viernes, 11 de mayo de 2012

Peña Nieto en la Ibero

José Carreño Carlón, el director de la División de Estudios Profesionales de la Universidad Iberoamericana, quizá deba renunciar en los próximos días, pues de acuerdo con lo que declaró esta tarde al noticiero en Radio fórmula de Joaquín López Dóriga, dirige una comunidad desinformada e ignorante de los problemas sociales que ocurren en el país e incapaz de ejercer un pensamiento crítico, valores mínimos que requiere todo aquel que se diga universitario.

Si bien Carreño Carlón no lo dijo en esos términos, esa idea quedó claramente implicada al tratar de formular un control de daños tras la bochornosa visita que realizó esta mañana a esa Universidad el candidato de la coalición Compromiso por México (PRI-PVEM) a la presidencia de la República, Enrique Peña Nieto.

El mexiquense fue duramente cuestionado por las graves violaciones a los derechos humanos ocurridas contra mujeres y hombres de San Salvador Atenco en 2005, cuando la policía estatal reprimió a quienes protestaban contra la expropiación de sus tierras para la construcción de un aeropuerto alterno al de la ciudad de México.

Peña Nieto asumió la responsabilidad de los hechos, luego de lo cual salió del campus acompañado por una multitud de estudiantes que lo increparon durante su recorrido hacia la salida con gritos de ¡Fuera, fuera! ¡La Ibero no te quiere!¡asesino! ¡asesino!

El hecho fue recogido por las redes sociales hasta convertir en twitter varios trending topic, como MeEscondoEn ElBañoComoEPN, Ibero, UIA y Pedro Joaquín Codwell.

Como en los viejo tiempos, el presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell ha recurrido a minimizar el tropezón de su candidato afirmando que sólo se trató de "un puñado" de jóvenes, de expresiones de "intolerancia" e "incivilizadas" y deslizó una censura a la Ibero al señalar que ha abandonado el espíritu crítico, plural, pero respetuoso.

Menos pragmático, pero igualmente descalificador de los críticos, Carreño Carlón sostuvo en la entrevista referida, que ignora si los impugnadores de Peña Nieto eran de fuera, "lo que sí eran jóvenes entrenados fuera".

El ex vocero del presidente Carlos Salinas de Gortari y actual conductor de Agenda pública en Televisa, basa su afirmación en lo bien informados que estaban los alumnos que realizaron preguntas al candidato. Así que de acuerdo con el funcionario universitario resulta inverosímil que los estudiantes de esa Universidad tengan la información que les permita adoptar posiciones críticas frente al poder.

Digo que Carreño Carlón tendría que renunciar a su cargo porque tiene una pobre opinión de esa comunidad, contraria demás a la de la propia dirección del plantel que --a través de su cuenta de twitter (@IBERO_MX)-- puntualizó que: "Nuestros alumnos constituyen una comunidad universitaria informada, crítica y que no es ajena a la realidad del país".

El director de la División de Estudios Profesionales no piensa lo mismo. ¿Qué hace entonces en una universidad de jóvenes manipulables, que pueden ser "entrenados fuera" con aviesos propósitos?

martes, 1 de mayo de 2012

Televisoras y debate

Televisa y TV Azteca han decidido  no transmitir en sus cadenas nacionales el debate entre candidatos presidenciales programado por el Instituto Federal Electoral (IFE)  para el próximo domingo 6 de mayo a las 8 de la noche.

A esa hora, la empresa de Emilio Azcárraga transmitirá por canal 2, como cada domingo, el reality show Pequeños gigantes, en tanto que la televisora de Ricardo Salinas difundirá por canal 13 el partido de liguilla del torneo de clausura, Morelia vs Tigres de la UANL.

Si ese amago se concreta, estaremos ante una de las más descarnadas muestras del poder televisivo utilizado en contra del interés nacional  y el derecho a la información, perpetrada por unos concesionarios cuyo poder fáctico --paradójicamente-- deriva de la explotación comercial de un bien público, como lo es el espectro radioeléctrico, a través del cual cursan sus señales. 

