miércoles, 5 de septiembre de 2012
Causa en común: legitimar a EPN
Las organizaciones no gubernamentales se han convertido en México en una burda figura de legitimación del poder. Las más representativas de ésto último, aunque no las únicas, son Causa en común, Mexicanos primero e Iluminemos México.
Se trata de organizaciones civiles que se pretenden ciudadanas, pero que en realidad constituyen entidades paragubernamentales, encabezadas por personeros de poderes fácticos como Televisa (Claudio X González de Mexicanos primero), y encargadas de legitimar, apoyar y promover iniciativas oficiales, como si ese apoyo proviniera de ciudadanos comunes que lo hicieran desinteresadamente mirando en todo por el bien de México.
En realidad tales organizaciones no se representan más que a sí mismas y sus intereses y su fin último, más que empoderar y organizar a los ciudadanos ante los abusos, el incumplimiento y la opacidad gubernamental y de la clase política en general --como pomposamente lo anuncian-- son los reflectores, la cercanía con el poder y la gestión de beneficios personales.
Su carácter de membretes ciudadanos lo confirma el hecho de que ningún movimiento o causa popular que verdaderamente se oponga a las políticas antipopulares de la actual clase política, está adherido a ninguna de esas entidades light.
Una confirmación del carácter servil de tales ONG's lo proporciona el comunicado difundido ayer por Causa en Común de María Elena Morera (en imagen con EPN). Se trata de un "llamado a la ciudadanía, y a las organizaciones civiles y sociales y a los actores políticos a reconocer la decisión del tribunal electoral y a trabajar unidos por el país."
Ignorantes de cualquier consideración filosófica que distingue entre lo legal, lo justo y lo legítimo, señalan como premisa que "Todos los ciudadanos tenemos la obligación de respetar la ley". Y si la ley determina que no hubo delito en el hecho de que algunos la infringieran para comprar la presidencia de la República, hay que respetar esa determinación porque es de la Ley.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación --dice Causa en común-- en forma definitiva calificó la elección presidencial como legal y declaró presidente electo. En consecuencia, llama a que "todos los mexicanos reconozcamos la decisión del Tribunal y respetemos las instituciones, como debe ser en una democracia constitucional".
Así, pide que se respeten las instituciones que no respetó a quien se designó como presidente electo. ¿Puede una organización que se dice de contrapeso al poder, tener alguno cuando se rinde ante ese poder y se presta a su legitimación, pese a las graves evidencias de que defraudó las leyes de la "democracia constitucional"? ¿Puede haber mayor cinismo que el de una ONG como Causa en común?
Asaltada de pronto por un prurito de veracidad, Causa en común cree salvar su mala conciencia aludiendo al escándalo del fraude mediante una fórmula más bien fariseica, cuando dice: "Reconocemos también que la ley es siempre perfectible, y debemos aprender de cada elección, para tener cada día una mejor democracia electoral".
Es decir, si alguien está convencido de que en la elección hubo irregularidades graves que harían necesaria su declaración de invalidez, no importa, la ley es perfectible y sólo podremos llegar a la democracia plena por aproximaciones sucesivas. No importa lo que eso le cueste al país en términos de corrupción, saqueo, pérdida de soberanía y muertes.
Esa es la lógica de nuestras organizaciones "ciudadanas", un negocio que empieza a revelarse tan lucrativo política y económicamente como el propio sistema de partidos al que dicen combatir.
sábado, 1 de septiembre de 2012
Democratizar los medios
En un manifiesto de seis puntos, el movimiento YoSoy132 afirma:
Tal es, en términos suscintos y acaso esquemáticos, como funciona el asunto en México. La demanda de "democratizar los medios" es pertinente dentro de ese diagnóstico porque apunta a arrebatar a la oligarquía el monopolio del principal instrumento de control y modelaje de la subjetividad colectiva.
Como se ve, no es un asunto menor, porque además implica abrir un mercado millonario --cuyo usufructuo en México y en el mundo está en manos de unas cuantas familias y grupos-- a la participación de un número mayor de agentes económicos y sociales.
Tanto los partidarios de la democratización de los medios, como quienes mantienen un férreo control sobre ellos saben que un reducido grupo de participantes --que más que competidores son aliados, como el caso de Televisa y TV Azteca, cuyos dueños son socios en Iusacell-- implica una uniformidad en cuanto a enfoques, puntos de vista y análisis de la realidad social y el control de lo que en Teorías de comunicación se denomina Agenta Setting (la agenda construida): no sólo qué pensar acerca de un tema, sino los temas acerca de los cuales hay que pensar, a partir de la mayor o menor relevancia que les conceden los medios de comunicación al hablar o no hablar de ellos).
Todos esos elementos hacen de este un asunto clave en la lucha social contra la oligarquía dominante. De ahí que sea necesario recurrir a nuevas formas que trasciendan el expediente de marchas de protesta en las que se exige la democratización a quienes se benefician de su falta. Es como pedirles que se desprendan del multimillonario negocio que el actual estado de cosas les reporta.
Es como pedirles que cedan su principal fuente de control social --la otra es la violencia, pero implica costos como pérdida legitimidad--, el cerebro que fabrica los relatos que moldean aspiraciones, hábitos, actitudes, conductas y patrones de pensamiento de la mayoría.
Es como pedirles deshacerse del cerebro del que emanan las formas simbólicas que nos proporcionan las claves para interpretar la realidad en el sentido deseado y conveniente. Es, en suma, pedirles que se suiciden, que se deshagan de una de las estructuras fundamentales del sistema de dominación imperante.
¿Por qué querrían hacerlo? ¿sólo porque algunos miles lo exigen en la calle? Esto nos coloca frente a la cuestión de la organización y la correlación de fuerzas.
Una organización tan articulada que sea capaz de generar acciones eficaces y contundentes de resistencia civil por calle, por cuadra, por barrio, por colonia y delegación, de modo que se equilibren las fuerzas y se esté en condiciones de inducir los cambios deseados a partir de la autogestión y al margen de los órganos formales de representación, como las cámaras del congreso también cooptadas por los poderes oligárquicos.
Y no hablo de acciones ilegales. Porque siempre que se habla de "resistencia civil" pareciera que se trata de transgredir el orden casi de la vida normal. No, sino de acciones que se ajustan a los preceptos del "mundo libre". Por ejemplo. ¿A cuánto ascenderían las pérdidas de la trasnacional Coca-cola si únicamente por un día nadie comprara uno sólo de sus productos en una calle, en una colonia, en un estado? ¿y si el ejercicio se extiende por dos, tres días? ¿a cuánto por una semana?
¿A quien podrían acusar de trastocar la legalidad ante una acción semejante? ¿no sería acaso resultado del libre albedrío de los consumidores preconizado por las teorías del Libre mercado? ¿Y si luego esa medida se pusiera en práctica contra otras empresas?
Lo que trato de ilustrar es el potencial de la organización que debe construirse desde abajo y, sobre todo, la adopción de una práxis que se aparte de los caminos hasta ahora recorridos, porque en política, y ese es un principio elemental, nadie logra nada si no es desde una posición de fuerza.
Ellos detentan actualmente esa posición. Por eso pueden, como dice el movimiento YoSoy132 "imponer y quitar gobernantes". Bueno, pues acumulemos fuerzas.
Televisa y TV Azteca son la cara visible y el principal instrumento de la oligarquía que gobierna este país, de los poderes fácticos que, de acuerdo con sus intereses, imponen y quitan gobernantes para que ejecuten los proyectos neoliberales de los grandes capitalistas, tanto nacionales como internacionales (La Jornada, 27 julio/2012, p. 13).El diagnóstico es exacto. Identifica al país como gobernado, controlado por una oligarquía; es decir, por un grupo minoritario, pero de gran poder e influencia económica. Y que ese grupo --y los poderes ocultos o fácticos que lo acompañan y complementan-- es puntual ejecutor de los designios neoliberales en boga dictados por el gran capital local en sintonía con el foráneo, en tanto que aquél constituye, en realidad, una ramificación subordinada de éste.
Tal es, en términos suscintos y acaso esquemáticos, como funciona el asunto en México. La demanda de "democratizar los medios" es pertinente dentro de ese diagnóstico porque apunta a arrebatar a la oligarquía el monopolio del principal instrumento de control y modelaje de la subjetividad colectiva.
Como se ve, no es un asunto menor, porque además implica abrir un mercado millonario --cuyo usufructuo en México y en el mundo está en manos de unas cuantas familias y grupos-- a la participación de un número mayor de agentes económicos y sociales.
Tanto los partidarios de la democratización de los medios, como quienes mantienen un férreo control sobre ellos saben que un reducido grupo de participantes --que más que competidores son aliados, como el caso de Televisa y TV Azteca, cuyos dueños son socios en Iusacell-- implica una uniformidad en cuanto a enfoques, puntos de vista y análisis de la realidad social y el control de lo que en Teorías de comunicación se denomina Agenta Setting (la agenda construida): no sólo qué pensar acerca de un tema, sino los temas acerca de los cuales hay que pensar, a partir de la mayor o menor relevancia que les conceden los medios de comunicación al hablar o no hablar de ellos).
Todos esos elementos hacen de este un asunto clave en la lucha social contra la oligarquía dominante. De ahí que sea necesario recurrir a nuevas formas que trasciendan el expediente de marchas de protesta en las que se exige la democratización a quienes se benefician de su falta. Es como pedirles que se desprendan del multimillonario negocio que el actual estado de cosas les reporta.
Es como pedirles que cedan su principal fuente de control social --la otra es la violencia, pero implica costos como pérdida legitimidad--, el cerebro que fabrica los relatos que moldean aspiraciones, hábitos, actitudes, conductas y patrones de pensamiento de la mayoría.
Es como pedirles deshacerse del cerebro del que emanan las formas simbólicas que nos proporcionan las claves para interpretar la realidad en el sentido deseado y conveniente. Es, en suma, pedirles que se suiciden, que se deshagan de una de las estructuras fundamentales del sistema de dominación imperante.
¿Por qué querrían hacerlo? ¿sólo porque algunos miles lo exigen en la calle? Esto nos coloca frente a la cuestión de la organización y la correlación de fuerzas.
Una organización tan articulada que sea capaz de generar acciones eficaces y contundentes de resistencia civil por calle, por cuadra, por barrio, por colonia y delegación, de modo que se equilibren las fuerzas y se esté en condiciones de inducir los cambios deseados a partir de la autogestión y al margen de los órganos formales de representación, como las cámaras del congreso también cooptadas por los poderes oligárquicos.
Y no hablo de acciones ilegales. Porque siempre que se habla de "resistencia civil" pareciera que se trata de transgredir el orden casi de la vida normal. No, sino de acciones que se ajustan a los preceptos del "mundo libre". Por ejemplo. ¿A cuánto ascenderían las pérdidas de la trasnacional Coca-cola si únicamente por un día nadie comprara uno sólo de sus productos en una calle, en una colonia, en un estado? ¿y si el ejercicio se extiende por dos, tres días? ¿a cuánto por una semana?
¿A quien podrían acusar de trastocar la legalidad ante una acción semejante? ¿no sería acaso resultado del libre albedrío de los consumidores preconizado por las teorías del Libre mercado? ¿Y si luego esa medida se pusiera en práctica contra otras empresas?
Lo que trato de ilustrar es el potencial de la organización que debe construirse desde abajo y, sobre todo, la adopción de una práxis que se aparte de los caminos hasta ahora recorridos, porque en política, y ese es un principio elemental, nadie logra nada si no es desde una posición de fuerza.
Ellos detentan actualmente esa posición. Por eso pueden, como dice el movimiento YoSoy132 "imponer y quitar gobernantes". Bueno, pues acumulemos fuerzas.
lunes, 13 de agosto de 2012
Los toros y el maltrato animal
Con alguna frecuencia, las redes sociales se pueblan de campañas contra las corridas de toros. "Suben" entonces close-up de animales ensangrentados, a punto de morir. Semejantes imágenes son subrayadas por frases como: "¿dónde ves el arte?" en una obvia contraposición de que la crueldad explícita en la dramática imagen no puede ser arte, como insisten los taurófilos al defender la fiesta brava.
Se pone pues el acento en el sufrimiento del animal para horrorizar al respetable exaltando sus sentimientos de lástima y ganar adeptos hacia una causa --la suspensión de las corridas de toros-- por considerarse un espectáculo cruel y despiadado. No está mal.
Esas buenas conciencias han de creer que la carne --de cerdo, res, pollo, pescado, conejo, etc-- que degustan en sus mesas no son producto del sufrimiento que implica el sacrificio masivo de esas especies que tiene lugar a diario en granjas, establos o rastros.
O acaso se sosiegan al pensar que ese sufrimiento sí está justificado porque tiene un fin reputado como superior: la manutención de la especie. Argumento que no oculta su antropocentrismo al implicar que la humana, por ser superior, debe prevalecer sobre el resto, incluso a costa de canibalizarlas.
En la plaza, en cambio, según eso, se mata por matar a un animal indefenso al que primero se le infringe castigo y sufrimiento. Así presentado, el asunto resulta, en efecto, abominable.
No lo es, sin embargo. En el ruedo rigen reglas muy estrictas que atemperan las ventajas que presumiblemente da la inteligencia humana sobre un bravo al que, por cierto, se ha criado durante cuatro años con cuidados extremos para que desarrolle sus condiciones de bravura, fuerza y peligro, en las que sin duda supera al lidiador.
Ahí, en el centro del ruedo, donde no hay refugio para nadie, el diestro está obligado a atornillar sus zapatillas en la arena, no moverse, aguantar en un palmo de terreno las pesadas embestidas del animal, armado sólo con un paño rojo que, por cierto, no es para dar trapazos o hurtar el cuerpo al peligro, sino para, situado el diestro en los terrenos del toro, entre los pitones donde no hay ventaja posible, templar la acometida llevando las astas cosidas a la muleta, pero sin que éstas la alcancen nunca.
Tampoco se les mata de cualquier modo. La espada ha de entrar en el llamado hoyo de las agujas, en el morriño del animal y para alcanzarlo, el torero ha de poner el pecho. Es quizá el momento en que mas igualadas están las condiciones.
