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miércoles, 18 de abril de 2012

Lo que Argentina puso en jaque

La decisión de la presidenta argentina, Cristina Fernández, de expropiar 51 por ciento de la empresa petrolera YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), controlada por la española Repsol, con el propósito de reactivar la alicaída producción y dejar de importar energéticos  cada vez más caros que ponen el riesgo el superávit comercial del país, provocó el inmediato rechazo del mundo capitalista  y de alguno que otro de sus serviciales palafreneros (Felipe Calderón).

¿Por qué esta condena tan generalizada? ¿Por qué la decisión soberana de un país de recuperar para sí los estratégicos recursos petrolíferos que estaban en manos de una compañía extranjera improductiva, ha causado tanto revuelo internacional, tanto rasgarse las vestiduras y hasta la reacción afrentosa y desproporcionada del gobierno mexicano, que así se confirma como el cancerbero de la región para el cuidado de los intereses de la derecha internacional?

Respuesta: porque expresa una ideología y una praxis que atentan contra la ortodoxia económica que domina al mundo, la cual plantea --sin aceptarlo abiertamente-- que los países y sus sociedades (los periféricos, claro) no existen más. Que lo único que rifa es el mercado y los intereses de las trasnacionales, lo cual significa que éstas pueden depredar los recursos naturales donde los encuentren (la proclama del libre mercado supresor de fronteras nacionales), enviar sus ganancias íntegras al exterior sin favorecer a los dueños originales de esas riquezas y que éstos acepten pasivamente integrarse a ese modelo neocolonial-global impuesto por los países dominantes (en el caso mexicano véanse los casos de la minería y los hidrocarburos). Eso es todo.

Bien lo dijo el propio presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, de visita en México, al explicar que defenderá Repsol no sólo porque son los intereses de una empresa española. "Vamos a hacerlo, enfatizó, porque creo que estamos defendiendo un modelo de relaciones internacionales y comerciales basado en el respeto mutuo entre los países y la seguridad jurídica que son principios básicos, capitales y elementales para el desarrollo y el bienestar colectivos".

En efecto, lo que Rajoy defiende es el actual modelo de acumulación capitalista neoliberal, al que eufemésticamente llama "modelo de relaciones internacionales y comerciales". Un modelo que, por cierto, tiene a la sociedad española oprimida y al borde del colapso, pero que en la lógica del sistema está bien mientras se siga pagando puntualmente dividendos a unos cuantos socios, los únicos gananciosos de la ruina colectiva (el uno por ciento, como los caracteriza el Movimiento de los Ocupa).

El episodio Argentino irrita tanto porque representa una férrea alternativa (Bolivia, Brasil, Ecuador, Uruguay y Venezuela), así sea de tintes apenas reformistas en la mayoría de los casos, al capitalismo rampante.

Una piedra en el zapato de una economía mundial que exige manos libres (desregulación total) paras sus fechorías y corruptelas, no importa que esa "libertad" haya conducido en 2008 a la peor crisis económica que ha conocido el planeta.

lunes, 16 de marzo de 2009

Días festivos


El asunto parece trivial. Pero encierra una complicada operación política e ideológica.

Cambiar los días festivos en que se conmemora una fecha relevante para la historia del país y trasladarlos al lunes de la semana correspondiente en aras de un criterio estrictamente económico es una forma de borrar la memoria histórica.

Desde el advenimiento del neoliberalismo y su correlato, la globalización, de más en más ha ido campeando la idea de que así como no deben existir fronteras para el intercambio de bienes y servicios entre países, tampoco debería haber identidades nacionales. Estorban al libre flujo de mercancías impuesto por los mercados.

Una forma de terminar con las identidades es borrando la historia. En México este ejercicio de tabula rasa inició con reformas al sistema educativo. Con el peregrino argumento que que teníamos una educación enciclopédica (exceso de datos) se simplificaron al extremo, cuando no se suprimieron, importantes pasajes de la historia de México.

Lo que resulta enciclopédica es, lo hemos dicho antes, la ignorancia de nuestra clase política.

Ahora, para evita los llamados "puentes" las conmemoraciones históricas ya no existen. Tampoco su significado. Los jóvenes de hoy desconocen qué ocurrió el 18 de marzo de 1938 y lo que eso significó en términos de la defensa de la soberanía y los intereses nacionales. En síntesis, el "olvido" inducido de fechas conduce al desconocimiento de los procesos históricos e ideológicos que han estructurado lo que queda de una maltrecha identidad nacional.

Ello tiene efectos políticos prácticos. Mucha gente jamás comprendió el año pasado por qué tanto revuelo con las iniciativas de ley del señor Felipe Calderon para modernizar la industria petrolera, las cuáles enajenaban en favor de extranjeros la riqueza del subsuelo.

Pero ello no se entendía porque se desconocen los fundamentos que condujeron al general Lázaro Cárdenas a expropiar esa industria y lo que significa en términos de la geopolítica mundial actual el dominio y control de esos recursos.

Para muchos de esos jóvenes el 21 de marzo es el día del festival de primavera, no el natalicio de Benito Juárez. Si ya era difícil que la gente relacionara fechas del calendario cívico con la evolución histórica e ideológica de su país, ahora que esas efemérides han sido prácticamente borradas, menos.

La operación política detrás de esa ley no es tan evidente, pero al menos es hipócrita. El calendario de la Secretaria de Educación Pública (SEP), por ejemplo, promueve y autoriza los "puentes". Con ese raro sentido para el humor involuntario o, si se prefiere, con esa habilidad para el eufemismo que disfraza significados e intensiones, la SEP los llama "suspensión de labores por sucesión de días inhábiles".

Agréguese a lo anterior que en muchos estados del país los días de quincena son días inhábiles. En Veracruz, Fidel Herrera suspende clases cada vez que en el puerto amanece nublado. Todo ello pone en evidencia el verdadero carácter ideológico de un decreto como este.

Foto: El pueblo contribuyó hasta con gallinas para
sufragar los gastos de la expropiación