Andrés Roemer, un académico venido a ideológo de la superación personal por cuenta del Grupo Salinas --el de TV Azteca, no se confunda el lector con el otro-- y Clotaire Rapaille, un mercadólogo francés naturalizado estadounidense y de quien ya hemos dado cuenta en este espacio por ser autor de El código cultural, en el que está basada la campaña peñanietista "Mover a México", acaban de pergeñar un libro titulado Move up, así, en inglés, como corresponde a los adoradores del levemente decadente American way of life que promueven.
El volumen (Taurus, 2013) lleva como sugerente subtítulo la pregunta: ¿Por qué algunas culturas avanzan y otras no?. Y la respuesta, no por obvia menos penosa, consiste en afirmar que las sociedades --y las personas-- que progresan son aquellas abiertas al cambio y a la innovación; las que no se preocupan por el statu quo ni se quedan estacionadas en la tradición.
Aunque en la introducción niegan que se trate de un libro de autoayuda, el texto lo es claramente no sólo por el voluntarismo al estilo de "querer es poder" que pregona (al margen claro de las condiciones de subordinación y pobreza estructural que la globalización y su programa de reformas estructurales ha traído al mundo con su cauda de desempleo y precarización salarial) sino por el estilo desenfadado aderezado de "historias de éxito" que, dicen, son propias de los --but of course-- start-ups (emprendedores).
Aunque acusan a América Latina de no crecer por ser un continente atrapado por las ideologías, Roemer y Rapaille despliegan a placer la suya que no es otra que la del neoliberalismo rampante, cuya promoción es, en último término, el propósito del libro:
"El respeto a los derechos de propiedad es crucial para cualquier país que quiera avanzar (Move up). Con estos derechos establecidos en forma clara y adecuada (y un sistema judicial que los salvaguarde) la población es libre de usar su potencial inventivo...si no ¿cómo vas a crear algo nuevo si no tienes la certeza de que te pertenece? Y ese es el gran dilema de América Latina. Es una región del mundo en la muchas ideologías se cruzan (sic). Nada está claro y, por lo mismo, su crecimiento está estancado. La propiedad privada combinada con la libre competencia y la legalización de la libertad es la mejor forma de hacer que las cosas funcionen (p. 172).Se trata, como se ve, de la misma coartada de siempre: acusar de ideologizantes a todas aquellas políticas que no favorecen la ideología capitalista, pues en la continuación de su programa político abogan también por la reducción de impuestos para las empresas, arguyendo que sin recompensas, la libre empresa carece de estímulos para contribuir a la prosperidad colectiva.
Y es que --dicen-- aunque las reducciones impositivas ahonden la brecha de desigualdad, lo harán hacia arriba, por lo que incluso los pobres saldrían ganando. Curiosa lógica de estos autores que, ya se sabe-- no han escrito un libro sobre economía como se ufanan en la presentación, sino un simple libelo neoliberal con las mismas manidas ideas y trampas argumentales de siempre en quienes profesan esta ideología.
Nada digno de un Roemer que se ostenta como CEO del Festival Internacional de Mentes Brillantes, la Ciudad de las Ideas, el proyecto ideológico de penetración cultural de la televisora del Ajusco. Contagiados por el lugar común en que incurren los autores digamos que en este volumen las ideas brillan, pero por ausentes.
Los autores de este libro definitivamente son cabezas huecas sin remedio, son mercenarios al servicio del poder económico internacional y también del sinvergüenza dueño de TV-Azteca.
ResponderEliminarDespues de mas de 25 años de neoliberalismo y sus resultados catastroficos que nuevos "cuentos" quieren imponernos con esa literatura barata de autoayuda estos atarantados.
Lo malo, Martín Ortíz, es que en este país aún existe mucha gente que sigue creyendo en que todo depende de la voluntad y del "echarle ganas" de cada uno.
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