lunes, 12 de septiembre de 2011

Crecimiento y reformas estructurales

Si los ciudadanos dejáramos de escuchar lo que tienen que decirnos los funcionarios del gobierno mexicano y el propio Felipe Calderón, y mejor pusiéramos atención en sus resultados expresados en números, seríamos inmunes a la manipulación informativa a la que estamos sometidos.

Toda la verborrea oficial incluida en los discursos diarios que nos receta Calderón, oportunamente magnificados por los medios de comunicación,  no tienen otro objeto que ocultar la realidad para mantener sojuzgada a la sociedad sin que se note, de manera que puedan imponer, sin demasiados contratiempos, su proyecto de clase sin que las mayorías adviertan que se trata de un proyecto que básicamente está en su contra, que las hace más pobres, dependientes y que nunca las sacará del estado de postración en que se vive.

Veamos: el único indicador que refleja la realidad del país más allá de las palabras es el crecimiento económico. El documento Criterios Generales de Política Económica incluido en el paquete económico para 2012 que Calderón envío al Congreso, establece que el próximo año el Producto Interno Bruto (PIB) crecerá 3.5 por ciento.

Si esa previsión se cumple, con Felipe Calderón la economía del país habrá crecido a una tasa promedio anual de 1.9 por ciento, la segunda más baja en los últimos 70 años.

La peor ha sido la de Miguel de la Madrid (1982-1988), en cuya administración el PIB creció en promedio 0.18 por ciento anual.

Ese único dato explica por qué usted perdió su empleo, por qué sus ingresos se han reducido en términos reales, por qué su dinero disminuyó su poder de compra y por qué, en términos generales, siente que su calidad de vida es peor que hace cinco años y por qué, en fin, con Calderón --entre 2006 y 2010-- 13 millones de mexicanos se han sumado a la pobreza, con lo que casi la mitad de la población (46%) sobrevive en esa condición.

Claro que esos resultados no son gratuitos ni se llegó a ellos, pese a los esfuerzos del gobierno que nos dice a cada rato que trabaja por nosotros. Son resultado de una política intencional que se aplica conscientemente para incrementar las ganancias y proteger los intereses financieros del capitalismo trasnacional,  a costa del bienestar de las "familias mexicanas", como les gusta a los funcionarios dirigirse a nosotros.

Y sin embargo, el proyecto de Presupuesto de Egresos 2012, último año del calderonato, insiste en las mismas políticas que nos condujeron a esos desastrosos resultados. Esos son los hechos.

Ahora compárese el discurso: Dice Calderón que para evitar los riesgos (véase el uso de términos intimidantes) del mercado internacional, su política económica (esa que ha fracasado) persistirá trabajando en dos frentes:

1) Continuar fortaleciendo las finanzas públicas (traducción: seguirá aumentando el costo al ciudadano de los bienes y servicios del gobierno. Anuncio anticipado de que continuarán cada mes los gasolinazos con lo que esto incide en el aumento de precios en alimentos y otros bienes. Es la clásica política que conduce a tener un gobierno rico con ciudadanos empobrecidos.), y el sistema financiero (traducción: se seguirá favoreciendo la inversión especulativa del capital financiero).

2) Lograr mayor competitividad de la economía mexicana (traducción: salarios bajos a los trabajadores para maximizar la tasa de ganancia del capital extranjero y ventajas para la contratación de mano de obra calificada en condiciones precarias, para lo cual se reformará la Ley federal del Trabajo).

Para cerrar la pinza, Agustín Carstens, el ex secretario de Hacienda, fallido aspirante a la dirección del Fondo Monetario Internacional y hoy gobernador del Banco de México, viene a decirnos que hoy más que nunca son necesarias las reformas estructurales (otra vez la palabrita).

Ello para evitar el colapso de la economía mexicana (otra vez el discurso intimidante) y porque el motor del crecimiento del exterior está apagado.(las exportaciones a Estados Unidos). Curioso el razonamiento de quien también es conocido como el Doctor catarrito, porque es precisamente a lo que nos ha conducido el modelo económico seguido al pie de la letra: atar y subordinar nuestro desarrollo a la economía estadounidense.

Además, a eso le apostó el modelo capitalista neoliberal iniciado por Carlos Salinas y al que se han adscrito los gobiernos panistas: a hacer de las exportaciones a un solo mercado (EUA) el motor de nuestro desarrollo, lo que equivalía, como ahora se confirma, a subordinar el manejo de la economía a lo que ocurriera con el vecino, todo ello en detrimento del mercado interno al que ahora se dice querer desarrollar.

Ahora que ese motor está "apagado" nuestro país se encuentra en la indigencia, pero Carstens aprovecha el viaje para llevar agua a su molino neoliberal e insistir en que si concluyéramos las reformas estructurales que faltan, podríamos crecer a tasas superiores a cuatro por ciento.