Párece alguien delante de un toro y se impondrá no sólo de su altura, sino del hecho de que para llegar al sitio de la muerte se han de sortear dos puntiagudas aduanas en movimiento. El encuentro en la llamada suerte suprema es casi cuerpo a cuerpo, pues al momento del cite la muleta se lía sobre el estaquillador y ahí no hay ventaja.
No digo que no haya dolor en el animal, lo que afirmo es que no se le mata vilmente, como quizá con buena fe, pero con mucha ignorancia, pretenden quienes abogan por la cancelación de las corridas. El toro de lidia es un animal de combate, esa es su naturaleza. Está diseñado para el ataque.
Diseñado, sí, porque los cuidados y los estudios de mejoramiento genético de esa especie han evitado su extinción, la cual ocurriría si se cancelan las corridas, y nadie se ocupara de su crianza. Así, quienes abogan por la cancelación de las corridas de toros me hacen el efecto de aquel que para deshacerse de una mosca utiliza un cañón. La desproporción es tal que se deshace del bicho, pero genera un daño mayor.
Durante los cuatro años que pace en las dehesas antes de partir a la plaza, el toro vive, a diferencia de otras especies, como veremos, en su ámbito natural, a campo abierto, sin hacinamientos, rodeado de los más extremos cuidados en cuanto a alimentación, salud y reproducción. No padecen los trastornos fisiológicos de las especies engordadas o crecidas artificialmente.
En contraste con lo anterior, Foreign Affairs, revista publicada por el Consejo de Relaciones Exteriores, un think tank estadounidense, publicó en su edición de marzo-abril un artículo titulado "La globalización del bienestar animal". No estaría demás que lo leyeran quienes por estos días presionan para que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal prohiba las corridas de toros en la ciudad de México.
El texto, escrito por Miyun Park y Peter Singer, señala que de acuerdo con el Banco Mundial, la demanda global ha incrementado la producción de carne en el mundo en desarrollo casi al triple entre 1980 y 2002, al pasar de 45 millones a 134 millones de toneladas.
Datos de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) indican que desde principios de los años 60 el consumo de leche casi se ha duplicado, el de carne creció más del triple y el consumo de huevo se multiplicó por cinco.
Para satisfacer esta demanda, sólo en 2009 más de 60 millones de animales fueron sacrificados (la cifra incluye aproximadamente 52 millones de pollos, 1.34 millones de cerdos, 656 mil pavos, 521 mil ovejas, 403 mil cabras y 298 mil reses). Adicionalmente, ese año se produjeron 1.18 billones de huevos para alimentación.
Estas cifras han producido una alerta global acerca de las condiciones en que viven estos animales. La mayoría de los productos de origen animal en el mundo son suministrados por sistemas de confinamiento intensivo, los cuales niegan a los animales la oportunidad de vivir de un modo adecuado y de acuerdo con el comportamiento normal de su especie.
Debido a que el apetito mundial por carne, huevo y leche ha crecido, el sistema de confinamiento intensivo para la producción animal --inicialmente desarrollado en Europa y norteamérica tras la Segunda Guerra Mundial-- ha continuado suplantando las prácticas tradicionales aplicadas en las granjas.
Hoy los sistemas industriales producen alrededor de dos terceras partes de la producción mundial de aves, carne y huevo, así como más de la mitad de carne de cerdo.
Estos métodos industriales provocan severas limitaciones a los animales en términos de espacio y de su capacidad para desarrollar un comportamiento natural. Dado el alto número de pollos que son criados para alimentación y producción de huevo cada año, podría decirse que la inductria avícola es la principal violadora del bienestar animal.
Las gallinas ponedoras, por ejemplo, son manntenidas estériles y encerradas en mallas metálicas conocidas como jaulas para la explotación avícola intensiva. Estas jaulas son tan pequeñas que si incluso hubiera una gallina en cada una, sería incapaz de extender y batir sus alas. Y con frecuencia hay al menos cuatro, si no es que más gallinas por jaula. Adicionalmente, estos animales jamás ven la luz del día, pues permanecen confinadas en lugares iluminadas con luz artificial para estimular su producción.
En tales condiciones de hacinamiento, las aves son incapaces de establecer su acostumbrada jerarquía social: las gallinas subordinadas no tienen forma de aislarse por sí mismas de sus dominantes compañeras de celda y como resultado es probable que tengan sus alas y cuerpos picoteados por las gallinas dominantes con lo cual quedan heridas e incluso mueren.
En lugar de proporcionar más espacio a las aves para minimizar el daño por picotazos, muchos productores de huevo lo que hacen es quemar porciones del pico de las gallinas con una navaja caliente y raras veces, si acaso, con anestesia.
La Unión Europea proscribió el uso de jaulas de esterilidad al inicio de 2012. Los productores europeos deben ahora utilizar jaulas de ambiente libre o como mínimo jaulas acondicionadas con cajas para nidos, lo cual permitiría a las gallinas satisfacer al menos algunos de sus comportamientos intintivos. Aunque estas cajas son una mejora, aun mantienen a las gallinas en confinamiento instintivo sin posibilidades de comportarse del modo en que les dicta su instinto.
La abrumadora mayoría de pollos criados para carne, también son tratados en condiciones restrictivas, con frecuencia en largos establos que pueden albergar más de 20 mil aves. Es tal la densidad que cada pollo tiene solo tanto espacio como el equivalente a una sencilla hoja de papel tamaño carta.
Además de las limitaciones impuestas a su bienestar por tales prácticas de confinamiento, el uso extendido de la reproducción selectiva tiene un impacto adverso en el bienestar de decenas de millones de animales cada año.
Por ponerlo simple: los pollos son forzados a crecer mucho más gordos y mucho más rápido de lo que es natural y saludable. En 1925 los pollos alcanzaron 2.5 gramos en aproximadamente 16 semanas; hoy, por exigencias comerciales alcanzan 5.5 gramos en menos de siete semanas.
Esas antinaturales y rápidas tasas de crecimiento dejan a muchos pollos debilitados, sufriendo de huesos deformados, anomalías en su forma de andar, ruptura de tendones y enfermedades metabólicas, aunque sean sacrificados cuando, en efecto, todavía son jóvenes. Alcanzan el peso para el matadero aproximadamente a los 42 días de edad, muchas aves no pueden caminar apropiadamente y sufren otras dolencias porque sus todavía inmaduros huesos no pueden soportar sus anormalmente pesados cuerpos.
Hasta aquí el artículo. No se trata desde luego de ver quien maltrata más. Se trata de hacer notar que
así como nadie acude a una plaza para solazarse con el sufrimiento de una bestia, como parecen sugerir quienes se oponen a las corridas, en el ámbito taurino, tanto por criadores, toreros y públicos, el toro es un animal respetadísimo y cuidadísimo desde la cuna hasta que sale al ruedo donde encuentra una muerte mucho más digna que la de otras especies. Esas sobre las que nadie dice nada.
miércoles, 1 de agosto de 2012
Soriana y la hoguera mediática
La campaña de difamación mediática emprendida por el establishment mexicano contra Andrés Manuel López Obrador por no avenirse a los designios electorales, ha tenido un nuevo, ominoso episodio protagonizado por la cadena comercial Soriana y la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD).
En efecto, mediante un desplegado publicado ayer en periódicos de la ciudad de México, la organización Soriana responsabiliza a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), a Ricardo Monreal y a Jesús Zambrano, "de todos los daños físicos y materiales que tanto nuestro personal como nuestras instalaciones pudieran sufrir en la ejecusión de las manifestaciones que promueven e incitan, mismas que lamentablemente han intensificado su agresividad y su violencia...".
La ANTAD, en tanto, señaló que "las agresiones" contra esa cadena de tiendas "...generan un ambiente de división social e inhiben la inversión privada y el empleo".
De acuerdo con una nota de El Universal, publicada este 1 de agosto, la Asociación señaló que "Este ambiente de persecusión y de violencia afecta la tranquilidad social, la economía de las empresas, y el bienestar de las familias y del ciudadano común", y por ello piden la intervención del presidente Felipe Calderón, así como de las secretarías de Gobernación y de Seguridad Pública Federal para "frenar la ola de violencia contra Organización Soriana".
Se trata de dos piezas cuyo lenguaje exaltado e incriminatorio parece encaminado a crear un clima de opinión favorable que justifique y aun haga exigible la intervención de la fuerza pública en contra, si se pudiera, del propio ex candidato presidencial a quien se acusa --ahí sí sin pruebas-- de incitar actos de violencia y a la "división social" (sucedáneo legaloide del delito de disolución social esgrimido en 1968 contra los manifestantes de entonces).
Los ataques con explosivos perpretados por manos anónimas en las inmediaciones o contra algún establecimiento de esa cadena de tiendas, ha dado a ésta la coartada perfecta para lanzarse contra el político tabasqueño en una clara maniobra de cobranza de facturas por la forma en que el ex candidato y su movimiento desnudaron la compra de votos en que habría incurrido el PRI, mediante el reparto de monederos electrónicos con cargo a esas tiendas que encabeza Ricardo Martín Bringas.
Se trata de una actitud inescrupulosa porque instiga a la represión gubernamental, es decir, a la violencia contra los outsiders, a quienes se acusa sin pruebas, pero eso sí, parapetados en un lenguaje que se quiere civilizado, pacífico y de unidad sólo porque alude a valores como la protección de las familias (¡Bienvenidos de regreso al siglo XIX!)
Así, los presuntos ataques perpetrados por las hordas de Andrés Manuel serían en realidad --así se hacen aparecer-- no contra una tienda, sino contra las familias y, en un exceso de cinismo, contra la igualmente sacrosanta inversión privada y el empleo, ya damnificados desde endenantes.
A la victimización de que se hace objeto Organización Soriana, se suma --o viceversa-- la feroz campaña, esa sí de odio, enderezada por los medios alineados con el poder contra el candidato incómodo: Pepe Grillo (La Crónica de Hoy) lo llama "sembrador de odios", "le apuesta a la violencia", "busca que los mexicanos se dividan", "su aversión a la legalidad es manifiesta", y llama a la ciudadanía a respaldar a Soriana contra el ogro.
Desde las páginas de Milenio, Oscar Mario Beteta, ya en el colmo del paroxismo y por supuesto sin sentirse en la necesidad profesional de probar sus dichos, da como seguros atacantes de Soriana a los "grupúsculos" y "fanáticos" seguidores de AMLO que así estarían en camino de (¡otra vez la burra al trigo!) "sembrar desorden e inestabilidad" y de provocar "desinversión, desempleo, alza de precios, mayor miseria, discordia, más criminalidad".
Y como por todo lo anterior, para Beteta "AMLO es esencialmente un peligro para México...no queda más que la aplicación de la ley sin contemplaciones".
Desde El Financiero, Carlos Ramírez explota la otra veta de la estrategia para desacreditar a AMLO, la muy conocida acusación del mal perdedor que no respeta "las reglas del juego de la normalidad democrática".
Así, los defensores de la legalidad acusan ilegalmente y sin pruebas de actos de cuasiterrorismo a un movimiento sólo porque impugnó las elecciones mediante los mecanismos previstos por la ley que dicen defender.
En efecto, mediante un desplegado publicado ayer en periódicos de la ciudad de México, la organización Soriana responsabiliza a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), a Ricardo Monreal y a Jesús Zambrano, "de todos los daños físicos y materiales que tanto nuestro personal como nuestras instalaciones pudieran sufrir en la ejecusión de las manifestaciones que promueven e incitan, mismas que lamentablemente han intensificado su agresividad y su violencia...".
La ANTAD, en tanto, señaló que "las agresiones" contra esa cadena de tiendas "...generan un ambiente de división social e inhiben la inversión privada y el empleo".
De acuerdo con una nota de El Universal, publicada este 1 de agosto, la Asociación señaló que "Este ambiente de persecusión y de violencia afecta la tranquilidad social, la economía de las empresas, y el bienestar de las familias y del ciudadano común", y por ello piden la intervención del presidente Felipe Calderón, así como de las secretarías de Gobernación y de Seguridad Pública Federal para "frenar la ola de violencia contra Organización Soriana".
Se trata de dos piezas cuyo lenguaje exaltado e incriminatorio parece encaminado a crear un clima de opinión favorable que justifique y aun haga exigible la intervención de la fuerza pública en contra, si se pudiera, del propio ex candidato presidencial a quien se acusa --ahí sí sin pruebas-- de incitar actos de violencia y a la "división social" (sucedáneo legaloide del delito de disolución social esgrimido en 1968 contra los manifestantes de entonces).
Los ataques con explosivos perpretados por manos anónimas en las inmediaciones o contra algún establecimiento de esa cadena de tiendas, ha dado a ésta la coartada perfecta para lanzarse contra el político tabasqueño en una clara maniobra de cobranza de facturas por la forma en que el ex candidato y su movimiento desnudaron la compra de votos en que habría incurrido el PRI, mediante el reparto de monederos electrónicos con cargo a esas tiendas que encabeza Ricardo Martín Bringas.
Se trata de una actitud inescrupulosa porque instiga a la represión gubernamental, es decir, a la violencia contra los outsiders, a quienes se acusa sin pruebas, pero eso sí, parapetados en un lenguaje que se quiere civilizado, pacífico y de unidad sólo porque alude a valores como la protección de las familias (¡Bienvenidos de regreso al siglo XIX!)
Así, los presuntos ataques perpetrados por las hordas de Andrés Manuel serían en realidad --así se hacen aparecer-- no contra una tienda, sino contra las familias y, en un exceso de cinismo, contra la igualmente sacrosanta inversión privada y el empleo, ya damnificados desde endenantes.
A la victimización de que se hace objeto Organización Soriana, se suma --o viceversa-- la feroz campaña, esa sí de odio, enderezada por los medios alineados con el poder contra el candidato incómodo: Pepe Grillo (La Crónica de Hoy) lo llama "sembrador de odios", "le apuesta a la violencia", "busca que los mexicanos se dividan", "su aversión a la legalidad es manifiesta", y llama a la ciudadanía a respaldar a Soriana contra el ogro.
