fueron sometidos no a una entrevista periodística, sino a un interrogatorio desarrollado conforme al siguiente plan:

1. Cuestionar la representatividad del movimiento, mediante preguntas sobre el número de estudiantes de los aproximadamente cinco mil del ITAM habían elegido a Cubría Trujillo como su vocero. Asimismo, buscando poner en duda la operatividad del proceso para decidir las propuestas de la asamblea realizada el miércoles 30 de mayo en la UNAM.

2. Destacar las posibles fracturas del movimiento. Hiriart fue incisivo en preguntar qué pasaría si el ITAM no concordara con un resolutivo en favor del juicio político contra Felipe Calderón, o qué pasaría si el movimiento fuera arrastrado por quienes tienen una agenda política, en un intento por quitarle al movimiento esa condición de ser precisamente un estallido político.

3. Criticar y ridiculizar las demandas. Fieles a su condición oficialista, a ambos conductores les pareció una desproporción la demanda de juicio político contra Felipe Calderón, pues en su lógica interesada no es responsable de los 60 mil muertos que han enlutado al país. También criticaron el apoyo del movimiento a la Coordinadora de Trabajadores de la Educación (CNTE) si representa valores contrarios "a lo que son ustedes".

4, Hacer aparecer al movimiento sin objetivos precisos. Sánchez Susarrey preguntó varias veces, en un tono de alguien a quien no le termina por quedar claro un hecho confuso: "Bueno, pero...vaya...qué quieren?"

5. Descalificar la legitimidad y prestigio social del movimiento al ligarlo con las propuestas de Andrés Manuel López Obrador.  
Hiriart fue claro: el movimiento, dijo, ya fue rebasado porque tiene demandas que se acercan a las de un candidato presidencial que es AMLO. Es más --acusó-- hay gente que está logrando empalmar las agendas.

6. La defensa a ultranza de los medios de comunicación. Los entrevistadores insistieron en que este punto está influido por AMLO. Para defender a sus televisoras la emprendieron contra el tabasqueño mediante falacias como afirmar que durante seis años acaparó los medios con sus entrevistas mañaneras. Lo que no dijeron es que no eran pagadas.

Los oficiosos conductores insistieron en negar las acusaciones de #YoSoy132 contra televisoras al señalar que cómo puede haber conjura cuando el IFE monitorea la presencia de los partidos en los medios.

Los jóvenes entrevistados reviraron diciendo que, en todo caso la petición de juicio político contra Elba Esther Gordillo los acercaba más a Josefina Vázquez Mota quien se ha confrontado abiertamente con la lideresa magisterial.

Insistieron en que los medios no informan porque no se trata de que dediquen el mismo tiempo a todos los partidos, sino el cómo lo hacen criticando siempre a unos y ensalsando a otros, mediante la coartada de igualdad de tiempos.

La evidente actitud de los conductores de En contexto de tratar a sus invitados como si estuvieran equivocados, las críticas y el permanente afán por denostar y descalificar a López Obrador, lo mismo que la defensa férrea de los medios de comunicación, son una muestra perfecta de la pertinencia de la demanda juvenil: el desmontaje del viejo régimen y el derecho de la sociedad a ser informada sin las mentiras de esos medios.

jueves, 31 de mayo de 2012

AMLO y la charola

Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se encuentra quizá en el mejor momento de la campaña. Una encuesta divulgada hoy por el periódico Reforma lo sitúa a sólo cuatro puntos de Enrique Peña Nieto.

Lo malo para el tabasqueño es que coincide con la revelación de una grabación en que presuntos colaboradores suyos podrían haber incurrido en un delito electoral al solicitar a particulares la aportación de fondos (seis millones de dólares, unos 85 millones de pesos) que rebasan el monto máximo permitido por la ley para aportaciones de particulares (unos 30 millones de pesos).

Si, como parece, la ahora famosa cena tuvo lugar en los términos en que revela la grabación, estaríamos ante un error de graves consecuencias para el candidato de las llamadas izquierdas, en momentos en que debiera estar prohíbido a los equipos de campaña  incurrir en dislates semejantes por encontrarnos ya en la recta final de la etapa proselitista.

AMLO y su equipo están obligados a demostrar que, en efecto, nada tienen que ver con esa petición de recursos y que no se formuló con su aval. Para ello no basta un deslinde de palabra. Ello porque quienes estuvieron en esa cena el pasado 24 de mayo son colaboradores cercanísimos, como el cineasta Luis Mandoki,  Adolfo Hellmund, propuesto como secretario de Energía en el gabinete del perredista y quien es señalado como estratega de la campaña, Luis Costa Bonino.

