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miércoles, 2 de junio de 2010

Guardería ABC, Calderón y el Estado paralelo

Hoy miércoles, Felipe Calderón recibirá en Los Pinos a un grupo --no a todos-- de padres de los niños fallecidos en el incendio de la Guardería ABC de Hermosillo, Sonora, tragedia que este 5 de junio cumplirá un año sin que hasta el momento se haya juzgado y mucho menos condenado a los responsables.

El hecho de que la oficina de quien ocupa la casa presidencial sólo invitara a alguno de los afectados y que haya excluido de esa lista a quienes figuran entre los más activos demandantes de justicia, pinta claraamente el modo en que el "gobierno" panista "dirige" el país.

Se ha acusado a Calderón de encabezar un gobierno no sólo de facto, sino también faccioso, es decir, de actuar en favor de los intereses de un grupo político-económico y en perjuicio del resto de la población.

Así, la actual descomposición social que se manifiesta en las actuales crisis social, económica, de seguridad, de justicia, de derechos humanos y laboral, entre otras, no es más que la expresión o el resultado acumulado de la acción de grupos que, dentro del bloque hegemónico, se disputan el poder político mediante reacomodos que incluyen la violencia --ahí está el secuestro de Diego Fernández de Cevallos-- y hasta el crimen.

En esa lucha intestina figura desde luego el llamado crimen organizado, mediante una de sus vertientes más influyentes por su poder económico y de fuego: el narcotráfico.

En ese contexto, Calderón actúa ya sin el menor recato por las formas y desembozadamente se declara enemigo, incluso militante, de quienes no comulgan con su ideología conservadora o con los intereses del bando que representa dentro del bloque hegemónico.

En el caso de la Guardería ABC, hay por lo menos dos personajes del bando de Calderón implicados: la dueña de la propia guardería, Marcia Gómez del Campo, quien resultó prima de la esposa del michoacano, Margarita Zavala, y el ex director del IMSS y hoy secretario de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar Horcasitas, como se desprende de la rigurosa investigación llevada a cabo por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Los padres de los niños muertos en Hermosillo que se han organizado en el Movimiento 5 de junio, que han seguido de cerca las investigaciones, que han cuestionado, denunciado y reclamado al propio Calderón los modos oficiales de hacer o no hacer las cosas, y que han presionado en busca de justicia, son a quienes el panista no recibirá.

Se reunirá en cambio, con aquellos progenitores igualmente agraviados, pero que han decidido marcharse en silencio a casa con su dolor a cuestas. Ese es el prototipo de ciudadanos con los que Calderón se siente a gusto y a los que, digamos de paso, están dirigidas las arengas patrioteras, como la que Javier Aguirre protagoniza por estos días y horas por los canales de radio y televisión.

La sociedad que se organiza, que exige sus derechos y que adopta iniciativas para incidir en sus propios problemas, que es paradógicamente a lo que se invita en aquellos mensajes sensibleros, resulta, ya en la realidad, molesta, incómoda, inatendible y, en una de esas, hasta objetivos criminalizables por atreverse a levantar la voz.

Sobre todo cuando resolver demandas de justicia implique, como en el caso de la guardería incendiada, atentar contra los intereses del grupo en el poder o desproteger a alguno de sus miembros.

No es nuevo. En el caso de los jóvenes asesinados en Villas de Salvárcar, en Ciudad Juárez, Calderón no pudo evitar enfrentar a los indignados padres, en su primer viaje a esa ciudad, empujado por la presión social creada tras su desliz de considerar a esos estudiantes como delincuentes. En su segunda visita, ya sólo se reunió con algunos de esos padres, señaladamente los menos beligerantes.

Aunque es algo que ya se sabía, este episodio de recibir y tomarse la foto sólo con los padres resignados, vuelve a desnudar a Calderón haciendo evidente de qué lado están sus intereses. Pero sobre todo, vuelve a poner de manifiesto el hecho de fondo: el poder político y económico en México está secuestrado por poderes fácticos y organizaciones que ya conforman lo que se conoce como Estado paralelo con ramificaciones e intereses internacionales.

Rescatar al país de ese estado de cosas representa el tipo de independencia que hoy se requiere volver a ganar.

¡Hasta la próxima!

viernes, 30 de abril de 2010

Buenas noticias, malas noticias

Sueña Felipe Calderón con algún día abrir los periódicos y encontrarse con dos partes de la página: "de un lado las noticias malas y del otro las buenas, para que los lectores puedan "ponderar" (La Jornada 29/abr/2010).

No es infrecuente que los políticos mexicanos se refieran al tema. Unas veces abiertamente, y otras de manera soterrada --como en esta frase de Calderón-- su reclamo más frecuente a los medios de comunicación es que para ellos sólo lo negativo es noticia.

Vicente Fox convirtió esta crítica en eslogan al rubricar sus mensajes de radio y televisión con el apotegma "Las buenas noticias también son noticia".

En realidad el sueño de Calderón es regresar a los tiempos en que los boletínes de las oficinas de prensa gubernamentales se convertían en "la de ocho". Sueña con que si inaugura una presa o un hospital eso sea lo que se destaque y no el hecho de que, por ejemplo, tras la inauguración, desmantelen de nuevo el nosocomio para continuar con las obras.

Lo que parece ignorar es que, por definición, una noticia es lo que rompe o rasga la línea de continuidad de la vida, y a eso se atienen los reporteros. Es decir, que inaugure obras es algo tan cotidiano y rutinario, como reportar que el sol sale cada mañana (aunque, en rigor, el sol nunca "sale" ni se "oculta", es el movimiento de rotación terrestre el que origina los periodos de luz y oscuridad).

En cambio, si un día ese astro no iluminara la parte de la tierra en que vivimos,¡vaya que sería un notición! Indicaría que algo bastante inusual está ocurriendo en el universo y habría que investigarlo y reportarlo.

Menos se pueden considerar noticias los dichos gubernamentales, cuando frecuentemente se constata que las cifras oficiales o están maquilladas, o son incompletas o de plano son mentiras acabadas.

Y la veracidad es uno de los principales elementos de una noticia. Así, ¿qué es más noticia: que Calderón diga en un discurso que está comprometido con la transparencia o que se demuestre que desde que arribó a Los Pinos aumentó 64 por ciento el número de expedientes clasificados.

En 2006 había tres millones 800 mil expedientes relativos a la gestión gubernamental a los que usted y yo no podíamos tener acceso; en marzo de 2009 esa cantidad se había elevado a cinco millones 935 mil.

Como puede verse, los dichos no se verifican en los hechos, de ahí que el licenciado Calderón podrá seguir soñando con algo que nunca se verificará, pues las "buenas noticias" gubernamentales a menudo están manipuladas y se ofrecen no para informar, sino para ensalzar la figura del político en turno.

Así que haciéndole al Rubencito Aguilar diremos que lo que Calderón quiso decir es: "sueño con que un día los periódicos crean mis cifras, mis datos y mis dichos y los publiquen sin ningún cuestionamiento".

Las cifras de su gestión, sin embargo, ya configuran un déficit que van perfilando su administración como una de las más desastrozas del último medio siglo. Acaso por ello el michoacano insiste en justificarse pretendiendo que todo es una cuestión de percepción.

Retroceso en el Indice Global de Tecnologías

A contrapelo de su propia percepción, hay índices medibles que no tienen forma de atribuirse a pareceres subjetivos, como el ranking que divulgó antier el Foro Económico Mundial denominado Informe Global de Tecnologías de la Información.

A propósito de "malas noticias" ese informe documenta que México bajó 11 posiciones respecto del año anterior al ubicarse en el lugar 78, por debajo de Uruguay, Panamá, Colombia, Brasil, Jamaica y República Dominicana, de entre un total de 133 países.

¿Y sabe usted qué mide ese índice? nada menos que el uso que hace la población de las nuevas tecnologías.

Lo cual indica que, a diferencia de la corriente mundial que da prioridad a estos instrumentos para convertir a sus países en economías del conocimiento, en México vamos hacia atrás debido, primero, al deterioro en el nivel adquisitivo de la población merced al modelo económico impuesto y segundo, por la zona de desastre en que la alianza Calderón-Gordillo tiene sumido al sistema educativo.

Así que siguiendo los sueños de Calderón y emulando al buen Marco Antonio Flota podríamos decir:

La buena: a Calderón sólo le quedan dos años y medio
La mala: el que viene es más de lo mismo si no nos organizamos
La peor: ellos se irán, pero la mayoría seguiremos aquí.

¡Hasta la próxima!

jueves, 29 de abril de 2010

Teresa y Alberta libres

La excarcelación de Teresa González Cornelio y de Alberta Alcántara Juan, indígenas de Santiago Mexquititlán, Querétaro, ordenada ayer por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), representa la reparación parcial de un agravio monumental perpetrado por un gobierno cuya legitimidad es puesta en duda un día sí y otro también, no sólo por quienes lo impugnan, sino por los atropellos de sus propios integrantes, sea en los órdenes económico, político, policial y de seguridad.

El proyecto de resolución elaborado por la ministra Olga Sánchez Cordero -- avalado por unanimidad por los ministros Juan Silva Meza, José Ramón Cossío, Jesús Gudiño Pelayo y Saldívar-- revocó la sentencia de 21 años de cárcel a que las había condenado en febrero pasado el juez cuarto de Distrito con sede en Querétaro, Rodolfo Pedraza Longi.

La insólita condena, fue resultado de flagrantes irregularidades que avergonzarían a cualquier sistema de justicia penal en cualquier parte del mundo, pero que en México gozan de cabal salud, como la fabricación de testimonios hasta el uso de pruebas ilícitas, pasando por la "siembra" de evidencias, como la cocaína "encontrada" en el puesto de Alberta.

La Procuraduría General de la República (PGR), es decir, el gobierno de Calderón, imputó a las indígenas el delito de privación ilegal de la libertad en agravio de servidores públicos (seis agentes de la desaparecida Agencia Federal de Investigación, AFI).

No obstante lo absurdo de la acusación, el gobierno fabricó un juicio cuyas irregularidades no se explican sin la corrupción de policías, agentes del Ministerio Público, procuradores y jueces.

La resolución de la SCJN es una ocasión para celebrar, si bien permanece intocado el entramado de corrupción que permite que ahora mismo existan otros casos similares en el país, aunque sin la misma cobertura mediática por permanecer ocultos al escaparate de los medios y al monitoreo de los organismos defensores de los derechos humanos.

Como ha explicado la ministra Sánchez Cordero, no existe en la legislación vigente forma de sancionar, por ejempo, al juez Rodolfo Pedraza Longi, por la forma torcida en que interpretó las "pruebas" presentadas por la parte acusadora (PGR) y con base en las cuales fijó la sentencia.