Desde las páginas de Milenio, Oscar Mario Beteta, ya en el colmo del paroxismo y por supuesto sin sentirse en la necesidad profesional de probar sus dichos, da como seguros atacantes de Soriana a los "grupúsculos" y "fanáticos" seguidores de AMLO que así estarían en camino de (¡otra vez la burra al trigo!) "sembrar desorden e inestabilidad" y de provocar "desinversión, desempleo, alza de precios, mayor miseria, discordia, más criminalidad".
Y como por todo lo anterior, para Beteta "AMLO es esencialmente un peligro para México...no queda más que la aplicación de la ley sin contemplaciones".
Desde El Financiero, Carlos Ramírez explota la otra veta de la estrategia para desacreditar a AMLO, la muy conocida acusación del mal perdedor que no respeta "las reglas del juego de la normalidad democrática".
Así, los defensores de la legalidad acusan ilegalmente y sin pruebas de actos de cuasiterrorismo a un movimiento sólo porque impugnó las elecciones mediante los mecanismos previstos por la ley que dicen defender.
viernes, 27 de julio de 2012
CATASTROIKA
Un video que documenta cómo las fuerzas del mercado están conduciendo a los países a un estado de destrucción total, con altísimas tasas de desempleo y empobrecimiento de la población.
jueves, 26 de julio de 2012
El fraude intangible
"A López Obrador nunca lo iban a dejar llegar".
Con matices, la frase se repite en las conversaciones cotidianas, y en medio de la confusión y el vocinglerío poselectoral resulta de lo más significativo a escala de la calle.
Significativo, sí. Porque en ese vago "lo iban", donde el sujeto (ellos) aparece elidido, habita una certeza: la existencia de un poder superior, que no es obviamente el de los ciudadanos que depositan su voto en las urnas, pero capaz de decidir por encima de la voluntad de millones quien debe o quien no debe "llegar".
La aceptación fatalista de esa realidad ocurre, entre otras razones, porque no se sabe bien a bien quienes son esos decisores. Se habla del duopolio televisivo (Televisa-TV Azteca) y sus personeros que salen a cuadro y que, a manera de pararrayos, concitan de cuando en cuando la ira popular (recuérdese el caso de la supuesta agresión al periodista Carlos Marín del grupo Milenio-Televisa mientras caminaba por la calle cerca de una manifestación juvenil).
Ellos, así como otros opinadores de medios alineados con los intereses económicos dominantes (Excélsior, El Universal, Organización Editorial Mexicana, La Crónica de hoy, La Razón y Radio Fórmula, entre otros) Son ciertamente la cara visible y acaso los operadores de los mecanismos de dominación, pero no son el verdadero poder.
Éste se encuentra en la forma cómo está organizado el mundo: mediante un entramado de instituciones, organismos internacionales, empresas multinacionales (Procter and Gamble, Coca-cola, Walmart), entidades financieras y la industria militar, con ramificaciones en las oligarquías de cada país, y desde cuyos organigramas diariamente se manejan y controlan una multiplicidad de operaciones legales e ilegales en todo el mundo. Incluidos, desde luego, los simulacros electorales que mantienen la ilusión de un "mundo libre", en el que, según eso, el poder y la voluntad de los ciudadanos se manifiesta en las urnas.
Ese conglomerado de instituciones e intereses conforma el gran poder que rige nuestras vidas y cuya existencia está perfectamente intuida por el hombre de la calle en ese sujeto elidido, en ese "ellos" connotado en la frase "...nunca lo iban (ellos) a dejar llegar". Fue ese entramado el que actuó durante el pasado proceso electoral para concretar su designio: imponer a Enrique Peña Nieto como presidente de México.
Tanto sus identidades como sus métodos permanecen ocultos; los primeros, camuflajeados entre nombres de "honorables" consejos de administración o protegidos por gobiernos; los segundos, los métodos, mediante la aplicación de modernas técnicas de la persuación y propaganda.
Ese secreto en que se desenvuelven y operan es vital para la supervivencia del sistema-mundo que regentean. Y si se duda, véase un ejemplo cercano e inmediato: el pasado 10 de julio en México, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en una decisión insólita, ordenó mantener en secreto la identidad de los beneficiados por el Sistema de Administración Tributaria que en 2007 canceló créditos fiscales por casi 74 mil millones de pesos.
Merced a ese secreto, por ejemplo, nunca sabremos los nombres de las empresas así beneficiadas por eso que en los hechos es una escandalosa e ilegal condonación de impuestos, ni tampoco conoceremos la identidad de sus dueños que permitiera establecer o descubrir ligas o nexos con el poder público.
Tampoco conoceremos si entre esos beneficiarios figuran sucursales de empresas nultinacionales y si éstas, en reciprocidad por el favor recibido, destinaron apoyos ilegales o encubiertos al candidato presidencial del PRI. O si hay empresas favorecidas con concesiones obtenidas vía sobornos a autoridades, como el caso nunca investigado aquí de la empresa Walmart.
Mientras eso ocurre en las alturas, a ras de calle se persigue y se boletina profusamente --pues allí no hay el subterfugio del secreto bancario-- a los causantes menores que se retrasan en sus pagos al fisco.
En lo que toca a los métodos son tan eficaces que resulta difícil seguirlos. Confróntese al efecto la siguiente (lamentable) declaración del consejero electoral Lorenzo Córdova al poner en duda el efecto de las encuestas sobre los ciudadanos: "Se emitieron metodologías, se rindieron informes de cumplimiento...no hay un elemento claro que en automático traduzca los sondeos en incidir en favor del puntero o en su caso desalentar a otros votantes. En eso entramos ya en las subjetividades".
Para el consejero Córdova lo que vale, el dato duro y objetivo, fuera de toda "subjetividad" son las metodologías entregadas al IFE por las casas encuestadoras. Y pretende hacer creer que ese cientificismo de las metodologías prueba que las encuestas no fueron trampeadas. Lo que ignora Córdova es que la ciencia no funciona así. La ciencia no da cheques en blanco, no establece verdades eternas. Algo puede ser cierto hoy, pero dejar de serlo mañana a la luz de nuevas evidencias.
En todo caso ¿qué le dicen al consejero las amplias disparidades entre lo que difundieron las encuestas y el resultado real? ¿Cómo se explica a sí mismo que las metodologías, tan objetivas, tan científicas ellas, hayan fallado de tal modo?
Habría que explicarle al ingenuo doctor Córdova que el sistema-mundo actúa en ambos terrenos, en el de la objetividad (la compra de votos es un dato real, acreditable empíricamente) y en el de la subjetividad. Y quizá más en éste que en aquél, porque éste se realiza en el terreno de la manipulación de formas simbólicas, donde los fraudes no dejan huellas dactilares.
Por eso al consejero --ignorante del empleo de las técnicas de la persuación estudiadas por las modernas teorías de la comunicación-- le resulta difícil concebir lo que es perfectamente realizable: influir en los electores mediante la difusión de encuestas mentirosas, de modo que se sientan compelidos a actuar en el sentido subliminalmente sugerido (en este caso votar por el "puntero" ante lo inevitable de su "triunfo").
Si ello no fuera perfectamente posible ¿tendría algún sentido que las multinacionales gastaran cada año en publicidad miles de millones de dólares? Por ello resulta patético mirar a Ulises Beltrán, Roy Campos y a Francisco Agundiz haciéndose cruces por explicar lo inexplicale, cuando la verdad está tan a la mano: mintieron y de ello obtendrán beneficios económicos si se consuma la imposición.
Un último apunte acerca de cómo actúa el sistema en el terreno de lo subjetivo, de lo indemostrable hasta cierto punto. Si, como apuntaba Clifford Geertz, la función de la cultura es dotar de sentido al mundo y hacerlo comprensible, entonces lo que hacen los medios y toda la cauda de opinadores a su servicio, es traducir y hacer comprensible la realidad con arreglo a pautas preestablecidas que, a su vez, producen las actitudes que cada uno o su grupo social tiene hacia la vida.
En ese afán de traducir y hacer comprensible la realidad para el gran público, los medios tienen el efecto de suplantar incluso la propia experiencia. El ejemplo más a la mano es el de un individuo que asiste a un espectáculo de cualquier índole (musical, cultural, deportivo), pero que al día siguiente necesita leer las reseñas para confirmar o conformar su opinión acerca de lo que él mismo presenció.
La propia naturaleza de los medios, intermediarios cotidianos entre la realidad y nosotros, ha condicionado a la gente a desconfiar incluso de su propia experiencia. A esperar a ver qué se escribe o qué se dice de algo para conformar uno su propia opinión, y aun para confirmar que algo en efecto ocurrió.
En ese sentido resulta ilustrativo el comentario de Jorge Castañeda expuesto durante la cobertura especial que Televisa dispuso el día de la elección presidencial. Allí sugirió a los electores desconfiar y descreer de su experiencia inmediata. Aunque usted tenga --dijo-- un amplísimo círculo de amigos que hayan votado por un candidato, no crea que por ello éste resultará ganador.
Porque --continuó-- por mucho que usted escuche a miles decirlo, nunca podrán ser más que los millones de votantes que participan en una elección nacional. El intento de Castañeda es magistral porque el misil apuntaba a destruir, antes de que se generalizara, la percepción de que la mayoría habría votado por un candidato que no era el que las televisoras, el IFE y Los Pinos estaban a punto de anunciar como el ganador.
La lógica detrás del intento es esta: si destruimos la percepción aminoramos el conflicto y se pavimenta el camino para la imposición. Así es como operan. Así lo hicieron durante los últimos cinco años: mediante comentarios e imágenes aparentemente inocuos sembrados en la mente de millones así, como no queriendo la cosa, como lo intentó Castañeda ese domingo 1 de julio.
Por eso un día de 2009 Televisa transmitió un programa especial del día del Padre desde la Plaza de los Mártires, en pleno centro de Toluca, con Enrique Peña Nieto y su familia (¡qué bonito, no?) como anfitriones. Por eso telenovelas como Mañana es para siempre tuvieron locaciones en Toluca y, para inducir la idea de progreso industrial de la entidad (y por asociación automática de su gobernante copetón) el guión del melodrama incluyó una exitosísima feria del queso y de la leche organizada en la región.
Todo eso se niega. "No hay pruebas", dice la televisora "de que hayamos contruido y tratemos de imponer un candidato", cuando lo hicieron a la vista de todos mediante fraudes intangibles que al ponerse al descubierto se intentan descalificar por "subjetivos".
Lo muy objetivo, aunque ya no tan ocultos, son los poderes e intereses alineados y aliados en impedir el voto libre de los electores mexicanos, quienes ya están al tanto de que existen unos "ellos" empeñados en burlar la voluntad general. De ahí la resistencia a la imposición.
Con matices, la frase se repite en las conversaciones cotidianas, y en medio de la confusión y el vocinglerío poselectoral resulta de lo más significativo a escala de la calle.
Significativo, sí. Porque en ese vago "lo iban", donde el sujeto (ellos) aparece elidido, habita una certeza: la existencia de un poder superior, que no es obviamente el de los ciudadanos que depositan su voto en las urnas, pero capaz de decidir por encima de la voluntad de millones quien debe o quien no debe "llegar".
La aceptación fatalista de esa realidad ocurre, entre otras razones, porque no se sabe bien a bien quienes son esos decisores. Se habla del duopolio televisivo (Televisa-TV Azteca) y sus personeros que salen a cuadro y que, a manera de pararrayos, concitan de cuando en cuando la ira popular (recuérdese el caso de la supuesta agresión al periodista Carlos Marín del grupo Milenio-Televisa mientras caminaba por la calle cerca de una manifestación juvenil).
Ellos, así como otros opinadores de medios alineados con los intereses económicos dominantes (Excélsior, El Universal, Organización Editorial Mexicana, La Crónica de hoy, La Razón y Radio Fórmula, entre otros) Son ciertamente la cara visible y acaso los operadores de los mecanismos de dominación, pero no son el verdadero poder.
Éste se encuentra en la forma cómo está organizado el mundo: mediante un entramado de instituciones, organismos internacionales, empresas multinacionales (Procter and Gamble, Coca-cola, Walmart), entidades financieras y la industria militar, con ramificaciones en las oligarquías de cada país, y desde cuyos organigramas diariamente se manejan y controlan una multiplicidad de operaciones legales e ilegales en todo el mundo. Incluidos, desde luego, los simulacros electorales que mantienen la ilusión de un "mundo libre", en el que, según eso, el poder y la voluntad de los ciudadanos se manifiesta en las urnas.
Ese conglomerado de instituciones e intereses conforma el gran poder que rige nuestras vidas y cuya existencia está perfectamente intuida por el hombre de la calle en ese sujeto elidido, en ese "ellos" connotado en la frase "...nunca lo iban (ellos) a dejar llegar". Fue ese entramado el que actuó durante el pasado proceso electoral para concretar su designio: imponer a Enrique Peña Nieto como presidente de México.
Tanto sus identidades como sus métodos permanecen ocultos; los primeros, camuflajeados entre nombres de "honorables" consejos de administración o protegidos por gobiernos; los segundos, los métodos, mediante la aplicación de modernas técnicas de la persuación y propaganda.
Ese secreto en que se desenvuelven y operan es vital para la supervivencia del sistema-mundo que regentean. Y si se duda, véase un ejemplo cercano e inmediato: el pasado 10 de julio en México, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en una decisión insólita, ordenó mantener en secreto la identidad de los beneficiados por el Sistema de Administración Tributaria que en 2007 canceló créditos fiscales por casi 74 mil millones de pesos.
Merced a ese secreto, por ejemplo, nunca sabremos los nombres de las empresas así beneficiadas por eso que en los hechos es una escandalosa e ilegal condonación de impuestos, ni tampoco conoceremos la identidad de sus dueños que permitiera establecer o descubrir ligas o nexos con el poder público.
Tampoco conoceremos si entre esos beneficiarios figuran sucursales de empresas nultinacionales y si éstas, en reciprocidad por el favor recibido, destinaron apoyos ilegales o encubiertos al candidato presidencial del PRI. O si hay empresas favorecidas con concesiones obtenidas vía sobornos a autoridades, como el caso nunca investigado aquí de la empresa Walmart.
