Leonel Godoy y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) supieron esta semana lo que significa "pactar con el diablo".
Además, se enteraron tardíamente que la izquierda bien portada y colaboracionista que representan sólo ha sido y será utilizada por la derecha en el poder para tratar de cerrar espacios, aislar y contrastar ante la opinión pública al "políticamente incorrecto" movimiento de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
El operativo de este martes, mediante el cual agentes federales capturaron a 10 presidentes municipales y a otros 17 funcionarios y ex funcionarios del gobierno michoacano, por su presunta participación en distintas redes de protección al narcotráfico dejó en ridículo al mandatario estatal.
Pasmado, sin saber de qué se trataba un asunto que le concernía directamente por la cercanía de los funcionarios involucrados --una de ellas era su asesora, otro el coordinador de asesores de la Procuraduría de Justicia del estado, así como el ex director y director de Seguridad Pública estatal-- Godoy fue exhibido públicamente como un mandatario desinformado e incapaz de saber lo que ocurre dentro de sus propias oficinas, lo que equivale a una contundente desautorización política.
El atropello sufrido por Godoy fue, en realidad, doble: por una parte se le exhibe como un gobernador sin el control de lo que ocurre en la política estatal y, por otro lado, o quizá a causa de lo primero, se le considera un político nada confiable, pues la coartada esgrimida para no avisarle del operativo, fue que no se quiso correr el riesgo de una filtración.
Ese es el verdadero sentido de su tardío reclamo. Aducen Godoy y el PRD la violación de la soberanía estatal. Pudo haber sido así. Y ello tendrá que elucidarse en los próximos días con las consecuencias jurídicas del caso. Pero el golpe mediático y político está dado.
También se queja el PRD del trato diferenciado que se otorgó al gobernador de Morelos, Antonio Adame, en un caso similar y deploran que la acción se haya realizado con la aviesa intensión de llevar agua al molino electoral del Partido Acción Nacional.
La sorpresa del perredismo nacional y del propio Godoy parece radicar en el pacto implícito de colaboración que suscribieron con la derecha desde que el gobernador reconoció como presidente al señor Felipe Calderón ("demente, quien no reconoce a Calderón", dijo en un arrebato que condujo a algún ingenioso a consignar su actitud entreguista modificando su nombre por el de Leonel Las-doy).
Semejante reconocimiento se formuló a contrapelo de lo que sostienen otras corrientes dentro de ese partido, señaladamente la que representa AMLO y su movimiento.
Aunque Godoy trabajó como secretario de Seguridad Pública del DF, cuando el tabasqueño gobernó la ciudad, nunca perdió su filiación cardenista. No de otra forma se explica su llegada a la gubernatura de un estado que parece escriturado a la familia del General.
La evidente, pero nunca reconocida ruptura Cárdenas-AMLO puso a Godoy del lado de Cuauhtémoc, como era natural, y en esa tesitura, ese grupo ha hecho una guerra soterrada al ex candidato presidencial, al grado de que para diferenciarse de aquél han resuelto reconocer la presidencia de Calderón.
Eso ya les redituó los primeros dividendos al quedarse al mando del PRD y esperan que ante la ciudadanía también les dejé alguna renta por su actitud "civilista". Lo que nunca esperaron fue semejante descontón como retribución de su colaboracionismo.
Por ello resulta enternecedora, por candorosa, la actitud de Jesús Ortega, el presidente del PRD y la del propio Godoy cuando exponen ante los medios su inconformidad por el que consideran ilegal operativo, pues de seguro se creen aliados del calderonismo y no subordinados, como en realidad se les cataloga en Los Pinos.
Se verá si la inusual redada de funcionarios y alcaldes tiene un real sustento jurídico o si después de algunos meses, que podría ser al cabo de las elecciones de julio, son liberados gradualmente por no encontrárseles elementos suficientes para dictarles sentencia condenatoria.
Sabremos entonces si se trató de otro aparatoso montaje del que acaso el único que ya no pueda recuperarse sea el desde ahora damnificado gobernador.