Como se ve, esto de las falacias en el discurso gubernamental es cuento de nunca acabar, porque el país no está creciendo ni incluso a una tasa de cuatro por ciento, como demuestran las cifras del INEGI citadas más arriba.

El raquítico crecimiento promedio anual de 1.9 por ciento es resultado de la aplicación de las primeras reformas estructurales, con las que también se nos dijo que nos lanzarían al primer mundo y nos harían crecer a tazas superiores al cinco por ciento.

El quid del asunto es que el capital global requiere seguir maximizando sus ganancias, para lo cual requiere que existan condiciones legales que se lo permitan, y para lograrlo disfraza sus pretenciones con el garlito del crecimiento económico, el cual nunca se alcanzará por la subordinación estructural que padece el país.

Así, la única, verdadera y efectiva reforma estructural que se requiere es abandonar el actual régimen de acumulación capitalista. Mientras eso no se haga todo lo demás serán trampas verbales para disfrazar resultados cada vez más catastróficos.






Presupuesto: la guerra, prioridad

El paquete económico para 2012 integrado por los proyectos de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), la Ley de Ingresos y los Criterios Generales de Política Económica confirman que la prioridad de la facción del grupo en el poder, encabezada por Felipe Calderón, seguirá siendo la misma estrategia guerrera en el llamado "combate" al crimen organizado.

Si ya en reuniones con distintos grupos de la sociedad civil el michoacano ha defendido su "estrategia" militar --criticada por no haber logrado lo que decía que se proponía (reducir el consumo de estupefacientes y terminar con los cárteles de la droga), y en cambio haber sumido al país en un baño de sangre y en inseguridad que se traduce en asesinatos, levantones, secuestros, desapariciones forzadas contra la propia sociedad, delitos que no sólo cometen criminales, sino las fuerzas públicas encargadas de combatirlos y de "proteger" a la población-- con el PEF propuesto confirma su desdén por cualquier otra estrategia que no sea la suya.

De acuerdo con el documento, el gobierno ejercería un presupuesto de tres billones 647 mil 907 millones, 2.5 por ciento superior al de 2011. De ese monto, 147 mil 270 millones de pesos se destinarán a seguridad, lo que representa un incremento de 10.7 por ciento respecto de 2011.

En cambio, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dispondrá sólo de 27 mil 477 millones de pesos, un raquítico aumento, respecto del de seguridad, de apenas 3.5 por ciento en relación con este año. El Instituto Politécnico Nacional (IPN) recibirá, a su vez, 11 mil 632 millones de pesos, que equivalen a 3.4 por ciento de aumento.

En suma, el incremento en el gasto destinado a seguridad pública y militar --de aprobarlo el Congreso en los términos propuestos por Calderón-- sería de 21 mil 982 millones, cantidad que casi duplica el aumento que se pretende otorgar a todo el sector educativo (UNAM, IPN, UAM, Investigación científica y tecnológica, el subsector cultura y la promoción del deporte), pues éste sólo dispondrá en conjunto de 12 mil 626 millones 682 mil 150 pesos más respecto de este año.

Así, el proyecto de PEF para 2012 es una nueva evidencia incontrastable de que el actual grupo en el poder gobierna de espaldas a una sociedad que en diversos tonos se ha expresado en favor de la paz y por el cambio en la estrategia gubernamental.

El mensaje que se envía con este presupuesto resulta ominoso en tanto que confirma el talante dictatorial de un gobierno que de este modo añade otra prenda de ilegitimidad a la que ya ostenta desde su origen.

jueves, 8 de septiembre de 2011

De cómo miente Calderón


Como en muchos otros temas, Felipe Calderón miente en materia de transparencia. Apenas ayer, al inaugurar la octava Semana Nacional de Transparencia, se ufano de la claridad con que actúa su gobierno en ese renglón. Y fue más allá al decir que "No creo que la transparencia atente contra la seguridad. Al contrario, la opacidad y sus hijas: la corrupción y la impunidad, atentan contra la seguridad, contra el interés nacional, contra la estabilidad del país".

En buena hora que afirme lo anterior. De hecho, no es inusual que en encendidos discursos Calderón declare cosas que la realidad de los hechos desmiente. Un análisis realizado por el periódico La Jornada (6 de diciembre de 2010, p. 14) sobre el Índice de Expedientes Reservados (IER), del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), reveló que sólo en los primeros cuatro años de su administración se clasificaron dos millones 486 mil 551 expedientes por parte de las más de 290 dependencias y entidades del gobierno federal.