Mientras eso ocurre en las alturas, a ras de calle se persigue y se boletina profusamente --pues allí no hay el subterfugio del secreto bancario-- a los causantes menores que se retrasan en sus pagos al fisco.
En lo que toca a los métodos son tan eficaces que resulta difícil seguirlos. Confróntese al efecto la siguiente (lamentable) declaración del consejero electoral Lorenzo Córdova al poner en duda el efecto de las encuestas sobre los ciudadanos: "Se emitieron metodologías, se rindieron informes de cumplimiento...no hay un elemento claro que en automático traduzca los sondeos en incidir en favor del puntero o en su caso desalentar a otros votantes. En eso entramos ya en las subjetividades".
Para el consejero Córdova lo que vale, el dato duro y objetivo, fuera de toda "subjetividad" son las metodologías entregadas al IFE por las casas encuestadoras. Y pretende hacer creer que ese cientificismo de las metodologías prueba que las encuestas no fueron trampeadas. Lo que ignora Córdova es que la ciencia no funciona así. La ciencia no da cheques en blanco, no establece verdades eternas. Algo puede ser cierto hoy, pero dejar de serlo mañana a la luz de nuevas evidencias.
En todo caso ¿qué le dicen al consejero las amplias disparidades entre lo que difundieron las encuestas y el resultado real? ¿Cómo se explica a sí mismo que las metodologías, tan objetivas, tan científicas ellas, hayan fallado de tal modo?
Habría que explicarle al ingenuo doctor Córdova que el sistema-mundo actúa en ambos terrenos, en el de la objetividad (la compra de votos es un dato real, acreditable empíricamente) y en el de la subjetividad. Y quizá más en éste que en aquél, porque éste se realiza en el terreno de la manipulación de formas simbólicas, donde los fraudes no dejan huellas dactilares.
Por eso al consejero --ignorante del empleo de las técnicas de la persuación estudiadas por las modernas teorías de la comunicación-- le resulta difícil concebir lo que es perfectamente realizable: influir en los electores mediante la difusión de encuestas mentirosas, de modo que se sientan compelidos a actuar en el sentido subliminalmente sugerido (en este caso votar por el "puntero" ante lo inevitable de su "triunfo").
Si ello no fuera perfectamente posible ¿tendría algún sentido que las multinacionales gastaran cada año en publicidad miles de millones de dólares? Por ello resulta patético mirar a Ulises Beltrán, Roy Campos y a Francisco Agundiz haciéndose cruces por explicar lo inexplicale, cuando la verdad está tan a la mano: mintieron y de ello obtendrán beneficios económicos si se consuma la imposición.
Un último apunte acerca de cómo actúa el sistema en el terreno de lo subjetivo, de lo indemostrable hasta cierto punto. Si, como apuntaba Clifford Geertz, la función de la cultura es dotar de sentido al mundo y hacerlo comprensible, entonces lo que hacen los medios y toda la cauda de opinadores a su servicio, es traducir y hacer comprensible la realidad con arreglo a pautas preestablecidas que, a su vez, producen las actitudes que cada uno o su grupo social tiene hacia la vida.
En ese afán de traducir y hacer comprensible la realidad para el gran público, los medios tienen el efecto de suplantar incluso la propia experiencia. El ejemplo más a la mano es el de un individuo que asiste a un espectáculo de cualquier índole (musical, cultural, deportivo), pero que al día siguiente necesita leer las reseñas para confirmar o conformar su opinión acerca de lo que él mismo presenció.
La propia naturaleza de los medios, intermediarios cotidianos entre la realidad y nosotros, ha condicionado a la gente a desconfiar incluso de su propia experiencia. A esperar a ver qué se escribe o qué se dice de algo para conformar uno su propia opinión, y aun para confirmar que algo en efecto ocurrió.
En ese sentido resulta ilustrativo el comentario de Jorge Castañeda expuesto durante la cobertura especial que Televisa dispuso el día de la elección presidencial. Allí sugirió a los electores desconfiar y descreer de su experiencia inmediata. Aunque usted tenga --dijo-- un amplísimo círculo de amigos que hayan votado por un candidato, no crea que por ello éste resultará ganador.
Porque --continuó-- por mucho que usted escuche a miles decirlo, nunca podrán ser más que los millones de votantes que participan en una elección nacional. El intento de Castañeda es magistral porque el misil apuntaba a destruir, antes de que se generalizara, la percepción de que la mayoría habría votado por un candidato que no era el que las televisoras, el IFE y Los Pinos estaban a punto de anunciar como el ganador.
La lógica detrás del intento es esta: si destruimos la percepción aminoramos el conflicto y se pavimenta el camino para la imposición. Así es como operan. Así lo hicieron durante los últimos cinco años: mediante comentarios e imágenes aparentemente inocuos sembrados en la mente de millones así, como no queriendo la cosa, como lo intentó Castañeda ese domingo 1 de julio.
Por eso un día de 2009 Televisa transmitió un programa especial del día del Padre desde la Plaza de los Mártires, en pleno centro de Toluca, con Enrique Peña Nieto y su familia (¡qué bonito, no?) como anfitriones. Por eso telenovelas como Mañana es para siempre tuvieron locaciones en Toluca y, para inducir la idea de progreso industrial de la entidad (y por asociación automática de su gobernante copetón) el guión del melodrama incluyó una exitosísima feria del queso y de la leche organizada en la región.
Todo eso se niega. "No hay pruebas", dice la televisora "de que hayamos contruido y tratemos de imponer un candidato", cuando lo hicieron a la vista de todos mediante fraudes intangibles que al ponerse al descubierto se intentan descalificar por "subjetivos".
Lo muy objetivo, aunque ya no tan ocultos, son los poderes e intereses alineados y aliados en impedir el voto libre de los electores mexicanos, quienes ya están al tanto de que existen unos "ellos" empeñados en burlar la voluntad general. De ahí la resistencia a la imposición.
miércoles, 27 de junio de 2012
AMLO, desde luego
Este domingo 1 de julio votaré por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) cruzando el logotipo del Partido del Trabajo (PT), de modo que el sufragio se acredite a este instituto y no al PRD, una agrupación convertida en cascarón, secuestrada por los Chuchos, colaboracionista con los gobiernos de derecha y que apoya al político tabasqueño porque en esta coyuntura no les quedaba de otra.
Desde luego por AMLO porque coincido con su lectura de que el país necesita una política soberana que recupere para sí la autodeterminación perdida.
Se trata, me parece, de un asunto capital en un momento en que los centros mundiales del poder se afanan por consolidar la nueva fase neoliberal caracterizada por la preeminencia del capital financiero y especulativo que condena a las naciones a reducir el gasto público en educación, salud, empleo y vivienda
Este nuevo diseño de sociedad requiere de la adecuación del marco jurídico institucional para legitimarse. Es lo que Enrique Peña Nieto y Josefina Vázquez Mota llaman las "Reformas estructurales". Sin explicar cómo ni de dónde obtuvo semejante cálculo, la panista repite en cuanto foro tiene a la mano que por no haberse aprobado la Reforma laboral, dejaron de crearse 400 mil empleos anuales para los jóvenes.
Apenas si necesito decir que se trata de un chantaje. La tal reforma que junto con la energética y la fiscal constituyen las "reformas estructurales" por las que claman desde Felipe Calderón pasando por Agustín Carstens, el inefable gobernador del Banco de México, y terminando por los candidatos del PRI y PAN, son en realidad el instrumento que permitirá profundizar el dominio económico y político que las élites locales ejercen sobre la mayoría de la sociedad mexicana.
AMLO se ha opuesto a ellas de manera inequívoca porque entiende que se trata de la forma que adopta la aplicación de un modelo económico que profundizará las desigualdades sociales que nos laceran. En vez de ello, su propuesta de reactivación económica, se basa en el combate a la corrupción que genera el propio aparato estatal vía el sueldo de funcionarios, el dispendio en gastos de reprentación, viajes, asesorías, consultorías y toda clase de lujos innecesarios, así como en la inversión productiva, como ya lo hizo en el gobierno del Distrito Federal.
Desde luego no se me escapan las serias limitaciones del político tabasqueño. Su exasperante falta de conocimiento en muchas materias sobre las que sería fácil argumentar frente a sus críticos, como sucedió en los tres debates organizados en este periodo. Pero me convence su equipo de gobierno y su probada probidad.
Otras objeciones acerca de su falso izquierdismo me parecen injustas y desproporcionadas. López Obrador no es un izquierdista ni un revolucionario, si acaso un reformista socialdemócrata que desde luego no va a acabar con el capitalismo ni con el Estado como lo piden algunos grupos de izquierda que le regatean por ello su apoyo, sin tomar en cuenta que quizá la sociedad no sea eso lo que pida o necesite de un político que busque la presidencia. Como dirían los clásicos: la correlación de fuerzas no está para eso ni las condiciones objetivas están maduras.
Mientras tanto votaré por AMLO porque coincido con su diagnóstico del país y con las soluciones que propone para sus males, y porque me parece evidente que sus colaboradores son de primera línea y aportarán en sus sectores trabajo, experiencia, conocimientos y sensibilidad social.
Por eso...sólo por eso.
Desde luego por AMLO porque coincido con su lectura de que el país necesita una política soberana que recupere para sí la autodeterminación perdida.
Se trata, me parece, de un asunto capital en un momento en que los centros mundiales del poder se afanan por consolidar la nueva fase neoliberal caracterizada por la preeminencia del capital financiero y especulativo que condena a las naciones a reducir el gasto público en educación, salud, empleo y vivienda
Este nuevo diseño de sociedad requiere de la adecuación del marco jurídico institucional para legitimarse. Es lo que Enrique Peña Nieto y Josefina Vázquez Mota llaman las "Reformas estructurales". Sin explicar cómo ni de dónde obtuvo semejante cálculo, la panista repite en cuanto foro tiene a la mano que por no haberse aprobado la Reforma laboral, dejaron de crearse 400 mil empleos anuales para los jóvenes.
Apenas si necesito decir que se trata de un chantaje. La tal reforma que junto con la energética y la fiscal constituyen las "reformas estructurales" por las que claman desde Felipe Calderón pasando por Agustín Carstens, el inefable gobernador del Banco de México, y terminando por los candidatos del PRI y PAN, son en realidad el instrumento que permitirá profundizar el dominio económico y político que las élites locales ejercen sobre la mayoría de la sociedad mexicana.
AMLO se ha opuesto a ellas de manera inequívoca porque entiende que se trata de la forma que adopta la aplicación de un modelo económico que profundizará las desigualdades sociales que nos laceran. En vez de ello, su propuesta de reactivación económica, se basa en el combate a la corrupción que genera el propio aparato estatal vía el sueldo de funcionarios, el dispendio en gastos de reprentación, viajes, asesorías, consultorías y toda clase de lujos innecesarios, así como en la inversión productiva, como ya lo hizo en el gobierno del Distrito Federal.
Desde luego no se me escapan las serias limitaciones del político tabasqueño. Su exasperante falta de conocimiento en muchas materias sobre las que sería fácil argumentar frente a sus críticos, como sucedió en los tres debates organizados en este periodo. Pero me convence su equipo de gobierno y su probada probidad.
Otras objeciones acerca de su falso izquierdismo me parecen injustas y desproporcionadas. López Obrador no es un izquierdista ni un revolucionario, si acaso un reformista socialdemócrata que desde luego no va a acabar con el capitalismo ni con el Estado como lo piden algunos grupos de izquierda que le regatean por ello su apoyo, sin tomar en cuenta que quizá la sociedad no sea eso lo que pida o necesite de un político que busque la presidencia. Como dirían los clásicos: la correlación de fuerzas no está para eso ni las condiciones objetivas están maduras.
Mientras tanto votaré por AMLO porque coincido con su diagnóstico del país y con las soluciones que propone para sus males, y porque me parece evidente que sus colaboradores son de primera línea y aportarán en sus sectores trabajo, experiencia, conocimientos y sensibilidad social.
Por eso...sólo por eso.
IFE: legitimar el resultado
Si algo, lo que se multiplica de cara a la elección presidencial del próximo 1 de julio es la evidencia del fraude vía el voto corporativo, la compra y coacción de sufragios, la denunciada operación Ágora del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), comandada por Elba Esther Gordillo y los múltiples videos y fotografías exhibidas en las redes sociales.
Y sin embargo, el Instituto Federal Electoral (IFE) declara que el impacto de tales marrullerías --sin descontar la muy amplia y documentada operación de posicionamiento mediático en favor de un candidato-- será, si acaso, marginal, aunque no aclaró si esa marginalidad puede ser mayor o menor de 0.56 por ciento.
La postura del árbitro electoral, Leonardo Valdés Zurita, coincide con la muy difundida versión de la "imposibilidad del fraude" ya sansionada por todo el aparato mediático. El candor --o cinismo, a elegir-- del consejero presidente se asienta en la abrumadora certeza de que la ley prohibe esas prácticas y de que "el ciudadano, cuando llega a la casilla, lo hace solo, nadie lo vigila y se expresa en libertad".
La confianza en el mundo ideal instaurado por la ley es tal, que a Valdés Zurita sólo le faltó decir que comprado o no, coaccionado o no, cualquier voto es legítimo sólo porque fue depositado por un ciudadano.
En su imperfección, la coartada es convincente porque alude al arte de la apariencia y lo escenográfico propio del sistema político mexicano inaugurado por el PRI: para qué queremos campesinos si podemos contratar extras. Para qué convocar ciudadanos si podemos arreglárnosla con su credencial de elector.
Lo que al IFE le interesa es que el elector llegue a la casilla y vote, porque lo que importa es legitimar el resultado, no el proceso que lo produjo. Acaso porque en el proceso, como en los detalles, está el diablo.
En su anacronismo convenientemente asumido, para Valdés Zurita el único fraude posible consiste en el relleno y robo de urnas. La compra y coacción previa de votos, los carruseles o el rebase en los gastos de campaña constituyen sólo un anecdótico "intento de influir sobre la decisión del ciudadano", pero nada más.
Entrevistado por Alonso Urrutia y Fabiola Martínez para La Jornada, el consejero presidente desestima, por ejemplo, que el rebase de gastos de campaña incida en el resultado de la elección porque quien recibe el financiamiento es el partido, no el candidato (sic).