La falta de independencia del Ministerio Público respecto del ejecutivo federal, en este caso representado por la PGR, hacen viable la sospecha de que la autoridad actuó por consigna contra las dos indígenas indiciadas.

Otro dato que refuerza lo anterior es que en sólo cinco semanas la ministra Sánchez Cordero se percató de los vicios, contradicciones, corruptelas y fabricaciones del proceso en cuestión.

Así que para el juez Pedraza Longi sólo quedará el expediente de que una resolución suya fue enmendada por la Corte. Con un criterio jurídico así de endeble o quizá torcido por el aceite de la corrupción, seguirá conociendo de casos y dictando resoluciones en perjuicio o beneficio de vaya usted a saber qué intereses, pues no será investigado ni sujeto a juicio alguno derivado de sus evidentes torpezas.

El caso demuestra con meridiana claridad el uso faccioso de la ley impuesto por los gobiernos panistas, pues no debe olvidarse que en otros procesos igualmente viciados fueron condenados a más de 100 años de prisión los líderes de San Salvador Atenco que por defender sus tierras se opusieron y evitaron la construcción del nuevo aeropuerto internacional de la ciudad de México.

En contraparte, las 26 mujeres violadas en el operativo de aquel 3 y 4 de mayo de 2006 en que fueron detenidas en Atenco siguen sin recibir justicia, y esta misma Corte que ahora liberó a las indígenas otomíes, se negó en su resolución de febrero de 2009, a enjuiciar a los responsables de estos otros crímenes: Enrique Peña Nieto, Eduardo Medina Mora, Wilfrido Robledo Madrid, Miguel Ángel Yunes y Ardelio Vargas.

En tanto, sigue detenida en la Cámara de Diputados la reforma en materia de Derechos humanos aprobada por el Senado. No digo que ello evitará que se presenten en el país casos como los aquí comentados, pero la iniciativa tiene aspectos positivos que pueden acotar los espacios de la arbitrariedad.

Celebremos, por lo pronto, la libertad de Teresa y Alberta

¡Hasta la próxima!

martes, 27 de abril de 2010

Prensa extranjera y percepciones

En menos de una semana, entre el jueves 22 de abril y este lunes 26, un diario diario estadounidense, Los Angeles Times y y la agencia informativa Reuters han desnudado el discurso mendaz de Felipe Calderón, así como la impostura de "su" guerra contra el narcotráfico.

El diario angelino señala que esta guerra "no es un problema de imagen", como insiste en afirmar quien fue impuesto en Los Pinos, para minimizar el baño de sangre en que tiene inmerso al país, "sino un problema real".

De acuerdo con una nota del diario mexicano La Jornada, el diario californiano critica a Calderón por reaccionar "con oídos sordos" y falta de sensibilidad ante el temor justificado de los mexicanos al afirmar que hay lugares donde la tasa de homicidios es peor --como Nueva York o Brasil, ejemplos predilectos de Calderón cuando trata de justificar las matanzas en México-- y que la mayoría de los muertos son miembros de los cárteles.

Los Angeles Times cita lo dicho por el panista en la reciente cumbre sobre Turismo, en Cancún: "México tiene un problema de imagen (...)Tenemos que trabajar en la percepción que se tiene de México".

Y añade que para los pobladores de Cuernavaca, Morelos, que el viernes pasado recibieron un correo electrónico en el que se les llamaba a permanecer en sus hogares después de las ocho de la noche "para no ser confundidos con nuestros enemigos", la situación no tiene nada que ver con imágenes y percepciones.

"La advertencia --dice el diario en su editorial-- fue interpretada como un toque de queda. Las oficinas y escuelas cerraron temprano, al igual que bares y restaurantes. El viernes por la noche Cuernavaca, en sí, estaba muerta".

"A los ciudadanos no les interesa si las cosas están peor en Río de Janeiro o en Washington, y si bien parece cierto que la mayor parte de las víctimas pertenece a las bandas de narcotraficantes, no se toma en cuenta a los cientos o miles de civiles que han muerto en el fuego cruzado, ni el terror en que vive la población".

El editorial concluye: "Ya nadie cree que los inocentes están a salvo en México. Calderón necesita escuchar a su gente y rectificar su mensaje".

La agencia de noticias Reuters también se refirió al tema. Señaló que aunque el mandatario mexicano ha hecho de la lucha contra el narcotráfico su prioridad, ante el pçúblico aparece cada vez más débil e incapaz de dar soluciones.

"Los asesinatos de niños, mujeres y gente que nada tiene que ver con las pandillas de narcos ha sido provocada por el gobierno. Es muy fácil tirarle piedras a un avispero para ver qué sale", señaló un ex comandante de la Policía Federal mexicana que trabajó en la frontera y solicitó el anonimato, de acuerdo con la agencia.

Como se ve, dentro y fuera de nuestras fronteras va quedando al descubierto la mentirosa campaña con que el calderonismo pretende enmascarar su desgobierno con cargo a presuntos fenómenos imaginarios o de percepción.

¡Hasta la próxima!

domingo, 18 de abril de 2010

Calderón: daños colaterales.


A Felipe Calderón le parecen mínimos los asesinatos de civiles perpetrados por el ejército o por presuntas bandas criminales en lo que muchos consideran su "guerra contra el narco". Es natural. Está en su papel de justificar esa estrategia.

Sólo que lo hace a despecho del dolor y la tragedia que cada una de esas vidas ha significado para sus respectivas familias. Como el taxista, o la madre y sus dos hijos menores quienes volvían del colegio el pasado viernes 16 de abril en Acapulco, y que murieron sólo por estar en "el lugar y la hora equivocados".

Lo chocante de esta última frase, ya un lugar común, caza muy bien con la indiferencia gubernamental hacia esas víctimas. Y esa indiferencia proviene de quienes dicen defender y respetar la vida y se oponen al aborto en las primeras semanas de gestación. En este como en otros temas, la hipocrecía de la derecha queda, de nuevo, al descubierto.

El ruletero abatido en Acapulco había vuelto de Estados Unidos y comprado un taxi, para mantener a sus cuatro hermanas. ¿Y ahora? La vida y el destino de esa familia cambió en un instante. A ellos nadie de la presidencia les ha llamado. Menos tendrán un resarcimiento económico por esa muerte repentina.

Es el mismo caso de los 16 estudiantes asesinados el 31 de enero en Villas de Salvárcar, Ciudad Juárez, o el de los dos estudiantes del Tec de Monterrey, muertos por el ejército y negado su deceso durante las primas horas en una clara maniobra por ocultar el hecho (aún ahora todavía los militares no entregan los videos que con una ingenuidad pasmosa, entregó la institución a la entidad castrense).

O el asesinato de Bryan y Martín Almanza Salazar, de cinco y nueve años respectivamente, quienes fueron baleados el 3 de abril por soldados en una carretera de Tamaulipas, cuando viajaban con sus padres y otros familiares para pasar unos días de vacaciones en la playa.

Cada una de esas vidas truncadas prematuramente constituyen un drama familiar de incalculable sufrimiento. Pero para Calderón son sólo unos cuantos. Los pequeños Bryan y Martín cuentan sólo por dos en la estadística oficial. El taxista de Acapulco es, para su desgracia, sólo uno. Y la suma completa no llega a cinco por ciento, afirma orgulloso el michoacano.

Esas declaraciones desnudan el carácter cosmético de las condolencias oficiales. Salvo en los casos en que ha debido acudir personalmente para subsanar errores políticos previos y porque la presión de la opinión pública así lo obligaba, Calderón no se presenta en otros funerales, señaladamente en los que incluyen a gente pobre.

En tales casos su esposa, Margarita Zavala, se encarga de cubrir el expediente, pues literalmente eso representan para Los Pinos esas muertes: un expediente, una cifra...Quizá Calderón crea que la presencia de su esposa es más "amable" para los deudos. Pero ella no se robó...perdón, ella no fue electa como presidente y no tiene ninguna responsabilidad política, menos ninguna representatividad.

En todo caso el panista deja al descubierto su talante machista: que las mujeres se encarguen de los asuntos sensibleros, de consolar a las madres de los caídos, ellas, como madres, se entenderán mejor. Eso les toca.

Se dirá que Calderón no podría asistir cada vez que sus tropas o las de los delincuentes abaten a un civil. Es cierto, aunque ya se dice con sorna que bien podría hacerlo, pues dado el desorden generalizado que priva en el país, no se ve que tenga alguna otra ocupación productiva.

Eso de minimizar a los civiles caídos es una muestra más de que el panismo no gobierna para los mexicanos, sino con arreglo a otros intereses que ya hemos descrito en una entrega anterior. Lo malo es que el asunto sólo se ve en términos de quien va ganando o perdiendo esta guerra.

Una encuesta publicada durante la semana por Roy Campos muestra que, si bien por un pequeño porcentaje, la mayoría de la población cree que el gobierno va perdiendo esta guerra.

Esa percepción es, sin embargo, genial para el stablishment mexicano, pues da cuenta de que la población todavía no se percata de que, en realidad, quienes vamos perdiendo somos los ciudadanos.

Y si no pregúntenle a los familiares de los fallecidos.

¡Hasta la próxima!

sábado, 17 de abril de 2010

Narcotráfico y proyecto hegemónico



La crisis económica, política, laboral, educativa, de seguridad y de derechos humanos que se vive en México es resultado del proceso de suplantación del poder del Estado por el poder de las corporaciones. En último término, de eso se trataba el proceso globalizador y la ideología neoliberal consustancial a él.

Los poderes constitucionales están en vías de ser suplantados por los poderes fácticos mediante un proceso que en México se ha desarrollado en dos vías: el ya conocido adelgazamiento del sector público iniciado en el sexenio de Miguel de la Madrid y profundizado en los dos siguientes de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, a través de procesos privatizadores signados por la corrupción, en favor de la oligarquía financiera local y trasnacional.

La otra vía ha sido la cooptación, por parte del bloque dominante de poder, de los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional, para establecer un bipartidismo que asegure la rotación del mando entre fracciones del propio bloque, sin riesgo de rupturas mayores, salvo las que se produzcan por el interés de cada fracción de usufructuar el poder sexenal delegado por las corporaciones.

La izquierda habría sido neutralizada con el control del aparato político del Partido de la Revolución Democrática (PRD) --entregado por el gobierno, a través del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación-- a una caterva de políticos menores, pero deseosos de aparacer ante el bloque dominante como garantía de continuidad para sus intereses económicos, al abandonar cualquier tipo de aspiración al cambio y presentándose como una izquierda "moderna y bien portada", cuya mayor y más reciente prueba de capitulación, la constituyen las alianzas electorales con el partido de la derecha.