La medida constituye un claro ajuste de cuentas de las televisoras contra los poderes constitucionales por la aprobación de la reforma electoral de 2007, que las privó del millonario negocio de la venta de espots a los partidos políticos y que prohibió a los particulares contratar espacios para propaganda electoral, como una forma de evitar los abusos de 2006 (recuérdese la campaña sucia patrocinada por el Consejo Coordinador Empresarial contra el candidato de la izquierda), y mantener la equidad en la contienda.

Se trata, por añadidura, de mantener alejados a los ciudadanos de los procesos de decisión política que les conciernen. En efecto, el conservadurismo y la despolitización de la sociedad que cotidianamente promueve el duopolio con su programación es coronado con esta nueva maniobra que podría privar a una vasta porción del electorado quizá del único foro que les serviría para normar su voto, más allá de los espots partidistas.

Silenciar el debate entre candidatos presidenciales tendría, además, el efecto de beneficiar al candidato favorito de los poderosos intereses que conforman la industria de la comunicación y el entretenimiento. Ello porque sin ese ejercicio de confrontación de ideas, los electores seguirían a merced del bombardeo de encuestas que un día sí y otro también, crean en la masa la percepción de que la elección ya está decidida y que por tanto no queda más que sumarse a la corriente pretendidamente mayoritaria.

Otro aspecto ominoso del episodio es la demostración palmaria del control que las televisoras ejercen sobre las audiencias y del favor que éstas les dispensan, pues sólo una pequeña porción de la ciudadanía se ha mostrado inconforme con la decisión de no transmitir el debate.

A la mayoría el asunto parece no importarle y hasta agradecen que no se les prive de su precaria diversión dominical, sin hacerse cargo de que en la emisión suprimida podría estarse decidiendo su vida real y no la de otros, como sucede en las telenovelas.

Se dirá que las empresas de televisión están en su derecho de manejar esos negocios de acuerdo con sus intereses  y que en esa libertad pueden elegir qué difundir. Sólo que no se trata de empresas cualquiera, sino de comunicación que cumplen --o deberían-- una función social: la de informar a la sociedad.

En último término la apuesta no es por el raiting, como escribió Salinas Pliego en su twitter, ni por el interés comercial que implica un partido de fútbol, como supone Valdés Zurita, el consejero presidente del IFE.

No, la apuesta real de las televisoras es más alta: demostrar a la clase política que cuando se lo proponen, son ellas las que tienen y ejercen el control real del país y de los ciudadanos. Y que si quisieran, incluso podrían hacer que la gente olvidara que hay elecciones el próximo 1 de julio.








viernes, 20 de abril de 2012

Repsol y la ideología neoliberal

Para el capitalismo las ideologías son una cuestión peyorativa. Y lo son porque para ese sistema de producción ideología es --aunque en rigor no lo sea-- sinónimo de socialismo, de comunismo. La descalificación se entiende por el hecho de que éste plantea la destrucción de aquél.

De ahí que con la derrota del llamado socialismo real, hecho que Occidente identifica con la caída del Muro de Berlín, en 1989, se haya proclamado el fin de las ideologías. Frase desafortunada si las hay, pues como me dijo un día, molesto, el filósofo Luis Villoro cuando le pregunté acerca del tema: "¿Y eso qué es? ¿significa que el hombre va a dejar de tener ideas, de pensar?"

El capitalismo, por supuesto, no se identifica a sí mismo como una ideología, sino como una forma de vida que responde a las leyes, esas sí "naturales", del mercado encargado de dar a cada quien lo que le corresponde. Un ente neutral, ciego que, como la vida misma, reparte beneficios o castigos sin mirar a quien.

El problema es que el Mercado no es una entelequia. Es un ente constituido por hombres que sí ven, que sí tienen ideas mediante las cuales hacen prevalecer sus intereses excluyendo cualquier otro. De ahí que la ideología del fin de las ideologías sea, en sí misma, aunque insista en no atreverse a decir su nombre, una ideología.

La nacionalización del petróleo decretada esta semama por Argentina resulta un caso paradigmático porque es una de esas raras ocaciones en que se expresan, quedan al descubierto con meridiana claridad --en las reacciones en favor y en contra-- dos concepciones del mundo: la neoliberal que se quiere dominante, y que desde hace décadas ha impuesto un proyecto para el cual lo único que importa es elevar la rentabilidad del capital por encima de cualquier consideración ética, humana o ambiental; y la concepción que rechaza las tesis económicas ortodoxas dictadas desde los centros mundiales del poder y que pone el énfasis en la soberanía de los pueblos para decidir su destino.

