lunes, 26 de mayo de 2014

Los grandes problemas nacionales


Ante el avasallamiento del capital financiero transnacional lo que México requiere es la reconstrucción del Estado, lo que equivale a decir, la reconstrucción de un proyecto nacional que ponga por delante los intereses de la nación y los del pueblo.

Con este planteamiento --formulado por Porfirio Muñoz Ledo, Jorge Alcocer y Fernando Pérez Correa-- concluyó el coloquio Los grandes problemas nacionales organizado en la UNAM, en ocasión del centenario de la obra homónima publicada en 1906 por don Andrés Molina Enríquez, por la Coordinación de Difusión Cultural y el diligente diplomático Héctor Vasconcelos.

En una época en que los estados nacionales están en vías de ser suplantados por estados transnacionales la aseveración de los mencionados conferenciantes da en el blanco porque describe la naturaleza de nuestros desórdenes actuales, aunque deposita la esperanza de salvación en un Estado que, como el mexicano, en realidad nunca gestionó los intereses populares.

De todos modos para los analistas señalados la reconstrucción del proyecto nacional resulta clave porque el punto de quiebre que nos condujo a la situación actual ocurrió --en palabras de Pérez Correa-- cuando se abandonó la función del Estado como articulador de los intereses de las mayorías.

Este abandono, afirmó Muñoz Ledo, llegó con la hegemonía del poder financiero que ha sometido al país a un "vaciamiento de soberanía" durante los últimos 30 años con la consecuente entrega del patrimonio nacional, por lo que --dijo-- la vía es la reconstrucción del Estado y del proyecto nacional con el propósito de resolver el gran problema que ha traído consigo la concentración del poder en México: la desigualdad social. Si no se resuelve este tema --sentenció-- no habrá solución alguna.

Jorge Alcocer reconoció que en el pasado reciente, y ante la urgencia de abrir cauces a la alternancia en el poder, se confundió la reforma política ("nos ganó lo electoral") con la reforma del Estado, por lo que llamó a volver a poner las cosas en su lugar y empezar por restablecer la justicia social, pues en último término, definió, la reforma del Estado consiste en colocar por delante los intereses de la nación que no pueden ser otros que los del pueblo, porque el Estado jamás puede declinar sus compromisos y responsabilidades históricas con la sociedad.

En las sesiones de los días previos, el maestro Bernardo Bátiz había dicho que en México no existe un verdadero Estado de Derecho, que hay una simulación permanente entre la ley y la realidad y que nuestras normas jurídicas son abundantes, confusas, mal redactadas y con frecuencia malintencionadas.

Nuestro país --añadió-- ya no es nuestro, se diluye en el mundo global por la pérdida diaria de soberanía: ni nuestro territorio es ya nuestro, ni hay supremacía del gobierno adentro, ni autonomía e independencia hacia afuera, lo que ilustró con las reformas estructurales como la energética a la que catalogó como "verdadera traición a los intereses nacionales".

En el ámbito educativo, el doctor Manuel Gil Antón, del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México, refirió que el desastre educativo que padecemos ha provocado que al cabo de nueve años de educación básica, saber o no saber leer se parezca a un volado sesgado por la desigualdad social.

El dato de que la mitad de los alumnos de 15 años carezca de la capacidad para estructurar argumentos, muestra que el sistema educativo mexicano ha atrofiado las estructuras cognoscitivas indispensables para aprender y seguir aprendiendo, así como la capacidad crítica de los estudiantes, aseveró.

Y lo peor: que el sistema sea tan excluyente que los jóvenes ya ni siquiera tengan derecho a formarse en la fila que quieren porque a los más pobres se les tiene reservada una educación que no es la universitaria. Todo ello, aseguró Gil Antón, configura un país en el que origen sigue siendo destino y en el que vale más tener conocidos que conocimientos.

Considerada por varios de los participantes en el coloquio. junto con la desigualdad, como uno de los principales problemas nacionales, la corrupción fue atribuida por Agustín Basave Benítez (Universidad Iberoamericana), a la falta de correspondencia entre la ley y la realidad, de tal forma que es más fácil, rápido y barato violarla que cumplirla.

Atribuyó el problema a un mal diseño legislativo que aspira a promulgar normas perfectas, cuyo cumplimiento implica casi un apostolado por parte de los ciudadanos, en vez de normas asequibles, imperfectas si se quiere, pero acordes con la realidad cotidiana.