Pero los beneficiarios son el candidato y el partido, reviran los reporteros. Y la respuesta impresiona porque ilustra los alcances y la perspicacia del árbitro central: --"Podría ser".
Y sin embargo, el Instituto Federal Electoral (IFE) declara que el impacto de tales marrullerías --sin descontar la muy amplia y documentada operación de posicionamiento mediático en favor de un candidato-- será, si acaso, marginal, aunque no aclaró si esa marginalidad puede ser mayor o menor de 0.56 por ciento.
La postura del árbitro electoral, Leonardo Valdés Zurita, coincide con la muy difundida versión de la "imposibilidad del fraude" ya sansionada por todo el aparato mediático. El candor --o cinismo, a elegir-- del consejero presidente se asienta en la abrumadora certeza de que la ley prohibe esas prácticas y de que "el ciudadano, cuando llega a la casilla, lo hace solo, nadie lo vigila y se expresa en libertad".
La confianza en el mundo ideal instaurado por la ley es tal, que a Valdés Zurita sólo le faltó decir que comprado o no, coaccionado o no, cualquier voto es legítimo sólo porque fue depositado por un ciudadano.
En su imperfección, la coartada es convincente porque alude al arte de la apariencia y lo escenográfico propio del sistema político mexicano inaugurado por el PRI: para qué queremos campesinos si podemos contratar extras. Para qué convocar ciudadanos si podemos arreglárnosla con su credencial de elector.
Lo que al IFE le interesa es que el elector llegue a la casilla y vote, porque lo que importa es legitimar el resultado, no el proceso que lo produjo. Acaso porque en el proceso, como en los detalles, está el diablo.
En su anacronismo convenientemente asumido, para Valdés Zurita el único fraude posible consiste en el relleno y robo de urnas. La compra y coacción previa de votos, los carruseles o el rebase en los gastos de campaña constituyen sólo un anecdótico "intento de influir sobre la decisión del ciudadano", pero nada más.
Entrevistado por Alonso Urrutia y Fabiola Martínez para La Jornada, el consejero presidente desestima, por ejemplo, que el rebase de gastos de campaña incida en el resultado de la elección porque quien recibe el financiamiento es el partido, no el candidato (sic).
Pero los beneficiarios son el candidato y el partido, reviran los reporteros. Y la respuesta impresiona porque ilustra los alcances y la perspicacia del árbitro central: --"Podría ser".
lunes, 18 de junio de 2012
Grecia, México y el mundo
Grecia ilustra hoy la batalla que libra el mundo: el modelo neoliberal contra el Estado de bienestar.
El primero, diseñado para recuperar la rentabilidad del capital vía la disminución del Estado y la reducción del gasto público, con la coartada de un --como se ha visto hasta ahora-- improbable crecimiento económico.
El segundo, convencido de que el desarrollo no ocurrirá sin una política fiscal que lo promueva, lo cual implica intervención estatal y cierta dosis de regulación. Es decir, veneno puro para un capitalismo financiero sin freno, especulativo y desconectado de la economía real, en tanto que sus principales ganancias no provienen ya de la producción de bienes y servicios, lo cual explica, a su vez, el fenómeno del desempleo.
Ese es el drama de nuestros días. Las dos sopas de que consta el menú global. Los países y sus clases políticas de definen según se alineen a una u otra receta. El neoliberalismo imperante no está dispuesto a ceder un ápice.
Preconiza que los costos de sus crisis han de ser pagados por la población, en tanto el dinero público que se recorta al gasto social (salud, educación, alimentación, vivienda, empleo) se destina a salvar los bancos privados en quiebra (ahí el caso recentísimo del español Bankia).
Las elecciones legislativas realizadas el pasado domingo en Grecia retratan la dicotomía descrita: esos comicios dieron el triunfo al partido Nueva Democracia (derecha), cuyo líder, Antonis Samaras, era el favorito de la comunidad financiera internacional por su proclividad a cumplir los programas de ajuste impuestos al país helénico por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La otra opción era la izquierda radical Syrisa, de Alexis Tsipras, vista con recelo por su oposición a las medidas de austeridad (recortes al gasto y despidos) que castigan a la población y que condujeron al país a la recesión, y que en cambio exige medidas que alienten el crecimiento.
El triunfo de los conservadores griegos --quienes de algún modo son los mismos que condujeron a la actual tragedia de ese país-- tranquilizó a las corporaciones mundiales, que ven así servidos sus intereses políticos y económicos.
Y como para subrayar el yugo al que están sujetos los países bajo la égida neoliberal, el ministro alemán de relaciones exteriores, Guido Westerwelle, subrayó que "no hay forma de salir de las reformas (los programas de ajuste y austeridad impuestos)".
Grecia --dijo-- debe ajustarse a lo acordado, como lo hacen todos los demás países europeos (Italia, España, Portugal, Irlanda) que "están aplicando sus reformas con insistencia y diligencia".
Como se ve, en Grecia --como en otros países incluido México-- la discusión y la disyuntiva es la misma. Aquí el diseño que se aplica a escala global adopta el nombre de Reformas estructurales. Son --en cierto modo-- las reformas a las que alude Westerwelle, esas de las que nadie puede escapar. Es el designio.
Por cierto, la distancia electoral entre los conservadores y la izquierda griega fue de sólo 3.31 por ciento. De acuerdo con algunos observadores, la diferencia pudo haber estado en la campaña de miedo enderezada contra Syrisa, pues ante la amenaza de que con el triunfo de la izquierda se impondrían "corralitos", como en Argentina, muchos griegos sacaron su dinero de los bancos...y votaron contra sí mismos.
Para quien guste de encontrar paralelismos con la actual situación electoral mexicana, escuchemos a Zisiz Novis, un comerciante de 56 años entrevistado por la corresponsal del diario La Jornada en Atenas: "Con Nueva Democracia (la derecha) las cosas van a empeorar. Seguirá la política de la medicina que mata al enfermo (recuérdese al doctor Felipe Calderón): dos mil suicidios en los dos años recientes, escasez de medicamentos, un millón 200 mil desempleados...".
Lo dicho, Atenas es hoy el escenario, pero el libreto de la farsa es el mismo en todo el mundo.
El primero, diseñado para recuperar la rentabilidad del capital vía la disminución del Estado y la reducción del gasto público, con la coartada de un --como se ha visto hasta ahora-- improbable crecimiento económico.
El segundo, convencido de que el desarrollo no ocurrirá sin una política fiscal que lo promueva, lo cual implica intervención estatal y cierta dosis de regulación. Es decir, veneno puro para un capitalismo financiero sin freno, especulativo y desconectado de la economía real, en tanto que sus principales ganancias no provienen ya de la producción de bienes y servicios, lo cual explica, a su vez, el fenómeno del desempleo.
Ese es el drama de nuestros días. Las dos sopas de que consta el menú global. Los países y sus clases políticas de definen según se alineen a una u otra receta. El neoliberalismo imperante no está dispuesto a ceder un ápice.
Preconiza que los costos de sus crisis han de ser pagados por la población, en tanto el dinero público que se recorta al gasto social (salud, educación, alimentación, vivienda, empleo) se destina a salvar los bancos privados en quiebra (ahí el caso recentísimo del español Bankia).
Las elecciones legislativas realizadas el pasado domingo en Grecia retratan la dicotomía descrita: esos comicios dieron el triunfo al partido Nueva Democracia (derecha), cuyo líder, Antonis Samaras, era el favorito de la comunidad financiera internacional por su proclividad a cumplir los programas de ajuste impuestos al país helénico por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La otra opción era la izquierda radical Syrisa, de Alexis Tsipras, vista con recelo por su oposición a las medidas de austeridad (recortes al gasto y despidos) que castigan a la población y que condujeron al país a la recesión, y que en cambio exige medidas que alienten el crecimiento.
El triunfo de los conservadores griegos --quienes de algún modo son los mismos que condujeron a la actual tragedia de ese país-- tranquilizó a las corporaciones mundiales, que ven así servidos sus intereses políticos y económicos.
Y como para subrayar el yugo al que están sujetos los países bajo la égida neoliberal, el ministro alemán de relaciones exteriores, Guido Westerwelle, subrayó que "no hay forma de salir de las reformas (los programas de ajuste y austeridad impuestos)".
Grecia --dijo-- debe ajustarse a lo acordado, como lo hacen todos los demás países europeos (Italia, España, Portugal, Irlanda) que "están aplicando sus reformas con insistencia y diligencia".
Como se ve, en Grecia --como en otros países incluido México-- la discusión y la disyuntiva es la misma. Aquí el diseño que se aplica a escala global adopta el nombre de Reformas estructurales. Son --en cierto modo-- las reformas a las que alude Westerwelle, esas de las que nadie puede escapar. Es el designio.
Por cierto, la distancia electoral entre los conservadores y la izquierda griega fue de sólo 3.31 por ciento. De acuerdo con algunos observadores, la diferencia pudo haber estado en la campaña de miedo enderezada contra Syrisa, pues ante la amenaza de que con el triunfo de la izquierda se impondrían "corralitos", como en Argentina, muchos griegos sacaron su dinero de los bancos...y votaron contra sí mismos.
Para quien guste de encontrar paralelismos con la actual situación electoral mexicana, escuchemos a Zisiz Novis, un comerciante de 56 años entrevistado por la corresponsal del diario La Jornada en Atenas: "Con Nueva Democracia (la derecha) las cosas van a empeorar. Seguirá la política de la medicina que mata al enfermo (recuérdese al doctor Felipe Calderón): dos mil suicidios en los dos años recientes, escasez de medicamentos, un millón 200 mil desempleados...".
Lo dicho, Atenas es hoy el escenario, pero el libreto de la farsa es el mismo en todo el mundo.
jueves, 14 de junio de 2012
CCE y el proyecto AMLO
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Con empresarios |
Resulta notable la forma como ha reaccionado tanto la clase política como los varones del dinero ante el plan económico del candidato a la presidencia por el Movimiento Progresista, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), basado en ahorrarle al país unos 800 mil millones de pesos por la vía, entre otras, de reducir los salarios de la alta burocracia y de suprimir toda la parafernalia con que suelen rodearse esos funcionarios.
Pareciera como si el candidato hubiera mentado la soga de la corrupción en la casa, no de los ahorcados por ella, sino de sus beneficiarios. Y es que, quiérase o no, el presupuesto público constituye un apetitoso botín del cual abrevan no sólo los agentes gubernamentales sino también los empresarios, pues merced a los múltiples negocios que se tejen al amparo de tales recursos (tráfico de influencias, otorgamiento de concesiones, asignación de contratos, compra de complicidades) éstos y aquellos han podido levantar cuantiosas, inmensas fortunas.
Cuántas veces hemos escuchado a los organismos del sector empresarial (Canacintra, Coparmex, Concanaco) agrupados en el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) quejarse de la obesidad del sector público y de cómo más de la mitad del presupuesto se va por el caño del gasto corriente.
Ahora sabemos que se trata de "críticas" de dientes para afuera, pues ahora que López Obrador ha propuesto ir en serio contra ese dispendio, los antes quejosos se manifiestan contra tales intensiones, aduciendo premisas increíblemente falaces, todo con el propósito de desvirtuar una iniciativa que amenaza con apartarlos de las ventajas del presupuesto, que los ha convertido en una clase empresarial más bien parasitaria.
En efecto, Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente del CCE, salió ayer a declarar que reducir el salario a la alta burocracia del país conduciría a tener funcionarios de menor calidad, como si los que padecemos actualmente fueran unas mentes brillantes. Dijo también --en su parto de lo que difícilmente pueden llamarse ideas-- que la medida generaría más corrupción.
De acuerdo con la lógica del declarante, según la cual más salario equivale siempre a más calidad, la planta industrial sería más productiva y el país más competitivo si simplemente aumentaran el sueldo de todos los obreros del país.
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Gutiérrez Candiani |
Ahora bien, a la luz de los resultados de la actual gestión gubernamental, que mantienen al país en los últimos lugares de las mediciones internacionales en productividad, competitividad, bienestar humano y eficiencia, y en los primeros lugares en cuanto a corrupción, sólo eso bastaría para derrumbar la premisa de Gutiérrez Candiani, según la cual nuestros funcionetas ganan mucho porque son unos súper ejecutivos.
Por otro lado, habría que acotar que un sueldo de 150 mil pesos mensuales, que es lo que resultaría en muchos casos de rebajar el salario de la alta burocracia, no es un ingreso despreciable ni menor a lo que ganan funcionarios de otras partes del mundo.
Para decirlo en plata, con lo que el CCE no está de acuerdo --más por razones ideológicas que técnicas, aunque esto no se quiera admitir-- es con la llegada de AMLO a la presidencia, entre otras cosas porque con medidas como las propuestas por el tabasqueño, tampoco serían necesarias las tan cacareadas Reformas estructurales y eso sí sería una tragedia para ellos, porque en esas reformas está la nuez del modelo económico al que se pretende atar al país en beneficio del capital financiero internacional, como ya hemos visto en una entrega anterior.
miércoles, 6 de junio de 2012
La guerra contra AMLO
Bastó un incremento apenas sostenido en la percepción colectiva de que Andrés Manuel López Obrador puede ganar la presidencia de México este 1 de julio, para que --como los planetas ayer-- se alinearan los intereses económico, mediático, y político (PRI y PAN) en una embestida contra el tabasqueño.
Mediante una nueva remesa de espots que ya están saliendo al aire en estos días, ambos partidos la emprenden contra el candidato de las izquierdas mediante el recurso que tan buenos resultados les produjo en 2006: amedrentar a la población presentándolo como un enemigo de la democracia (el plantón de Reforma), una amenaza para el país por su presunta simpatía por la vía armada como medio de transformación social, y como un peligro para la economía, pues su gestión --afirman-- quebraría al país.
El PAN llega al extremo de manipular sin rubor alguno, un fragmento del discurso pronunciado por AMLO el pasado 21 de mayo en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco ante cientos de estudiantes, de modo que parezca que es partidario de la lucha armada como vía para la transformación de México.