Según la tesis propalada por la ortodoxia neoliberal, la única forma en que los pueblos del mundo pueden resolver sus insuficiencias y problemas económicos es atrayendo capitales foráneos que vengan a aportar los recursos materiales que hagan falta para alcanzar el crecimiento y la prosperidad colectivos. 

A cambio hay que consentirlos: proporcionarles mano de obra barata, adecuar las leyes para que exploten libremente los recursos naturales correspondientes (agua, petróleo, metales preciosos, bosques, la biodiversidad), darles certidumbre jurídica, es decir, la garantía de que las leyes protegerán y favorecerán sus negocios, lo cual incluye el pago simbólico de impuestos y condiciones laborales ventajosas que les permitan mínimos gastos de operación para maximizar las ganancias.

Ese es más o menos el esquema acordado por todo mundo. Cuando un país como Argentina decide, con base en lo que juzga su interés nacional soberano, alterar esa "normalidad", entonces se produce el escándalo.

Y las condenas repiten sin cesar: ¡Uy, qué van a decir los inversionistas! Felipe Calderón, el ocupante del gobierno en México reconoce que el esquema que describí existe cuando dice que "se trata de medidas que ya estaban, de alguna manera descartadas en el contexto de un mundo global y de un mundo de certidumbre" (se refiere a la ventajosa certidumbre jurídica que explicamos antes).

O cuando insiste en la cantaleta de que sin inversiones no vamos a crecer: "Estoy absolutamente convencido de que el camino del crecimiento económico y del desarrollo no es el camino de las expropiaciones, sino el camino de las inversiones...y esas inversiones no vendrán nunca si no hay Estado de derecho y plena certidumbre jurídica" (léase si no hay leyes que las protegan aun a costa del interés nacional).

Lo que no dice es que la mayor parte de esas inversiones no son productivas sino especulativas. Y para muestra véanse los reportes del Banco de México (BdeM) según los cuales en el primer trimestre de este año ingresaron al país capitales golondrinos por casi 395 mil millones de pesos (más de 30 mil millones de dólares).

Se trata de recursos invertidos en acciones de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y en bonos de deuda interna del gobierno federal. Es decir, son capitales atraidos por pago de intereses casi tres veces superiores al rendimiento ofrecido por los bonos del Tesoro estadounidense.

Se denominan capitales golondrinos porque no se invierten en proyectos productivos para la creación de empleos sino en instrumentos de corto plazo, con el fin de poder moverse a otros mercados cuando a sus intereses convenga.

Como se ve, es una falacia, ideología pura eso de afirmar que el crecimiento con empleo vendrá merced al libre comercio y las inveriones foráneas. La historia de los últimos 30 años, en que se ha aplicado ese modelo y esparcido esa idea, desmiente a uno y a otra categóricamente.

Y hablando de ideología Calderón defiende la suya y condena la contraria: "...si queremos una América Latina que prospere, no será una atrapada en sus prejuicios ideológicos, sino una América Latina puesta en la ruta de la inversión y el crecimiento" (o sea, la intervención de un Estado soberano en defensa de su pueblo, es pura ideología, por lo tanto debe condenarse; en cambio, lo correcto es dejar que esa sociedad sea saqueada en nombre de una quimérica esperanza de crecimiento).





 

 

miércoles, 18 de abril de 2012

Lo que Argentina puso en jaque

La decisión de la presidenta argentina, Cristina Fernández, de expropiar 51 por ciento de la empresa petrolera YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), controlada por la española Repsol, con el propósito de reactivar la alicaída producción y dejar de importar energéticos  cada vez más caros que ponen el riesgo el superávit comercial del país, provocó el inmediato rechazo del mundo capitalista  y de alguno que otro de sus serviciales palafreneros (Felipe Calderón).

¿Por qué esta condena tan generalizada? ¿Por qué la decisión soberana de un país de recuperar para sí los estratégicos recursos petrolíferos que estaban en manos de una compañía extranjera improductiva, ha causado tanto revuelo internacional, tanto rasgarse las vestiduras y hasta la reacción afrentosa y desproporcionada del gobierno mexicano, que así se confirma como el cancerbero de la región para el cuidado de los intereses de la derecha internacional?