Mentiras transparentes

De acuerdo con la indagación del diario, al final del sexenio de Vicente Fox existían tres millones 839 mil 296 documentos clasificados como reservados de uno a 12 años y confidenciales (sin fecha de apertura). En diciembre de 2010 ese número ya se había duplicado al llegar a seis millones 326 mil 847 archivos clasificados.

Todavía más, en sólo un año --de enero de 2008 a marzo de 2009-- se reservaron más de un millón 700 mil expedientes, al pasar de 4.2 millones a 5 millones 935 mil 808. En otro análisis similar, la reportera de ese mismo diario, Elizabeth Velasco (La jornada, 10 de marzo de 2009, p. 15) desnuda la opacidad con la que actúa la propia oficina de Calderón, el ahora paladín de la transparencia.

En efecto, en febrero de 2009 la presidencia mandó a reserva el contenido del expediente 8S.1 registrado bajo el rubro "Planeación, evaluación y políticas", de modo que si alguien quisiera conocer el "material de apoyo" que la coordinación de asesores entregó a Calderón ese año, deberá esperar hasta el 2016 para saberlo.

Ayer el michoacano dijo enfático que la transparencia no atenta contra la seguridad, pero el área del director general del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) tiene bajo reserva seis mil 904
expedientes clasificados durante la administración de Calderón.

Seguramente con base en estas evidencias, académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y especialistas en la materia calificaron al actual sexenio como el peor en asuntos de transparencia.

Durante el foro El derecho de acceso a la información, retos de la transparencia y la seguridad nacional, efectuado a fines de septiembre del año pasado en el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, los especialistas alertaron sobre los retrocesos en la materia promovidos desde los poderes Ejecutivo y Legislativo.

Miguel Carbonell, investigador del IIJ dijo que la administración de Calderón muestra cinismo al argumentar que por seguridad, la cual tiene la obligación de garantizar, se limite el derecho a la información y a la transparencia.

Criticó que el manifiesto fracaso del Estado para garantizar la seguridad, se tome como pretexto para que el gobierno vulnere los derechos fundamentales de la ciudadanía, entre ellos el acceso a la información.Y añadió: "Este sexenio ha sido absolutamente pésimo para la transparencia. Es inconstitucional que las resoluciones del IFAI tengan que ser verificadas por un tribunal".

Carbonell lamentó además que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) se valga de "chicanadas" judiciales para no acatar de inmediato las resoluciones del IFAI.

"Otro retroceso, aseveró, son las reformas 'inconstitucionales' aprobadas por el Congreso --a propuesta del Ejecutivo que encabeza el propio Calderón-- al artículo 16 del Código Federal de Procedimientos Penales, que restringe la información sobre las averiguaciones previas".

¿Así o más claro?







miércoles, 7 de septiembre de 2011

El affair Batres-Ebrard


El episodio ocurrido ayer, en que el jefe de gobierno capitalino removió de la secretaría de Desarrollo Social a Martí Batres Guadarrama, considerado como un cuadro cercano a López Obrador, dio lugar a una nueva andanada contra el líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Batres reclamó a su jefe que haya asistido y aun saludado a Felipe Calderón en la ceremonia en que éste presentó un mensaje con motivo de su V Informe de Gobierno. Ebrard se había resistido a ese saludo como una forma de subrayar su distancia y la de su partido respecto de Calderón, por el modo considerado ilegítimo en que se hizo de la presidencia de la República.

De unos años a esta parte, tanto el PRD --dominado por una corriente que se ha alejado de AMLO hasta casi el rompimiento-- como el jefe de gobierno han ido amainando ostensiblemente sus reticencias respecto de Calderón, al grado que se mostraron anuentes y favorecedores de las llamadas candidaturas comunes con el PAN, partido que, se supone, les había robado la presidencia.

Paralelamente, Ebrard ha ido modificando su percepción de lo que ocurrió en 2006. En una entrevista con el periodista Jorge Ramos de Univisión, preguntado acerca de si hubo fraude, respondió eufemísticamente que lo que hubo fueron muchas irregularidades.

Esa mudanza en la percepción del discípulo de Manuel Camacho terminó por confirmarse con el saludo de mano que le concedió a Calderón el pasado 2 de septiembre durante el referido acto y que motivó la protesta de Batres.

Marcelo argumentó que el despido no obedeció a una intolerancia suya, sino al hecho de que no se puede criticar a un gobierno y pertenecer a él. También dijo que como presidente que es de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) tuvo que saludar a Calderón, pero sólo por eso. La reacción en los medios fue inmediata: conocida la cercanía del defenestrado secretario de Desarrollo Social y pre candidato al gobierno de la ciudad, con AMLO, la remoción fue interpretada como una seña más del rompimiento entre Ebrard y el tabasqueño.


