jueves, 29 de octubre de 2009

Impuestos o el laberinto de mentiras

Felipe Calderón podría estar en vías de convertirse en el político más desquiciado de cuantos han habitado Los Pinos. A menos que, en realidad, sólo se trate de un mentiroso contumaz.

Deténgamonos en los síntomas y juzguemos. Al anochecer de este miércoles 28 inauguró un foro en Puerto Vallarta, donde defendió la miscelánea fiscal para 2010 y llamó al Senado a aprobar los impuestos que propuso, pues con ellos, dijo, se resolverá de manera responsable un problema estructural y grave de finanzas públicas en todos los niveles de gobierno.

Luego añadió que las más obligadas a aportar al gasto nacional son las empresas que más ganan "y que rara vez, muy rara vez, pagan impuestos al país".

Un lector atento podría recitar, ante semejante declaración, aquel aforismo de Monsiváis que reza: "No entiendo lo que pasa o ya pasó lo que estaba entendiendo". Veamos:

El dicho de Calderón bastaría por sí sólo para que el Congreso no aprobara ninguno de los impuestos que propuso el inquilino de Los Pinos, pues tales gravámenes apuntan precisamente a que paguen los que menos tienen y deja intocados los privilegios y exenciones de que gozan "las empresas que más ganan".

Estamos de nuevo ante una maniobra discursiva --como las que utiliza frecuentemente Calderón-- mediante la cual busca confundir a los ciudadanos, haciéndose pasar como si estuviera del lado de éstos.

Durante el debate de las últimas semanas han quedado al descubierto los mecanismos y los galimatías legales que permiten a las grandes empresas eludir el pago de millonarias sumas por concepto de impuestos. El michoacano está al tanto de ello y, sin embargo, su propuesta original no incluía eliminar tales recovecos por los que el país pierde más de 450 mil millones de pesos cada año.

Venir a decir ahora que "paguen los que más ganan" resulta una postura hipócrita, pues la dice quien, con su propuesta está avalando precisamente lo contrario.

Acaso lo único que busca es endilgar al Congreso el costo político de incrementar los impuestos a los ciudadanos cautivos.

Calderón entra así al juego que ha entrampado la discusión de la miscelánea fiscal: todos quieren cargarle a los ciudadanos más impuestos para financiar los onerosos gastos de la clase política, pero nadie quiere ser percibido por la población como el causante de ese despojo.

La maniobra calderoniana lo desnuda como un político sin liderazgo, mediocre y convenenciero, interesado más en el juego de las descalificaciones y la manipulación que en el papel de un hombre con visión de Estado.

En tales condiciones, ya del rumbo del país mejor ni hablamos.

¡Hasta la próxima!

1 comentario:

  1. le esta robando el discurso a AMLO, quien fue quien destapo la cloaca de los regímenes de consolidación fiscal.

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