En ese esquema el narcotráfico constituye una industria de acumulación capitalista, paralela, encubierta y alentada por grandes corporaciones financieras internacionales, desde donde se dictan estrategias, se maneja la logística, se trazan rutas y se imponen jefes-parapeto que luego son elevados a la condición de capos más buscados, pero a fin de cuentas prescindibles, como lo ilustra esa frase que Ismael "el mayo" Zambada le soltó a don Julio Scherer: "Si me atrapan o me matan...nada cambia".

La derrama multimillonaria proveniente del tráfico de estupefacientes --que de acuerdo con la dirección ejecutiva de la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito deja ganancias anuales por 350 mil millones de dólares-- beneficia desde sicarios reclutados entre vastas porciones de jóvenes, a quienes el modelo económico cancela sus posibilidades de desarrollo marginándolos de la educación superior y del mercado de trabajo formal, hasta gobiernos, a través de empresas que financian proyectos de infraestructura y, desde luego, campañas políticas.

Un dato serviría para verificar lo anterior: el tráfico ilegal de armas en la frontera México-Estados Unidos sería impensable sin la corrupción y la red de complicidades que propician esas corporaciones en ambos lados.

Así, de muchas formas el narcotráfico favorece el proyecto hegemónico mundial --cuyas líneas siguen siendo en lo fundamental el supuestamente enterrado Consenso de Washington-- ya sea como forma de control social de quienes incurren en adicciones como una vía de escape ante las insoportables condiciones de vida, y que de otro modo estarían exigiendo derechos en las calles, ya como generador de ganancias exorbitantes que aceitan el funcionamiento del sistema.

Ese carácter del narcotráfico de industria ligada a los intereses financieros de las grandes corporaciones que han impuesto su hegemonía política, económica y, desde luego, ideológica, hace impensable, en tales condiciones, su combate y exterminio.

De ahí la impostura de Felipe Calderón. El gran engaño a la sociedad mexicana es haberle hecho creer que el problema del narco se reducía a unos individuos desalmados que solitos se organizaron en cárteles para envenenar con enervantes a nuestra juventud.

Y a los que, por ende, se podía combatir en unos cuantos meses con la fuerza del ejército. Congruente con esta engañifa, Calderón desplegó una campaña militar contra tales cabecillas, en vez de hacerlo para desarticular las redes y flujos de financiamiento y lavado de dinero, que les permiten a aquellos operar con amplios recursos logísticos, de inteligencia, de armamento, comunicaciones y financieros.

No obstante, aun en esa guerra menor ha sido ineficaz, como lo muestra la pérdida del control de varias plazas del norte, noreste y occidente de México, donde esas bandas han desnudado la torpeza e impericia, sean naturales o inducidos-- del combate oficial.

Ese modo tramposo de encarar el problema del narcotráfico dio a Calderón la coartada perfecta para un doble propósito: obtener la legitimidad que él sabe que no consiguió en las urnas, y militarizar al país como una forma de socavar e inhibir la protesta social que amenazaba con desbordarse, dado el carácter antipopular del proyecto hegemónico que representa.

En ese marco, se entinde que para él y los oficiales que lo arropan la muerte de civiles que se "cruzan por las líneas de fuego", aunque en realidad se trate de asesinatos atribuibles al propio ejército, sean considerados con el avieso eufemismo de "daños colaterales", término de cuestionable aplicación en una guerra, e inaceptable como minimización de daños en tiroteos que no alcanzan aquella jerarquía bélica.

En realidad, los civiles (entre ellos estudiantes y menores de edad) muertos en enfrentamientos entre bandas, o entre éstas y el ejército o por el ejército mismo, según varias evidencias, no son víctimas del esfuerzo gubernamental por salvar al país de ese flagelo, sino víctimas de una estrategia de legitimación personal y de una guerra sucia que, a diferencia de la desplegada por el gobierno en los años 70 del siglo pasado, se permite asesinar abiertamente porque tiene la coartada de una misión mesiánica: combatir al narco, aunque en realidad se trate de legitimar a una persona y de acciones de contrainsurgencia que buscan apuntalar un proyecto hegemónico global.

¡Hasta la próxima!

martes, 9 de febrero de 2010

Ciudad Juárez, Gómez Mont y la señora

Que dice el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, que "por falta de comunicación" Felipe Calderón  acusó en Japón a los jóvenes masacrados en Ciudad Juárez, de pertenecer a pandillas delictivas. Por ello extiende a los deudos una disculpa pública.


Debido a la gravedad del desliz declarativo, en rigor la disculpa debería ofrecerla el propio Calderón, apenas pise el jueves, como ha anunciado que lo hará, aquella ciudad y no a través de su avanzada. No se trató, sin embargo de un error o de una falta de comunicación, como se adujo.


Si tal fuera, estaríamos ante un error mayúsculo, pues en virtud del mundo en que vivimos y los recursos tecnológicos de que dispone la oficina presidencial, no es creíble o resultaría preocupante que apenas Calderón sale de nuestras fronteras, pierda comunicación o se desentienda de los asuntos del país.

El senado, responsable de autorizar los viajes presidenciales al exterior, debería tomar nota del asunto y tenerlo en cuenta la próxima vez que el ocupante de Los Pinos solicite permiso para ausentarse del país.

Sin embargo, sostenemos, no se trató de un error declarativo. Disgustado quizás porque la cruenta realidad y el desorden en que mantiene al país lo alcanzó en Asia, a donde había cantado loas acerca de "lo bien que nos va en México" ante inversionistas de aquella región del mundo, Calderón pretendió sostener sus mentiras, afirmando, como lo ha hecho desde que inició su guerra contra el narcotráfico, que los miles de muertos, decapitados y ejecutados que a diario aparecen en las calles de la Repùblica se deben a que los narcos se están matando entre ellos.

Prefirió ofender la memoria de los jóvenes masacrados antes de reconocer el desgobierno de su malhadada administración. No es un asunto menor. Refleja el grado en que el país se la salido de control y el talante de un hombre que elude sus responsabilidades y siempre busca culpar a "otros" de sus deficiencias y omisiones a la hora de enfrentar las responsabilidades de un cargo al que quiso acceder, ahora se ve que por frivolidad, atropellando incluso la voluntad de los votantes.

¿Tú también Margarita Zavala?

La visión color de rosa de un país desgarrado por la crisis económica y por la inseguridad en las calles se pretende imponer a los mexicanos a punta de discursos. Margarita Zavala de Calderón, presidenta del DIF nacional y esposa del susodicho, habló este lunes durante la inauguración del Congreso Nacional de Innovación Educativa 2010.

Allí insistió, a tono con su marido, en que los mexicanos deberíamos ver las cosas buenas que tiene este país y que son muchas. Con un infame humor negro sostuvo que "A todos nos duelen los asesinatos y afortunadamente nos duelen porque eso quiere decir que seguimos siendo un país que se duele ante el dolor de los otros...y eso también habla bien de nuestro país" (¡¡¡!!!).

Más adelante, y luego de volver a acusar a países como El Salvador, Guatemala y Brasil --como ya lo había hecho Calderón antes sin el menor rubor diplomático-- de tener más homicidios que nosotros por cada 100 mil habitantes, lanzó esta perla:
"...porque además dicen que sólo el 5% de los homicidios se castigan, entonces sí quiero decirles que con esa impunidad pues ese promedio de homicidios significa que no es un país de violencia, es un pueblo que no le gusta la violencia, porque de lo contrario aprovecharía la impunidad para que tuviera mucho más homicidios".
 Ante esto, uno ya no está seguro qué es peor, si la sintaxis verbal de la señora o su desfachatez. A continuación, para reforzar su mensaje de que México es un país color de rosa, recomendó a todos escuchar la música de Arturo Márquez, admirar las esculturas de Helen Escobedo y leer a Carlos Fuentes, Roger Bartra, Ángeles Mastretta y a don Miguel León Portilla.

Se trata de personalidades que, en algunos casos, no habrían podido desarrollar sus talentos si las instituciones en las que se formaron hubieran sido acuchilladas con presupuestos exiguos, como los que los gobiernos panistas destinan a la cultura y ya no digamos que a la ciencia.

De hecho, también citó como orgullo de México, al premio Nobel de Química Mario Molina, quien debió hacer la carrera que lo condujo al galardón fuera de México, ante la falta de apoyos que aquí existen para la ciencia.

Ese es el lamentable discurso que priva hoy en los círculos de poder.

¡Hasta la próxima!

lunes, 8 de febrero de 2010

Ciudad Juárez e inundaciones



De nuevo los palos de ciego, la reacción efectista, tardía e insuficiente; el cálculo político para obtener ganancias allí donde la tragedia se enseñorea contra los indefensos y los desposeídos. Todo menos el quehacer político profesional, la capacidad técnica para trabajar y resolver problemas con los más aptos y no sólo con los más amigos.

De la masacre de jóvenes que se divertían en una fiesta en Ciudad Juárez, a las inundaciones que arrasaron con viviendas y vidas en Michoacán, Estado de México y en el oriente de la Ciudad de México. Y en medio de todo la incapacidad gubernamental como un Dios.

El gobernador de Chihuahua, José Reyes Baeza, anuncia que trasladará los poderes estatales (cuáles, preguntarán los malosos) a Ciudad Juárez, en una jugada que se pretende de alto impacto político y que de paso exhibe la ausencia de Felipe Calderón en la entidad. El michoacano, en tanto, anuncia cambios de estrategia en ese estado con programas sociales y económicos integrales para hacer frente a una guerra, contra el narco, que por si no lo sabe ya tiene perdida.

Todo con el telón de fondo de la próxima elección estatal para gobernador, acaso lo que de verdad importa a nuestros próceres, pues con eso en mente, PRI y PAN tratarán de capitalizar en su beneficio electoral la trágica masacre de jóvenes --tempranamente calificados como pandilleros por el mismo Calderón que desde Los Pinos diagnosticó gastritis como la causa de muerte de doña Ernestina Ascencio, la anciana ultrajada en Veracruz por miembros del ejército-- y las decenas de ejecusiones que diariamente ocurren en aquella franja fronteriza.

Los fondos de la "nueva estrategia" para Chihuahua anunciada por el gobierno federal tendrán sin duda un uso electoral: montados en la tragedia, los panistas pretenderán utilizarlos para apuntalar las aspiraciones de su abanderado al gobierno de la entidad, algo como lo que lograron en Sonora tras el incendio en la Guardería ABC donde muerieron quemados 46 bebés.


