No se sabe si con autocrítica o cinismo, el gobierno mexicano convocó a un concurso para determinar el trámite más inútil. Ayer se premió a los ganadores.
¿Era esto necesario? Todo mundo sabe que enfrentar una diligencia en oficinas públicas significa perder tiempo y entrar a un mundo donde el sentido común ha sido secuestrado. Lo sabe el propio gobierno. Su obligación es actuar y no lo hace. En vez de eso convierte sus ineficiencias en asuntos anecdóticos.
La apuesta es suavizar y manipular la crítica. Hacerla "amable", anticorrosiva, mientras el problema persiste. Acaso por ello el periodista Jacobo Zabludovsky editorializó ayer la nota en siete lacónicas, lapidarias palabras: "el trámite más inútil es el concurso".
¿Era esto necesario? Todo mundo sabe que enfrentar una diligencia en oficinas públicas significa perder tiempo y entrar a un mundo donde el sentido común ha sido secuestrado. Lo sabe el propio gobierno. Su obligación es actuar y no lo hace. En vez de eso convierte sus ineficiencias en asuntos anecdóticos.
La apuesta es suavizar y manipular la crítica. Hacerla "amable", anticorrosiva, mientras el problema persiste. Acaso por ello el periodista Jacobo Zabludovsky editorializó ayer la nota en siete lacónicas, lapidarias palabras: "el trámite más inútil es el concurso".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenido a la sección Comentarios de Contadero. Gracias por permitirnos conocer tú opinión