Una tarde de 1991 Benedetti llegó a la Sala Miguel Covarrubias de la UNAM. Había sido invitado para leer poemas del libro Las soledades de Babel, que se publicó ese año.
La cantidad de reporteros que lo esperábamos vimos llegar a un hombre bajito de estatura, de tez blanca que se dirigió al escenario sin permitir preguntas. De inmediato se puso a leer poemas con su inconfundible acento y ritmo que aún se conservan en el viejo caset que registró su voz.
Allí leyó "Somos la catástrofe", "El ruiseñor y el gallo", "Maravilla", "Variaciones sobre un tema de Heráclito", "Certificado de existencia" y "Utopías", entre otros.
Al finalizar la sesión respondió a los reporteros que lo cercaron aún sobre el escenario. Respetuoso de su condición de extranjero en un país en pleno proceso de desmantelamiento privatizador, evitó referencias críticas y se circunscribió a la poesía, a la que no atribuía ninguna bandera ni ningún tipo de militancia.
Suave y grave la voz, Benedetti parecía entonces uno de esos hombres que han penetrado, en su caso a través de la palabra, el secreto de las cosas de este mundo. De ahí acaso esa apariencia de calidez humana que rezumaba su personalidad.
Aquí algunos fragmentos leídos aquella tarde:
Somos la catástrofe
La labor de los intelectuales de América Latina
ha sido, en general, catastrófica (Octavio Paz)
ha sido, en general, catastrófica (Octavio Paz)
Dice Octavio que en latinoamérica
los intelectuales somos la catástrofe
entre otras cosas porque defendemos
las revoluciones que a él no le gustan
somos la catástrofe asimismo
porque hemos sido derrotados
pero ¿no es raro que Octavio ignore
que la verdad no siempre está
del lado de los victoriosos?
...
los vencidos concebimos el milagro
como quimera de ocasión
pero siempre y cuando sea un milagro
que no nos cubra de vergüenza histórica
o simplemente de vergüenza.
El ruiseñor y el gallo
Tienen una acendrada
vocación para el canto
pero hay una minucia
que a veces los separa
mientras que al ruiseñor
suele salirle un gallo
al gallo en cambio nunca
le sale un ruiseñor
Embarazoso panegírico de la muerte
La periodista me preguntó
si yo creía en el más allá
y le dije que no
entonces me preguntó
si eso no me angustiaba
y le dije que sí
...
reconozcamos que la muerte hace siempre
una justa distribución de la nada
sin plusvalía ni ofertas ni demandas
igualitaria y ecuánime
atiende a cada gusanito
según sus necesidades
la muerte es ecléctica pluralista social
distributiva insobornable
y lo seguirá siendo
a menos que a alguien
se le ocurra
privatizarla
Utopías
Cómo voy a creer/dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías
cómo voy a creer/dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea
...
cómo voy a creer/dijo el fulano
que la utopía ya no existe
si vos/mengana dulce
osada/eterna
si vos/sos mi utopía
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