Se trata de una maniobra tan descarada y evidente que muestra, sin matices, de qué lado está el verdadero odio y los afanes de violencia y polarización a que se está dispuesto a acudir con tal de envenenar el ambiente y torcer la voluntad ciudadana, esa que, por otro lado, se dice defender.
La desproporción con que PRI y PAN han reaccionado al crecimiento electoral del verdadero opositor, haría pensar que ese crecimiento es ya tal, que en verdad se perfila como el próximo ganador y han decidido cerrarle el paso incluso a costa de envilecer abiertamente la contienda.
El abrupto viraje operado por el PRI-PAN para olvidar sus escaramuzas y enfilarse con sospechosa similitud contra el opositor --al que creían controlado mediante la sostenida estrategia de mantenerlo en las "encuestas" confinado al tercer lugar y ajeno a cualquier posibilidad de triunfo-- revela asimismo que ante una amenaza externa, ambos partidos saben deponer sus diferencias y agruparse para defender los intereses vitales a los que realmente sirven.
En efecto, nadie puede negar que la disputa por la presidencia entre PRI y PAN es real. Aunque responden y representan a escala local los mismos intereses económicos que dominan el mundo, cada uno quiere ejercer el poder para beneficio de sus respectivas camarillas. De ahí su guerra.
Pero ante un estímulo que amenaza con desplazarlos a ambos del control del país y sus beneficios, no les queda otra que unirse y reaccionar con virulencia y desaseo ya sin la careta de atildamiento que mostraba Enrique, quien aseguraba que nunca recurriría a las descalificaciones personales, y ya sin la modosidad fingida con que suele dirigirse Josefina a sus auditorios escenográficos.
Lo que extraña en todo esto es la ausencia de la autoridad electoral que, parapetada en la argucia de que no puede ejercer la censura previa y de que requiere una queja para intervenir ante el escarnio que ocurre a los ojos de todos, solo reacciona para decir: no hay fraude a la vista.
La estrategia del miedo
La estrategia es conocida: consiste en recurrir a términos que evocan significados socialmente aceptados por todos como positivos, tales como: "democracia", "no violencia" "paz social" "respeto a las normas" "unidad", "estabilidad económica" y afirmar --mediante el manejo de imágenes, frases aisladas, voces, acentos y colores oscuros-- que el adversario carece de ellos: no cree en la democracia (¡qué apostasía!) porque encabeza protestas; es violento, promueve el odio, el rencor y la división, no respeta las normas, cree en la revolución (con la cauda de violencia y sangre que implica) y nos puede arruinar económicamente a todos.
En el vértigo de las imágenes que presentan al acusado de encabezar protestas y levantamientos populares no se juzga sobre la validez de tales expresiones, sólo se les muestra como actos condenables por sí mismos. El corolario es tan inducido como inapelable: el que protesta se sale del escript, violenta nuestro ambiente y es un desadaptado que debe ser excluido.
A Andrés Manuel suele aplicársele aquel falso silogismo cuya conclusión conducía al mismo resultado: quemar la biblioteca de Alejandría:
Si la biblioteca de Alejandría tiene el Corán, hay que quemarla por inútil (pues ya otros acervos también lo tienen).
Si la biblioteca de Alejandría no tiene el Corán, hay quemarla, por impía.
Así, cuando se le acusa, como hizo Javier Sicilia, de ser intolerante y él responde que eso es falso, se le van encima: "¿Ya ven? lo niega, luego, no tolera la crítica, ergo, es intolerante". Y si se quedara callado, como otras veces: "¿Ya ven? no dijo nada, lo aceptó, no supo qué decir".
Ese es el tipo de trampas y bombardeo al que lo someten los medios y adversarios políticos para aniquilarlo.
No han podido y ahora creen llegado el momento del ataque final. Veremos.
Mediante una nueva remesa de espots que ya están saliendo al aire en estos días, ambos partidos la emprenden contra el candidato de las izquierdas mediante el recurso que tan buenos resultados les produjo en 2006: amedrentar a la población presentándolo como un enemigo de la democracia (el plantón de Reforma), una amenaza para el país por su presunta simpatía por la vía armada como medio de transformación social, y como un peligro para la economía, pues su gestión --afirman-- quebraría al país.
El PAN llega al extremo de manipular sin rubor alguno, un fragmento del discurso pronunciado por AMLO el pasado 21 de mayo en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco ante cientos de estudiantes, de modo que parezca que es partidario de la lucha armada como vía para la transformación de México.
Se trata de una maniobra tan descarada y evidente que muestra, sin matices, de qué lado está el verdadero odio y los afanes de violencia y polarización a que se está dispuesto a acudir con tal de envenenar el ambiente y torcer la voluntad ciudadana, esa que, por otro lado, se dice defender.
La desproporción con que PRI y PAN han reaccionado al crecimiento electoral del verdadero opositor, haría pensar que ese crecimiento es ya tal, que en verdad se perfila como el próximo ganador y han decidido cerrarle el paso incluso a costa de envilecer abiertamente la contienda.
El abrupto viraje operado por el PRI-PAN para olvidar sus escaramuzas y enfilarse con sospechosa similitud contra el opositor --al que creían controlado mediante la sostenida estrategia de mantenerlo en las "encuestas" confinado al tercer lugar y ajeno a cualquier posibilidad de triunfo-- revela asimismo que ante una amenaza externa, ambos partidos saben deponer sus diferencias y agruparse para defender los intereses vitales a los que realmente sirven.
En efecto, nadie puede negar que la disputa por la presidencia entre PRI y PAN es real. Aunque responden y representan a escala local los mismos intereses económicos que dominan el mundo, cada uno quiere ejercer el poder para beneficio de sus respectivas camarillas. De ahí su guerra.
Pero ante un estímulo que amenaza con desplazarlos a ambos del control del país y sus beneficios, no les queda otra que unirse y reaccionar con virulencia y desaseo ya sin la careta de atildamiento que mostraba Enrique, quien aseguraba que nunca recurriría a las descalificaciones personales, y ya sin la modosidad fingida con que suele dirigirse Josefina a sus auditorios escenográficos.
Lo que extraña en todo esto es la ausencia de la autoridad electoral que, parapetada en la argucia de que no puede ejercer la censura previa y de que requiere una queja para intervenir ante el escarnio que ocurre a los ojos de todos, solo reacciona para decir: no hay fraude a la vista.
La estrategia del miedo
La estrategia es conocida: consiste en recurrir a términos que evocan significados socialmente aceptados por todos como positivos, tales como: "democracia", "no violencia" "paz social" "respeto a las normas" "unidad", "estabilidad económica" y afirmar --mediante el manejo de imágenes, frases aisladas, voces, acentos y colores oscuros-- que el adversario carece de ellos: no cree en la democracia (¡qué apostasía!) porque encabeza protestas; es violento, promueve el odio, el rencor y la división, no respeta las normas, cree en la revolución (con la cauda de violencia y sangre que implica) y nos puede arruinar económicamente a todos.
En el vértigo de las imágenes que presentan al acusado de encabezar protestas y levantamientos populares no se juzga sobre la validez de tales expresiones, sólo se les muestra como actos condenables por sí mismos. El corolario es tan inducido como inapelable: el que protesta se sale del escript, violenta nuestro ambiente y es un desadaptado que debe ser excluido.
A Andrés Manuel suele aplicársele aquel falso silogismo cuya conclusión conducía al mismo resultado: quemar la biblioteca de Alejandría:
Si la biblioteca de Alejandría tiene el Corán, hay que quemarla por inútil (pues ya otros acervos también lo tienen).
Si la biblioteca de Alejandría no tiene el Corán, hay quemarla, por impía.
Así, cuando se le acusa, como hizo Javier Sicilia, de ser intolerante y él responde que eso es falso, se le van encima: "¿Ya ven? lo niega, luego, no tolera la crítica, ergo, es intolerante". Y si se quedara callado, como otras veces: "¿Ya ven? no dijo nada, lo aceptó, no supo qué decir".
Ese es el tipo de trampas y bombardeo al que lo someten los medios y adversarios políticos para aniquilarlo.
No han podido y ahora creen llegado el momento del ataque final. Veremos.
viernes, 1 de junio de 2012
Embestida mediática contra #YoSoy132
Pablo Hiriart, director del periódico La Razón y Jaime Sánchez Susarrey, conductores de En contexto, un programa que se transmite los jueves por canal 13 de TV Azteca, delinearon anoche la estrategia que los poderosos intereses mediáticos y comerciales (los poderes fácticos, pues) emplearán contra el movimiento #YoSoy132.
Pasado el momento de la sorpresiva irrupción de ese movimiento en medio de la elección presidencial --a la que en 20 días dieron un vuelco-- y en el que lo políticamente correcto fue tratarlo en los medios con fingida simpatía, ahora los opinadores oficiosos contraatacan para ir erosionando o restando legitimidad a la crítica juvenil, dado que se ha extendido a los más importantes pilares del sistema de dominación imperante, especialmente a la joya de la corona de ese sistema: el duopolio televisivo y su capacidad de control social mediante la desinformación.
Así, Carlos Brito Ocampo, egresado del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y Daniel Cubría Trujillo, estudiante del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), miembros del movimiento universitario #YoSoy132, fueron sometidos no a una entrevista periodística, sino a un interrogatorio desarrollado conforme al siguiente plan:
1. Cuestionar la representatividad del movimiento, mediante preguntas sobre el número de estudiantes de los aproximadamente cinco mil del ITAM habían elegido a Cubría Trujillo como su vocero. Asimismo, buscando poner en duda la operatividad del proceso para decidir las propuestas de la asamblea realizada el miércoles 30 de mayo en la UNAM.
2. Destacar las posibles fracturas del movimiento. Hiriart fue incisivo en preguntar qué pasaría si el ITAM no concordara con un resolutivo en favor del juicio político contra Felipe Calderón, o qué pasaría si el movimiento fuera arrastrado por quienes tienen una agenda política, en un intento por quitarle al movimiento esa condición de ser precisamente un estallido político.
3. Criticar y ridiculizar las demandas. Fieles a su condición oficialista, a ambos conductores les pareció una desproporción la demanda de juicio político contra Felipe Calderón, pues en su lógica interesada no es responsable de los 60 mil muertos que han enlutado al país. También criticaron el apoyo del movimiento a la Coordinadora de Trabajadores de la Educación (CNTE) si representa valores contrarios "a lo que son ustedes".
4, Hacer aparecer al movimiento sin objetivos precisos. Sánchez Susarrey preguntó varias veces, en un tono de alguien a quien no le termina por quedar claro un hecho confuso: "Bueno, pero...vaya...qué quieren?"
5. Descalificar la legitimidad y prestigio social del movimiento al ligarlo con las propuestas de Andrés Manuel López Obrador.
Hiriart fue claro: el movimiento, dijo, ya fue rebasado porque tiene demandas que se acercan a las de un candidato presidencial que es AMLO. Es más --acusó-- hay gente que está logrando empalmar las agendas.
6. La defensa a ultranza de los medios de comunicación. Los entrevistadores insistieron en que este punto está influido por AMLO. Para defender a sus televisoras la emprendieron contra el tabasqueño mediante falacias como afirmar que durante seis años acaparó los medios con sus entrevistas mañaneras. Lo que no dijeron es que no eran pagadas.
Los oficiosos conductores insistieron en negar las acusaciones de #YoSoy132 contra televisoras al señalar que cómo puede haber conjura cuando el IFE monitorea la presencia de los partidos en los medios.
Los jóvenes entrevistados reviraron diciendo que, en todo caso la petición de juicio político contra Elba Esther Gordillo los acercaba más a Josefina Vázquez Mota quien se ha confrontado abiertamente con la lideresa magisterial.
Insistieron en que los medios no informan porque no se trata de que dediquen el mismo tiempo a todos los partidos, sino el cómo lo hacen criticando siempre a unos y ensalsando a otros, mediante la coartada de igualdad de tiempos.
La evidente actitud de los conductores de En contexto de tratar a sus invitados como si estuvieran equivocados, las críticas y el permanente afán por denostar y descalificar a López Obrador, lo mismo que la defensa férrea de los medios de comunicación, son una muestra perfecta de la pertinencia de la demanda juvenil: el desmontaje del viejo régimen y el derecho de la sociedad a ser informada sin las mentiras de esos medios.
jueves, 31 de mayo de 2012
AMLO y la charola
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se encuentra quizá en el mejor momento de la campaña. Una encuesta divulgada hoy por el periódico Reforma lo sitúa a sólo cuatro puntos de Enrique Peña Nieto.
Lo malo para el tabasqueño es que coincide con la revelación de una grabación en que presuntos colaboradores suyos podrían haber incurrido en un delito electoral al solicitar a particulares la aportación de fondos (seis millones de dólares, unos 85 millones de pesos) que rebasan el monto máximo permitido por la ley para aportaciones de particulares (unos 30 millones de pesos).
Si, como parece, la ahora famosa cena tuvo lugar en los términos en que revela la grabación, estaríamos ante un error de graves consecuencias para el candidato de las llamadas izquierdas, en momentos en que debiera estar prohíbido a los equipos de campaña incurrir en dislates semejantes por encontrarnos ya en la recta final de la etapa proselitista.
AMLO y su equipo están obligados a demostrar que, en efecto, nada tienen que ver con esa petición de recursos y que no se formuló con su aval. Para ello no basta un deslinde de palabra. Ello porque quienes estuvieron en esa cena el pasado 24 de mayo son colaboradores cercanísimos, como el cineasta Luis Mandoki, Adolfo Hellmund, propuesto como secretario de Energía en el gabinete del perredista y quien es señalado como estratega de la campaña, Luis Costa Bonino.
Hasta ahora la respuesta de esos participantes ha sido débil, vaga y hasta equívoca. Mandoki aseguró que no hubo nada ilegal en la reunión; Costa Bonino dijo que el audio divulgado por el periódico El Universal es "clandestino, ilegal y editado", como si esa circunstancia le restara realidad al hecho incontrovertible y hasta ahora no negado de que sí se solicitó esa aportación.