Las leyes no se cumplen porque no están hechas para cumplirse, pues son de tipo aspiracional por lo que la realidad siempre va detrás de ellas. Así, señaló que requerimos una nueva constitución, breve, concisa y con normas hechas para el día a día, sólo así podrá pretenderse disminuir la corrupción que, dijo, se ha convertido en un comportamiento colectivamente racional.

En su turno el doctor Lorenzo Meyer expuso su teoría de que en México transitamos de un partido de Estado a una partidocracia en la que el sistema de partidos políticos se ha convertido en un obstáculo para la democracia, por los controles que ejercen sobre los puestos de elección popular y sobre los dineros públicos (los llamados "moches").

Siguiendo al sociólogo alemán Robert Michels, para el que todo partido político es una organización oligárquica y la democracia una lucha entre estas élites oligárquicas, Meyer indicó que el problema es mayor cuando esas oligarquías no compiten sino que se ponen de acuerdo para gestionar sus intereses y atropellar la voluntad popular, como lo evidenció aquí el llamado Pacto por México.

En la sesión en que se analizó el tema de los medios de comunicación la periodista Carmen Aristegui habló de los signos de regresión autoritaria que han caracterizado la instalación del PRI en la presidencia de la república. Entre ellos destacó el sometimiento del Congreso vía el Pacto por México, mediante el cual se aprobó un conjunto de reformas, cuya rapidísima gestión hizo imposible que la ciudadanía pudiera entenderlas siquiera con lo que fue dejada al margen de la discusión y el debate democrático necesario ante cambios que van a modificar la configuración del país.

En ese contexto dijo que el elemento que más conspira contra la libertad de expresión de las ideas en los medios de comunicación en tiempos de paz es la excesiva concentración, con el agravante de que en México el duopolio televisivo ya ni siquiera compite, por lo que vaticinó que la democracia no será en este país hasta en tanto no se liberen los medios y no haya una disputa real por las audiencias.




viernes, 23 de mayo de 2014

"Democracia Cadáver"

El filósofo clásico y ensayista Luciano Canfora resume, certero, la realidad del mundo actual, en una entrevista publicada en "Babelia", el muy recomendable suplemento sabatino del diario El País (26.04.14):

Un sistema político en el que mandan, porque son la mayoría, los ricos no es una democracia, es una oligarquía...para mí la democracia no es el hecho de que gobierne la mayoría después de hacer el recuento de votos, es el Estado social, el hecho de que quienes no poseen la riqueza cuenten en la vida política y tengan el modo de hacerlo.

P. Teniendo esto en cuenta, ¿entonces ahora en qué sistema vivimos?
Estamos asistiendo a un cambio importantísimo. El andamiaje es igual y sigue en pie --el Parlamento, las elecciones--, pero la realidad es que se ha desarrollado y consolidado un fortísimo poder supranacional no electivo, de carácter tecnocrático y financiero...Uno podría decir, por tanto, que la democracia ha muerto, que sólo permanece el cadáver que camina --se hacen elecciones, leyes--, porque quien decide lo hace sin contar con un parlamento.

P. ¿Quien decide entonces?
Una oligarquía fundada en los intereses de grandes grupos financieros, que son el verdadero poder. Los grandes grupos financieros que tienen un poder mundial e ilimitado pueden decidir el destino de todos. El parlamento europeo que elegiremos en mayo es un seminario universitario, no tiene ningún poder real, sólo aquel de crear una clase de parásitos muy bien pagados, preciosísimos para el sistema, porque sirven para hacer ver que existe un parlamento y que Europa no es completamente antidemocrática. Por eso les pagan tanto.

P- Si este retrato descarnado es cierto, ¿cuál es la salida?
Diré algo que igual parece anacrónico, pero en la situación actual de las cosas el único lugar en el que se puede explicar el mecanismo democrático es el Estado nacional. Porque tiene la medida en la que las clases contrapuestas pueden contar.
...
Hasta ahora no se ha conseguido detener a los poderes financieros (y) los partidos socialistas no han sido capaces de plegar a la utilidad social al capital financiero. No era tampoco una empresa fácil. Pero no creo que haya alternativa más que el intento de volver a traer al movimiento socialista a los fines para los que nació.

martes, 20 de mayo de 2014

Move Up o el voluntarismo a domicilio


Andrés Roemer, un académico venido a ideológo de la superación personal por cuenta del Grupo Salinas --el de TV Azteca, no se confunda el lector con el otro-- y Clotaire Rapaille, un mercadólogo francés naturalizado estadounidense y de quien ya hemos dado cuenta en este espacio por ser autor de El código cultural, en el que está basada la campaña peñanietista "Mover a México", acaban de pergeñar un libro titulado Move up, así, en inglés, como corresponde a los adoradores del levemente decadente American way of life que promueven.