¡Hasta la próxima!
Además, se enteraron tardíamente que la izquierda bien portada y colaboracionista que representan sólo ha sido y será utilizada por la derecha en el poder para tratar de cerrar espacios, aislar y contrastar ante la opinión pública al "políticamente incorrecto" movimiento de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
El operativo de este martes, mediante el cual agentes federales capturaron a 10 presidentes municipales y a otros 17 funcionarios y ex funcionarios del gobierno michoacano, por su presunta participación en distintas redes de protección al narcotráfico dejó en ridículo al mandatario estatal.
Pasmado, sin saber de qué se trataba un asunto que le concernía directamente por la cercanía de los funcionarios involucrados --una de ellas era su asesora, otro el coordinador de asesores de la Procuraduría de Justicia del estado, así como el ex director y director de Seguridad Pública estatal-- Godoy fue exhibido públicamente como un mandatario desinformado e incapaz de saber lo que ocurre dentro de sus propias oficinas, lo que equivale a una contundente desautorización política.
El atropello sufrido por Godoy fue, en realidad, doble: por una parte se le exhibe como un gobernador sin el control de lo que ocurre en la política estatal y, por otro lado, o quizá a causa de lo primero, se le considera un político nada confiable, pues la coartada esgrimida para no avisarle del operativo, fue que no se quiso correr el riesgo de una filtración.
Ese es el verdadero sentido de su tardío reclamo. Aducen Godoy y el PRD la violación de la soberanía estatal. Pudo haber sido así. Y ello tendrá que elucidarse en los próximos días con las consecuencias jurídicas del caso. Pero el golpe mediático y político está dado.
También se queja el PRD del trato diferenciado que se otorgó al gobernador de Morelos, Antonio Adame, en un caso similar y deploran que la acción se haya realizado con la aviesa intensión de llevar agua al molino electoral del Partido Acción Nacional.
La sorpresa del perredismo nacional y del propio Godoy parece radicar en el pacto implícito de colaboración que suscribieron con la derecha desde que el gobernador reconoció como presidente al señor Felipe Calderón ("demente, quien no reconoce a Calderón", dijo en un arrebato que condujo a algún ingenioso a consignar su actitud entreguista modificando su nombre por el de Leonel Las-doy).
Semejante reconocimiento se formuló a contrapelo de lo que sostienen otras corrientes dentro de ese partido, señaladamente la que representa AMLO y su movimiento.
Aunque Godoy trabajó como secretario de Seguridad Pública del DF, cuando el tabasqueño gobernó la ciudad, nunca perdió su filiación cardenista. No de otra forma se explica su llegada a la gubernatura de un estado que parece escriturado a la familia del General.
La evidente, pero nunca reconocida ruptura Cárdenas-AMLO puso a Godoy del lado de Cuauhtémoc, como era natural, y en esa tesitura, ese grupo ha hecho una guerra soterrada al ex candidato presidencial, al grado de que para diferenciarse de aquél han resuelto reconocer la presidencia de Calderón.
Eso ya les redituó los primeros dividendos al quedarse al mando del PRD y esperan que ante la ciudadanía también les dejé alguna renta por su actitud "civilista". Lo que nunca esperaron fue semejante descontón como retribución de su colaboracionismo.
Por ello resulta enternecedora, por candorosa, la actitud de Jesús Ortega, el presidente del PRD y la del propio Godoy cuando exponen ante los medios su inconformidad por el que consideran ilegal operativo, pues de seguro se creen aliados del calderonismo y no subordinados, como en realidad se les cataloga en Los Pinos.
Se verá si la inusual redada de funcionarios y alcaldes tiene un real sustento jurídico o si después de algunos meses, que podría ser al cabo de las elecciones de julio, son liberados gradualmente por no encontrárseles elementos suficientes para dictarles sentencia condenatoria.
Sabremos entonces si se trató de otro aparatoso montaje del que acaso el único que ya no pueda recuperarse sea el desde ahora damnificado gobernador.
¡Hasta la próxima!
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