Andrés Manuel estaría obligado no sólo a desautorizar a quienes en su nombre solicitaron dinero, sino incluso a demandarlos por los delitos que resulten, pues de acuerdo con el audio, el estratega habría sugerido a los probables aportantes que el candidato estaría complacido con su ayuda y que a cambio podría reunirse con ellos para escuchar sus necesidades.
Estaríamos ante un ofrecimiento con tufo a corrupción, cuyo combate ha sido el eje del discurso político de AMLO durante años, la bandera que lo mantiene vigente en el escenario político nacional y que ahora lo está acercando de nuevo a la posibilidad de un triunfo electoral.
Por ello, tendrían que demostrar fehacientemente no la ilegalidad de la grabación sino, si fuera el caso, su tramposa edición. Si no fuera así debería denunciar el intento de sus colaboradores para despejar cualquier duda de complicidad, algo similiar a lo que ocurrió cuando su secretario de Finanzas en la jefatura del Gobierno del D.F, Gustavo Ponce Meléndez, fue pillado en un centro de apuestas de Las Vegas, jugando con cargo al erario público.
Sería una forma de evitar que este obús sea utilizado en los próximos espots de sus contrincantes y de cara al cercano debate entre candidatos y de que, en fin, dé en la línea de flotación de una campaña que por fin parece que empieza a despegar.
Como están de cerradas las cosas, eludir sin raspaduras este affair podría significar la diferencia entre ser Presidente o irse a la ya famosa finca lejana que posee.
lunes, 21 de mayo de 2012
Calderón invisible
No recuerdo si fue en "El abanico de Lady Windermere" o en "Un marido ideal", donde Oscar Wilde hace decir a una de sus personajes, a propósito de la falta de celos de su cónyuge, lo siguiente (cito de memoria):
--Nuestros maridos nos lo perdonan todo y en cuanto a tener confianza en nosotras tienen ya tanta que resulta trágico.
Algo parecido ocurre con Felipe Calderón. Viajero frecuente desde que se inició para el gobierno la veda electoral (como si el quehacer presidencial se redujera a declarar a diario y a falta de esta posibilidad el ocupante de Los Pinos no encontrara nada mejor qué hacer que viajar al extranjero a costa del erario público), el michoacano se alcanzó la puntada de declarar algo para hacerse notar y recordarnos que aún está allí.
Así, en la Cumbre de la Comunidad del Caribe (Caricom), celebrada hoy en la isla de Barbados, dijo --a propósito de las marchas del fin de semana contra Enrique Peña Nieto-- que a diferencia de lo que ocurre en otros países del mundo, en México las protestas callejeras no son contra el Presidente sino contra otros actores.
Tiene razón. Pero ello no es porque todos aprueben su gestión, como trata de sugerir su dicho, sino porque ha dejado de ser interlocutor válido de la sociedad. Calderón ya no existe para nadie. Ya no es tenido en cuenta ni siquiera para reclamarle.
El sexenio nunca despegó y de hecho concluyó en 2009 con la derrota electoral en los comicios intermedios, que le arrebataron a él y a su partido el control del Congreso. Los actores sociales y políticos ya están en otra frecuencia: trabajando, cuestionando o discutiendo con los candidatos de entre los cuales surgirá el próximo Presidente.
Calderón ya perdió interlocusión. Lo sabe y le afecta. Ha dejado de ser factor aun antes de que se realice la elección de su sustituto. Está aislado y empieza a sentir la pérdida, el desvanecimiento de su poder. Invisible para casi todos, excluido de los reflectores, cree aprovechar en su favor el clima de protesta de los últimos días para hacer notar una supuesta popularidad.
En realidad su situación actual se parece mucho a la de un cadáver político que aún no se percata de su condición, como el doctor Malcom, el protagonista de la cinta Sexto sentido, que interactúa con el mundo de los vivos sin percatarse que murió desde que un paciente inadaptado le disparó un tiro al principio de la historia. Así con Calderón.
Como el personaje de Wilde, el que nadie proteste contra él antes que una virtud resulta más bien trágico.
--Nuestros maridos nos lo perdonan todo y en cuanto a tener confianza en nosotras tienen ya tanta que resulta trágico.
Algo parecido ocurre con Felipe Calderón. Viajero frecuente desde que se inició para el gobierno la veda electoral (como si el quehacer presidencial se redujera a declarar a diario y a falta de esta posibilidad el ocupante de Los Pinos no encontrara nada mejor qué hacer que viajar al extranjero a costa del erario público), el michoacano se alcanzó la puntada de declarar algo para hacerse notar y recordarnos que aún está allí.
Así, en la Cumbre de la Comunidad del Caribe (Caricom), celebrada hoy en la isla de Barbados, dijo --a propósito de las marchas del fin de semana contra Enrique Peña Nieto-- que a diferencia de lo que ocurre en otros países del mundo, en México las protestas callejeras no son contra el Presidente sino contra otros actores.
Tiene razón. Pero ello no es porque todos aprueben su gestión, como trata de sugerir su dicho, sino porque ha dejado de ser interlocutor válido de la sociedad. Calderón ya no existe para nadie. Ya no es tenido en cuenta ni siquiera para reclamarle.
El sexenio nunca despegó y de hecho concluyó en 2009 con la derrota electoral en los comicios intermedios, que le arrebataron a él y a su partido el control del Congreso. Los actores sociales y políticos ya están en otra frecuencia: trabajando, cuestionando o discutiendo con los candidatos de entre los cuales surgirá el próximo Presidente.
Calderón ya perdió interlocusión. Lo sabe y le afecta. Ha dejado de ser factor aun antes de que se realice la elección de su sustituto. Está aislado y empieza a sentir la pérdida, el desvanecimiento de su poder. Invisible para casi todos, excluido de los reflectores, cree aprovechar en su favor el clima de protesta de los últimos días para hacer notar una supuesta popularidad.
En realidad su situación actual se parece mucho a la de un cadáver político que aún no se percata de su condición, como el doctor Malcom, el protagonista de la cinta Sexto sentido, que interactúa con el mundo de los vivos sin percatarse que murió desde que un paciente inadaptado le disparó un tiro al principio de la historia. Así con Calderón.
Como el personaje de Wilde, el que nadie proteste contra él antes que una virtud resulta más bien trágico.
domingo, 20 de mayo de 2012
Por qué piensan votar PRI
Una de las consejas más extendidas que explican por qué amplios sectores de votantes favorecerían el regreso del PRI a Los Pinos, tiene que ver con el factor económico.
Es frecuente escuchar a las personas decir que si bien los priistas eran y son un atajo de rateros dejaban que escurriera algo del botín. En cambio --se completa el "argumento"-- los del PAN sólo roban para ellos.
Ese mito popular se explica por la desesperación que ahoga a comerciantes, autoempleados y micro-empresarios para quienes cada vez es más difícil obtener alguna ganancia de su trabajo.
La señora Vírgen Torres, locataria del mercado Benito Juárez, en Azcapotzalco, no sabe de porcentajes. Pero sí sabe que debido a que dos días a la semana tiene que contender con otros tantos mercados ambulantes que se instalan en los alrededores, sus ventas son cada vez menores.
Don Valentín González vende rosas en el crucero que conforman las calles Francisco Morazán, Fray Servando y Boulevar aeropuerto. Rememora: "hace 10 años llegaba a vender 600 ramos en un viernes; hoy no los vendo ni en una semana.
Ese es el tipo de situaciones que ocurren en la economía real y que están conduciendo a mucha gente a añorar otros tiempos. Lo que está operando en el imaginario popular es un curioso mecanismo psicológico que procura salidas ante la desesperante situación económica actual.
Ello los lleva a idealizar un pasado en realidad inexistente, porque más allá de las percepciones, fue el propio PRI el partido que puso las bases de lo que hoy vivimos al adoptar e implantar aquí el modelo neoliberal dictado desde los centros mundiales de poder.
El PAN --profesante de la misma doctrina, de ahí que se diga, con razón, que ambos partidos son una y la misma cosa-- no ha hecho sino continuar y profundizar la política económica consustancial a ese modelo.
Con algunos matices, si el PRI hubiera gobernado estos 12 años, la situación no sería distinta de la que prevalece porque con Miguel De la Madrid y luego con Carlos Salinas y Ernesto Zedillo se inició el ciclo que ya no permite dejar que "escurra" parte del botín hacia la sociedad.
Ello así, porque la nuez del modelo neoliberal impuesto por la globalización consiste en incrementar la rentabilidad del capital aun a costa de estragar a los pueblos (véanse al efecto los casos de Grecia, España e Italia). La gente no lo recuerda, pero ya desde los tiempos del PRI se había dejado de "salpicar" al resto de la sociedad lo que "arriba" se robaban.
Así las cosas, lo que está ocurriendo en amplios sectores de la población es un falso recuerdo aderezado con falta de información y una débil memoria histórica: es decir, tendemos a tergiversar nuestro propio recuerdo idealizando situaciones pasadas que nunca existieron como tales (ideales), como una forma de fuga hacia adelante ante una realidad que obsesiona y oprime porque no se atisban salidas ni prontas ni fáciles.
Es frecuente escuchar a las personas decir que si bien los priistas eran y son un atajo de rateros dejaban que escurriera algo del botín. En cambio --se completa el "argumento"-- los del PAN sólo roban para ellos.
Ese mito popular se explica por la desesperación que ahoga a comerciantes, autoempleados y micro-empresarios para quienes cada vez es más difícil obtener alguna ganancia de su trabajo.
La señora Vírgen Torres, locataria del mercado Benito Juárez, en Azcapotzalco, no sabe de porcentajes. Pero sí sabe que debido a que dos días a la semana tiene que contender con otros tantos mercados ambulantes que se instalan en los alrededores, sus ventas son cada vez menores.
Don Valentín González vende rosas en el crucero que conforman las calles Francisco Morazán, Fray Servando y Boulevar aeropuerto. Rememora: "hace 10 años llegaba a vender 600 ramos en un viernes; hoy no los vendo ni en una semana.
Ese es el tipo de situaciones que ocurren en la economía real y que están conduciendo a mucha gente a añorar otros tiempos. Lo que está operando en el imaginario popular es un curioso mecanismo psicológico que procura salidas ante la desesperante situación económica actual.
Ello los lleva a idealizar un pasado en realidad inexistente, porque más allá de las percepciones, fue el propio PRI el partido que puso las bases de lo que hoy vivimos al adoptar e implantar aquí el modelo neoliberal dictado desde los centros mundiales de poder.
El PAN --profesante de la misma doctrina, de ahí que se diga, con razón, que ambos partidos son una y la misma cosa-- no ha hecho sino continuar y profundizar la política económica consustancial a ese modelo.
Con algunos matices, si el PRI hubiera gobernado estos 12 años, la situación no sería distinta de la que prevalece porque con Miguel De la Madrid y luego con Carlos Salinas y Ernesto Zedillo se inició el ciclo que ya no permite dejar que "escurra" parte del botín hacia la sociedad.
Ello así, porque la nuez del modelo neoliberal impuesto por la globalización consiste en incrementar la rentabilidad del capital aun a costa de estragar a los pueblos (véanse al efecto los casos de Grecia, España e Italia). La gente no lo recuerda, pero ya desde los tiempos del PRI se había dejado de "salpicar" al resto de la sociedad lo que "arriba" se robaban.
Así las cosas, lo que está ocurriendo en amplios sectores de la población es un falso recuerdo aderezado con falta de información y una débil memoria histórica: es decir, tendemos a tergiversar nuestro propio recuerdo idealizando situaciones pasadas que nunca existieron como tales (ideales), como una forma de fuga hacia adelante ante una realidad que obsesiona y oprime porque no se atisban salidas ni prontas ni fáciles.
miércoles, 16 de mayo de 2012
Pedro Páramo revisitado
Al cumplirse este 16 de mayo el 95 aniversario del nacimiento de Juan Rulfo, ofrezco las posibilidades de lectura que encuentro en Pedro Páramo: el manejo del tiempo y el espacio; las aluciones simbólicas del relato y la figura del cacique.
Espacio y tiempo
Espacio y tiempo
En Pedro Páramo
el tiempo y el espacio conforman una unidad espacio-temporal de múltiples
dimensiones que se enrollan y desenrollan simultáneamente –como la lengua de
aquella mujer, de la que Juan Preciado nos dice “que se trababa y destrababa al
hablar” (p. 11)-- por lo que siempre tenemos la impresión de que la multitud de
hechos que se suceden ocurren en este momento. El antes y el después parecen
fundidos en una misma secuencia, de ahí la unidad espacio-tiempo.
Véase la escena
en que el padre Rentaría no pudo dormir y sale a recorrer las calles solitarias
de Comala. Durante su paseo recuerda el día que le entregó a Pedro Páramo un
bebé (Miguel) parido por una mujer que murió al dar a luz y que al parecer es
hijo del cacique. Enseguida se le ve al padre caminar hacia Contla y sin que
apenas lo notemos ya está de regreso en su casa porque escuchamos a su sobrina
Ana peguntarle dónde había estado.
De inmediato el
recuerdo de Rentaría nos regresa a Contra, durante su entrevista con el padre
del lugar quien se negó a confesarlo, y cuando tras despedirse del cura, se
levanta y va hacia la puerta escuchamos de nuevo a Ana preguntarle: “¿Adónde va
usted tío?” Y por esta intervención sabemos que su remembranza terminó y que ya
está de nuevo dispuesto a salir a caminar y que sus pasos lo conducirán hasta la Media Luna para dar a
Pedro Páramo el pésame por la muerte de Miguel, episodio de cuyos detalles ya
nos habíamos enterado casi al principio del relato, pero que de nuevo “aparece”
ante nosotros.
De regreso a su
iglesia, lo vemos confesar a Dorotea, quien le revela que ella le “conchavaba”
las mujeres al joven difunto.
Este
encabalgamiento de hechos que están sucediendo “ahora” con otros que ocurrieron
“antes”, pero que parecen estar teniendo lugar también en este momento, le dan
a la trama un sentido de simultaneidad. Y en este suceder todo al mismo tiempo
quedan anuladas las nociones de pasado y presente: todo se remite a la
eternidad, es decir, a una dimensión en la que el tiempo no existe –tal vez porque
no hay nadie que lo piense como tal ni lo sienta transcurrir-- o ha perdido
sentido, como en Comala.