El volumen (Taurus, 2013) lleva como sugerente subtítulo la pregunta: ¿Por qué algunas culturas avanzan y otras no?. Y la respuesta, no por obvia menos penosa, consiste en afirmar que las sociedades --y las personas-- que progresan son aquellas abiertas al cambio y a la innovación; las que no se preocupan por el statu quo ni se quedan estacionadas en la tradición.

Aunque en la introducción niegan que se trate de un libro de autoayuda, el texto lo es claramente no sólo por el voluntarismo al estilo de "querer es poder" que pregona (al margen claro de las condiciones de subordinación y pobreza estructural que la globalización y su programa de reformas estructurales ha traído al mundo con su cauda de desempleo y precarización salarial) sino por el estilo desenfadado aderezado de "historias de éxito" que, dicen, son propias de los --but of course-- start-ups (emprendedores).

Aunque acusan a América Latina de no crecer por ser un continente atrapado por las ideologías, Roemer y Rapaille despliegan a placer la suya que no es otra que la del neoliberalismo rampante, cuya promoción es, en último término, el propósito del libro:

"El respeto a los derechos de propiedad es crucial para cualquier país que quiera avanzar (Move up). Con estos derechos establecidos en forma clara y adecuada (y un sistema judicial que los salvaguarde) la población es libre de usar su potencial inventivo...si no ¿cómo vas a crear algo nuevo si no tienes la certeza de que te pertenece? Y ese es el gran dilema de América Latina. Es una región del mundo en la muchas ideologías se cruzan (sic). Nada está claro y, por lo mismo, su crecimiento está estancado. La propiedad privada combinada con la libre competencia y la legalización de la libertad es la mejor forma de hacer que las cosas funcionen (p. 172).
 Se trata, como se ve, de la misma coartada de siempre: acusar de ideologizantes a todas aquellas políticas que no favorecen la ideología capitalista, pues en la continuación de su programa político abogan también por la reducción de impuestos para las empresas, arguyendo que sin recompensas, la libre empresa carece de estímulos para contribuir a la prosperidad colectiva.

Y es que --dicen-- aunque las reducciones impositivas ahonden la brecha de desigualdad, lo harán hacia arriba, por lo que incluso los pobres saldrían ganando. Curiosa lógica de estos autores que, ya se sabe-- no han escrito un libro sobre economía como se ufanan en la presentación, sino un simple libelo neoliberal con las mismas manidas ideas y trampas argumentales de siempre en quienes profesan esta ideología.

Nada digno de un Roemer que se ostenta como CEO del Festival Internacional de Mentes Brillantes, la Ciudad de las Ideas, el proyecto ideológico de penetración cultural de la televisora del Ajusco. Contagiados por el lugar común en que incurren los autores digamos que en este volumen las ideas brillan, pero por ausentes.  

martes, 29 de abril de 2014

Irán y México, lo mismo para todos.


En junio próximo cumplirá un año desde que fue electo presidente de Irán. Hasan Rohani prometió entonces reactivar la economía, castigada sobre todo --se dijo-- por las sanciones internacionales a causa del programa nuclear impulsado por el antecesor Mahmud Ahmadineyad, quien para escándalo del "mundo libre", beneficiaba con subsidios a 95 por ciento de los 77 millones de iraníes.

Con Rohani la economía no ha mejorado, pese a que se avino a las presiones de Washington sobre el programa nuclear para aminorar las sanciones, y a que ha recortado los subsidios.

Pese a ser el cuarto productor mundial de crudo, hace unos días el gobierno incrementó 75 por ciento el precio de la gasolina, como parte de un plan para reducir los subsidios de los energéticos y acercarlos a su verdadero valor de mercado.

La misma cantaleta se adujo aquí para recetarnos el programa mensual de gasolinazos: que estábamos por debajo de los precios internacionales de las gasolinas y había que igualarnos para ser "competitivos".

No es casual. Ese es el programa del capitalismo global: incorporar a todos a la misma lógica, sean de Latinoamérica, de Medio Oriente o de Asia: lo mismo para todos.

lunes, 12 de agosto de 2013

Porqué no creceremos con las reformas

Aunque no lo parezca, la economía es más sencilla y lógica de lo que las estrambóticas formulaciones numéricas del neoliberalismo pretenden hacernos creer. El quid de la cuestión, tanto para una empresa como para un país, consiste en el equilibrio entre oferta y demanda.

