lunes, 16 de marzo de 2009

Días festivos


El asunto parece trivial. Pero encierra una complicada operación política e ideológica.

Cambiar los días festivos en que se conmemora una fecha relevante para la historia del país y trasladarlos al lunes de la semana correspondiente en aras de un criterio estrictamente económico es una forma de borrar la memoria histórica.

Desde el advenimiento del neoliberalismo y su correlato, la globalización, de más en más ha ido campeando la idea de que así como no deben existir fronteras para el intercambio de bienes y servicios entre países, tampoco debería haber identidades nacionales. Estorban al libre flujo de mercancías impuesto por los mercados.

Una forma de terminar con las identidades es borrando la historia. En México este ejercicio de tabula rasa inició con reformas al sistema educativo. Con el peregrino argumento que que teníamos una educación enciclopédica (exceso de datos) se simplificaron al extremo, cuando no se suprimieron, importantes pasajes de la historia de México.

Lo que resulta enciclopédica es, lo hemos dicho antes, la ignorancia de nuestra clase política.

Ahora, para evita los llamados "puentes" las conmemoraciones históricas ya no existen. Tampoco su significado. Los jóvenes de hoy desconocen qué ocurrió el 18 de marzo de 1938 y lo que eso significó en términos de la defensa de la soberanía y los intereses nacionales. En síntesis, el "olvido" inducido de fechas conduce al desconocimiento de los procesos históricos e ideológicos que han estructurado lo que queda de una maltrecha identidad nacional.

Ello tiene efectos políticos prácticos. Mucha gente jamás comprendió el año pasado por qué tanto revuelo con las iniciativas de ley del señor Felipe Calderon para modernizar la industria petrolera, las cuáles enajenaban en favor de extranjeros la riqueza del subsuelo.

Pero ello no se entendía porque se desconocen los fundamentos que condujeron al general Lázaro Cárdenas a expropiar esa industria y lo que significa en términos de la geopolítica mundial actual el dominio y control de esos recursos.

Para muchos de esos jóvenes el 21 de marzo es el día del festival de primavera, no el natalicio de Benito Juárez. Si ya era difícil que la gente relacionara fechas del calendario cívico con la evolución histórica e ideológica de su país, ahora que esas efemérides han sido prácticamente borradas, menos.

La operación política detrás de esa ley no es tan evidente, pero al menos es hipócrita. El calendario de la Secretaria de Educación Pública (SEP), por ejemplo, promueve y autoriza los "puentes". Con ese raro sentido para el humor involuntario o, si se prefiere, con esa habilidad para el eufemismo que disfraza significados e intensiones, la SEP los llama "suspensión de labores por sucesión de días inhábiles".

Agréguese a lo anterior que en muchos estados del país los días de quincena son días inhábiles. En Veracruz, Fidel Herrera suspende clases cada vez que en el puerto amanece nublado. Todo ello pone en evidencia el verdadero carácter ideológico de un decreto como este.

Foto: El pueblo contribuyó hasta con gallinas para
sufragar los gastos de la expropiación

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