Casi todos los analistas coinciden en que el jefe de gobierno estuvo en lo correcto al deshacerse de un hombre como Batres, que es un esbirrio del recalcitrante Andrés Manuel, tronó Oscar Mario Beteta, o al que coincidieron en llamar incongruente. Y acaso lo sea, pero no por criticar a su jefe, sino por no leer las señas que desde hace tiempo daban indicios del viraje de Ebrard.

Pero como no se puede calificar a Batres de ingenuo, es dable suponer que en realidad sí estaba al tanto de esa mudanza y esperó el momento para marcharse del gabinete haciendo ostensible el comportamiento cambiante de Marcelo y dejarlo patente como una forma de marcar claramente los dos proyectos que se disputan la candidatura dentro de la izquierda partidista.

En efecto, cada vez son más las voces que dentro de los cercanos a AMLO hablan de la derechización de Marcelo. Los medios, por su parte, han ocultado en sus comentarios las incongruencias de Ebrard, cada vez más parecido a los personajes de Stevenson, Dr, Jekyll y Mr. Hyde, por su proclividad a enfundarse hasta en tres personalidades: como jefe de gobierno, como candidato los fines de semana y como presidente de la Conago.

Mediante esa forma sutil de utilizar el lenguaje para manipular la realidad, los comentaristas políticos llaman "incongruente" el comportamiento de Batres, pero consideran "pragmático" el actuar incongruente del jefe de gobierno. Muestran de ese modo pueril que consideran a éste como el "opositor" preferido.




martes, 6 de septiembre de 2011

Hechos consumados

En eso de las discusiones los mexicanos tenemos la mecha corta. Luego por eso se nos cuelan asuntos cuyo debate ni aun deberíamos permitirnos, a riesgo de que se nos tilded de intolerantes. Más nos valdría serlo en ocasiones a caer en el garlito al que conducen ciertas discusiones: el aceptar, de facto, un determinado estado de cosas.

Sucede, por ejemplo, con algunas leyes, como la de Seguridad Nacional. Esa ley lo que hará es legalizar la presencia del ejército en las calles, evitará que nuestras fuerzas armadas violen las garantías individuales y los derechos humanos de los ciudadanos (bueno, eso se dice), y enmarcará los momentos en que el comandante supremo de tales fuerzas, que así se designa con afectación al presidente de la República, podrá determinar el estado de excepción --de sitio o toque de queda-- en algunas regiones del país, con lo que los ciudadanos que en tales se encuentren quedarán reducidos a la calidad de sospechosos o arraigados en sus  propios domicilios.

¿Pues no que se trataba de que el ejército y la marina regresaran a sus cuarteles y a sus bases navales? Pues sí, pero hénos aquí discutiendo una ley que más bien normará su presencia donde no los queremos: en la calle. ¿Se dan ustedes cuenta? Sin apenas percatarnos ya aceptamos una situación que según eso rechazamos.

¿Cómo llegamos a este punto? Por la vía de los hechos consumados. Primero se impone una situación, luego se formaliza mediante la ley respectiva y a poco nos resulta como algo incluso natural. Como si siempre hubiera estado allí. Lo malo de empezar a ver las cosas como algo natural es que olvidamos su aspecto anómalo.

Los mexicanos nos estamos acostumbrando al miedo y la zozobra; a la violencia y al crimen. Al ejército en las calles, de modo que si un día el señor Felipe Calderón decide que no hay condiciones para realizar elecciones en 2012 y decide mantenerse en Los Pinos durante algunos años más, y para apoyar su decisión recurre a las fuerzas armadas, la sociedad mexicana quizá ya no se escandalice tanto de ese golpe militar ni de que se le imponga una dictadura por la fuerza porque durante seis años habrá sido acostumbrada a la presencia del ejército actuando en su contra.

Así, por la vía de los hechos, a los mexicanos se nos impone una condición que por cotidiana se convierte en parte de nuestra vida y pierde o diluye su carácter anómalo. Véase cómo opera el mecanismo: la violencia e inseguridad que asolan al país y que ponen en riesgo incluso a los menores de edad, es incorporada al curso de la vida normal por las propias autoridades que, en vez de combatir y erradicar esa violencia, crean premios para los ciudadanos que se protejan a sí mismos.

La SEP anunció el pasado mes de agosto que a partir del presente ciclo escolar se crea el premio al mejor plan de seguridad en las escuelas, con el que reconocerá a los planteles de educación básica con las mejores estrategias para enfrentar "situaciones críticas o de alto riesgo".

No se sabe si con cinismo o con humor involuntario, la SEP exige para acreditar el premio que se presenten videos, fotografías o testimonios escritos que respalden las estrategias implementadas. Así que deberán grabarse simulacros o, mejor, el momento en que ocurran balaceras y se apliquen las medidas previstas.


¿Qué bonito, no?