Calderón inició el año pasado defendiéndose de "gobernar" un Estado fallido. Gustoso de las metáforas que seguramente sólo él encuentra festivas, se le oía ilustrar: "si sale polvo por las ventanas (en referencia a las miles de ejecusiones que ya se contabilizaban en 2009), es porque estamos limpiando la casa", y retaba a viajar a Chihuahua para que, según eso, se corroborara que se tenía el control de la entidad.

Ahora mismo, no se sabe si su ausencia de aquellas tierras en esta hora de tragedia se debe a que teme encontrar el repudio de una sociedad ofendida por sus declaraciones sobre el filo pandilleril de la matanza, u ofendida por la incapacidad del ejército que envió a dar de palos al panal sin un plan estratégico y operativo para, en efecto, arrebatar la plaza y desterrar a las bandas del crimern organizado. O acaso su ausencia se deba simplemente a que sabe que allí no hay ley y su Estado Mayor aún no refuerza convenientemente el ya de por sí enorme aparato de seguridad con el que suele viajar por todo el país.

Otro sitio donde Calderón no se siente cómodo es el Distrito Federal. Quizá porque considere a sus habitantes hostiles al reconocimiento de su pretendida investidura presidencial, el panista se ha negado a apersonarse en los lugares afectados por las inundaciones.

En cambio estuvo en Michoacán y en el Estado de México. Para el Distrito Federal ha preferido enviar a su correligionario y director de la Comisión Nacional del Agua, José Luis Luege a tratar, otra vez, de sacar raja política de la tragedia, declarando que la tal comisión --que dirige sin ningún conocimiento técnico del tema-- había advertido a las autoridades capitalinas sobre el probable incremento del nivel de lluvia en la zona. Antes que ayudar, se trata de sembrar tempestades para eventualmente obtener ganancias electorales. Para eso están en el cargo.

Como se ve, ni aun en la tragedia, nuestra ínclita clase política abandona sus juegos de poder ni deja de ver a los ciudadanos en problemas sólo como potenciales boletas electorales.

¡Hasta la próxima!

domingo, 3 de enero de 2010

Cómo manipular un Mensaje de año nuevo

En los próximos días --podría incluso ser este mismo domingo 3 de enero-- Felipe Calderón dictará en cadena nacional un mensaje de año nuevo. Si usted, estimado lector, fuera comisionado para planear el contenido y escenografía de esa alocusión ¿cómo lo haría?

Para empezar su trabajo, seguramente algún asesor de Los Pinos, le haría saber que los mensajes de este tipo tienen la intensión de generar buen ánimo y optimismo entre la población de cara al nuevo año. Se realizan además para favorecer la buena imagen del Presidente al presentarlo como un ser humano que, como todo jefe de familia, comparte las preocupaciones por el porvenir, pero que está listo para iniciar juntos un intenso trabajo confiado en la fuerza, talento y creatividad de los mexicanos.

Acaso también le informen que se trata de una táctica de gobernabilidad, pues con mensajes como éstos, se hace ver a la población que todos seguimos teniendo metas y desafíos comunes. Se busca con ello mantener la unidad nacional, así como la cohesión y el respaldo sociales en torno de un proyecto de gobierno que supuestamente beneficiará a la Patria (así, con mayúsculas) entera.

Esto último --le dirán a usted-- resulta muy importante, pues nos pone a todos del mismo lado y jalando parejo, aunque en realidad no sea así, pero de lo que se trata es de que lo parezca (ésto quizá ya no se lo digan), sobre todo en un momento en que se acuchilla a la población con aumentos en impuestos y bienes y servicios, lo cual podría revelar el verdadero talante de un gobierno oligárquico que actúa dando la espalda al pueblo.

Hasta aquí la introducción. Enseguida le entregarán un dossier con informes de encuestas sobre el ánimo social tras la primera ola de aumentos en los precios de todos los artículos de consumo que hay en el mercado, como resultado de las medidas económicas propuestas en septiembre por Calderón y aprobadas por el Congreso.Allí encontrará usted datos como estos:


Inició la avalancha de aumentos de precios, derivada, por lo pronto, del incremento en el IVA (de 15 a 16 por ciento) y de los llamados gasolinazos que en menos de tres semanas, iniciaron aun antes del nuevo año, aumentó 16 centavos el precio de la gasolina magna, la de mayor consumo en el país, lo cual disparó a su vez el precio de la tortilla y se espera que otros productos sigan la misma escalada.

Ese indiscriminado aumento en los precios de todo se verá agravado por una disminución de los sueldos. En efecto, la primera quincena, semana o catorcena que cobren los asalariados de este país será menor a la última que cobraron en 2009. Ganarán menos que el año pasado, merced al incremento en el Impuesto sobre la Renta (ISR), que ahora descontará 30 por ciento del sueldo, dos puntos porcentuales más que el año pasado.

Con esos elementos ¿qué haría usted decir a Calderón en su mensaje de año nuevo?

Si usted fuera honesto renunciaría a la encomienda, sabedor de que todo lo que se pretende decir está orientado a engañar a sus conciudadanos, mediante verdades a medias, mentiras completas y cifras maquilladas, además de la consabida palabrería cuidadosamente elegida por psicólogos del lenguaje para exacerbar el ánimo de la gente, mediante técnicas que aún recuerdan las utilizadas por los estrategas y propagandistas de Hitler.

Pero como el mensaje de todos modos tiene que cumplirse, quien lo sustituya a usted en la encomienda seguramente le escribirá a Calderón un guión como este:


1. Iniciar con el saludo y felicitación por el año que comienza. Quizá sea buen recurso aludir brevemente desde el principio a las celebraciones por el bicentenario del inicio de la Independencia y el centenario de la Revolución, aunque serán ideas que se desarrollen más adelante y servirán para cerrar con fuerza el mensaje.

2. Para dar al discurso un tono de verosimilitud desde el primer momento empezar diciendo que el año pasado fue difícil. Reconocer incluso que hubo crisis, pero insistir en que ésta fue provocada por factores externos ajenos al gobierno. Recordar también la crisis de salud causada por el repentino brote de la influenza A-H1N1

3. Hablar de las "oportunas" medidas que debió adoptar el gobierno y del esfuerzo que también hizo la población. Cuando se hable de retos y logros, la estrategia consistirá en hacer que el mérito recaiga en la acción de gobierno, pero hacerlo pasar como si fueran triunfos de todos. Así se logra la adhesión psicológica con el emisor del mensaje.

4. Así preparado el terreno, hablar de los logros y avances, principalmente en el combate a la delincuencia organizada y de ahí sostenerse para seguir justificando la nociva presencia del ejército y la marina en las calles.

5. Enseguida hablar de lo que viene. En este punto no podrá evitarse el tema de aumento de impuestos y en el precio de bienes y servicios. El televidente notará que Calderón no hablará de aumentos, sino de "ajustes" o de "evolución en la estructura de precios".

La estrategia será explicar que eran medidas necesarias ante la baja en la producción y en los ingresos provenientes del petróleo. Que ante ello todos tenemos que cooperar, pero suavizar explicando que ese costo se traducirá en mejores servicios de salud, en una mayor cobertura de los programas sociales, en el combate a la pobreza, en el exterminio de la corrupción y en un manejo responsable del gasto por parte del gobierno.

Aquí cabría una buena dosis de cinismo para asegurar que el gobierno no ha autorizado aumentos en los precios de artículos de consumo básico (aunque se sepa que los aumentos autorizados en la gasolina también son un componente en la estructura de precios y que si sube el transporte y la energía para hacer, por ejemplo, tortillas, esos aumentos se trasladan al consumidor final, como está ocurriendo. Cierto: el gobierno no autorizó, pero lo provocó al aumentar el precio de las gasolinas, un insumo presente en todas las cadenas productivas).

Cerrar este punto afirmando que el gobierno se mantendrá vigilante de que no haya aumentos injustificados
y que sancionará a quien lo haga.

6. Para amarrar esa argumentación y no cargar en Calderón toda la responsabilidad y el rechazo popular por esos aumentos, otro recurso será culpar soterradamente al Congreso, pero de un modo elegante, es decir, afirmando que la actuación responsable de diputados y senadores y los acuerdos y consensos logrados permitieron contar con una Ley de Ingresos y con un Presupuesto de Egresos que permitirá al país enfrentar en mejores condiciones los retos que vienen.

7. En este punto insistir en la idea de que la crisis económica que afectó al mundo se está superando en México y para probarlo citar algunos indicadores oficiales que hablen de la recuperación del empleo y otros como la exportación de manufacturas, es decir, datos que la gente no entiende y que nadie podrá verificar, pero que suenan probatorios.

8. Otro modo de contrarrestar el enojo ciudadano será ligar el punto anterior recordando que Calderón ya envió al Congreso una iniciativa de reforma Política y que enviará una Reforma energética de segunda generación.

La explicación de la Reforma política pretenderá posicionar a Calderón como alguien que está defendiendo el interés ciudadano ante los malvados partidos políticos que tratan de excluirlos de las decisiones. Así, el discurso dirá que propuso el registro de candidaturas independientes, la creación de figuras como la iniciativa popular, el plebiscito y el referéndum, lo cual dará a los ciudadanos mayor poder y posibilidades de participación.

Subrayar lo anterior con alguna fórmula retórica que trate de capitalizar el descontento ciudadano con los políticos y con los partidos, de modo que Calderón quede como un benefactor del pueblo. De hecho, esta será la línea estratégica para defender las reformas, cuando llegue el momento de su discusión en las Cámaras.

9. Las efemérides del Centenario y el Bicentenario serán utilizadas para insuflar en el ánimo de la población sentimientos de patriotismo, para hablar de la grandeza de este país y de su gente que siempre han sabido superar retos y desafíos por muy difíciles que parecieran.

Con este impulso terminar de manera encendida llamando al optimismo y a la confianza en el país, en sus instituciones y en el gobierno, diciendo que este año nos va a ir muy bien, que tenemos rumbo y que vamos por el camino correcto.

10. En cuanto a la escenografía, la idea es mostrar a Calderón relajado, sonriente y confiado; de pie, enmarcada su figura en un despacho con libreros o con muebles en madera, por la calidez que se requiere en un mensaje como este y que transmite ese material.

Los movimientos de la cámara irán del plano medio(cintura para arriba) o mediun Close-up (pecho hacia arriba). Este último movimiento se conseguiría gradualmente a medida que Calderón se vaya acercando a alguna parte del mensaje en que formule llamados a la unidad o las que se consideren las partes climáticas del discurso.

En resumen, estos son algunos elementos a los que recurrirán Calderón y su equipo para manipular el mensaje de año nuevo que usted verá en la televisión.


Queda desde luego a su buen juicio y criterio, dejarse convencer o no; ser víctima o no de estos y otros recursos de la manipulación gubernamental y televisiva.