Usted no puede atiborrar el mercado con enormes volúmenes de producto sin tener en cuenta la demanda. Si ésta es muy pobre el desequilibrio que usted cause lo afectará tarde o temprano: tendrá que reducir precios y crecerán sus inventarios.

Si para el siguiente ciclo de producción la demanda continúa deprimida, usted deberá producir menos, y para compensar la caída tendrá que reducir salarios, despedir trabajadores y cerrar contrataciones durante un largo periodo.

Pero si usted y miles de empresas se ven precisadas a aplicar estas medidas, el desempleo así provocado reducirá el poder adquisitivo de las familias, con la cual reducirán sus gastos y la demanda seguirá cayendo y con ella la producción. Se dirá entonces que el país vive una recesión, porque sin ventas las empresas no invierten, pagan poco, producen menos y no crean empleos.

El problema por resolver está muy claro: ¿cómo estimular la demanda para devolver el equilibrio al sistema? Esa ha sido en términos generales la cuestión que la economía ha tratado de resolver a lo largo de la historia del pensamiento económico.

Para unos, el gobierno debe generar condiciones de rentabilidad que permitan estimular el crecimiento económico; para otros (llamémosle el bando neoliberal), el gobierno no debe intervenir de ningún modo porque el mercado es tan eficiente que solito se encargará de corregir cualquier desequilibrio. Estos últimos son los que han dominado la ciencia de la economía en los últimos decenios. A ellos y sus teorías se debe la crisis económica mundial que aún padecemos. A ellos pertenece el equipo económico del licenciado Enrique Peña Nieto.

El caso es que en México llevamos tres décadas aplicando las políticas del bando neoliberal. El problema de este modelo radica en que su programa de reformas estructurales está --todo él-- orientado a seguir estimulando un sólo lado de la ecuación: el de la oferta, pero sin tener en cuenta la demanda. Por eso no crecemos.

Esto lo hacen porque siguen creyendo en la Ley de Say según la cual la oferta crea su propia demanda, lo cual no es cierto, porque como lo hizo notar Keynes, a partir de la evidencia empírica, cuando hay una crisis la gente deja de gastar y seguirá así incluso tiempo después de que la turbulencia haya pasado.

Con arreglo a lo anterior, las reformas estructurales mexicanas están orientadas a estimular la oferta sin atender la demanda. Veamos:

La reforma laboral se hizo para abaratar la mano de obra y para librar a los patrones del pago de prestaciones y liquidaciones, como una forma de aligerar los gastos de producción e incrementar las ganancias. Es decir, seguir produciendo (oferta), pero para un mercado que con esos bajos salarios carece de capacidad de consumo (demanda).

La reforma financiera está pensada (es un decir) para que los bancos otorguen más crédito y más barato a las pequeñas y medianas empresas, pues se supone que éstas no invierten ni crecen porque carecen de recursos. De acuerdo con esta idílica imagen con esos créditos podrán crear empleos y producir más (de nuevo de lo que se trata es de incentivar la oferta).

Está por verse cuántos empresarios se embarcarán con un crédito --así sea a tasas preferenciales-- que se convertirá en una deuda impagable cuando la producción así financiada no se venda porque está destinada a un mercado donde la demanda está por los suelos porque no hay políticas para estimularla.

La reforma fiscal, que debería ser uno de los instrumentos mediante los cuales el gobierno reasigne y redistribuya la riqueza social, será un medio para seguir afectando la demanda, pues al incrementar el IVA y generalizarlo a los alimentos y medicinas, la mayoría de la población reducirá aun más su consumo (la demanda) y, al hacerlo, volverán a caer las ventas, la inversión y la producción, con lo cual se le seguirán bajando puntos al Producto Interno Bruto, que refleja el crecimiento o estancamiento económicos.

Por estas sencillas razones, resulta obvio que el modelito y la receta de las reformas económicas no nos conducirá a un mayor desarrollo económico sino al precipicio, pues su aplicación no hará sino incubar las condiciones de la próxima crisis.

En este contexto ¿por qué el gobierno insiste en que con este modelo se conseguirá el crecimiento cuando la evidencia empírica demuestra la mendacidad de esa afirmación? Lo veremos mañana.