Hasta ahora la respuesta de esos participantes ha sido débil, vaga y hasta equívoca. Mandoki aseguró que no hubo nada ilegal en la reunión; Costa Bonino dijo que el audio divulgado por el periódico El Universal es "clandestino, ilegal y editado", como si esa circunstancia le restara realidad al hecho incontrovertible y hasta ahora no negado de que sí se solicitó esa aportación.

Andrés Manuel estaría obligado no sólo a desautorizar a quienes en su nombre solicitaron dinero, sino incluso a demandarlos por los delitos que resulten, pues de acuerdo con el audio, el estratega habría sugerido a los probables aportantes que el candidato estaría complacido con su ayuda y que a cambio podría reunirse con ellos para escuchar sus necesidades.

Estaríamos ante un ofrecimiento con tufo a corrupción, cuyo combate ha sido el eje del discurso político de AMLO durante años, la bandera que lo mantiene vigente en el escenario político nacional y que ahora lo está acercando de nuevo a la posibilidad de un triunfo electoral.

Por ello, tendrían que demostrar fehacientemente no la ilegalidad de la grabación sino, si fuera el caso, su tramposa edición. Si no fuera así debería denunciar el intento de sus colaboradores para despejar cualquier duda de complicidad, algo similiar a lo que ocurrió cuando su secretario de Finanzas en la jefatura del Gobierno del D.F, Gustavo Ponce Meléndez, fue pillado en un centro de apuestas de Las Vegas, jugando con cargo al erario público.

Sería una forma de evitar que este obús sea utilizado en los próximos espots de sus contrincantes y de cara al cercano debate entre candidatos y de que, en fin, dé en la línea de flotación de una campaña que por fin parece que empieza a despegar. 

Como están de cerradas las cosas, eludir sin raspaduras este affair podría significar la diferencia entre ser Presidente o irse a la ya famosa finca lejana que posee.

lunes, 21 de mayo de 2012

Calderón invisible

No recuerdo si fue en "El abanico de Lady Windermere" o en "Un marido ideal", donde Oscar Wilde hace decir a una de sus personajes, a propósito de la falta de celos de su cónyuge, lo siguiente (cito de memoria):
--Nuestros maridos nos lo perdonan todo y en cuanto a tener confianza en nosotras tienen ya tanta que resulta trágico.

Algo parecido ocurre con Felipe Calderón. Viajero frecuente desde que se inició para el gobierno la veda electoral (como si el quehacer presidencial se redujera a declarar a diario y a falta de esta posibilidad el ocupante de Los Pinos no encontrara nada mejor qué hacer que viajar al extranjero a costa del erario público), el michoacano se alcanzó la puntada de declarar algo para hacerse notar y recordarnos que aún está allí.

Así, en la Cumbre de la Comunidad del Caribe (Caricom), celebrada hoy en la isla de Barbados, dijo --a propósito de las marchas del fin de semana contra Enrique Peña Nieto-- que a diferencia de lo que ocurre en otros países del mundo, en México las protestas callejeras no son contra el Presidente sino contra otros actores.

Tiene razón. Pero ello no es porque todos aprueben su gestión, como trata de sugerir su dicho, sino porque ha dejado de ser interlocutor válido de la sociedad. Calderón ya no existe para nadie. Ya no es tenido en cuenta ni siquiera para reclamarle.

El sexenio nunca despegó y de hecho concluyó en 2009 con la derrota electoral en los comicios intermedios, que le arrebataron a él y a su partido el control del Congreso. Los actores sociales y políticos ya están en otra frecuencia: trabajando, cuestionando o discutiendo con los candidatos de entre los cuales surgirá el próximo Presidente.

Calderón ya perdió interlocusión. Lo sabe y le afecta. Ha dejado de ser factor aun antes de que se realice la elección de su sustituto. Está aislado y empieza a sentir la pérdida, el desvanecimiento de su poder. Invisible para casi todos, excluido de los reflectores, cree aprovechar en su favor el clima de protesta de los últimos días para hacer notar una supuesta popularidad.

En realidad su situación actual se parece mucho a la de un cadáver político que aún no se percata de su condición, como el doctor Malcom, el protagonista de la cinta Sexto sentido, que interactúa con el mundo de los vivos sin percatarse que murió desde que un paciente inadaptado le disparó un tiro al principio de la historia. Así con Calderón.

Como el personaje de Wilde, el que nadie proteste contra él antes que una virtud resulta más bien trágico.