En todo caso, la realidad siempre está ahí afuera.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Pobreza y modelo económico

Como a la mayoría de los mexicanos, a Felipe Calderón se le hace que todavía faltan "tres largos años" para el final de su impugnado gobierno (de algún modo hay que llamarle).

Ese deliz declarativo o, si se prefiere recurrir a Freud, ese acto fallido del panista tuvo lugar este miércoles 25, al encabezar el primer Encuentro por un México sin pobreza, donde dijo que "la primera de las prioridades" de su gobierno "para los tres largos años que faltan" será reducir la pobreza extrema.

Abrámos un paréntesis para recordar que en 2006, poco antes de llegar a Los Pinos, y para apaciguar la persistente irritación de un vasto sector del electorado convencido del fraude electoral que se había perpetrado, los amanuenses calderónicos hicieron circular entre algunos columnistas la especie de que el michoacano preparaba un gobierno con el que "rebasaría a AMLO por la izquierda".

Querían significar con ello que aplicaría un programa para arrebatar a López Obrador sus banderas. Al cabo de sólo tres años, en vez de eso el rebasado por los cuatro costados es Calderón, quien además parece reinvindicar al tabasqueño al copiar no sólo sus intenciones sino incluso sus palabras.

Y es que eso de que la "primera prioridad" son los pobres recuerda mucho aquello de "primero los pobres", que enarboló López Obrador durante su campaña y aún antes.

Pero vengamos de nuevo al tema. El llamado de Calderón (¿cree sinceramente estar en aptitud de formular una convocatoria de esa magnitud desde su menguada y maltrecha condición actual?) a políticos y empresarios para que analicen las acciones a seguir en el combate a la pobreza, lo coloca, otra vez, en el terreno de la simulación: dice querer una cosa, pero hace todo lo que conduce a otra.

Así, por ejemplo, sostiene que para combatir la pobreza extrema el programa Oportunidades es la panacea. Si en verdad lo cree estamos ante un hombre sin ideas y con una pobre visión de la realidad. Y si sabe que el problema es el modelo económico y que mientras no haya un viraje sus intensiones no pasarán del discurso, entonces estamos ante un simulador.

 En el mismo foro en el que habló Calderón, el representante del Banco Interamericano de Desarrollo en México, Ellis Juan, dijo lo que todo mundo sabe: que programas sociales como Oportunidades no son suficientes para reducir los índices de pobreza si en el país no hay crecimiento económico mínimo de 5 por ciento anual.

Y para ello, agregamos nosotros, es preciso un nuevo modelo económico, pues en 30 años de administraciones neoliberales México registra en promedio tasas de crecimiento anual de 2.48 por ciento.

Si se desagregan los datos, tenemos que con Miguel de la Madrid el crecimiento promedio anual fue de 0.34 por ciento, con Carlos Salinas de Gortari  la economía alcanzó 3.9 por ciento, con Ernesto Zedillo, 3.5 por ciento, con Vicente Fox, 2.2 por ciento y en tres años de Felipe Calderón, 0.9 por ciento.

De Lázaro Cárdenas a José López Portillo, el país creció a tasas promedio de 6 por ciento, tres veces más que en las cinco últimas administraciones neoliberales.

Así, aunque para Calderón y los mexicanos todavía falten "tres laaargos años" desde ahora puede afirmarse que vamos derechito a un nuevo sexenio perdido.

¡Hasta la próxima!

viernes, 20 de noviembre de 2009

Premios Nobel reprueban a Calderón

Casi no hay día en que los mexicanos no nos enteremos de alguna descalificación internacional a la gestión de Felipe Calderón. El gobierno --que para amplios sectores de la población usurpa el panista-- es reprobado en todos los rubros en que se evalúa.

En todas las mediciones internacionales el país ocupa los últimos lugares o ha perdido posiciones y se mantiene de media tabla para abajo. Lo mismo en derechos humanos que en corrupción, en competitividad, en educación, en economía o en transparencia y rendición de cuentas, la gestión felipista es una auténtica zona de desastre.

Calderón inicio el año defendiéndose de las aseveraciones que lo situaban como líder de un Estado fallido y lo concluye acusado --nada menos que por un premio Nobel de Economía-- de responder mal y tarde a la crisis económica mundial, lo que habría conducido el país a ser uno de los más golpeados y que más tardarán en salir del hoyo económico.

En este y otros espacios de la prensa nacional se ha documentado con suficiencia que, en efecto, el equipo económico del michoacano primero subestimó los efectos de la recesión mundial que se avecinaba (será para nosotros como un "catarrito", vaticinó un despreocupado secretario de Hacienda). Y cuando se sintió la catastrófica magnitud de la emergencia, se reaccionó con medidas tardías y endebles, como las publicitadas medidas anticíclicas que en realidad nunca se concretaron.

Todo eso lo ha venido a confirmar Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía 2001. El investigador de la Universidad de Columbia dijo que el desempeño que el gobierno de México ha tenido para enfrentar la recesión "ha sido uno de los peores en el mundo".

Durante su participación en la ExpoManagement 2009, Stiglitz añadió que los programas anticíclicos aplicados aquí para enfrentar la crisis fueron limitados y se aplicaron tardíamente en comparación con los planes de estímulo de países como Australia y Brasil.

Además deslizó una advertencia a Calderón y su equipo económico: "Algunas personas en México están apostando todo a la recuperación de Estados Unidos, como parte central de una estrategia económica, pero México debe empezar a pensar en una estrategia alternativa porque la actual quizá no sea la mejor".

Balbuceante y endeble --como las políticas que pone en práctica-- ha sido la respuesta gubernamental a los señalamientos del Nobel. Los secretarios de Hacienda, Agustín Carstens, y de Desarrollo Social, Ernesto Cordero, trataron de descalificar a Stiglitz diciendo que no conoce la realidad mexicana.

El primero dijo que el estadounidense desconoce que México fue azotado por dos golpes: la desaceleración económica global y la caída en la producción petrolera en 800 mil barriles diarios.

Cordero lo acuso de no conocer con detalle "las políticas anticíclicas que instrumentó el gobierno mexicano, no conoce la realidad de las finanzas públicas mexicanas. Yo creo que mejor se ponga a leer un poquito más de México".

A juzgar por las prendas intelectuales de uno y otro, acaso resulte mejor que Cordero lea la obra de Stiglitz antes de que éste sepa más sobre nuestro país, pues si así fuera la crítica sería más demoledora.

Como se ve, los funcionarios mexicanos no argumentaron nada sólido. Sólo trataron de desautorizar al visitante, a partir de su supuesta y poco creíble falta de información.

Tres Nobel tres

Y sin embargo no es la primera vez que un premio Nobel reprueba la política económica de Calderón. En los últimos tres meses, tres economistas con ese galardón criticaron esa política.

El 22 de septiembre Robert Engle, premio Nobel de Economía 2003 dijo que el gobierno mexicano incurre en una decisión equivocada al pretender incrementar los impuestos a la población cuando la economía continúa en un periodo recesivo.

Invitado a participar en la Semana de la Ciencia y la Innovación, organizada por el gobierno del Distrito Federal, Engle señaló que otros países que han enfrentado una inestabilidad financiera similar han reaccionado de manera contraria al conservar sus gastos altos, pero con gravámenes bajos.

Dos días después, el 24 de septiembre, Erick Maskin, premio Nobel de Economía 2007 alertó: La pretensión del gobierno de Felipe Calderón de elevar los impuestos para aumentar los ingresos del gobierno provocará (...) un incremento en el número de pobres del país, reducirá la capacidad de consumo de la población y frenará la actividad productiva.

"Es un principio general de la economía no subir impuestos enmedio de una recesión", dijo tras dictar una conferencia en la Universidad Iberoamericana.

Maskin dijo además que la propuesta económica del gobierno implica efectos negativos para toda la sociedad porque desalienta la producción y reduce la posibilidad de ingresos, además de aumentar el número de personas que viven en la pobreza.

No acabó allí el enjuiciamiento crítico a la política recaudatoria que aplicará Calderón a los mexicanos a partir de 2010. El 23 de octubre en Guadalajara, el premio Nobel de Economía 2004, Edward C. Prescott aseveró que "un aumento de impuestos lo que hace es distorsionar a las economías, de manera que las empresas no contratarán nuevos empleados ni capacitarán a sus trabajadores actuales". De pasadita recomendó reducir los niveles de corrupción.

Todo esto se dijo en el marco del debate surgido tras la presentación del paquete fiscal para 2010 que incluyó un aumento de impuestos para toda la población.

La historia posterior la conocemos. Los representantes del binomio PRI-PAN en el Congreso hicieron lo contrario de lo prescrito por los premios Nobel y por el sentido común: aprobaron elevar los impuestos enmedio de la peor crisis en que se encuentra sumergido el país.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Denunciar a Calderón

Margarita Zavala, a quien algunos medios siguen calificando con el oficioso mote de "primera dama" por ser esposa de Felipe Calderón, anunció el 9 de noviembre pasado en Veracruz el lanzamiento de una página web de denuncia ciudadana anónima denominada No te dejes. Somos más (www.notedejes.mx/).

La página fue presentada durante el congreso nacional Ciudadanía y medios: acción conjunta, y con ella se pretende alentar la participación ciudadana en el combate a los delitos.

Lo curioso del asunto radica en que varios ciudadanos han escrito a medios de comunicación informando que, en efecto, han decidido aprovechar ese medio para denunciar a ¡Felipe Calderón!

Y lo han hecho por delitos como asociación delictuosa, por delitos contra el patrimonio de las personas, por delitos contra la democracia electoral, por atentar contra la economía pública, pero sobre todo, por usurpación de funciones.

El sistema otorga un folio y una contraseña para que el denunciante haga un seguimiento posterior del curso y trámite que se da a su denuncia. Será bueno saber qué respuesta da la Asociación Nacional de Consejos de Participación Cívica, quien promovió esa página, al cúmulo de denuncias que ya ha recibido en contra de Calderón.

Lloriqueos de Ortega

Otro que ha denunciado, o mejor, se ha quejado, es Jesús Ortega. El presidente formal del PRD acudió con el secretario de Hacienda, Agustín Carsten a acusar a los diputados del PRI y del PAN de querer dejar sin dinero a su partido en la repartición del Presupuesto de Egresos del próximo año.

El suyo es un caso patético: hizo todo lo que estuvo a su alcance (alquimia incluida) para quedarse con el cascarón en que está convertido el PRD. Lo dividió, obtuvo una pobre representación en el Congreso (eso sí, no violenta, sino "moderna" y "civilizada").