Respuesta: porque expresa una ideología y una praxis que atentan contra la ortodoxia económica que domina al mundo, la cual plantea --sin aceptarlo abiertamente-- que los países y sus sociedades (los periféricos, claro) no existen más. Que lo único que rifa es el mercado y los intereses de las trasnacionales, lo cual significa que éstas pueden depredar los recursos naturales donde los encuentren (la proclama del libre mercado supresor de fronteras nacionales), enviar sus ganancias íntegras al exterior sin favorecer a los dueños originales de esas riquezas y que éstos acepten pasivamente integrarse a ese modelo neocolonial-global impuesto por los países dominantes (en el caso mexicano véanse los casos de la minería y los hidrocarburos). Eso es todo.

Bien lo dijo el propio presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, de visita en México, al explicar que defenderá Repsol no sólo porque son los intereses de una empresa española. "Vamos a hacerlo, enfatizó, porque creo que estamos defendiendo un modelo de relaciones internacionales y comerciales basado en el respeto mutuo entre los países y la seguridad jurídica que son principios básicos, capitales y elementales para el desarrollo y el bienestar colectivos".

En efecto, lo que Rajoy defiende es el actual modelo de acumulación capitalista neoliberal, al que eufemésticamente llama "modelo de relaciones internacionales y comerciales". Un modelo que, por cierto, tiene a la sociedad española oprimida y al borde del colapso, pero que en la lógica del sistema está bien mientras se siga pagando puntualmente dividendos a unos cuantos socios, los únicos gananciosos de la ruina colectiva (el uno por ciento, como los caracteriza el Movimiento de los Ocupa).

El episodio Argentino irrita tanto porque representa una férrea alternativa (Bolivia, Brasil, Ecuador, Uruguay y Venezuela), así sea de tintes apenas reformistas en la mayoría de los casos, al capitalismo rampante.

Una piedra en el zapato de una economía mundial que exige manos libres (desregulación total) paras sus fechorías y corruptelas, no importa que esa "libertad" haya conducido en 2008 a la peor crisis económica que ha conocido el planeta.

lunes, 16 de abril de 2012

Seis claves para votar en 2012

Si usted forma parte del grueso 24 por ciento de quienes --según las encuestas-- no ha decidido por quien votará en la próxima elección presidencial, le presentamos este Manual para indecisos con tips que quizá lo ayuden o...empeoren su indecisión.

1. No se fije en las propuestas (contenido) sino en la estructura. El contenido no es esencial. Lo importante es si traerá una historia (estructura) nueva. Si usted es aficionado a las telenovelas verá que Abismo de pasión, que se transmite actualmente, tiene diálogos, reparto y situaciones diferentes, pero en esencia cuenta la misma historia que una novela anterior llamada Cañaveral de pasiones.

Un ejemplo menos cool: West side story (Amor sin barreras) es un cover de Romeo y Julieta, de William Shakespeare (un amor imposible por el odio mutuo entre las familias de los protagonistas. En la segunda el diferendo de familias es sustituido por el odio entre pandillas, para adaptarla a su época).

Si usted elige un cover como gobierno, corre el riesgo de que --como en las series de TV-- al final de la sexta temporada (del sexenio, pues) usted habrá vivido y visto la misma historia de desempleo, inseguridad, mala educación, carestía y corrupción, aunque con personajes diferentes.

2. Cheque si porpuestas aisladas ("Me comprometo a concluir la autopista" "Daré más becas a estudiantes") impactarán realmente en su vida. Vaya, si le permitirán llegar al fin de quincena sin apuros y con sus necesidades de casa, vestido y sustento satisfechas.

Puede que si usted es comerciante una autopista le ayude a transportar más rápido su mercancía, pero si la economía no mejora, seguirá vendiendo poco, probablemente encuentre dificultades para capitalizarse e invertir; sus ganancias continuarán cayendo y sus deudas aumentando. La nueva autopista o el moderno circuito vial no cambiarán su situación. Y peor: terminará pagándolos usted mismo con sus impuestos y cuotas de peaje.