En esa dimensión
de eternidad las secuencias no existen y todo es, como dirían los personajes de
la novela, un puro transcurrir de recuerdos donde “el amanecer; la mañana; el
mediodía y la noche (son) siempre los mismos”.
Ese
amontonamiento de acontecimientos puede deberse a que las vidas de todos
ocurren en apenas un breve espacio-temporal. Véase al efecto esta significativa
frase que Rulfo deja caer en medio del relato así como si nada, como no
queriendo la cosa: “El reloj de la iglesia dio las horas, una tras otra, una
tras otra, como si se hubiera encogido el tiempo” (p. 16).
Y en ese “tiempo
encogido” –que en la eternidad sería apenas un puntito negro, como los que se
divisan en la lejanía, por el camino de Comala y que después se convierten en
hombres que vienen en auxilio de Pedro Páramo, cuando Abundio lo ataca-- se
apretuja y cabe todo lo que ocurre en la novela, incluso el regresar del propio
tiempo ya bien avanzada la acción:
“Como si hubiera
retrocedido el tiempo. Volví a ver la estrella junto a la luna. Las nubes
deshaciéndose. Las parvadas de los tordos…El arriero que me decía: ‘¡búsque a
doña Eduviges, si todavía vive!’”. (p. 47).
Simbolismo y mito
El descenso
Un simbolismo
evidente en la novela es lo que pudiera considerarse un descenso de Juan
Preciado al infierno que es Comala, un lugar situado simbólicamente “…sobre las
brasas de la tierra, en la mera boca del infierno”, es decir, en la entrada, en
el límite que separa la tierra del inframundo. Este límite, por lo demás,
define una ambigüedad que recorrerá todo el relato: no se está ni aquí ni allá,
es un lugar suspendido entre dos entidades donde esa misma indeterminación hace
que todo parezca “como en espera de algo” (p. 9).
“¿Adónde va
usted?” Pregunta Juan Preciado al arriero Abundo Martínez y éste responde: “Voy
para abajo, señor”. Y ese descenso se acentúa: “…bajamos cada vez más. Habíamos
dejado el aire caliente allá arriba y nos íbamos hundiendo en el puro calor sin
aire” (p. 9).
Ese hundirse en
el “puro calor sin aire” parece aludir a otro simbolismo que da el tono a la
novela: el descenso de los muertos al sepulcro, pues un signo de la vida es el
aire que permite la actividad vital y allí, bajo la tierra, se carece de él.
Este simbolismo
mítico del abajo/arriba se multiplicará a lo largo del texto en varias
referencias:
“El aire soplaba
allá arriba, aunque aquí abajo se convertía en calor” (p. 36)
“Sentí allá
arriba la huella por donde había venido, como una herida abierta entre la
negrura de los cerros” (p. 40).
“Siento como si
alguien caminara sobre nosotros” (p. 52).
Abundio
Martínez, el acompañante en el descenso, parece ser una especie de Caronte, el
baquero de la muerte que, en la mitología griega, es el encargado de conducir a
los muertos a través de la laguna Estigia, hasta el Hades.
Pero como, al
parecer –porque en esta atmósfera nada hay de certidumbre—Juan Preciado aún no
está muerto, el arriero es una especie de médium que comunica a ambos mundos,
pues, como dirá más adelante Eduviges Dyada, “Nos contaba cómo andaban las
cosas allá del otro lado del mundo, y seguramente a ellos les contaba cómo
andábamos nosotros” (p. 17).
El incesto
Otro simbolismo
mítico presente es la figura de los hermanos incestuosos con los que se topa
Juan Preciado:
“--¿A dónde fue
su marido?
--No es mi
marido. Es mi hermano; aunque él no quiere que se sepa” (p. 44).
Aunque no queda
claro el por qué de esta figura en la novela, aventuremos que se trata de una
reminiscencia de la pareja original, el mito de Adán y Eva recobrado. Si
estamos en un lugar donde el pecado es la norma, no podrían dejar de figurar a
quienes se atribuye la fuente original del mal que parece mover a todos los
hombres en el universo rulfiano.
Donis y su
hermana se justifican porque no fueron ellos sino las circunstancias las que
los condujeron al mal: “Yo le quise decir que la vida nos había juntado,
acorralándonos y puesto uno junto al otro. Estábamos tan solos aquí, que los
únicos éramos nosotros. Y de algún modo había que poblar el pueblo” (p. 45).
Además, resulta
indicativo el hecho de que la mujer, la hermana, al contrario de su pareja,
carezca de nombre, como si su humanidad se la otorgara sólo su carácter sexual.
Digamos de paso que el sexo adquiere la forma de tabú al que sólo se le refiere
por alusiones y desviaciones retóricas:
“¿Te fijas cómo
se revuelca? Igual que si lo zangolotearan por dentro. Lo sé porque a mí me ha
sucedido.
--¿Qué te ha
sucedido a ti?
--Aquello.
--No sé de qué
hablas
--No hablaría si
no me acordara al ver a ése, rebulléndose, de lo que me sucedió a mí la primera
vez que lo hiciste. Y de cómo me dolió y de lo mucho que me arrepentí de eso.
--¿De cual eso?
--De cómo me
sentía apenas me hiciste aquello, que aunque tú no quieras yo supe que estaba
mal hecho” (p. 42).
El parricidio
La novela
concluye con la muerte de Pedro Páramo, el cual “se fue desmoronando como si
fuera un montón de piedras” (p. 101), luego de que, al parecer, Abundió
Martínez, uno de los muchos hijos a los que el cacique abandonó –recuérdese
como al principio, al mostrarle a Juan Preciado los vastos dominios
pertenecientes a aquél, se queja: “Y es de él todo ese terrenal. El caso es que
nuestras madres nos malparieron en un petate aunque éramos hijos de Pedro
Páramo” (p. 10)— lo acuchilla cuando acude, borracho, “por una ayudadita para
enterrar a mi muerta” (p. 99).
“Abundio siguió
avanzando, dando traspiés, agachando la cabeza y a veces caminando en cuatro
patas. Sentía que la tierra se retorcía, le daba vueltas y luego se le
soltaba…hasta que llegó frente a la figura de un señor sentado junto a una
puerta”
…
“La cara de
Pedro Páramo se escondió debajo de las cobijas como si se escondiera de la luz,
mientras que los gritos de Damiana se oían salir más repetidos, atravesando los
campos: ¡Están matando a don Pedro!” (p. 99).
El cacique como presencia
social
El Cacique es
una presencia omnipresente en nuestros pueblos y regiones. De él como centro
depende la economía del lugar: el comercio, las tierras, las leyes y las
relaciones de parentesco; la prosperidad o la ruina de los lugareños; es juez
que decide destinos; protege, encubre o abandona y juzga sobre la vida y la
muerte de sus dominados.
Todo se diseña y
se cumple conforme a su voluntad.
En el relato que
nos ocupa, el tiempo referencial histórico o en el que ocurren los hechos
narrados, comprende desde el porfiriato hasta mediados de la segunda década del
siglo XX, pues por Dorotea venimos a saber que “…ya cuando le faltaba poco para
morir (se refiere a Pedro Páramo) vinieron las guerras esas de los ‘cristeros’”
(p. 67).
Se trata de un
México al que los historiadores han caracterizado como un capitalismo feudal en
el que los dueños de la tierra se convertían en la única autoridad en todos los
ámbitos de la vida social de las regiones dominadas por ellos, y esto incluía
ser dueños de las vidas de sus siervos o peones acasillados, para lo cual
recurrían a la violencia y al atropello:
“—La semana
venidera irás con el Aldrete. Y le dices que recorra el lienzo. Ha invadido
tierras de la Media Luna.
--Él hizo bien
sus mediciones. A mí me consta
--Pues dile que
se equivocó. Que estuvo mal calculado…
--¿Y las leyes?
--¿Cuáles leyes,
Fulgor? La ley de ahora en adelante la vamos
hacer nosotros” (p. 36).
Esa presencia
omnímoda es de tal magnitud que cuando el cacique decide acabar con la región
en venganza por las fiestas que Comala organizó los días en que murió Susana
San Juan, aquello se convierte en un páramo inservible:
“Desde entonces
la tierra se quedó baldía y como en ruinas. Daba pena verla llenarse de
achaques con tanta plaga que la invadió en cuanto la dejaron sola. De allá para
acá se consumió la gente; se desbandaron los hombres en busca de otros
‘bebederos’” (p. 67).
Es de tal
magnitud la influencia personal, que una decisión, un desánimo y un deseo de
venganza personales acaban y condenan a la postración a todo un pueblo o una
región.
viernes, 11 de mayo de 2012
Peña Nieto en la Ibero
José Carreño Carlón, el director de la División de Estudios Profesionales de la Universidad Iberoamericana, quizá deba renunciar en los próximos días, pues de acuerdo con lo que declaró esta tarde al noticiero en Radio fórmula de Joaquín López Dóriga, dirige una comunidad desinformada e ignorante de los problemas sociales que ocurren en el país e incapaz de ejercer un pensamiento crítico, valores mínimos que requiere todo aquel que se diga universitario.
Si bien Carreño Carlón no lo dijo en esos términos, esa idea quedó claramente implicada al tratar de formular un control de daños tras la bochornosa visita que realizó esta mañana a esa Universidad el candidato de la coalición Compromiso por México (PRI-PVEM) a la presidencia de la República, Enrique Peña Nieto.
El mexiquense fue duramente cuestionado por las graves violaciones a los derechos humanos ocurridas contra mujeres y hombres de San Salvador Atenco en 2005, cuando la policía estatal reprimió a quienes protestaban contra la expropiación de sus tierras para la construcción de un aeropuerto alterno al de la ciudad de México.
Peña Nieto asumió la responsabilidad de los hechos, luego de lo cual salió del campus acompañado por una multitud de estudiantes que lo increparon durante su recorrido hacia la salida con gritos de ¡Fuera, fuera! ¡La Ibero no te quiere!¡asesino! ¡asesino!
El hecho fue recogido por las redes sociales hasta convertir en twitter varios trending topic, como MeEscondoEn ElBañoComoEPN, Ibero, UIA y Pedro Joaquín Codwell.
Como en los viejo tiempos, el presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell ha recurrido a minimizar el tropezón de su candidato afirmando que sólo se trató de "un puñado" de jóvenes, de expresiones de "intolerancia" e "incivilizadas" y deslizó una censura a la Ibero al señalar que ha abandonado el espíritu crítico, plural, pero respetuoso.
Menos pragmático, pero igualmente descalificador de los críticos, Carreño Carlón sostuvo en la entrevista referida, que ignora si los impugnadores de Peña Nieto eran de fuera, "lo que sí eran jóvenes entrenados fuera".
El ex vocero del presidente Carlos Salinas de Gortari y actual conductor de Agenda pública en Televisa, basa su afirmación en lo bien informados que estaban los alumnos que realizaron preguntas al candidato. Así que de acuerdo con el funcionario universitario resulta inverosímil que los estudiantes de esa Universidad tengan la información que les permita adoptar posiciones críticas frente al poder.
Digo que Carreño Carlón tendría que renunciar a su cargo porque tiene una pobre opinión de esa comunidad, contraria demás a la de la propia dirección del plantel que --a través de su cuenta de twitter (@IBERO_MX)-- puntualizó que: "Nuestros alumnos constituyen una comunidad universitaria informada, crítica y que no es ajena a la realidad del país".
El director de la División de Estudios Profesionales no piensa lo mismo. ¿Qué hace entonces en una universidad de jóvenes manipulables, que pueden ser "entrenados fuera" con aviesos propósitos?
Si bien Carreño Carlón no lo dijo en esos términos, esa idea quedó claramente implicada al tratar de formular un control de daños tras la bochornosa visita que realizó esta mañana a esa Universidad el candidato de la coalición Compromiso por México (PRI-PVEM) a la presidencia de la República, Enrique Peña Nieto.
El mexiquense fue duramente cuestionado por las graves violaciones a los derechos humanos ocurridas contra mujeres y hombres de San Salvador Atenco en 2005, cuando la policía estatal reprimió a quienes protestaban contra la expropiación de sus tierras para la construcción de un aeropuerto alterno al de la ciudad de México.
Peña Nieto asumió la responsabilidad de los hechos, luego de lo cual salió del campus acompañado por una multitud de estudiantes que lo increparon durante su recorrido hacia la salida con gritos de ¡Fuera, fuera! ¡La Ibero no te quiere!¡asesino! ¡asesino!
El hecho fue recogido por las redes sociales hasta convertir en twitter varios trending topic, como MeEscondoEn ElBañoComoEPN, Ibero, UIA y Pedro Joaquín Codwell.
Como en los viejo tiempos, el presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell ha recurrido a minimizar el tropezón de su candidato afirmando que sólo se trató de "un puñado" de jóvenes, de expresiones de "intolerancia" e "incivilizadas" y deslizó una censura a la Ibero al señalar que ha abandonado el espíritu crítico, plural, pero respetuoso.
Menos pragmático, pero igualmente descalificador de los críticos, Carreño Carlón sostuvo en la entrevista referida, que ignora si los impugnadores de Peña Nieto eran de fuera, "lo que sí eran jóvenes entrenados fuera".
El ex vocero del presidente Carlos Salinas de Gortari y actual conductor de Agenda pública en Televisa, basa su afirmación en lo bien informados que estaban los alumnos que realizaron preguntas al candidato. Así que de acuerdo con el funcionario universitario resulta inverosímil que los estudiantes de esa Universidad tengan la información que les permita adoptar posiciones críticas frente al poder.
Digo que Carreño Carlón tendría que renunciar a su cargo porque tiene una pobre opinión de esa comunidad, contraria demás a la de la propia dirección del plantel que --a través de su cuenta de twitter (@IBERO_MX)-- puntualizó que: "Nuestros alumnos constituyen una comunidad universitaria informada, crítica y que no es ajena a la realidad del país".
El director de la División de Estudios Profesionales no piensa lo mismo. ¿Qué hace entonces en una universidad de jóvenes manipulables, que pueden ser "entrenados fuera" con aviesos propósitos?
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