Se opuso al aumento de impuestos. Pero con un partido aniquilado y entregado a Calderón mediante pactos inconfesos, no consiguió nada. Ahora la dupla derechista PRI-PAN amenazan con no asignar recursos a los gobernadores perredistas por no aprobar su partido la cascada de aumentos a los impuestos.

Y Ortega acude a "los buenos oficios" (así lo dijo) de Carstens para que no los dejen sin recursos. La izquierda moderna y bien portada se topa con la realidad: es utilizada para golpear al movimiento cívico que encabeza Andrés Manuel López Obrador y ahora hasta le regatean las 30 monedas que le corresponderían por su labor de zapa.

¡Hasta la próxima!

viernes, 30 de octubre de 2009

Calderón vs empresarios: las revelaciones

Felipe Calderón está de rodillas.

En esa condición, este jueves pronunció un discurso definitorio. En la apertura del Foro Nacional de la Industria Química, el panista finalmente reveló al servicio de quienes está su malhadada administración: los grandes empresarios.

No es que no se supiera, pero al reconocerlo abiertamente al menos se quita la máscara con la que pretendía pasar --como es su incumplida obligación constitucional-- como un gobernante a cargo del interés general. 

Acuciado por las críticas de los empresarios, quienes además han declarado abiertamente su decepción con el michoacano, Calderón reveló varias cosas: que sabe que las grandes corporaciones empresariales no pagan impuestos y que además --contraviniendo el interés nacional-- lo ha permitido.

Admitió además que la eliminación de secretarías de Estado (y aunque no lo dijo, también de Luz y Fuerza, en virtud del negocio de fibra óptica) se hizo por presiones del sector privado y, lo más grave, que el pretendido cobro de dos por ciento --que se quiso hacer pasar como una contribución para combatir la pobreza-- se planteó en realidad para servir al interés empresarial que pugnaba por extender el cobro del IVA a medicinas y alimentos. Así lo dijo:

Lo que me parece inaceptable es que haya grandes corporativos que le exigen al gobierno que recorte su gasto, y el gobierno lo recorta; que le exigen al gobierno que ponga impuestos sobre alimentos y medicinas de la gente más pobre (aquí le falto decir: y el gobierno lo hace) pero a la hora de ver sus cifras en promedio pagan 1.7 por ciento durante varios años. Esto ya no puede ser
En otro pasaje de su discurso mostró su postrada condición al casi rogar al sector privado que pague "aunque sea una parte de los impuestos":
Está bien que los empresarios tengan actividades filantrópicas, que patrocinen eventos deportivos y culturales y nos regalen equipos médicos, pero también que paguen aunque sea una parte de los impuestos.
El párrafo anterior muestra que ni aun "enojado" Calderón es capaz de imponer la ley, pues pide "aunque sea una parte" de lo que por norma deben pagar. Y esto lo dice alguien que juró "cumplir y hacer cumplir la Constitución general de la República y las leyes que de ella emanen (como las fiscales).

La actual escaramuza Calderón-empresarios debe entenderse no como un rompimiento sino sólo como un desencuentro coyuntural auspiciado por una percepción de mutuo incumplimiento.El sector privado está seguramente molesto por la pobre operación política del equipo calderoniano, que ha complicado la aprobación de un paquete fiscal a su gusto.

Visceral como es, el panista reacciona con amagos y con revelaciones que lo incriminan a él mismo. Es seguro que pasada la disputa actual, esos dos grupos lleguen de nuevo a acuerdos, en virtud de los grandes negocios que en telecomunicaciones y energía están en puerta.

Por lo pronto, ese desencuentro coyuntural ha servido para que el atribulado Calderón hiciera confidencias que en un país democrático lo conducirían a un juicio político por su conducta omisa y permisible respecto de violaciones a la ley.

Lo que no podrá evitar es que la deslegitimación de su gobierno, que lo estaba de origen, continúe acentuándose. Lo malo es que mientras eso ocurre, la cabina de mando del país está vacía y la nave transcurre sin rumbo ni proyecto.   

¡Hasta la próxima!

lunes, 12 de octubre de 2009

Luz y Fuerza: verdades a medias

El señor Felipe Calderón decidió extinguir la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (CLyFC), mediante un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación este domingo 11 de octubre, tras tomar con el ejército y la policía federal la sede y las instalaciones principales de la empresa.

El modo sorpresivo (a la media noche del sábado) y autoritario (empleo de las fuerzas armadas) como se operó la medida se parece más a un asalto perpetrado por alguna banda del crimen organizado que a una medida institucional, de un gobierno en pleno ejercicio de la legalidad que actuara con un sentido de auténtico interés colectivo.

Los argumentos esgrimidos por el grupo en el poder serían atendibles, creíbles y su acción encomiable --como insisten en presentar los medios de comunicación electrónicos-- si no fuera por la existencia de otros datos de la realidad que desmienten puntualmente la justificación oficial.

El principal de ellos consiste en haber sembrado en la opinión pública la idea de que el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) es casi, casi el dueño de la empresa y responsable de su deficiente operación, como si  no se tratara de una entidad pública, cuya administración está a cargo del propio gobierno federal.

En las acusaciones lanzadas contra Luz y Fuerza, el gobierno actúa como si fuera un tercero y no el principal responsable de que el organismo funcione. De modo que en una lectura rigurosa, podría decirse que cada crítica contra la empresa es una crítica del gobierno contra sí mismo.

La argumentación esgrimida por Felipe Calderón en un mensaje en cadena nacional transmitido la noche de este domingo es demoledora...si no se tratara sólo de medias verdades.

Se ha dicho, por ejemplo, que la CLyFC no produce electricidad y sólo es un intermediario entre la Comisión Federal de Electricidad (CFE), a la que compra el fluido eléctrico y los seis millones de usuarios a los que lo distribuye en los estados de México, Puebla, Morelos, Hidalgo y la Ciudad de México.

Lo que se omite decir es que por decisión de la empresa, desde 1975 no se han realizado las obras de infraestructura necesarias para generar electricidad o que se ha cedido a los particulares la generación --aun a despecho de lo que prescribe la Constitución-- y que también por una decisión administrativa, la Compañía debe comprar energía cara a la CFE, para luego tener que venderla barata a los usuarios.

Afirma el gobierno que este año la empresa recibirá un subsidio por 42 mil millones de pesos, casi lo mismo que el programa estrella contra la pobreza, Oportunidades. De acuerdo con el SME, sin embargo, la descapitalización que obliga a inyectarle cuantiosos recursos a la Compañía, proviene, en buena parte, de las compras de energía que debe hacer a la CFE y del esquema tarifario que la Secretaría de Hacienda aplica a los grandes empresarios.

En efecto, quienes utilizan el fluido para hacer negocio pagan el kilowat/hora a 88 centavos, mientras que los usuarios domésticos deben pagarlo a 97 centavos.

El robo o la pérdida de 30 por ciento de la producción, contra 10 por ciento que registra la CFE en ese rubro, figura también entre las causas aducidas por el gobierno. Otra vez, la serpiente que se muerde la cola: Si tal es la  proporción en que se roba la energía, no es el SME sino la empresa, la responsable de dar con los culpables y castigarlos, más si --como se induce de la acusación-- son los propios trabajadores sindicalizados los autores de esos hurtos.

La inversión de valores propia de esta época hace que parezca un absurdo que un sindicato tenga elevadas prestaciones. Es cierto, lo usual es que, como resultado de contubernios y pactos ocultos entre líderes y patrones, los trabajadores tengan condiciones laborales deplorables.

Cuando un sindicato como el SME se aparta de esa condición, en parte debido a su talante democrático (con sus bemoles, si se quiere) y no corporativo, se le acusa de que sus "privilegios" descapitalizan la empresa. Como si no fuera ésta la que, en todo caso, ha aceptado pactar esas condiciones, pues recuérdese que un contrato colectivo de trabajo es un instrumento de carácter bilateral. Y en él se expresa sólo aquello en que las partes están de acuerdo.

Ello mismo puede aducirse respecto de la acusación del gobierno de que cualquier decisión importante dentro de la empresa tenía que responder más al interés de los trabajadores que al beneficio de los usuarios, debido a que "había prácticamente una coadministración con el sindicato". Si tal condición prevalecía era con la anuencia gubernamental.

Todas las "razones" oficiales insisten en atribuir al sindicato y a los trabajadores la situación de la empresa. Ello parece confirmar que son motivaciones políticas las que encubren la decisión adoptada. Se trata de un sindicato no corporativo, es decir, no alineado a los intereses gubernamentales; es una organización que denunció el "fraude electoral" que colocó a Calderón en la presidencia y que por tanto lo considera un "presidente espurio".

Ha sido acusado de desviar recursos para apoyar el movimiento cívico que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Es lo que podría denominarse un sindicato enemigo del régimen. No deben perderse de vista estos hechos al evaluarse las motivaciones gubernamentales. No sería la primera vez que la venganza y la animadversión personal se conviertan en políticas de Estado, amén de los intereses económicos que están en juego.

¡Hasta la próxima!!

jueves, 17 de septiembre de 2009

Errata

Escribí aquí el lunes pasado que ya sólo faltaba que el PAN acarreara a los pobres para presionar a los legisladores de modo que aprueben el IVA de 2 por ciento a medicinas y alimentos, habida cuenta de que el tal impuesto es para combatir la pobreza.

Me equivoqué. No es el estilo del PAN. Su estilo es presionar a la opinión pública a punta de encuestas. En efecto, el martes 15, al comparecer ante diputados, el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, se sacó de la manga unas fantasmales encuestas --pues sólo él las ha visto-- las cuales indicarían que la mayoría de la población está de acuerdo en que se le cobre el tal IVA con antifaz por ser recursos destinados a los más pobres.

He ahí la estrategia panista. No sería raro que en los próximos días, encuestadores a modo como el grupo GEA, o María de las Heras, o la empresa de Ulises Beltrán (el encuestador de cabecera de Vicente Fox) publiquen sondeos que respalden los dichos del secretario.

La receta está probada. En 2006 Calderón se mantenía en un lejano tercer lugar en las preferencias electorales para la presidencia de la República de aquél año. De pronto empezó a subir en las encuestas hasta desplazar a Andrés Manuel López Obrador del primer lugar.

No digo que ese fue el único artilugio de que se valieron para asaltar aquella elección, pero fue uno de los más visibles, pues mediante esas "encuestas" fueron preparando al electorado para aparentar una cerrada competencia que luego se expresara en una cerrada votación. Vaya, era una forma de hacer creíble aquél 0.56 por ciento de los votos con que se hizo "ganar" a Calderón.