3. Cuando escuche a algún candidato prometer Reformas estructurales...¡descártelo de inmediato! Algunas de esas reformas ya aplicadas son: la entrega de la banca nacional a los extranjeros (lo que restringió y encareció el crédito); cambios en el régimen de pensiones, ahora operado por Afores, cuyos dueños ganan más jineteando su lana en la Bolsa, de lo que usted recibe como pensión; el retiro de subsidios al campo, cuando países desarrollados los mantienen, con lo que sus labriegos están en ventaja frente a los nuestros. Una de las causas de la ruina de nuestro agro.

Reformas estructurales significan menos recursos a educación, lo que equivale a deteriorada infraestructura y miles de alumnos rechazados (Para el ciclo escolar 2013-I la UNAM sólo pudo admitir 11 mil 116 estudiantes de los 122 mil aspirantes. Más de 110 mil quedaron excluidos.

Y todavía faltan las reformas laboral (suprimirá derechos de trabajadores), la energética (para seguir haciendo negocios privados con compañías extranjeras a cambio de nuestro petróleo) y la fiscal (para gravar con IVA alimentos y medicinas, mientras se perdonan y devuelven impuestos a las grandes empresas). Quien diga que apoya más reformas estructurales, esto es lo que está apoyando.

4. Desconfíe de los programas sociales. Un candidato que ofrece mantener y ampliar los programas sociales (Oportunidades, 60 y más, Seguro popular) lo que nos está diciendo en realidad es que los jodidos seguirán jodidos, como alguna vez reconoció con desparpajo Emilio Azcárraga Milmo.

Los programas sociales son válvulas de escape que impiden a los menesterosos, hartos de su condición,  estallar revoluciones. La idea es calmarlos, darles algo para que "la vayan pasando" mientras otros se enriquecen a su costa. Entre menos programas sociales existan, mayor es la prosperidad y el nivel de vida de las personas, no al revés.

Con frecuencia escuchamos a nuestros políticos ufanarse de sus programas sociales. Es otra forma de cinismo. Ni un voto a quienes ofrezcan aumentar programas sociales en vez de reducirlos hasta su gradual extinción.

5. Identifique a sus enemigos de clase. Aunque en el mundo moderno se ha querido suprimir la noción de clase social, ésta existe y cada una tiene intereses diferentes. Si usted vota, como hasta ahora, por sus enemigos, éstos gobernarán para favorecer sus intereses propios, no los suyos.

¿Cómo saber quienes son? Muy simple: compruebe si compran, se divierten, estudian,vacacionan y viven donde usted lo hace. No es fácil encontrar a los Salinas de Gortari, a los Zedillo, a los Fox, a los Calderón, o a algunos de los apellidos que ahora disputan la presidencia de México en algún Liverpool o parque un fin de semana cualquiera.

En cambio, es probable que los pueda encontrar en alguna tienda exclusiva de Beverly Hills. Ellos pueden hacerlo porque usted no puede. Y, una vez en el gobierno, harán todo lo posible para asegurarse de que eso continúe siendo así.

6. No se deje influir por las encuestas. Las encuestas son deseos que aspiran a convertirse en profesías autocumplidas. En el México electoral de nuestros días son la forma "civilizada" que adopta lo que en realidad es una guerra sucia encubierta.

Su objetivo es doble: por un lado, inducir el llamado voto útil., aquel que se razona así:  "si mi candidato no tiene posibilidad, voto por el que las encuestas dicen que va ganando para que mi decisión sirva de algo".

Por otra parte, tienen la función de desalentar, avergonzar y hacer sentir marginales a los votantes que no están con el candidato correcto (ese al que las encuestas y algunos medios dan como seguro ganador). Explotan el instinto gregario de las masas (ir donde va la bola).

Es como cuando usted prefiere entrar a un restauran en vez de al de junto sólo porque el primero está lleno de gente y el otro semivacío. Y piensa: "la gente prefiere este porque ha de ser mejor. Vayamos allí". Y aunque los comenzales estén lamentando su decisión por el pésimo sazón y servicio que encontraron, seguirá atrayendo a más y más personas sólo porque al verlo atiborrado todos piensan lo mismo.

Ese es el tipo de resortes psicológicos que están activando las encuestas, y funciona con electores con una pobre o nula formación política.