La maniobra ahí viene de nuevo. Ya Carstens la anunció, acaso presionado por el aluvión de críticas con que lo surtieron los representantes populares. Las veremos publicadas en los próximos días. Se verá en ellas cómo la población está solidariamente lista para pagar ese IVA de 2 por ciento. Y quizás hasta lo exija, ¡qué caray! con tal de paliar la pobreza. Eso dirán las tales encuestas.

Veremos...

Al tiempo.

martes, 15 de septiembre de 2009

Pobres: chantaje, coartada y polarización

La insistencia del equipo de Felipe Calderón en justificar la cascada de impuestos con una supuesta y repentina preocupación por los pobres es una de las coartadas más miserables que gobierno alguno se haya podido inventar.

Los pobres y la pobreza siempre han estado ahí. Las políticas sociales de los gobiernos posrevolucionarios, primero, y las de los panistas después, sólo se han ocupado de administrar el problema mediante programas-paliativo cuya estructura está diseñada precisamente para reproducir las condiciones que mantienen a la gente en la pobreza.

Para tratar de legitimar el nuevo aluvión de impuestos incluido el de 2 por ciento al consumo generalizado, el panismo armó una estrategia que Calderón puso en marcha con su discurso del 2 de septiembre en Palacio Nacional, en el que llamó a cambiar para "lograr el México que queremos".

Su llamado-chantaje principal, lo sabemos porque lo ha repetido casi textual en cuanto acto posterior ha tenido oportunidad es: "romper las inercias y hacer a un lado cálculos e intereses particulares y asumir la gravedad de la hora para transformar al país".

La frase resulta, a la vez, una coartada y un chantaje. Lo primero porque según ha de pensar Calderón, lo eximirá de la responsabilidad histórica que ya pesa sobre él por su fallida administración. Lo segundo, porque la emplea para presionar a los legisladores de modo que le aprueben su ley de ingresos para 2010.

Adviértase como, de nuevo como en 2006, su estrategia es la polarización social. Acaso el autor de su estratagema sea el propio Antonio Solá o algún alumno aventajado de éste ya que la estructura y la lógica es la misma: enfrentar a unos contra otros.

El gobierno se pondría del lado de los pobres y así obtendría el apoyo de éstos para presionar a los inhumanos legisladores que se niegan a autorizar un impuesto que se les devolvería a los menesterosos no "copeteado" como diría Fox, sino "multiplicado" como sostiene el clásico --por su malísima alusión a José Zorrilla-- Gustavo Madero.

Ya nada más falta que pronto veamos manifestaciones de pobres acarreados por los panistas frente al Palacio Legislativo exigiendo a los diputados que les aprueben el impuesto que los afecta de manera principal a ellos mismos.

¿Qué se trata de un sacrificio para los mismos pobres? No importa. En la lógica calderoniana, incluso deberían estar dispuestos a morir por la patria. En este sentido resulta llamativa la alusión de Calderón a una frase atribuida a Morelos.

En efecto, en un acto efectuado el pasado 14 de septiembre en el Colegio Militar citando al Siervo de la Nación dijo: "Morir es nada, cuando por la patria se muere". Si se trató de un mensaje para que la gente esté dispuesta a cualquier sacrificio en aras de un mejor país, será un mensaje extremo que en esta hora nadie está dispuesto a llevar adelante.

Creer que tadavía se puede manipular con estos llamados al patrioterismo es mostrar el abismal desconocimiento que priva en Los Pinos acerca de la realidad nacional (o sea, de las condiciones de la gente).

¡Hasta la próxima!

viernes, 11 de septiembre de 2009

Presupuesto 2010, adiós a las máscaras

La declaración es insólita porque revela sin asomo de duda la ideología antipopular y retrógrada de un hombre que ejerce la presidencia perseguido por la certeza del fraude. Dijo Felipe Calderón:

"Si nosotros logramos que las familias más pobres consuman menos agua, sin sacrificar sus satisfactores, y consuman menos electricidad, vamos a hacerle ahorrar a esas familias dinero contante y sonante sobre su ingreso disponible, pero también vamos a ahorrar nosotros porque cada kilovatio/hora que deje de consumirse es un subsidio que dejamos también de pagar"

Los ciudadanos también podrían proponerse, siguiendo esa lógica, lo siguiente:

"Si nosotros logramos que Calderón no viaje en aviones ni helicópteros privados sino en comerciales, y que tampoco gaste en su aparato de guardaespaldas, claro sin sacrificar su seguridad, que pague su propio automóvil, sus comidas, su gasolina y sus teléfonos, vamos a hacerle ahorrar al país dinero contante y sonante, pero también vamos ahorrar porque cada uno de esos gastos que deje de hacer con el dinero público es un subsidio que dejamos también de pagar los ciudadanos"

Resulta claro que el eje de la argumentación gubernamental para defender su política económica está centrada en ese ritornello: "el que gasta más paga más; el que gasta menos paga menos". La frase, digna de Perogrullo, ha sido repetida del martes para acá por el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, por el senador panista Gustavo Madero, por el presidente de ese partido, César Nava, y seguramente la seguiremos escuchando tan machacona como inútilmente los próximos días.

La frase dibuja, además, el verdadero y limitado sentido de los "cambios" a que se refirió Calderón al exponer su decálogo de elementos necesarios para lograr "el México que queremos".

En efecto, el cambio buscado por el grupo en el poder consiste en que la población entienda, de una vez por todas, que el Estado no está para promover la generación de empleos, ni el crecimiento económico y mucho menos para proteger pobres (por eso deben pagar impuestos para financiar la ayuda que reciben) ni para subsidiar a la población.

Se trata de una anacrónica profundización de medidas neoliberales y una descarnada forma de declarar que, ahora sí, el Estado abandona completamente las obligaciones que tiene con sus gobernados.

Es difícil saber si tal comportamiento, además de inspirado por la ideología conservadora propia de la derecha, no está además aderezado por una pizca de venganza personal de un desquiciado por el rechazo que le propinó el pueblo en las urnas el pasado 5 de julio.

Cuando Calderón dijo aquello del "México que queremos" no especificó tampoco el "quienes queremos". Ahora es obvio que se refería al país que queremos "nosotros, los que tenemos el poder".

En abono de esta teoría acerca de cómo se concibe el cambio en Los Pinos, recuérdese que el presupuesto de ingresos para 2010 deja intocados los regímenes tributarios especiales de que son beneficiarios los grandes empresarios favoritos del régimen.

Tales regímenes representan cuatro por ciento del PIB y traducido en pesos superan los 502 mil millones de pesos, cantidad con la que bien podría taparse el boquete de 300 mil millones de pesos que tendrán las finanzas públicas en 2010, sin necesidad de recurrir a un plan de choque recesivo que sólo profundizará la crisis actual y que incluso pone en riesgo la viabilidad del país.

Si el Congreso aprueba en noviembre estos despropósitos, los ciudadanos sabrán en carne propia que las ideologías existen y que ellos las convierten en expresión de la vida diaria al votar, elección tras elección, por sus enemigos históricos. Por ello, además de organización, no sobra un granito de preparación.

¡Hasta la próxima!

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Calderón: la hora del cambio

Este miércoles el señor Felipe Calderón convocó a la nación a emprender un "cambio sustancial con todos los costos y riesgos". Aún más: proclamó que es llegada la hora de cambiar y cambiar a fondo, lo cual significa no sólo dar pequeños pasos.

Desatado, pidió pasar "de la lógica de los cambios posibles, a la lógica de los cambios de fondo para superar inercias y construir el futuro". Y para ello llamó a "ponernos de acuerdo en cómo cambiar al país".

La inusual arenga tuvo lugar durante el mensaje que pronunció este 2 de septiembre en Palacio Nacional con motivo de su Tercer Informe de Gobierno.

En una primera lectura, digamos que el llamado a modificar todo el estado de cosas que prevalece en el país, para casi casi emprender una refundación de la nación mexicana, constituye un intento de Calderón por reposicionarse como interlocutor válido en el debate público.

En efecto, tras la derrota electoral que sufrió en las legislativas del 5 de julio, con las variables económicas fuera de control, con resultados desastrozos en los índices de competitividad internacional y con la cuestión social a punto de conducir a estallidos sociales, como lo han reconocido desde el propio gabinete, al michoacano no le quedaba otra que tratar de relanzar su administración o ser definitivamente rebasado políticamente desde todos los ámbitos lo que resta del sexenio.

Su margen de maniobra --y lo sabe muy bien-- ha quedado muy acotado tras perder la mayoría legislativa y en medio de una catástrofe económica profundizada por las pifias, omisiones y titubeos de su equipo económico.

Debía pues, recurrir a un golpe de timón que lo colocara al frente de una discusión que, como lo comentamos en una entrega reciente, de todos modos ya se ha iniciado en diversos ámbitos de la administración pública, la academia, y del sector privado y que ya amenazaba con rebasarlo.

El diagnóstico de esos círculos de opinión y de poder coincide en la urgencia de emprender una reforma política de fondo que reposicione al Estado como rector y guía del desarrollo económico y en modificar el modelo económico neoliberal (reforma fiscal incluida), cuyo agotamiento es evidente por el retroceso en los de por sí magros índices de crecimiento.

Aunque convocó a todos los sectores a fijar las agendas "para definir el México que queremos", Calderón delineó 10 elementos para iniciar la transformación proclamada:

1. Frenar la pobreza en que ha caído la mitad de la población y la pobreza extrema en que vive uno de cada cinco mexicanos.
2. Alcanzar la cobertura universal en materia de salud
3. Educación de calidad superando el marasmo de intereses e inercias
4. Reforma profunda de las finanzas públicas
5. Nueva generación de reformas en empresas del sector energético
6. Reforma en telecomunicaciones para que responda a las necesidades del desarrollo
7. Transformar el sector laboral con pleno respecto a los derechos de huelga y contratación colectiva
8. Reforma regulatoria de fondo
9. Profundizar y ampliar la lucha contra el crimen organizado y por la seguridad de los ciudadanos.
10. Reforma política

Se trata de una agenda política cuyos contenidos y alcances deberán ser precisados y, en efecto discutidos cabalmente con todos los sectores de opinión del país. En buena hora que Calderón haya convocado a todos a definir una agenda común, pues como lo reconoció, ya no queda otra alternativa más que darle un giro completo al curso de la nación.

Pronto se verá si en el grupo gobernante hay voluntad política para discutir un cambio en la actual política económica de corte neoliberal, o para analizar las alternativas al sistema presidencialista y el papel del Estado en la conducción del desarrollo, o para rediseñar la política social de modo que deje de ser mero paliativo a los daños causados por las medidas económicas, o para acabar con las corruptas, pero políticamente redituables estructuras del sindicalismo corporativo, como el que prevalece en el ámbito de la educación.

Se verá si hay voluntad política para terminar con los monopolios y con los excesivos cobros y pobre calidad en el ámbito de las telecomunicaciones; si se simplifican los trámites fiscales y se termina con la evasión, devolución y condonación de impuestos a los grandes contribuyentes o si la reforma energética se orienta a satisfacer las necesidades del desarrollo y no a enajenar a extranjeros los bienes del país.

El margen de maniobra y credibilidad del panismo son, sin embargo, muy reducidos, de modo que si se advierte que su encendido llamado a cambiar no es sino un mero afán por ganar tiempo para no morir de inanición los próximos tres años, incurrirá en una irresponsabilidad histórica cuyos costos habrá de pagar incluso antes de terminado el trienio.

Una muestra de la autenticidad de su voluntad de cambio la veremos pronto materializada en la Ley de Ingresos y en el presupuesto de egresos que habrá de presentar al Congreso en los próximos días. Allí sabremos si su acto de contricción empieza a traducirse en hechos.

¡Hasta la próxima!

jueves, 27 de agosto de 2009

III Informe: propaganda y exaltación

El III Informe de gobierno de Felipe Calderón ha sido convertido por sus "estrategas" en una oportunidad más para la propaganda con el añadido de que por esa vía se violan las disposiciones constitucionales en la materia y se gasta una cuantiosa suma de dinero en una campaña de imagen en momentos de apremio económico para la población.

En efecto, desde este lunes 24 inició una campaña en radio y televisión en la que el protagonista, más que el informe, es el propio Calderón. El político michoacano aparece a cuadro y con un abierto tono de exaltación, promociona su imagen mientras recita una serie de "datos" que según eso darían cuenta de lo mucho que su administración ha hecho en favor del país.

Con ese proceder Calderón viola flagrantemente el artículo 134 constitucional, el cual dispone que:
La propaganda, bajo cualquier denominación de comunicación social, que difundan como tales, los poderes públicos, los órganos autónomos, las dependencias y entidades de la Administración pública y cualquier otro ente de los tres órdenes de gobierno, deberá tener carácter institucional y fines informativos, educativos o de orientación social. En ningún caso, esta propaganda incluirá nombres, imágenes, voces y símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier servidor público (el subrayado es nuestro).
Quien haya visto o escuchado tales anuncios habrá de reconocer que ni informan --pues presentan hechos parciales e incompletos-- ni educan ni orientan a la sociedad sobre algún tema particular. Con el agravante de que el texto constitucional prohíbe que el servidor público de que se trate --en este caso Calderón-- aparezca con voz e imagen en pantalla o en radio.

Con esa habilidad que los políticos creen tener para eludir compromisos o disposiciones legales, se dirá que la tal maniobra no implica promoción personalizada, como condiciona el referido artículo, pues sólo se cumple con la disposición del 69 constitucional que establece la obligación del Presidente de informar cada año del estado general que guarda la administración pública del país.

Sólo que ese artículo dice que el tal informe deberá ser por escrito y ante el Congreso de la Unión.

Lo que priva aquí no es el afán o el celo democrático por informar y preservar el derecho a la información de los ciudadanos. Lo que está en marcha es una intensa y costosa ofensiva propagandística encaminada a engañar y manipular a la población mediante "logros" reseñados por un hombre --Calderón-- que se presenta a sí mismo como el político eficaz que no es, pero que ha logrado contener la debacle económica en la que en realidad aún se encuentra el país, entre otras cosas, por la tardía, ineficaz y falta de planeación de su equipo económico.

Los anuncios de Calderón no se limitan a exponer los hechos o las acciones de gobierno, cuyo cumplimiento es una obligación que se realiza con dinero de los propios contribuyentes, sino que se exalta la figura de un hombre mediante información que no puede ser contrastada o verificada fácilmente por el auditorio que así queda a merced del mensaje optimista.

La receta no es nueva. Los nazis, en cuyas técnicas de propaganda parece abrevar el equipo de comunicación calderonista, creaban en la gente una opinión favorable hacia ellos difundiendo insistentemente mensajes que hablaban de la supremacía y prosperidad de su país, como ahora lo hace Calderón, sólo que éste habla en medio de las ruinas que ha dejado su política económica.

Otra muestra del talante propagandista y despilfarrador --claro, a cuenta del dinero público-- del calderonismo, lo muestra el montaje que ya se prepara con miras al primero de septiembre. Están corriendo ya las invitaciones para el "Informe de gobierno" que tendrá lugar a las nueve de la mañana de ese día en el Patio Central de Palacio Nacional.

A contracorriente del acuerdo camaral para que el Presidente se ciñera al texto constitucional y sólo entregara el informe por escrito, sin leerlo desde la tribuna del Congreso, para que aquello no siguiera siendo el pretexto para ensalzar la figura presidencial, el equipo de Calderón ha instaurado su propio besamanos.

Como se ve, insiste Calderón en hacer su fiesta. A despecho de las prácticas democráticas y republicanas, él insiste en regresar al pasado --no en balde la derecha es sinónimo de regresión-- acaso porque en su yo interno sea un secreto admirador y añore el autoritarismo priísta que hacía de la fecha del Informe "el día del Presidente".

¡Hasta la próxima!

jueves, 20 de agosto de 2009

Crisis: errores y oportunidades

Se multiplican las evidencias de cómo la crisis "que nos vino de fuera" se acentuó en México debido a la pésima conducción del equipo económico de Felipe Calderón.

Al menos tres fuentes en los últimos días han exhibido los errores que ahora se quieren remediar mediante el fácil expediente de aumentar impuestos a la población y recortar presupuestos en rubros prioritarios, como el de educación.

Nadie podría acusar de izquierdistas al gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz Martínez, al ex secretario de Hacienda Jesús Silva Herzog o a los investigadores José Luis de la Cruz y Carlos Canfield, del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), quienes han señalado puntualmente las insuficiencias de la estrategia económica gubernamental.

Los académicos del Tec de Monterrey señalan que la menor recaudación fiscal de que se queja el gobierno y el recorte al gasto fueron consecuencia de los errores en la proyección del crecimiento económico formulada por la Secretaría de Hacienda.

Señalan que, como siempre, se recurre a medidas inmediatistas como los cambios fiscales, pero se olvida que al país le urge una reforma en sus finanzas públicas, en la cual se establecen las bases para alcanzar niveles de desarrollo superiores.

"La reforma a las finanzas públicas es necesaria, aunque el debate debe alcanzar a todos los sectores de la sociedad y el gobierno debe ser más autocrítico, ya que gran parte de los problemas actuales son por los yerros históricos que cometieron ellos mismos".

Durante una conferencia de prensa en la que presentaron las perspectivas económicas para el segundo semestre de 2009, De la Cruz comentó que si las autoridades sólo ven la salida a la crisis resolviendo el problema que hay en los ingresos del erario federal, se están negando a reconocer que también hay un problema en el ejercicio del gasto (es decir, agregamos nosotros, la ineficiencia y el derroche con que el gobierno gasta los recursos públicos).

Una muestra de lo mal distribuido que está el presupuesto la proporciona el hecho de que 74 por ciento se destina al gasto corriente y sólo 26 por ciento al gasto en infraestructura. De acuerdo con los investigadores, ese indicador muestra claramente que el gobierno no sabe gastar en proyectos productivos.

Es muy avezado, en cambio, en gastar en rubros que no tienen ningún impacto en el desarrollo económico, como compensaciones, asignaciones adicionales al sueldo, servicios de asesoría y consulta, subcontratación a terceros, seguros de vida personal para los altos funcionarios, seguros de gastos médicos, servicios de comunicación social y publicidad, pasajes y viáticos para "trabajos de campo", donativos a entidades sin fines de lucro, a entidades federativas y fideicomisos.

De ahí que en vez de gravar alimentos y medicinas, De la Cruz y Canfield señalan que debe eliminarse el gasto corriente ineficiente y mejorar el que se destina a inversiones productivas.

Casi en la misma línea de razonamiento, Jesús Silva Herzog afirmó (Excélsior, 14 de agosto) que
el gobierno necesita mejorar su capacidad de gasto. "No sabe gastar". Los recursos que decide ejercer se enfrentan a la burocracia, a la falta de proyectos productivos y de capacidad técnica para realizarlos.

Criticó que mientras el gobierno de Barack Obama se endeudará brutalmente al aumentar su déficit público en casi seis por ciento del PIB --en México apenas será de 1.8 por ciento-- para que sus ciudadanos salgan rápido de su situación económica difícil, en México ni siquiera hay capacidad para llevar a cabo los proyectos productivos a los que se aplicaría el gasto público.

La razón es porque no existen tales proyectos ni la capacidad técnica para llevarlos a cabo, dijo el ex embajador de México en España. Se requiere, agregó, una política gubernamental más agresiva, que sea promotora, aunque suba un poco el déficit. De lo contrario , "tendremos un déficit mayor, pero no por mayor gasto, sino por menor ingreso, completó.

"Con 11 por ciento de coeficiente tributario, y con la mayor parte de esos ingresos comprometido en gasto corriente, difícilmente podemos llevar a cabo una política realmente compensatoria y de promoción del desarrollo".

Guillermo Ortiz, el gobernador del Banco de México ha confirmado, además, que los enormes recursos adicionales por un mayor precio del petróleo se utilizaron en financiar el gasto corriente del gobierno, tanto a escala federal como estatal, en vez de destinarlos a proyectos productivos.

Por ello considera necesario, lo mismo que los investigadores del ITESM, que se revise a fondo en qué se está gastando y cómo se está gastando, así como los mecanismos de rendición de cuentas que aún son muy imperfectos a escala estatal.

También apunta como causantes del problema el tema de las finanzas públicas y la dependencia de los ingresos petroleros (que han disminuido por la caída del precio y de la producción). Esto último, según los economistas del ITESM, es algo que estaba en el horizonte y que debió estar programado.

Ahora que Calderón ha reconocido que el gobierno "no puede por sí solo" adoptar las medidas para salir del "hoyo" e hizo un llamado al dialogo a los partidos políticos, será necesario tomarle la palabra e introducir los cambios requeridos: disminuir el gasto gubernamental en salarios, prestaciones y gastos personales; en vez de afectar con más impuestos a una población ya golpeada por los efectos de la crisis, emprender una reforma fiscal que grave a los grandes capitales hasta ahora excentos de pago y emprender proyectos productivos y de infraestructura que apunten a un verdadero desarrollo económico.

En las próximas semanas se verá si la convocatoria de Calderón está presidida por un verdadero sentido de buscar ideas y nuevos consensos, o si sólo se trató de un disfrazado discurso que en realidad sólo quiera significar: "ayúdenme los partidos a aprobar nuevos impuestos y a compartir el costo político que ello signifique".

¡Hasta la próxima!